domingo, 4 de mayo de 2014

La guerra de un pueblo en el Este de Ucrania

El régimen golpista de Ucrania en Kiev apoyado por Occidente ha lanzado una ofensiva contra los rusos étnicos en el este, mientras que una turba pro-régimen utilizó el fuego para matar a unos 31 manifestantes contra el régimen en Odessa. Prácticamente todos los expertos estadounidenses favorecen al régimen golpista, pero Daniel Patrick Welch ofrece una visión diferente del conflicto


LA GUERRA DE UN PUEBLO
EN EL ESTE DE UCRANIA


Por Daniel Patrick Welch

A medida que la niebla de la guerra desciende sobre Ucrania, es importante gritar a los cuatro vientos algunos puntos importantes antes de que se pierdan en los detalles. Una junta golpista designada en Kiev, concebida, diseñada y controlada desde Washington, ha iniciado un asalto masivo a mano armada en contra de sus propios ciudadanos en el este.

Este crimen de guerra ya no está en duda. Tampoco puede haber más dudas sobre quién está manipulando los hilos. La junta ilegítima ha hecho lo que sus amos del Fondo Monetario Internacional le exigieron el otro día que haga. Explícitamente -y reveladoramente- el FMI con sede en Washington, el ejecutor de la mafia del capital occidental, emitió un comunicado diciendo que el aplastante acuerdo de austeridad -ya una sentencia de muerte para muchos ucranianos que viven en niveles de subsistencia- podría tener que ser "revisado" si la cábala escogida en Kiev no podía controlar a las regiones rebeldes y ricas en recursos del este, el gran premio de toda la farsa de la "democracia".

La junta, mediante el uso de una fuerza militar residual y grupos de choque fascistas, ha cumplido diligentemente, un momento vergonzoso y repugnante en la historia mundial. Es también, sin embargo, un momento que creo que va a ser transformador en maneras que aún no podemos entender.

Por un momento, temí que, en una fase totalmente militarizada la resistencia sería menos capaz de acceder a su principal activo -la gente. Cuando estalla la guerra, los soldados no están obligados a confrontar la humanidad de sus oponentes, y nosotros dejaríamos de ver escenas, como cordones de la gente común tratando de detener los tanques con sus propias manos. Me equivoqué de nuevo, lo admito plenamente. La lucha, como la vida, me enseña algo nuevo cada día. La determinación de la gente es el amor mismo, y estoy asombrado de su coraje; cada mañana me despierto contento de estar vivo porque me alegro de que todavía ellos estén vivos.

Y un sonoro ¡al carajo! para la comunidad de la "paz" en Occidente, estos apologistas de la máquina de guerra, y especialmente a los liberales y los elementos de la Izquierda del Primer Mundo que son siempre los últimos en ver que su purista desapego intelectual esta siempre -siempre- sospechosamente cerca de la agenda del imperio, que observa (y ¡vitorea!), mientras que los EE.UU y sus aliados masacran a inocentes y frustran la voluntad de los pueblos desde Afganistán hasta Zaporizhia, una ciudad en el sureste de Ucrania.

La Organización de las  Naciones Unidas se ha expuesto a sí misma como una entusiasta y descarada herramienta de la supremacía occidental y apologista de los crímenes del imperio. Será desechada junto con los otros detritos del viejo mundo como injusta, desigual y poco dispuesta a romper el yugo del paradigma occidental. Creo que la organización es mucho más peor que inútil.

De hecho creo que este conflicto en Ucrania es la sentencia de muerte para la ONU, junto con el FMI / UE / OTAN y el resto de organizaciones occidentales que actúan en conjunto para tratar de forzar a miles de millones de personas a creer que 2 + 2 = 5. Ellos son el problema, y no tienen soluciones. Como debería de ser –pues como Eduardo Galeano con elegancia nos recordó, "sería curioso que del seno mismo de los Estados Unidos, de donde nos viene el mal, naciese también el remedio".

En medio de las mentiras y distorsiones de una prensa comprada y vendida, y una máquina de propaganda del gobierno, todavía podemos evitar las mentiras y ver a los estafadores por lo que son: mercaderes de una maquinaria de guerra empeñados en vendernos más muerte y destrucción. Está en todos nosotros rechazar la mercancía.

Cada uno de nosotros tiene la capacidad de captar el momento de Michael Corleone, en esa escena de "El Padrino" en La Habana en 1959, cuando él sabía por instinto que tenía razón y Hyman Roth estaba equivocado. Aunque para nada simpatizante de la revolución, vio que se trataba de una mala inversión cuando los revolucionarios de Castro preferirían más bien suicidarse que ser capturados.

La crisis actual presenta muchas de estas oportunidades, una buena parte de las cuales son esas historias e imágenes de personas deteniendo tanques con sus propios cuerpos. Un momento de particular claridad para mí llegó en una entrevista absolutamente impresionante hecha por Graham Phillips de un hombre en la calle en Kramatorsk, que condensa en dos minutos y medio todo lo que significa para la gente del Este de Ucrania. Elocuente, apasionado y claro, todavía se me hace un nudo en la garganta.

"Por otra parte, los Banderistas que ahora han llegado aquí y quieren imponernos su ideología nos han dado un preciado regalo porque han despertado en nosotros en el este de Ucrania, nuestro patriotismo, que había estado latente durante muchos años". ("Banderistas" es un nombre dado a los militantes neonazis que encabezaron el golpe de Estado de 22 de febrero que derrocó al presidente electo Viktor Yanukovich en Ucrania. Ello son orgullosos seguidores de Stepan Bandera, quien dirigió las fuerzas ucranianas en la Segunda Guerra Mundial que colaboraron con los nazis en el exterminio de judíos y polacos en la búsqueda de una Ucrania racialmente pura. Los Banderistas tratan despectivamente a los rusos étnicos en el este de Ucrania a quienes consideraban inferiores, si no sub-humanos.)

El hombre continuó: "Esto sucedió porque la gente [en el este de Ucrania] había olvidado más o menos  lo que solían ser, en que se habían convertido. El colapso de la Unión Soviética en 1991 dio lugar a una especie de depresión. La gente vio este evento, el colapso de la Unión Soviética, como una especie de desastre natural. La Unión Soviética se desintegró, y llegó la lluvia. La gente no entendía lo que había pasado -estaban desmoralizados, solían creer en sus líderes.

"Ahora la gente entiende que no es necesario creer en líderes. No necesitamos creer en ningún Yanukovich, no necesitamos creer en un Partido de las Regiones. Tenemos que organizarnos por nuestros propios medios -y recordar nuestra propia historia, recordar nuestra propia cultura. Ese es nuestro fundamento.

"Así que gracias a todos los Banderistas que han llegado a Kiev, y que han hecho que la gente recuerde lo que son, lo que son en el mundo, y sobre todo por qué están aquí en esta tierra."

Filtre esto en medio de las cada vez más obvias y absurdas calumnias acerca de los "separatistas pro rusos”, “los rusos pro-rusos" y otros términos torpes y deliberadamente denigrantes empleados para sincronizar con la rusofobia ahora contaminando prácticamente todas las ondas de radio y televisión occidentales. Se podría considerar el término, similarmente extraño aunque más honesto, "pro-autonomía autónomos", o "humanos pro-autodeterminación." O simplemente, "las personas que se oponen a ser asesinados."

A medida que los helicópteros y misiles comienzan a volar, usted puede sentir la desesperación de un pueblo bajo ataque, como en esta incisiva "Carta del Este Ucrania", de aquellos cuyos abuelos lucharon y murieron para derrotar el fascismo:

"Cada escoria Banderista, cada rata de la Guardia Nacional y otras pandillas debe saber esto: ¡tú has venido a nuestra tierra con armas! ¡Has venido para matarnos en nuestra propia tierra! ¡Así que no esperes ninguna misericordia de nosotros! ¡Vas a encontrar sólo la muerte sombría! ¡Porque aún no has experimentado la ira-eslava de Rusia! ¡Pero te abrumará en una llama severa y violenta! ¿Crees que tenemos miedo? ¿Miedo nosotros, los rusos en el Sur-Oriente? Estas muy, muy profundamente equivocado. Y no muchos de ustedes podrán entenderlo, ya que pocos de ustedes lograran volver del Sur-Este.

Así que pídele a tus padres, esposas, hermanas, desde el corazón a que preparen los ataúdes de sus maridos, hijos y hermanos. O por lo menos un lugar en el cementerio, ya que puede que sea difícil de encontrar la mayoría de los cuerpos.

"No tenemos a dónde retirarnos y somos rusos, aunque por un tiempo todavía con pasaportes ucranianos. ¡Somos rusos, que nunca se rinden! ¡Nos defenderemos hasta la última bala, la última granada, hasta nuestro último aliento! ¡Y si morimos, moriremos para la gloria de la tierra rusa! ¡Nunca estaremos bajo la escoria fascista Banderista!”

"Hermanos, eslavos, rusos, si perecemos, vénguenos. ¡Muerte al fascismo! "

Aún más asombroso, más allá de la geografía y los lazos culturales, un experimento en el oeste de Ucrania es bastante revelador. La TV de Ucrania en la ciudad centro-occidental de Zhytomyr envió activistas de Maidan fingiendo ser rebeldes armados del sureste (opuestos al régimen Kiev) al centro de la ciudad de Zhitomir preguntando direcciones. Los falsos rebeldes quedaron aparentemente bastante sorprendido de que los residentes locales de buen agrado les ayudaron, incluso dándoles detalles acerca de cómo evitar los puntos de control policial. Luego, armados, se quedaron por un tiempo cerca de la estación de la policía local, y nadie les prestó atención.
En otras palabras, la máscara se ha caído, y la junta está acabada. La violencia represiva masiva es la única manera de mantener el poder que tiene la junta militar títere de occidente. Matarán a un buen número de personas, pero su muerte será vengada, y el mundo será transformado. Es un momento increíble.

A menudo hurgo en mi repertorio de canciones republicanas irlandesas, un manantial de sentimiento que define momentos como estos, que encapsula la determinación a menudo vulgar de un pueblo con la espalda contra la pared:

Váyanse, soldados británicos, váyanse a casa

¿No tienen ninguna puta casa de su propiedad?

Por 800 años los hemos combatido sin miedo

Los combatiremos por ochocientos más

Un nuevo mundo está naciendo ante nuestros ojos, y aquellos que aún no lo ven serán consignados al basurero de la historia. ¿Está usted listo? ¿Oye al pueblo cantar? El heroico pueblo del sudeste de Ucrania está adoptado una posición por todos nosotros, en nombre de los pueblos del mundo y contra el mundo enfermo y deplorable que el consenso de Washington quiere vendernos.

Se está desarrollando y desplegando ahora, y no podemos predecir exactamente su curso. Nosotros, sin embargo, tenemos el poder de elegir si queremos estar en el lado correcto de la historia. En palabras del antiguo evangelio espiritual:

A bordo, pequeños niños  

A bordo, pequeños niños

A bordo, pequeños niños  

¡El arca va a zarpar!



Daniel Patrick Welch es un analista político, escritor, lingüista y activista. Daniel Patrick Welch vive y escribe en Salem, Massachusetts, con su esposa.






Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.

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