martes, 19 de junio de 2012

LA REFORMA CONSTITUCIONAL…




 INTRODUCCIÓN


Hace unos pocos días un miembro (supongo, por el emblema que desplegaba) del Tea Party, ocupado y preocupado por el rumbo de esta gran nación que poco a poco se derrumba, me obsequió una pequeña libreta (de bolsillo) elaborada por la The Heritage Foundation, el documento no era otro más que la Constitución de los Estados Unidos, incluyendo todas la enmiendas y la declaración de independencia (48 paginas en total). Nunca antes había tenido una en mis manos y me sorprendió que tan inmensa nación rija sus destinos basada en tan magro documento vigente desde su ratificación en 17899 y cuya última enmienda (XXVII) fue ratificada el 7 de mayo de 1992. Claro, se trata de los Estados Unidos y uno no espera que lo mismo suceda en Guatemala, aunque debería de alguna manera servir de ejemplo para aquellos grupos de poder que le venderían su alma al demonio, por estar del lado de su Gran Patrón. Pero “nel,” en Guatemala la cosa no funciona así y todo parece indicar que aprovechando la actual coyuntura, el presidente Otto Pérez Molina y su grupo de asesores, bailando al son que les tocan los mismísimos grupos de poder que ellos representan no descansarán hasta que la reforma constitucional sea un hecho. Y todo a espaldas del pueblo ignorante y del escaso poder de las fuerzas progresistas opositoras. En un excelente ensayo recientemente publicado por la revista Albedrio, del cual comparto el enlace para todos aquellos lectores interesados en saber más a cerca del tema http://www.albedrio.org/htm/documentos/REFORMAESTADOAVelasquez.pdf el autor, en una de las partes del ensayo: “Razones y dilemas de la reforma constitucional en Guatemala” y como conclusiones, expone en unas de ellas lo siguiente:


5. Conclusiones.

1. La reforma constitucional va, porque es una iniciativa de gobierno tendiente a asegurar un determinado proyecto económico y político, a sabiendas de que estos cuatro años son claves a para profundizar  el rumbo del Estado alcanzado tras las reformas constitucionales de 1994, es decir un modelo re-orientado al mercado.

4. Si, tal como se adivina, el gobierno manda al Congreso su propio paquete de reformas, éste lo pasará íntegro a Consulta Popular para un SÍ o un NO, sin que para ello haga falta reformar en nada la LEPP, y porque el paquete gubernamental de reformas constitucionales llevaría en su texto, la sustitución del régimen electoral de corte proporcional que tenemos por otro de corte mayoritario, consiguiendo por fin la sanción a la “americanización” de nuestro modelo electoral. Marvin Najarro.




LA REFORMA CONSTITUCIONAL NO PUEDE
SER CONFIADA A POLÍTICOS CORRUPTOS

Desde 2007 Pérez Molina propone llevar a cabo una reforma constitucional

















Por Luciano Castro Barillas

El prenuncio, nada bueno, de la Reforma Constitucional que  tendría  que ser presentada al Congreso la primera semana de agosto  -el 2-,  se cierne como negro nubarrón sobre la Patria. Augurios inquietantes de maldad flotan en el ambiente. Es imposible esperar nada bueno de las acciones coludidas de una clase política conservadora con un sector empresarial ultraconservador. Lo que de allí nazca será un engendro alucinante, como el Cráquet, monstruo marino, en las aventuras de Odiseo.

Para que las reformas constitucionales tengan lugar se necesita la componenda entre cuatro partidos derechistas, por lo menos: el Patriota, el LIDER con su populismo de derecha, CREO el partido del conservadurismo académico y la GANA, partido sin ideología pero siempre presto a  ligar, como máximo ideal;  con quien tiene poder y les puede pagar más.

¿Cuál es la prisa de Otto Pérez Molina? ¿Cuál es la sub agenda, el su texto, lo intrínseco de esta urgencia política de las reformas constitucionales? Y si de reformas se trata habría que empezar por reformar la Ley Electoral y de Partidos Políticos para reformar el principio de delegación del poder y representatividad, para que no sea monopolio exclusivo de los partidos políticos, sino puedan llevar diputados al Congreso, por ejemplo,  muchas organizaciones sociales que tienen tras de sí, amplio respaldo popular, tal sería el caso del Comité de Unidad Campesina, CUC, o la misma organización sindical magisterial que, mal que bien, ha logrado mantener la unidad pese a las intransigencias y ambivalencias de sus máximos dirigentes pero que  -guste o no-  siguen teniendo bastante capacidad de movilización, pese a sus precarios niveles de organización y  a la renuencia de todos los maestros sindicalizados a pagar su cuota sindical, no por tacañería, sino por suspicacia hacia sus dirigentes en asuntos de dinero.

La Reforma Constitucional en la actual coyuntura gravita alrededor del sistema judicial, sistema político, justicia, seguridad y transparencia, tal lo comunicara el presidente. Cinco grandes ejes de vital importancia para la vida social de la nación guatemalteca que se están planteando con celeridad y hasta con irracionalidad por parte de los asesores del ejecutivo, al no someter, para empezar, a un proceso de consulta participativa con las organizaciones sociales (académicas, laborales, de derechos humanos, etc.), ante lo cual se columbra conforme la coyuntura se articule más y más, en otro contundente fracaso para el partido Patriota que no da una; pues aunque afirma mejoras en la seguridad pública, por ejemplo, no es exactamente la misma percepción que tiene la mayoría de ciudadanos que salen de casa con innúmeras acechanzas, como sería la de retornar a su hogar sin la cabeza en su lugar.

Y así en muchas otras cosas tan sensibles, como la economía familiar: los precios de la canasta básica están por las nubes. Las otrora humildes verduras que estaban reservadas para el consumo de los indígenas, se han ido tornando un lujo. No digamos la carne, artículo ya inaccesible para los sectores populares. Y la energía, gasolinas y electricidad domiciliar, cada mes con facturas en alza. La reforma constitucional, las leyes por sí mismas no resuelven nada. Se necesitan transformaciones profundas en el ingreso del guatemalteco para que esas ideas jurídicas encajen, para que esas propuestas sean instrumentales al interior del organismo social; cuando no a la perfección, al menos con el mínimo de rechinidos en la muesca de la Reforma Constitucional. Podrá darse  la Reforma Constitucional por los hilos que se mueven en el oscuro mundo de la política nacional, no obstante será por gusto: las leyes para ser efectivas necesitan de una base material e infraestructural sólida y, bueno, Guatemala no tiene eso.

Háganlo y se asomarán, más que seguro, al más estruendoso fracaso. ¿Cómo? Porque, sencillamente, un Congreso que está paralizado desde hace tres mesas por las peores prácticas políticas, sin aprobar leyes, sin crear instrumentos jurídicos útiles para la vida de los guatemaltecos por su luchas personales, nunca podría ser digno y  confiable para semejante tarea. Eso no es posible y el callo ya se les empezó a dar. Que no crean los oligarcas que podrán hacer sus reformas tranquilamente. La batalla política apenas está empezando.










Publicado por Marvin Najarro
CT., USA.

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