INTRODUCCIÓN
Cuando se emiten opiniones en el
traicionero terreno de la política se debe tener mucho cuidado, es como andar
pisando muy cerca de las arenas movedizas, un descuido o el desconocimiento de
su existencia y uno termina hundido hasta el cuello. Cuando en este espacio, el
día domingo 24 de junio hicimos pública nuestra opinión http://lacunadelsol-indigo.blogspot.com/2012/06/las-necesarias-e-innecesarias.html a cerca de los acontecimientos
políticos en Paraguay que culminaron con el golpe de Estado “soft” en contra del presidente
democráticamente elegido, Fernando Lugo, nos basamos en el inconsistente
accionar político de Lugo como presidente, desde el inicio de su gestión hasta
el día de su defenestración del cargo por parte del reaccionario congreso
paraguayo. De ninguna manera, abierta o tácitamente, apoyamos la conspiración
política en contra de Lugo, pues por principio nos oponemos a toda maniobra,
venga de donde venga, que intente romper el orden democrático producto de la
voluntad popular. Él habernos enfocado mayormente en Lugo y su posición de
sumisión a los intereses de la oligarquía paraguaya, olvidando o relegando a
aquellos movimientos sociales de izquierda que lo llevaron al poder, nos
pareció como uno de los motivos que provocaron su caída. A este respecto, Atilio Boron, el
politólogo argentino, remarca: (…) Pero él no entendió el [escenario] como
debió haber sido. (…) A lo largo de todo su mandato el cedió múltiples
concesiones a la derecha, ignorando el hecho de que no importaba cuanto él les
favoreciera, ellos nunca iban a aceptar su presidencia como legítima. Gestos conciliatorios, de concesión, envalentonan
a la derecha en vez de apaciguarla. Las causas tienen raíces mucho más profundas en un
sistema político y económico dependiente y sujeto a los intereses y ordenanzas
del gran poder global. A Lugo y su grupo de asesores no les queda más que
reconocer el grave error que cometieron que, como dice nuevamente Boron (…)
es un error creer que un gobierno tímidamente progresista, como fue el de Lugo,
pudiera prosperar transigiendo con los intereses oligárquicos e imperiales, sin
articular a los movimientos sociales y a los partidos de izquierda. Marvin
Najarro.
LA CAUSA Y EL MOTIVO
DE LA CAÍDA DE
FERNANDO LUGO
Por Luciano Castro Barillas
Ninguna persona que se diga democrática podría,
jamás, estar de acuerdo o respaldar el rompimiento de órdenes democráticos en
ninguna parte del mundo y bajo ninguna circunstancia. No obstante, todos los
hechos de los seres humanos tienen una u otra explicación. No se trata de ser
espontáneos, emotivos, sino de ser racionales. La pasión política no
necesariamente debe impulsar la acción y la posición política, sino los
principios. Debe, pues, haber coherencia entre lo que se dice y hace. Y los
latinoamericanos estamos, indudablemente, hastiados de la colusión histórica
del imperialismo y las oligarquías conservadoras, sin embargo, el que las
clases poseedoras sigan teniendo vigor y reflejo político es responsabilidad en
muchos casos de nosotros los progres, los demo y los revolucionarios. Hemos
sido incapaces de cohesionarnos, de integrarnos; de entender que ahora y
siempre el factor estratégico del
triunfo es la unidad. Pero resulta que esa palabra añeja y recurrente en el
lenguaje ritual de todos los políticos adolece de claras líneas visuales a la
hora de su práctica. El personalismo, el individualismo, el sectarismo o el
docilismo ocupa con facilidad el primer lugar, como el burro de Ayarza, que sólo él quería ser. Insisto, los principios
son principios y funcionan de manera inalterable, con su propia lógica, con
propia realidad, con sus propios pasos históricos, sociales y políticos, independiente
de nuestros deseos y caprichos. Los hechos políticos como los personales deben
entenderse y situarse en su justa dimensión, porque si los fundamentalismos
árabes los vemos como aberrantes, también es aberrante emprender defensas oficiosas, por algo que no se puede
defender porque, sencillamente, es indefendible. ¿Qué existió una confabulación
contra Lugo de parte de los partidos Colorado y Liberal? Sin ninguna duda así
lo es. ¿Qué crea precedentes nefastos para el amplio movimiento de izquierda latinoamericano?
No cabe la menor duda que así es. Pero más que agilidad para sancionar un hecho
político irreprochable y que por el momento es irreversible, sin remedio,
debemos detenernos en analizar las causas
y los motivos de una acción política, no con el propósito de buscar
elementos de culpabilidad sino de comprensión.
El motivo de la caída de Lugo los incidentes mortales de campesinos y
policías. Ese fue el pretexto. Pero la causa es más profunda y no tan superficial
como el motivo. La causa de su caída se vino fraguando desde el momento mismo
de su toma de posesión como presidente de Paraguay. No supo dirigir la simpatía
histórica por el cambio que le confirió el pueblo paraguayo al romper el
monopolio de 60 años del Partido Colorado. Y ese trabajo de base o masas se
reflejó en las raquíticas movilizaciones de los sectores populares en contra
del golpe, por una sencilla razón: fue errático y timorato en su accionar
político. No pudo cumplir un mínimo de sus promesas. Pai Oliva, sacerdote
paraguayo y dirigente social lo dice: (…)
Lugo fue flojo en la promoción de la Reforma Agraria; el pueblo, el
campesinado, la pedían con más fuerza, pero Lugo no se atrevió a
materializarla… la gestión de Lugo tuvo buenas intenciones, aunque bastante
ineficiente. Su caída no es un fruto coyuntural, la empezó a edificar desde
abril, en el 2008, cuando tomó posesión de su cargo. Todo lo que después hizo
la oligarquía, como el juicio político que lo defenestró en 24 horas de manera
ilegal al no observar el debido proceso en el caso de la defensa, tenía que ser
el resultado de la debilidad institucional y la pérdida de prestigio de
Fernando Lugo. La causa real de su destitución fue la falta de carácter y templanza
política, sus alianzas pegadas con saliva, el descuido del apoyo popular e
indudablemente sus errores privados. Digo, y no sé si me equivoco, si se tiene
temor de enfrentar al imperialismo y a las oligarquías, bueno, entonces no hay
que hacer promesas, no hay que crear falsas expectativas y no hay que andar
ocupando cargos que queden demasiado grandes.
Publicado por Marvin Najarro
CT., USA.
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