INTRODUCCIÓN
El
campesinado guatemalteco y la falta de tierra es el problema fundamental de la
sociedad guatemalteca, porque de los 14 millones de guatemaltecos que habitamos
este país de profundos valles y abruptas montañas, el 60 % de la población vive
en el campo. La extrema miseria asuela a las familias del campo, miseria que se
endosa con la indiferencia e inconsciencia
que un país que no atienda a sus grandes mayorías, es inviable e
insolvente como Nación. Esto se ha dicho miles de veces y por tantos años. Pero
han sido granos de azúcar echados al mar. Ninguna violencia podrá ser resuelta
en Guatemala en tanto tenga sentados sus reales, de tal modo, el egoísmo y el
desdén hacia hermanos que sufren dolor e injusticias históricas. No nos
sorprenda el vendaval que se avecina ante la burla que han sido los campesinos
luego de la Gran Marcha Campesina de hace un mes. Y habría qué ver el aplomo
del actual presidente para resolver un problema que requerirá de buen pulso
político con los sectores tradicionales de poder. No avizoro nada bueno, pero
puede ser que me equivoque. Luciano
Castro Barillas.
LA RETÓRICA Y LA MIOPÍA DEL PARTIDO PATRIOTA
Por Marcela Gereda
Acaso
no les veas, pero están aquí desde hace más que ninguno; puede que no les
oigas, pero quizá llevan algo de tu propio rostro, puede que no lo sepas, pero
comes lo que ellos siembran, cultivan, cosechan; nuestra mano se alimenta de su
mano, de su sudor; y sin embargo, puede que les veas, ni les escuches, ni lo
sepas. Son los campesinos que hemos hecho invisibles.
El
Partido Patriota prepara un paquete de leyes para reemplazar la ley de
Desarrollo Rural. Una ley que ha sido debatida, analizada, consensuada,
retomada a través del diálogo multisectorial del análisis económico e histórico
de la situación social del campesinado en Guatemala. Cosa que este gobierno y
sus congresistas no parecen comprender
ni conocer.
A
pesar de lo que varios empresarios han señalado que esta iniciativa es un
panfleto marxista setentero. Y
de que el exvicepresidente Rafael Espada le aclaró al sector empresarial que no
hay que confundir términos, lo que esta propuesta plantea es elaborar planes,
programas y proyectos para la población en situación de pobreza y extrema
pobreza de un sector abandonado, desde siempre, por el Estado guatemalteco: el
campesinado.
Las
demandas realizadas por las organizaciones campesinas fueron una vez más
silenciadas. La marcha no tuvo la respuesta esperada. La desesperanza crece en
el campo, la retórica se multiplica en la política. Estamos ante el ciclo:
movilización-retórica politiquera-incumplimiento-abandono e invisibilidad del
campesinado.
Hay
aquí enfrentamientos en las formas en las que el mundo aparece ante nosotros,
las formas como planteamos los problemas y cómo pretendemos resolverlos: a
pesar de que para el PP con estos planes están “modernizando” la agricultura, no
hay aquí sino formas de seguir haciendo más de lo mismo. De eso que nunca ha
funcionado: repartir fertilizantes.
En
cambio, desde esta ley de Desarrollo Rural se le da un papel promotor y tutelar
al Estado en el desarrollo de la economía campesina, además, incentiva a la
desconcentración de la tierra. No es expropiación.
Por
muchos años diversas organizaciones campesinas han observado que la propiedad
de más de la mitad de las mejores tierras agrícolas están en manos de pocas
familias pudientes, dedicadas a los monocultivos (azúcar, banano, palma
africana, y que apenas una cuarta parte de la tierra pertenece a pequeños
productores). Con la ley se pretende movilizar las economías campesinas.
En
un país como el nuestro, todos debiéramos estar involucrados en devolver al
campesinado su lugar y dignidad. Es responsabilidad de todos conocer las formas
históricas e injustas de concesión de las tierras. Los campesinos exigen salud,
educación, acceso a la tierra, crédito, infraestructura, respeto por la vida que
emerge de la tierra. Y, sobre todo, reclaman poder tener decisión sobre sus
propias vidas.
Desesperados
de la retórica y la miopía de los políticos de turno, los campesinos han
emprendido a enfrentar el dilema de la tierra haciendo sus propios ensayos y
experimentos, como lo es el de la agroecología, que hace que los campesinos
diversifiquen sus productos y apuesten por una seguridad alimentaria.
Este
país es privilegiado y maravilloso por muchas cosas, y entre ellas, la
existencia de campesinos y comunidades indígenas, formas de vida y
conocimientos distintos, que están presentes, cuyo valor no solo es “ser
distintos”, sino de haber ensayado durante miles de años el acceso a la tierra
y a los recursos comunitarios, para la implementación de formas de producción
sostenibles, adaptadas a su medio, e impulsadas por estos conocimientos (mal
llamados tradicionales), puede potenciar la alimentación y el desarrollo de la
población guatemalteca y también la generación de excedentes para contribuir a
la alimentación mundial.
Como
sociedad civil exigimos la aprobación de la Ley de Desarrollo Rural Integral,
exigimos que se le asigne un presupuesto hondo. Entendemos que el actual
gobierno se ha dado cuenta de que, a diferencia que en la época de campaña, su
caballo de batalla ya no puede ser combatir la violencia por lo que sale con
“Hambre Cero” para lavarse las manos.
Publicado por Marvin Najarro
CT., USA.
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