INTRODUCCIÓN
Después de la publicación de este artículo a
principios del 2012, se generó una buena cantidad de publicidad en torno a si
en efecto Monsanto, la mega corporación que controla un 90 por ciento del
negocio de las semillas genéticamente modificadas a nivel mundial, había adquirido
en propiedad los servicios de la compañía de servicios de seguridad Black Water
(actualmente conocida como Xe Services) considerada como el ejército mercenario más
grande del mundo. Todo parece indicar que se debió a una mala interpretación
del reporte original en inglés publicado en The Nation por el periodista Jeremy
Scahill, al final todo se aclaró y en definitiva Monsanto decidió que no necesitaba
adquirir su propio ejército mercenario. Claro que esto no quiere decir que el
gran monopolio trasnacional del agronegocio no esté haciendo uso de los
servicios de espionaje que Blackwater presta, como lo ejemplifica y de acuerdo
a documentos obtenidos por Scahill, el pago de $500,000 de parte de Monsanto
para que Blackwater haga el trabajo sucio de infiltrar los grupos de activistas
que se oponen a las siniestras prácticas del gigante de la biotecnología. Por otra parte la adorable pareja
que controla más del 90 por ciento del mercado de patentes en el área de la computación,
Bill y Melinda Gates, figuras emblemáticas del filantrocapitalismo, compraron 500
mil acciones de Monsanto, por más de 23 millones de dólares en nombre de la
Fundación Bill y Melinda Gates. Esta son las bondades del capitalismo a ultranza
en su más pura expresión. LaQnadelSol.
MÁQUINAS DE GUERRA: BLACKWATER,
MONSANTO Y BILL GATES
Por Silvia Ribeiro*
Un reporte de Jeremy Scahill publicado en The Nation(Blackwater’s
Black Ops,15/9/2010) reveló que el ejército mercenario más grande del
mundo, Blackwater (ahora llamado Xe Services) le vendió servicios clandestinos
de espionaje a la trasnacional Monsanto. Blackwater cambió de nombre en 2009,
luego de hacerse famosa en el mundo por las denuncias sobre sus abusos en Irak,
incluidas masacres de civiles. Sigue siendo el mayor contratista privado del
Departamento de Estado de Estados Unidos en servicios de seguridad, es
decir para practicar el terrorismo de Estado dándole al gobierno la posibilidad
de negarlo.
Muchos militares y ex oficiales de la CIA trabajan para Blackwater o alguna
de las empresas vinculadas que creó para desviar la atención de su mala fama y
generar más lucros vendiendo sus nefastos servicios –que van desde información
y espionaje hasta infiltración, cabildeo político y entrenamiento paramilitar–
a otros gobiernos, bancos y empresas trasnacionales. Según Scahill los negocios
con trasnacionales –como Monsanto, Chevron, y gigantes financieros como
Barclays y Deutsche Bank– se canalizan a través de dos empresas que son
propiedad de Erik Prince, dueño de Blackwater: Total Intelligence
Solutions y Terrorism Research Center. Éstas
comparten oficiales y directivos de Blackwater.
Uno de ellos, Cofer Black, conocido por su brutalidad siendo uno de los
directores de la CIA, fue quien hizo contacto con Monsanto en 2008 como
directivo de Total Intelligence, concertando el contrato con la
compañía, para espiar e infiltrar a organizaciones de activistas por los
derechos de los animales, contra los transgénicos y otras sucias actividades
del gigante biotecnológico.
Contactado por Scahill, el ejecutivo Kevin Wilson de Monsanto se negó a
hablar, pero posteriormente confirmó aThe Nation que habían
contratado a Total Intelligence en 2008 y 2009, según Monsanto
solamente para hacer seguimiento de información pública de sus opositores.
Dijo además, que Total Intelligence era una entidad totalmente
separada de Blackwater.
Sin embargo, Scahill cuenta con copias de los correos electrónicos de Cofer
Black posteriores a la reunión con Wilson de Monsanto, donde les explica a
otros ex agentes de la CIA, usando sus direcciones electrónicas de Blackwater,
que la discusión con Wilson fue que Total Intelligence se
convertiría en el brazo de inteligencia de Monsanto, espiando activistas y
otras acciones, incluido que nuestra gente se integre legalmente a esos
grupos. Monsanto pagó a Total Intelligence 127 mil dólares en
2008 y 105 mil dólares en 2009.
No asombra que una empresa de ciencias de la muerte como Monsanto, que
se ha dedicado desde sus orígenes a producir tóxicos y desparramar venenos,
desde el Agente Naranja hasta los PCB (policlorobifenilos), agrotóxicos,
hormonas y semillas transgénicas, se asocie con otra empresa de matones.
Casi al mismo tiempo que la publicación de este artículo en The
Nation, la Vía Campesina denunció la compra de 500 mil acciones de
Monsanto, por más de 23 millones de dólares por la Fundación Bill y Melinda
Gates, que con esto se terminó de sacar su careta de filantrópica. Otra
asociación que no sorprende.
Se trata de un casamiento entre los dos monopolios más brutales de la
historia del industrialismo: Bill Gates controla más de 90 por ciento del
mercado de programas patentados de computación y Monsanto cerca de 90 por
ciento del mercado mundial de semillas transgénicas y la mayoría del mercado
global de semillas comerciales. No existen en ningún otro rubro industrial monopolios
tan vastos, cuya propia existencia es una negación del cacareado principio de competencia
de mercado del capitalismo. Tanto Gates como Monsanto son muy agresivos en
la defensa de sus mal habidos monopolios.
Aunque Bill Gates intente decir que la Fundación no está ligada a sus
actividades comerciales, todo lo que ésta hace demuestra lo contrario: gran
parte de sus donaciones terminan favoreciendo las inversiones comerciales del
magnate, además de que en realidad no dona nada, sino que en lugar de
pagar impuestos a las arcas públicas, invierte sus ganancias donde le favorezca
económicamente, incluida como propaganda de sus supuestas buenas intenciones.
Por el contrario, sus donaciones financian proyectos tan destructivos
como la geoingeniería o la sustitución de medicinas naturales y comunitarias
por medicamentos patentados de alta tecnología en las zonas más pobres del
mundo. Qué coincidencia, el ex secretario de Salud Julio Frenk y Ernesto
Zedillo son consejeros de la Fundación.
Al igual que Monsanto, Gates se dedica también a tratar de destruir la
agricultura campesina en todo el planeta, principalmente a través de la llamada Alianza
para una Revolución Verde en África (AGRA). Ésta funciona como caballo de
Troya para despojar a los campesinos africanos pobres de sus semillas
tradicionales, sustituyéndolas por semillas de las empresas primero, y
finalmente por transgénicos. Para ello, la Fundación contrató en 2006,
justamente a Robert Horsch, un director de Monsanto. Ahora Gates, venteando
mayores ganancias, se fue directo a la fuente.
Blackwater, Monsanto y Gates son tres caras de la misma figura: la máquina
de guerra contra el planeta y la mayoría de la gente que lo habita, sean
campesinos y campesinas, indígenas, comunidades locales, gente que quiere compartir
información y conocimientos o cualquier otro que no quiera estar en la égida de
lucro y destrucción del capitalismo.
Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.
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