domingo, 2 de septiembre de 2012

LECTURA DE LA LLUVIA…



A continuación un fragmento del poema inédito, “Lectura de la lluvia temprana y del alba inflorescente”, escrito por Luciano Castro Barillas, en el 2008, es una lírica sobre temas y motivos de la cultura xinca. Este trabajo será sometido a un certamen literario a celebrarse próximamente en el municipio de Burgohondo  de la provincia de Ávila, Comunidad Autónoma de Castilla y León, España. 






LECTURA
DE LA LLUVIA TEMPRANA
Y DEL ALBA INFLORESCENTE










Luciano Castro Barillas


Al pueblo xinca de Guatemala, 
 por quinientos años de olvido y
 a su infatigable esfuerzo de
 construcción identitaria.

Solo venimos a dormir.
Solo venimos a soñar.
No es verdad, no es verdad
que venimos a vivir en la tierra…

Poesía precolombina azteca
  

¿Quién soy yo
para invocar a los dioses?

¿Quién soy yo
para clamar a mis güilos,
a mis ríos y a mis montañas?

¿Quién soy yo
para osar mirar la luz
de los civilizadores?

¿Quién soy yo
para pretender que mis cantos
sean excelsas oraciones?

¿Quién soy yo
para negarles
el mento a mis mayores?

Soy el mínimo
de todos los varones.

El más pequeño  de todos.

Nunca nos asustó el olvido.
Nunca nos llenó de aprehensiones.

Sobrevivimos a él.
A todas las tormentas.
Humanas y de los dioses.

Fuimos siempre valientes ante la adversidad.
Y en el saber de todos,
en la lengua de todos,
en el contar de todos;
caminaron lentas, seguras,
una a una, paso a paso,
inadvertidas casi,
las palabras,
nuestro linaje,
nuestros mayores,
nuestra descendencia;
nuestra luz.

El mundo.
Las palabras.

Las palabras
de los más olvidados,
de los olvidados.

Allí está
El Rompecaites,
sentado sobre el cucurucho
de la montaña Tasheca.

De donde viene el saber.

Señora,
reina de las montañas,
lugar donde nacen los vientos,
los huracanes
y están plantados
los ojos del mundo.

Donde el linaje
tiene su aliento.

Allí está sentado
El Rompecaites,
con su rutilante diente
espejeando la noche,
alucinando las luciérnagas.

Envidiando
el brillo de su diente
la claridad  de la luna.

Nuestra diosa.

Es Tasheca,
donde nos reconstruimos.

Donde la luz ,
donde la sabiduría
se esparció para todos. 

Donde aniquilamos la desmemoria.
Y volvimos a ser nosotros mismos.

Donde adquirimos fortaleza
y sentido.

Aquí traigo mis chinchines
de jícara temprana.

Las doncellas
traen las flores
en sus manos sin manchas.

Los guerreros
traen los metales preciosos,
las pedrerías
que lucen en sus cuellos,
ahítos de turquesas y esmeraldas,
con las bravas Hormigas de Ishcanal
en sus escudos.

Mis chinchines
de piedrecitas chisperas,
festivas,
de mi pedernal azul,
para incendiar de soles
las oscuridades
de nuestras propias jícaras.

No rasques con vara mis pies,
digno varón,
ráscamelos con pedernal.

Dioses del baile,
sálvanos de la Tapalcúa
que mata nuestra alegría.

Mata a la serpiente ciega
que jode
nuestros culos
y nos matará
sin conquistar la gloria.
  
Apártanos de esta serpiente
sin ojos,
sin plumas,
que vive bajo la tierra,
en la oscuridad,
en indigna existencia.

Danos la leve claridad
de la serpiente que  vuela.

Apártennos dioses nuestros
de esta serpiente.
Pídele la hierba.
Que te arroje la hierba Señor.
Pídele sus babas,
para que pierda su poder
e imperemos nosotros sobre ella.
  
Tráenos al mono bailarín.
Los morteros de piedra
del volcán  Suchitán.

Tráenos nuestro shuco.
Nuestras granadillas,
nuestros coyoles,
nuestros canshules
perfumados de loroco
y chipilín,
para seguirte honrando
con nuestros incansables pies.
Danos Señor la carne blanca
y suave del tepezcuintle.
Danos Señor la carne roja
y tilinte del venado
para tener la fuerza
de quererte.

Traed nuestros escudos
y nuestras lanzas
endurecidas
con el fuego sagrado,
para que no nos sorprendan
nuestros enemigos.

No nos niegues
nuestro fuego.

Por él sabremos
 los pasos.
Conoceremos el corazón
de nuestros enemigos.

Los enemigos de la noche
y los del día.
Nuestros enemigos
que nunca duermen.
Permítenos quebrar
sus acechanzas
que viajan como
silbido de las flechas
en las alas nocturnas
de los murciélagos
y las lechuzas.

Líbranos poderoso,
invencible
y generoso Señor
de los que dicen que nos aman
 y no nos aman.









Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Viví en Jutiapa por 17 años, ahi me casé y dí a luz a cuatro hijas, caminé esas calles, compré juguetitos de barro para mis niñas, aprendí el arte de cocinar de la famosa, ahora fallecida, Doña Chagüita, cuidé niños y niñas de prostitutas mientras estas trabajaban,visité varios municipios y aldeas, hice mias las costumbres de los jutiapanecos, pero nunca, nunca escuché a nadie mencionar la palabra Xinca, los mas olvidados de los olvidados. Mi familia militó en la organización de los autodenominados defensores de los derechos de los pueblos indígenas y estoy segura que muchísimos de sus miembros ni siquiera sabian de la existencia de este pueblo de valientes guerreros. La lectura del segmento del poema LECTURA DE LA LLUVIA TEMPRANA Y DEL ALBA INFLORESCENTE me ha dejado profundamente impresionada y orgullosa de tener a un poeta de la calidad de Luciano Castro Barillas como amigo. Mis aplausos para tí, Luciano, y mi agradecimiento por ser la voz de los mas olvidados entre los olvidados.