El régimen golpista de Ucrania en Kiev apoyado por Occidente ha lanzado una
ofensiva contra los rusos étnicos en el este, mientras que una turba
pro-régimen utilizó el fuego para matar a unos 31 manifestantes contra el
régimen en Odessa. Prácticamente todos los expertos estadounidenses favorecen al
régimen golpista, pero Daniel Patrick Welch ofrece una visión diferente del
conflicto
LA GUERRA DE UN PUEBLO
EN EL ESTE DE UCRANIA
Por Daniel Patrick Welch
A medida que la niebla de la guerra desciende sobre Ucrania, es importante
gritar a los cuatro vientos algunos puntos importantes antes de que se pierdan
en los detalles. Una junta golpista designada en Kiev, concebida, diseñada y
controlada desde Washington, ha iniciado un asalto masivo a mano armada en
contra de sus propios ciudadanos en el este.
Este crimen de guerra ya no está en duda. Tampoco puede haber más dudas
sobre quién está manipulando los hilos. La junta ilegítima ha hecho lo que sus
amos del Fondo Monetario Internacional le exigieron el otro día que haga.
Explícitamente -y reveladoramente- el FMI con sede en Washington, el ejecutor de
la mafia del capital occidental, emitió un comunicado diciendo que el aplastante
acuerdo de austeridad -ya una sentencia de muerte para muchos ucranianos que viven
en niveles de subsistencia- podría tener que ser "revisado" si la cábala
escogida en Kiev no podía controlar a las regiones rebeldes y ricas en recursos
del este, el gran premio de toda la farsa de la "democracia".
La junta, mediante el uso de una fuerza militar residual y grupos de choque
fascistas, ha cumplido diligentemente, un momento vergonzoso y repugnante en la
historia mundial. Es también, sin embargo, un momento que creo que va a ser
transformador en maneras que aún no podemos entender.
Por un momento, temí que, en una fase totalmente militarizada la
resistencia sería menos capaz de acceder a su principal activo -la gente.
Cuando estalla la guerra, los soldados no están obligados a confrontar la
humanidad de sus oponentes, y nosotros dejaríamos de ver escenas, como cordones
de la gente común tratando de detener los tanques con sus propias manos. Me
equivoqué de nuevo, lo admito plenamente. La lucha, como la vida, me enseña
algo nuevo cada día. La determinación de la gente es el amor mismo, y estoy
asombrado de su coraje; cada mañana me despierto contento de estar vivo porque
me alegro de que todavía ellos estén vivos.
Y un sonoro ¡al carajo! para la comunidad de la "paz" en
Occidente, estos apologistas de la máquina de guerra, y especialmente a los
liberales y los elementos de la Izquierda del Primer Mundo que son siempre los
últimos en ver que su purista desapego intelectual esta siempre -siempre- sospechosamente cerca de la agenda
del imperio, que observa (y ¡vitorea!), mientras que los EE.UU y sus aliados
masacran a inocentes y frustran la voluntad de los pueblos desde Afganistán hasta
Zaporizhia, una ciudad en el sureste de Ucrania.
La Organización de las Naciones
Unidas se ha expuesto a sí misma como una entusiasta y descarada herramienta de
la supremacía occidental y apologista de los crímenes del imperio. Será
desechada junto con los otros detritos del viejo mundo como injusta, desigual y
poco dispuesta a romper el yugo del paradigma occidental. Creo que la
organización es mucho más peor que inútil.
De hecho creo que este conflicto en Ucrania es la sentencia de muerte para
la ONU, junto con el FMI / UE / OTAN y el resto de organizaciones occidentales
que actúan en conjunto para tratar de forzar a miles de millones de personas a
creer que 2 + 2 = 5. Ellos son el problema, y no tienen soluciones. Como debería
de ser –pues como Eduardo Galeano con elegancia nos recordó, "sería
curioso que del seno mismo de los Estados Unidos, de donde nos viene el mal,
naciese también el remedio".
En medio de las mentiras y distorsiones de una prensa comprada y vendida, y
una máquina de propaganda del gobierno, todavía podemos evitar las mentiras y
ver a los estafadores por lo que son: mercaderes de una maquinaria de guerra
empeñados en vendernos más muerte y destrucción. Está en todos nosotros
rechazar la mercancía.
Cada uno de nosotros tiene la capacidad de captar el momento de Michael
Corleone, en esa escena de "El Padrino" en La Habana en 1959, cuando
él sabía por instinto que tenía razón y Hyman Roth estaba equivocado. Aunque
para nada simpatizante de la revolución, vio que se trataba de una mala
inversión cuando los revolucionarios de Castro preferirían más bien suicidarse
que ser capturados.
La crisis actual presenta muchas de estas oportunidades, una buena parte de
las cuales son esas historias e imágenes de personas deteniendo tanques con sus
propios cuerpos. Un momento de particular claridad para mí llegó en una
entrevista absolutamente impresionante hecha por Graham Phillips de un hombre
en la calle en Kramatorsk, que condensa en dos minutos y medio todo lo que
significa para la gente del Este de Ucrania. Elocuente, apasionado y claro,
todavía se me hace un nudo en la garganta.
"Por otra parte, los Banderistas que ahora han llegado aquí y quieren
imponernos su ideología nos han dado un preciado regalo porque han despertado
en nosotros en el este de Ucrania, nuestro patriotismo, que había estado
latente durante muchos años". ("Banderistas" es un nombre dado a
los militantes neonazis que encabezaron el golpe de Estado de 22 de febrero que
derrocó al presidente electo Viktor Yanukovich en Ucrania. Ello son orgullosos
seguidores de Stepan Bandera, quien dirigió las fuerzas ucranianas en la
Segunda Guerra Mundial que colaboraron con los nazis en el exterminio de judíos
y polacos en la búsqueda de una Ucrania racialmente pura. Los Banderistas
tratan despectivamente a los rusos étnicos en el este de Ucrania a quienes
consideraban inferiores, si no sub-humanos.)
El hombre continuó: "Esto sucedió porque la gente [en el este de
Ucrania] había olvidado más o menos lo
que solían ser, en que se habían convertido. El colapso de la Unión Soviética
en 1991 dio lugar a una especie de depresión. La gente vio este evento, el
colapso de la Unión Soviética, como una especie de desastre natural. La Unión
Soviética se desintegró, y llegó la lluvia. La gente no entendía lo que había
pasado -estaban desmoralizados, solían creer en sus líderes.
"Ahora la gente entiende que no es necesario creer en líderes. No
necesitamos creer en ningún Yanukovich, no necesitamos creer en un Partido de
las Regiones. Tenemos que organizarnos por nuestros propios medios -y recordar
nuestra propia historia, recordar nuestra propia cultura. Ese es nuestro
fundamento.
"Así que gracias a todos los Banderistas que han llegado a Kiev, y que
han hecho que la gente recuerde lo que son, lo que son en el mundo, y sobre
todo por qué están aquí en esta tierra."
Filtre esto en medio de las cada vez más obvias y absurdas calumnias acerca
de los "separatistas pro rusos”, “los rusos pro-rusos" y otros
términos torpes y deliberadamente denigrantes empleados para sincronizar con la
rusofobia ahora contaminando prácticamente todas las ondas de radio y
televisión occidentales. Se podría considerar el término, similarmente extraño aunque
más honesto, "pro-autonomía autónomos", o "humanos pro-autodeterminación."
O simplemente, "las personas que se oponen a ser asesinados."
A medida que los helicópteros y misiles comienzan a volar, usted puede
sentir la desesperación de un pueblo bajo ataque, como en esta incisiva
"Carta del Este Ucrania", de aquellos cuyos abuelos lucharon y
murieron para derrotar el fascismo:
"Cada escoria Banderista, cada rata de la Guardia Nacional y otras
pandillas debe saber esto: ¡tú has venido a nuestra tierra con armas! ¡Has
venido para matarnos en nuestra propia tierra! ¡Así que no esperes ninguna
misericordia de nosotros! ¡Vas a encontrar sólo la muerte sombría! ¡Porque aún
no has experimentado la ira-eslava de Rusia! ¡Pero te abrumará en una llama
severa y violenta! ¿Crees que tenemos miedo? ¿Miedo nosotros, los rusos en el
Sur-Oriente? Estas muy, muy profundamente equivocado. Y no muchos de ustedes
podrán entenderlo, ya que pocos de ustedes lograran volver del Sur-Este.
Así que pídele a tus padres, esposas, hermanas, desde el corazón a que
preparen los ataúdes de sus maridos, hijos y hermanos. O por lo menos un lugar
en el cementerio, ya que puede que sea difícil de encontrar la mayoría de los
cuerpos.
"No tenemos a dónde retirarnos y somos rusos, aunque por un tiempo
todavía con pasaportes ucranianos. ¡Somos rusos, que nunca se rinden! ¡Nos
defenderemos hasta la última bala, la última granada, hasta nuestro último
aliento! ¡Y si morimos, moriremos para la gloria de la tierra rusa! ¡Nunca estaremos
bajo la escoria fascista Banderista!”
"Hermanos, eslavos, rusos, si perecemos, vénguenos. ¡Muerte al
fascismo! "
Aún más asombroso, más allá de la geografía y los lazos culturales, un
experimento en el oeste de Ucrania es bastante revelador. La TV de Ucrania en
la ciudad centro-occidental de Zhytomyr envió activistas de Maidan fingiendo
ser rebeldes armados del sureste (opuestos al régimen Kiev) al centro de la
ciudad de Zhitomir preguntando direcciones. Los falsos rebeldes quedaron
aparentemente bastante sorprendido de que los residentes locales de buen agrado
les ayudaron, incluso dándoles detalles acerca de cómo evitar los puntos de
control policial. Luego, armados, se quedaron por un tiempo cerca de la
estación de la policía local, y nadie les prestó atención.
En otras palabras, la máscara se ha caído, y la junta está acabada. La
violencia represiva masiva es la única manera de mantener el poder que tiene la
junta militar títere de occidente. Matarán a un buen número de personas, pero
su muerte será vengada, y el mundo será transformado. Es un momento increíble.
A menudo hurgo en mi repertorio de canciones republicanas irlandesas, un
manantial de sentimiento que define momentos como estos, que encapsula la
determinación a menudo vulgar de un pueblo con la espalda contra la pared:
Váyanse, soldados británicos, váyanse a casa
¿No tienen ninguna puta casa de su propiedad?
Por 800 años los hemos combatido sin miedo
Los combatiremos por ochocientos más
Un nuevo mundo está naciendo ante nuestros ojos, y aquellos que aún no lo
ven serán consignados al basurero de la historia. ¿Está usted listo? ¿Oye al
pueblo cantar? El heroico pueblo del sudeste de Ucrania está adoptado una
posición por todos nosotros, en nombre de los pueblos del mundo y contra el
mundo enfermo y deplorable que el consenso de Washington quiere vendernos.
Se está desarrollando y desplegando ahora, y no podemos predecir
exactamente su curso. Nosotros, sin embargo, tenemos el poder de elegir si
queremos estar en el lado correcto de la historia. En palabras del antiguo
evangelio espiritual:
A bordo, pequeños niños
A bordo, pequeños niños
A bordo, pequeños niños
¡El arca va a zarpar!
Daniel Patrick Welch es un analista político, escritor,
lingüista y activista. Daniel Patrick Welch vive y escribe en Salem,
Massachusetts, con su esposa.
Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario