INTRODUCCIÓN
Los ánimos están exacerbándose a niveles
insospechados en Guatemala, primero la matanza de campesinos en Totonicapán por
las fuerzas del orden, luego un furibundo comunicado de prensa de los
trogloditas de la extrema derecha guatemalteca y para acabar de echarle leña al
fuego, supuestos manifestantes que eran parte de una demostración pacifica que conmemoraba
un aniversario más de la abortada Revolución del 20 Octubre de 1944, terminan
cometiendo actos vandálicos en contra del patrimonio cultural nacional. Entendemos y compartimos el inconformismo y la
frustración de las organizaciones populares que demandan justicia ante tanto
atropello y abuso de poder del que ha sido víctima el pueblo de Guatemala, sabemos
que la impunidad es el principal impedimento para que la justicia sea efectiva
y que nada cambiará mientras se mantengan intactas las
actuales estructuras del poder. Pero resulta contraproducente creer que en las
actuales condiciones, dada la correlación de fuerzas existente en el escenario político
nacional, este tipo de comportamiento destructivo que atenta contra la cultural
nacional pueda redundar en algún beneficio. Al contrario ha generado una avalancha
de críticas y ataques desde los sectores más reaccionarios que ven en toda
protesta popular elementos criminales que les hace pensar que se está fraguando
una conspiración comunista a la que hay que destruir con todo el rigor de la
mano dura. Y pareciera que hay cierta lógica en la respuesta del gobierno ante
la supuesta amenaza roja. No hay que dejarse llevar por la insensatez hay que
conducir la lucha política con serenidad e inteligencia. LaQnadlSol.
MIENTRAS LA REVOLUCIÓN
CUBANA PROTEGE
SU CENTRO HISTÓRICO,
EN GUATEMALA
LO DESTRUÍMOS
Manifestantes provocaron daños al Ministerio
de Gobernación
|
Por Luciano Castro Barillas
Destruir los monumentos y documentos históricos no es una acción
revolucionaria. Es ignorancia pura y desfogue irracional. Hay países, como
Cuba, por ejemplo, que tienen desde hace muchos años consistentes programas de
recuperación de sus centros históricos. Enclaves con un amplio repertorio
arquitectónico que registra la historia de un país y que confieren elementos
valiosos de identidad nacional. Dañar de ese manera el bellísimo edificio
construido por el dictador Ubico e identificar su hermoso granito rosado y sus
archivos con las acciones represivas recientes (los fallecidos de Totonicapán)
expresan una total falta de discernimiento y falta de control de los dirigentes
populares de personas inclinadas, por muchas razones, a acciones anárquicas y
que a cambio de que la Revolución de Octubre genere simpatía, lo único que
promueven es el rechazo de muchos ciudadanos que se identifican con su ciudad.
En esa línea de pensamiento ignorante y engendrador de acciones destructivas,
entonces los rusos tendrían que arrasar el Kremlin porque representó el poder y
los abusos de los zares. Cuba tendría que destruir el Castillo del Morro porque
representa al colonialismo español. China no tendría que dejar una piedra de su
Ciudad Prohibida porque fue el símbolo de la opresión y la crueldad de los
emperadores. Y los italianos tendrían que dinamitar el Coliseo porque simboliza
la extrema crueldad de los emperadores romanos. ¿Quién dirige esa clase de
imbéciles en las manifestaciones populares? Definitivamente tendrían que ser infiltrados
porque con dirigentes populares de ese tipo, enemigos de las obras de arte y la
historia, y llevados por el hígado y no por la serena conducción y dirección
política de sus fuerzas sociales (hay que leer a Ho Chi Min), pese a la
gravedad de los hechos acontecidos en Cuatro Caminos; el razonamiento, el
análisis mesurado debe prevalecer en los grandes momentos de alborozada
victoria, como de angustiante dolor y fracaso. ¿Qué favor se hace a la
Revolución del 20 de Octubre con esas acciones reprochables? Los manifestantes
vandálicos tienen que ser ex Patrulleros de Defensa Civil pues sus actos de
provocación tienen su impronta. Me resulta inadmisible y totalmente inaceptable
que esas acciones puedan provenir de personas democráticas. No se puede seguir
atentando contra la cultura nacional como tampoco contra la integridad de las
personas que manifiestan públicamente reivindicando sus nunca atendidos
derechos. Y si se quiere realmente proteger el patrimonio arquitectónico
nacional se debe orientar el discernimiento de los grupos contestatarios y del
gobierno: que salgan de ese hermoso edificio las inicuas, corruptas y represoras fuerzas policiales de siempre,
que para una policía como esa cualquier cobertizo de láminas y palos es
suficiente.
Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.
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