La profecía Maya del 2012 ha
sido mal interpretada y distorsionada sin reparos. El fin del Calendario Maya
el 21 de diciembre del 2012 no tiene nada que ver con el fin del mundo. De
hecho el calendario maya no termina en esa fecha, el 21 de diciembre marca el
inicio de una nueva Cuenta Larga en el sistema del calendario maya. El concepto
del Fin del Mundo es una falsedad y una mala interpretación del pensamiento
maya. Lo que está en juego es una renovación, el desarrollo de una nueva era. Mientras
tanto las historias y comentarios del
fin del mundo están pegados en todos los tabloides. Aun y cuando la prensa
occidental ha refutado de inmediato la profecía maya, la narrativa del
apocalipsis, cuando se repite hasta el cansancio, distorsiona y sirve como distracción.
Una encuetas conducida por Reuters-Ipos en mayo pasado confirma que el 10% de
la población mundial creen que el calendario maya que, algunos dicen termina en
el 2012, marca “el fin del mundo”. Irónicamente y, en un marcado contraste a la
profecía maya de “renovación”, el mundo real en el que vivimos al comienzo del siglo
XXI está marcado por una formidable crisis económica y social que está
empobreciendo a millones de personas, literalmente destruyendo sus vidas. En
sentido figurado, estamos en el medio de un escenario apocalíptico, que se
desdobla poco a poco, de una compleja naturaleza política, social y económica: es causado por el hombre, es “Made in
America”. Michel Chossudovsky,
Global Researh
EL NUEVO OXLAJ BAKTÚN,
O NUEVA ERA DEL MAÍZ,
ENCUENTRA A LOS
PUEBLOS INDÍGENAS
DIVIDIDOS, COMO
SIEMPRE
Por María de los Angeles Roca
A pocas horas que se inicie la nueva Era del
Maíz, la nueva Cuenta Larga u Oxlaj Baktún que empieza este 21 de diciembre de
2012, la grandeza matemática y astronómica de los extintos mayas, cuya herencia
científica se encuentra concretizada en el
sistema binario que utiliza actualmente la informática; se ve banalizada
por la superstición y por las malas interpretaciones propias del pensamiento
religioso judeo-cristiano que tiene una concepción lineal del tiempo, es decir,
un principio y un fin, contrario al concepto cíclico o circular, de eterno
retorno, propuesto por este pueblo mesoamericano hace miles de años. La era que
concluye este 20 de diciembre de 2012 se empezó a contar el 11 de agosto de 3,
114 antes de Cristo y no tiene nada que ver con las ideas sobre los castigos
aniquiladores, del Fin del Mundo, al que son tan inclinadas tantas religiones
del mundo, incluidos los chinos, quienes como en los Estados Unidos tienen
preparados refugios, búnkers, para ponerse a salvo del gran cataclismo. Putin y
el Vaticano han declarado que eso nunca ocurrirá y lo mismo han dicho los
arqueólogos que han aclarado el equívoco sobre la lectura en las ruinas de
Tortuguero. De igual manera se han expresado los guías espirituales más lúcidos
de los pueblos donde se desarrolló la cultura maya y sus áreas de influencia,
con una oportuna o quizá inoportuna puntualización para quienes se consideran
sus herederos: lo pueblos toltecas (los quichés, por ejemplo) que emigraron de
la región mexicana de Tula cuando ya los mayas hacía cientos de años habían
desaparecido. El mestizaje cultural, social y el tiempo hicieron todo lo demás
y hoy esa Nueva Era que podría lucir prometedora para un cambio de pensamiento
y actitudes encuentra a los pueblos indígenas divididos, confrontados por las
pasiones o manipulaciones políticas, a tal punto, que muchas organizaciones
indígenas entraron en francas y a veces descomedidas contradicciones sobre la
manera de conducir las conmemoraciones del nuevo Baktún. Se cuestionó desde un
principio las iniciativas del Ministerio de Cultura de Guatemala dirigidas por
un indígena, el señor Batzín, que fue acusado de folklorizar el evento, lo cual
dio como resultado la escasa promoción del magno acontecimiento, ante los
indudables yerros de un ministerio de cultura que es todo, menos cultural. Las
iniciativas comerciales impulsadas por el empresariado guatemalteco encontraron
igual rechazo y con sobrada razón de algunos dirigentes indígenas que vieron en
el propósito exclusivo de hacer dinero una absoluta vulgarización. Y por último
el pleito se fue circunscribiendo a los guías espirituales, chamanes o brujos,
quienes más preocupados en el fondo por el manejo del dinero pretextaron
asuntos “rituales” y de falta de respeto a los sitios sagrados. En fin,
división en todo, dando como resultado hoteles vacíos que no permitió ingresos
adicionales a los artesanos por la notoria ausencia de turistas extranjeros y
deslució a tal punto la celebración que, siendo Guatemala la cuna de la cultura
maya, fue el país con menos organización y la consiguiente menos difusión de la
conmemoración de los cuatro países que
integran el Mundo Maya (México, Guatemala, Belice, Honduras y El Salvador; como
resultado de las consabidas divisiones de los guatemaltecos, donde una
organización indígena dice que dos más dos son cinco, otra que dos más dos son
tres y la peor que dos más dos es cero. ¿Habrá futuro para un país así? Creemos
que no, lamentablemente. Ojalá la Nueva Era del Maíz, el nuevo Baktún nos
provea de más sentido de unidad y podamos, por fin, erradicar de nuestras
acciones el personalismo, el sectarismo y el individualismo. ¿No es así
Rigoberta Menchú?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario