Siria nunca hará uso de armas químicas contra su
propio pueblo, dijo a Rusia Today, Lawrence Wilkerson, un coronel retirado del ejército
de EEUU quien se desempeñó como asesor principal de Colin Powell. La realidad
es que los Estados Unidos está “preparando el terreno para intervenir en Siria”.
RT: Usted fue el asesor principal de Colin Powell
cuando se tomó la decisión de invadir a Iraq. En el 2003, Powell pronunció un discurso que expuso el
caso para iniciar esa guerra….Usted ayudó en la preparación de ese discurso, y desde entonces lo ha descrito como
el error más grande de su vida. ¿Por
qué?
Lawrence Wilkerson: Principalmente porque nosotros
presentamos ese discurso ante el pueblo de Estados Unidos, la comunidad
internacional y por supuesto a los
miembros del Consejo de Seguridad Nacional de EEUU…no era exacto, no era
verdad, no era válido. Nosotros no sabíamos eso, pero no fue una falla de la
inteligencia únicamente. Fue también la masiva politización de los servicios de
inteligencia por el liderazgo de Washington.
DEJA VU: ARMAS DE DESTRUCCIÓN MASIVA
Por Marvin Najarro
El Medio Oriente, es un caldero que hierve a altas temperaturas y al
que cada día que pasa se le agregan, cada vez más, explosivos
ingredientes. Toda la zona está inmersa en una situación por demás complicada y
peligrosa que amenaza con convertirse o se está convirtiendo ya, por designios de
los masters del universo en una conflagración de enormes magnitudes que
inevitablemente y debido a los grandes intereses económicos, militares y
geoestratégicos en juego en toda la región, amenazan la existencia misma de la
humanidad. El caso de Siria -sin necesidad de hurgar demasiado en la
complicada historia de esa región- demuestra claramente la turbia
convergencia de intereses y de actores todo tipo, cada uno tratando de obtener
a costa de la destrucción y el sufrimiento de millones de personas, muchas de
ellas víctimas inocentes; aquello que satisfaga sus imperiosos deseos de
dominación regional y global.
En la Franja de Gaza, la guerra civil en Siria pasó -al menos
así se percibió por la escasa cobertura de los medios de prensa- a un
segundo plano, para luego resurgir como la cabeza amenazante de una serpiente
venenosa en la figura del asediado Bashar Al Assad, a quien los medios de
prensa occidental con base en informaciones de fuentes anónimas de inteligencia
le atribuyen estar a punto de ordenar el ataque con armas químicas (gas sarín)
sobre su propia población. Los sospechosos de siempre, los gendarmes globales y
organizaciones laureadas con el Nobel de la Paz, inmediatamente establecen
líneas rojas y amenazan con “absoluta claridad” que tanto Assad como todo aquel
que este bajo su comando no cometan el trágico error de usar esas armas de lo
contrario habrán consecuencias y el pobre Assad, claro, será tenido como
responsable. Una señora con aspiraciones presidenciales, baluarte del
intervencionismo militar humanitario declara que, “no voy a telegrafiar
específicamente lo que haríamos en caso de haber evidencia creíble de que el
régimen de Assad ha recurrido al uso de armas químicas en contra de su propia
población, pero basta con decir que ciertamente estamos planeando las acciones
a tomar en caso de ocurrir tal eventualidad”.
Efectivamente los medios de prensa pro imperialistas, manipuladores de la
información, están gustosamente proporcionando esas creíbles evidencias de que
en efecto se están llevando a cabo preparaciones con potenciales armas químicas
por parte del gobierno sirio. Sin embargo, no se proporciona ninguna clara
evidencia de que tales armas vayan a ser usadas. Lo anterior es reminiscencia del
fiasco de la armas de destrucción masiva que como pretexto inicial los Estados
Unidos y sus aliados utilizaron para invadir y destruir a Iraq. Ahora es el
turno de Siria que desde el inicio de la llamada Primavera Árabe ha sido
sometida a un intenso y devastador ataque por parte de todas las fuerzas
reaccionarias que, al igual que en Iraq, buscan afanosamente su destrucción y
posterior balcanización en donde el sectarismo religioso facilitará las
acciones neocoloniales de EEUU y sus aliados de la OTAN que en todo caso incluye
a Israel, que se perfila como el principal beneficiario del colapso que se
avecina, que también incluye a Irán, la pieza más apetecida.
A estas alturas de la guerra civil en Siria todo parece indicar o, al menos
se nos hace creer, que los días del asediado régimen de Assad están contados.
El cerco tendido por EEUU-OTAN con la colaboración de los ex hermanos
musulmanes de Assad en Turquía y Jordania, cada día se cierra como una soga al
cuello del presidente sirio que a pesar de contar con el apoyo de al menos una
tercera parte de la población, ve como su posición se deteriora ante la
embestida de sus enemigos que claman por su cabeza y el titubeo de sus aliados
rusos que poco a poco empiezan a abandonarlo creyendo quizás las promesas de
Obama del mejoramiento de relaciones en su segundo término como presidente. En
este punto, y como prueba de la confusión creada alrededor del conflicto en
Siria, el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, contrario a lo difundido
por la prensa occidental, ha declarado recientemente que su país no está
negociando la eventual salida del poder de Assad, que la posición rusa es
terminar con el conflicto en Siria, no discutir la suerte de un hombre y que
todos los intentos de presentar una situación diferente son más bien sospechosos,
aun para la diplomacia de aquellos países conocidos por sus esfuerzos en
presentar hechos distorsionados para su propio beneficio.
Todas las piezas del rompecabezas están siendo meticulosamente puestas en
su lugar por los enemigos de Siria para darle un velo de legitimidad a una
posible invasión del país; armas de destrucción masiva, el peligro de que la
guerra se extienda a Turquía y el derecho de ésta de defenderse de un potencial
ataque, son los pretextos para la materialización de los planes
intervencionistas del imperialismo occidental y sionista que se han venido
fraguando desde hace mucho tiempo para modificar el mapa geopolítico de toda la
región adecuándolo a los interese hegemónicos de las potencias agresoras. El
conflicto en Siria no es tanto el producto de una revolución armada del pueblo
sirio contra el dictador Assad, como se quiere hacer creer, es una fase de una
estrategia militar diseñada para dominar toda la región; no por algo
Siria durante los años de G. W. Bush fue considerada junto con
Irán y Corea como parte del “eje del mal”. En una entrevista concedida al
programa Democracy Now, en marzo del 2007, el general retirado del ejército de Estados Unidos y Comandante Supremo
Aliado de la OTAN durante la guerra en Yugoslavia en 1999, al ser preguntado
por el caso de Irán y las armas de destrucción masiva como pretexto para
atacarlo, dijo lo siguiente:
(…)
Unas pocas semanas después regresé para verlo, para ese entonces estábamos
bombardeando en Afganistán. Yo pregunté, ¿“vamos a ir todavía a la guerra con
Iraq”? y él dijo, “oh, es peor que eso”. El extendió su mano sobre el
escritorio. Tomo una pieza de papel. Y dijo. “Acabo de recibir esto desde
arriba”-es decir de la oficina del secretario de Defensa-“hoy mismo”. Y dijo. “Este
es un memorándum que describe cómo vamos a deshacernos de siete países en cinco
años, empezando con Iraq, y luego Siria, Líbano, Libia, Somalia, Sudan y
rematamos con Irán”. Yo pregunté. ¿“Es clasificado”? El respondió, “si, señor”.
Yo dije, “Bien, entonces no me lo muestre”. Hace más o menos un año lo vi de
nuevo, y le pregunté, ¿‘’se recuerda de ello”? El respondió, “señor, ¡yo no le mostré
a usted ese memo! !no se lo mostré a usted!
Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.
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