jueves, 29 de marzo de 2012

¿ASESINATOS POLÍTICOS?...



INTRODUCCIÓN


El fantasma terrorífico de los asesinatos políticos fue puesto al día en Guatemala esta última semana de marzo con el asesinato del dirigente sindical Ovidio Ortiz del Frente Nacional de Lucha (trabajadores del Ministerio de Salud Pública), el cual fue ultimado por 30 disparos de armas automáticas; esta persona disponía de medidas cautelares por las amenazas de muerte que era objeto desde hacía algunos meses. Todo ocurre en el contexto de la agria disputa que mantienen los diputados del partido Patriota y el partido Lider en torno a la interpelación o juicio político del Ministro de Finanzas Públicas quien, con dos meses de gestión, es objeto de un juicio político por diputados opositores, en un insólito caso de rendición de cuentas cuando apenas se asienta una labor administrativa. Los señalamientos son tan graves que Manuel Baldizón (el guasón de la política criolla) acusó públicamente a Otto Pérez Molina de ser el responsable de estos asesinatos, quizá como respuesta vengativa por las mantas aparecidas en Chiquimula y Baja Verapaz con cadáveres en su interior de supuestos Zetas que amenazan con liquidar a Baldizón y a sus diputados, por poner éstos a su vez (un mes antes) mantas a nombre de los Zetas. Personalmente creo que las imputaciones de crímenes políticos atribuidos al presidente son ejecutados por otros interesados. El actual gobierno acaba de solucionar las demandas postergadas por muchos años de los sindicalistas del gremio de la salud pública (aumento salarial, bono por antigüedad, etc.) y no tiene lógica que la voluntad política puesta de manifiesto por el jefe del ejecutivo de solucionar los problemas de los trabajadores se acompañe de posteriores actos de represión. Las acciones conspirativas apuntan  -según mi entender-  a terceros interesados, que podrían ser esos desaprensivos políticos encabezados por El Guasón, empeñado en desbaratar todo esfuerzo gubernamental. Pero lo otro, el asesinato político, tampoco puede descartarse. Luciano Castro Barillas.





Por Miguel Angel Albizures


El pasado sábado 24 de marzo fue vilmente asesinado el compañero Ovidio Ortiz, con quien compartimos en diferentes oportunidades la problemática de los trabajadores del Estado, del agro y de la industria por quienes él venía luchando desde hace muchos años, especialmente por los trabajadores de la Salud, pues era uno de los dirigentes del Sindicato de Trabajadores de Salud Pública.


No se puede pensar que el hecho se dé dentro la limpieza social que está en marcha y que ha cobrado la vida de muchos jóvenes, sino de un crimen político premeditado, dirigido contra un dirigente que también participaba activamente en el Frente Nacional de Lucha, pues era miembro del Consejo Central del Foro Nacional de Derechos Humanos, delegado sindical de la Mesa de Seguridad Alimentaria y en la colonia de Salud Pública, era el vicepresidente del Comité, conocido por todo el vecindario a quienes había apoyado para la legalización de los terrenos, además de estar apoyando a los pobladores de otras zonas que exigían derecho a la vivienda. Se trataba pues, de un dirigente popular que no se había quedado de brazos cruzados frente a la crítica situación que vive el país.


¿Es este tipo de militancia que no tolera la derecha cavernaria en Guatemala? ¿Estaremos retrocediendo a los años ochenta, o qué pasa? Si no hay una investigación exhaustiva de este crimen en el que, junto a Ovidio perdieron la vida otras tres personas y dos más salieron con heridas de bala, que explique con claridad los móviles del crimen, seguiremos afirmando que se trata de un crimen político, como muchos otros que han quedado sin explicación y en el que han perdido la vida dirigentes campesinos como los del Polochic, los y las que levantaron la bandera contra la minería en San Marcos o del sindicato de las bananeras de Izabal, que no hace más de un mes otro de los miembros de la organización fue asesinado.


Como lo señaló una organización al comunicar el asesinato de Ovidio: “Ese comunicado fue escrito con dolor y cólera. Con dolor, porque la noticia que tenemos que dar nos hiere personalmente, y con cólera, porque se trata de un hecho que se repite una y otra vez en el país, hasta cansarnos”. Y se pregunta ¿hasta cuándo? Esperamos que la marcha campesina termine hoy sin saldos trágicos, pues todo es posible en un país de cavernícolas donde la vida de los seres humanos parece que no vale nada.









Publicado por Marvin Najarro
CT., USA.

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