La estrategia de la guerra
de cuarta generación privilegia el uso de los medios de comunicación y las
Tecnologías de la Información y Comunicación para conseguir sus objetivos.
¿Cuáles son estos
objetivos?, el control social, político
o militar, sin llegar al uso de la armas, según sea la etapa de la
confrontación social y política en el lugar en que se desarrolla. Su definición
técnica de “Guerra Psicológica”, o “Guerra sin Fusiles” la caracteriza por el
empleo planificado de la propaganda y de las acciones psicológicas orientadas a
direccionar conductas mediante el accionar de expertos en comunicación y
psicología de masas.
LA GUERRA DE CUARTA
GENERACIÓN
Por Oscar Rotundo
Caracas.- Venezuela, como la mayoría de los países a los que el
imperialismo norteamericano ha definido como parte de “sus intereses
estratégicos”, está sumergida en la dinámica de la Guerra de Cuarta Generación.
Antes de la revolución, sujeta a las estrategias de la “Guerra Fría” y la
“Doctrina de Seguridad Nacional” el destino del país estaba atado al del
imperialismo, gracias al servilismo de una clase política corrupta e
inescrupulosa que se sentía confortable en su rol de vasallo de los intereses
extranjeros.
En la última década del siglo pasado, se concreta una opción de
independencia y soberanía con la irrupción de la Revolución Bolivariana que
encarna un desafío histórico para los planes de EE.UU., y éste, se plantea la interrupción
y conclusión del fenómeno bolivariano.
El control y la apropiación de los recursos naturales están en el centro de
las políticas hegemónicas del imperialismo y en la configuración
político-estructural de la globalización, donde los Estados Nacionales no
existen, el mundo es un territorio universal sobre el cual capea el capitalismo
y el imperio norteamericano coherente con su convicción primigenia inspirada en
la concepción del “Destino manifiesto” piensa que el planeta está a su disposición.
La frase “Destino Manifiesto” apareció por primera vez en un artículo que
escribió el periodista John L. O’Sullivan, en 1845, en la revista Democratic
Review de Nueva York. En su artículo, O’Sullivan explicaba las razones de la necesaria
expansión territorial de los Estados Unidos y apoyaba la anexión de Texas.
Decía: “el cumplimiento de nuestro destino manifiesto es extendernos por todo
el continente que nos ha sido asignado por la Providencia para el desarrollo
del gran experimento de libertad y autogobierno. Es un derecho como el que
tiene un árbol de obtener el aire y la tierra necesarios para el desarrollo
pleno de sus capacidades y el crecimiento que tiene como destino”.
Vivimos en la época del más alto nivel de concentración de riquezas y de
capital por parte de una minoría que jamás haya vivido la humanidad. Las
primeras 8 empresas más grandes del mundo son norteamericana y su
capitalización bursátil asciende a 1.823.5 MM de Euros y el PBI de EE.UU. es de 15.653.366 MM de
Dólares situando a Norteamérica como la potencia económica más poderosa del
mundo, seguida por China que tiene un PIB de 8.250.241 MM de Dólares, según
datos del FMI 2012.
Según la revista Forbes el mexicano Carlos Slim, dirigente de un imperio
americano de telecomunicaciones, es la persona más rica del mundo con una
fortuna de 73.000 millones de dólares.
Si bien la expropiación por parte de las mayorías explotadas y empobrecidas
todavía no se alcanza a vislumbrar, la lucha de los pueblos, en resistencia a
la imposición de un futuro plagado de injusticias, ha generado, año tras año,
fenómenos político-sociales que han sacudido la “paz de los cementerios” y
desde las entrañas de la confrontación se han levantado gobiernos populares con
políticas revolucionarias, desafiantes al status quo de las doctrinas
neoliberales.
Las políticas inclusivas y de reivindicación social han elevado en muchos
países el nivel de vida de las mayorías empobrecidas históricamente generando
mejoras en su calidad de vida mediante el acceso gratuito a la educación, la
salud y el deporte, a los bienes de consumo y la posibilidad de tener vivienda
y trabajo estable.
En Venezuela, la socialización de la renta internacional del petróleo,
sostén principal y fundamental de la economía del país, ha generado modificaciones
en las relaciones sociales de manera inimaginable en la década de los noventa,
cuando el neoliberalismo era dueño y señor de los destinos de la patria de
Bolívar.
A diferencia de otros momentos en los cuales la bonanza petrolera
beneficiaba al país, en estos 14 años se han sentado las bases para la
construcción de una patria protagónica en el escenario internacional, que ha
tendido puentes a las naciones hermanas de la región y del mundo y consolidado
una sociedad profundamente democrática mediante un rescate histórico de las
instituciones y de la constitución, con una visión revolucionaria de la
necesaria unión del pueblo y sus Fuerzas Armadas en el marco de la construcción
de la identidad nacional.
Desde estas páginas hemos hablado sobre las características fascistas,
antidemocráticas y terroristas de los sectores que, hoy por hoy hegemonizan a
la oposición antichavista y también nos hemos hecho eco de las denuncias sobre
los planes para acabar con la revolución, fundamentalmente después del fallecimiento
del Comandante Presidente Hugo Rafael Chávez Frías. Hemos hablado de los
intentos de magnicidio, sabotajes y la penetración de paramilitares y
mercenarios, pero además de estas estrategias para derrocar al gobierno y
abrirse paso en el desmonte de la revolución, existen otras alternativas para
el logro de esos fines que no necesariamente requieren de la utilización de
armas de fuego o explosivos.
Todo accionar militar cuenta con un cuerpo de ideas que lo sustenta, así
como se conoce el tratado “El Arte de la Guerra” de Sun Tzu o “De la guerra” de Karl von Clausewitz, la
Guerra de Cuarta Generación (Fourth Generation Warfare – 4GW) es el término usado
por los analistas y estrategas militares para describir la última fase de la
guerra en la era de la tecnología informática y de las comunicaciones
globalizadas.
En 1989 comenzó la formulación de la teoría de la 4GW cuando William Lind y
cuatro oficiales del Ejército y del Cuerpo de Infantería de Marina de los
Estados Unidos, titularon un documento: “El rostro cambiante de la guerra:
hacia la cuarta generación”, publicado simultáneamente en la edición de octubre
del Military Review y la Marine Corps Gazette.
La teoría de la cuarta generación segmenta la historia occidental en cuatro
períodos, a cada uno de los cuales le correspondió una generación de la guerra.
Estos períodos son:
a) clásico (entre tropas),
b) medieval (tropas, dispositivos tecnológicos e inteligencia),
c) moderno (tropas, tecnología, inteligencia, contrainteligencia y
capacidad de fuego remoto), y
d) posmoderno (desinformación, comunicación borrosa, cibernética,
nanotecnología y formas de control de la población).
La estrategia de la guerra de cuarta generación privilegia el uso de los
medios de comunicación y las Tecnologías de la Información y Comunicación para
conseguir sus objetivos.
¿Cuáles son estos objetivos?, el
control social, político o militar, sin llegar al uso de la armas, según sea la
etapa de la confrontación social y política en el lugar en que se desarrolla.
Su definición técnica de “Guerra Psicológica”, o “Guerra sin Fusiles” la
caracteriza por el empleo planificado de la propaganda y de las acciones psicológicas
orientadas a direccionar conductas mediante el accionar de expertos en
comunicación y psicología de masas.
El país agredido es víctima de campañas de desinformación, descrédito y
aislamiento a nivel nacional e internacional. Su propósito confundir, desmoralizar
y romper la unidad del frente interno y los aliados en el exterior. La gran
difusión y proliferación de noticias, propagandas y opiniones en desmerito de
las políticas, las obras o la imagen de los dirigentes del gobierno, así como
de las instituciones, por radio (AM-FM), Televisión, Internet y las redes
sociales, son su herramienta más idónea, pero fundamentalmente la propagación
boca a boca, de informaciones sin verificación de fuente, ni certeza sobre su
veracidad, las más efectivas.
La globalización del mensaje y las capacidades para influir en la opinión
pública mundial, convertirán a la Guerra Psicológica Mediática en el arma
estratégica dominante de la 4GW.
La comunicación e información manipulada mediante el desarrollo de
estrategias de marketing, desinformación y terror psicológico fundadas en el
estudio sobre los comportamientos individuales y grupales de sectores y/o
estratos poblacionales considerados vulnerables, genera la posibilidad de
captar elementos que, consciente o inconscientemente, se sumen a un discurso o
acción pre establecida dentro de la estrategia “maquiavélica” de “divide y
reinarás”.
La libertad como argumento
“Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia
para plagar la América de miseria a nombre de la libertad”.
Simón Bolívar (1783-1830).
La libertad ha sido, como se plantea
en el ya citado “Destino Manifiesto”, el caballito de batalla que los Estados
Unidos en su afán de imponer el capitalismo en todo el mundo han usado para
invadir, derrocar gobiernos y masacrar a los pueblos resistentes.
Dentro de la concepción de la “guerra psicológica” y “la guerra de cuarta
generación”, la “libertad” cobra un papel fundamental a la hora de la lucha
subversiva contra los gobiernos populares, democráticos, o simplemente
contrarios a los intereses de los Estados Unidos.
¿De qué “libertad” hablan los Estados Unidos? Fundamentalmente de la que
relegue al Estado de toda responsabilidad con respecto a la garantía de
contención social (salud, educación, protección a la vejez y a la niñez) de los
sectores más pobres de la ciudadanía. En su concepción de “democracia y
libertad” impera el criterio de la sobrevivencia del más fuerte, del individuo
más apto. El mundo es para “los mejores”,
según sus parámetros morales “Desde su origen como nación, el sueño de
Estados Unidos ha sido encontrar la perfección social a través de un triple
compromiso: con la divinidad (cumpliendo con el destino impuesto por Dios), con
la religión (observando una moral intachable) y con la comunidad (defendiendo
su libertad, su seguridad y su propiedad)” , y del resto que se apiade Dios.”
(http://www.esrlc.com.ve/biblioteca/manisfiesto.pdf)
La palabra libertad figura en cada evento de agresión a los pueblos. En
Argentina la alianza que derrocó al gobierno del general Juan Perón en 1955 de
la mano de la oligarquía se llamaba “Revolución Libertadora” en Venezuela la
oposición fascista ataca al gobierno Chavista en nombre de la falta de
“libertad” de prensa, de oportunidades, de los supuestos presos políticos, etc.
La libertad desde el punto de vista revolucionario es la posibilidad que
tiene los pueblos de salir de la miseria, de la explotación, de la ignorancia,
es la posibilidad de poder construir un futuro con soberanía e independencia.
Para el imperialismo es la posibilidad de relacionarse económicamente
favoreciendo al dueño del capital y al dueño de la tierra, esta “libertad” es
sinónimo de desamparo para el que nada tiene, es la “libertad” de morirse de
hambre y aceptar sumisamente las reglas del juego que impone el patrón, el
Capital.
Este argumento de la “libertad” tan difundido también en la campaña contra
el comunismo en todas las épocas, apuntaba a derrotar la concepción de la existencia de la lucha de clases
enarbolada por el marxismo y que coloca la relación capital-trabajo en el marco
de una confrontación entre los explotadores y los explotados, desde la cual se
configura una percepción de la sociedad totalmente distinta a como se plantea
en el capitalismo.
Esta contradicción antagónica entre estos dos proyectos de sociedad, en
última instancia, configura la lucha por la supervivencia de la humanidad y la
vida en el planeta, es por ello que la guerra de cuarta generación, como última
reflexión sobre la dominación y derrota del enemigo, se plantea en el terreno
psicológico y cultural, es entre el modelo de desarrollo occidental capitalista
y sus antítesis, expresadas a través de los modelos alternativos como el modelo
planteado en la alternativa bolivariana.
La guerra de cuarta generación también comprende la ofensiva mediática
internacional destinada a debilitar el apoyo hacia el gobierno objeto de la
desestabilización, tratando de cortarle el acceso a fuentes que garantizan sus
sistemas vitales (alimentación, suministros, transporte, energía, sistemas de
salud entre otros) y desvirtuar la situación político- social en los foros
internacionales, con el fin de causar sanciones y presiones de los organismos
internacionales y las potencias extranjeras. Su propósito legitimar la futura
confrontación violenta y el uso de armas de fuerte impacto en la vida del país.
La articulación entre los grandes multimedios medios masivos de
comunicación, como soporte de los planes conspirativos de dominación, tiene
como objetivo destruir el pensamiento reflexivo (información, procesamiento y
síntesis) y sustituirlo por una sucesión de imágenes sin resolución de tiempo y
espacio (alienación controlada).
Como en la confrontación militar, el plan de guerra psicológica está
destinado a: aniquilar, controlar o asimilar al enemigo.
Estas unidades de Guerra Psicológica son complementadas por Grupos
Operativos, infiltrados en la población civil con la misión de detonar hechos
de violencia y conflictos sociales que incremente el estado de malestar y el
enfrentamiento entre bandos, generando un espiral de violencia progresivo.
El bombardeo mediático con informaciones sesgadas está destinado a afectar
la psicología del receptor, no manipula su conciencia, sino sus deseos y
temores inconscientes. No se quiere que este piense información, sino que
consuma información: noticias, títulos, imágenes, que excitan sus sentidos y su
curiosidad y que luego él difundirá entre sus relaciones sociales, mediante
twitter o facebook o en charlas ocasionales y que sentaran un precedente
creíble para otros receptores desprevenidos, o aturdidos por la vorágine de la
vida cotidiana.
Esta estrategia actúa sobre los tres pilares fundamentales para el
funcionamiento del Estado; la gobernabilidad política-institucional, la
estabilidad económica, y la paz social. Cuando se altera el funcionamiento del
sistema mediante el ataque desestabilizador a alguno de estos pilares la
oligarquía y el fascismo comienzan a presionar nacional e internacionalmente
para el restablecimiento del “orden” y eso no es otra cosa que el llamado a un
golpe de Estado o una intervención extranjera.
Esto que ilustramos desde la doctrina de la Guerra de Cuarta Generación es
la hoja de ruta que hemos visto en manos de los fascistas en estos 14 años y
fundamentalmente desde marzo de este año y configura su accionar para los
próximos meses. Lo vemos a diario en las propagandas del Partido Primero Justicia y en las
declaraciones de los más connotados representantes opositores, de las que solo
se puede sacar una conclusión: “estos es un caos, hay que salir del gobierno,
hay que salir del chavismo”.
Vemos como delante de nuestros ojos se desata una guerra económica que
induce a la desesperación y a la confusión, como agitadores y provocadores
tratan de ganar las calles para promover la violencia y como desde los medios
de información privados “lo malo lo hace el gobierno y lo bueno lo hacen las
empresas privadas y las Ongs”.
Para que esta estrategia colonialista de la Guerra de Cuarta Generación dé
resultados positivos es necesario contar con lo que ellos llaman “Alienado
Programado” (AP) o “individuo-masa”, sujeto manipulado que responde a la
realidad virtual que reflejan los medios y que actúa en consecuencia con lo que
ve, sin meditar, o cuestionar la falsedad o realidad de lo que recibe, pero aún
peor, sin reflexionar si lo que recibe atenta contra sus verdaderos intereses,
sus intereses de clase.
Sin el estudio de la realidad en función de los intereses de clase es
complicado tomar parte hacia uno u otro proyecto de país, es por ello que la
oferta del capitalismo y del fascismo siempre aparece de manera engañosa, en un
claro oscuro sinuoso que tiende a la confusión, por ejemplo dicen que en un
gobierno de ellos habría pleno empleo, pero no dicen si mantendrían la actual
ley orgánica del trabajo y de cuanto seria el salario , entre otras cosas, tampoco
hablan de si mantendrían el subsidio a
la economía, cosa que posibilita y complementa el salario y el consumo
para los sectores de menores recursos, como en el caso Mercal.
Obviamente a esto hay que sumarle el prejuicio que genera en los sectores
más reaccionarios de la comunidad el ascenso social de los indígenas, los
pobres estructurales y los inmigrantes latinoamericanos y caribeños a los que
estos “nuevos mantuanos” siempre han visto con recelo y desprecio.
Este coctel explosivo y fácil de manipular al calor de los problemas reales
que existen en el proceso revolucionario, nos debe llamar a la reflexión y a la
prudencia, y a estar atentos y organizados, en un proceso de discusión
permanente, ante los sucesos que puedan desarrollarse hacia finales de año y
comienzos del 2014, ya que como lo demuestra la historia en Venezuela, esa es
una fecha de alta sensibilidad social, que en el 2002 ha sido explotada por los
fascistas para provocar una situación violenta y a la que este año, se sumara
la realización de un evento electoral al que estos caracterizan como
plebiscitario.
La revolución no solo ha generado una mejora incuestionable en los niveles
de vida de la población, también nos ha puesto ante una responsabilidad
histórica en la lucha por la emancipación de los pueblos y es nuestro deber
asumirla.
oscar.rotundo.caracas@gmail.com
Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.
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