Su lenguaje impreciso,
diplomático y sin personalidad sigue dando cuenta de quién exactamente es el
arzobispo metropolitano de Guatemala. Con quien está identificado políticamente
e ideológicamente en realidad. Y claro, no es precisamente con los sectores
populares, con los trabajadores, a juzgar por sus hechos recientes y pasados,… Hay
una duda al respecto de su cargo de arzobispo. En su elección o designación de
obispo qué mano estuvo presente: ¿la de Dios o la del Diablo?
LA POSIBLE MANO DE DIOS EN
LA ELECCIÓN
DEL ARZOBISPO DE GUATEMALA OSCAR VIAN
Por María de los Ángeles Roca
La
Cuna del Sol
Este rollizo señor de evidente buena vida y de complicado mestizaje porque
no se sabe si es indígena o taiwanés, pero obviamente es el arzobispo
metropolitano de Guatemala, no se complica la vida con su sobrepeso como los
señores feudales y luce rozagante dando, según él, declaraciones “equilibradas”
cuando se refiere al poder político tradicional de este país. No es en ningún
momento un gordito simpático e ingenuo. Es también aquiescente con la rancia y
retrógrada oligarquía azucarera al afirmar en un
vídeo de propaganda de esa industria evasora de impuestos que
ésta cumple su función social porque los jornaleros de la zafra ahora sí,
después de tantos años de explotación, pueden comer en un refectorio digno, con
cocinas de aluminio y un servicio médico gratuito. Y sus declaraciones van por
el mismo estilo cuando, no pudiéndose pasar por alto por su contundencia; pide
con manos suplicantes de beato que los guatemaltecos debemos hacer el esfuerzo
de vivir en “armonía” este nuevo año pues altos índices de violencia e
inseguridad siguen creciendo exponencialmente. La pregunta es: ¿de cuál armonía
habla este señor? Su lenguaje impreciso, diplomático y sin personalidad sigue
dando cuenta de quién exactamente es el arzobispo metropolitano de Guatemala.
Con quien está identificado políticamente e ideológicamente en realidad. Y
claro, no es precisamente con los sectores populares, con los trabajadores, a
juzgar por sus hechos recientes y pasados, que es pertinente recordárselo a
este sospechoso socio del diablo, para que no olvide que allí está la historia
para recordarle a uno lo que ha sido y no andar de presumido. Déjeme contarle
una de sus barrabasadas.
Corría el año 1978 y la dictadura luquista distribuía sin asco represión y
muerte a todos los sectores populares guatemaltecos que reivindicaban las cosas
de siempre: aumento salarial, mejores condiciones labores y libertades
políticas y de organización. Vian, por supuesto, sin decirlo, no estaba de
acuerdo con esas posiciones de los trabajadores. Él era el jefe, el patrón; no
el sacerdote en el Colegio Salesiano Don Bosco ubicado en la avenida Bolívar.
Dios se quedaba afuera a la hora de entrar a su despacho de director y allí
solo estaba Vian, el administrador de cuantiosos recursos de una institución
educativa que desde años ha hecho un buen dinero y sabrá Dios qué camino ha
tomado. Unos maestros jóvenes, dos de ellos de Jutiapa, hicieron una solicitud
de aumento salarial porque lo devengado en ese establecimiento era exiguo,
además de la continua exigencia y presión de los curas que como cotusas
circulaban por todos lados, pendientes de todo, menos de las necesidades de los
trabajadores. Tenían también los maestros que aguantar la hipocresía de ir
todas las semanas a misa con los alumnos que del colegio, a la hora del recreo,
daban un paso de perico a la iglesia, entrando por un costado del edificio.
Pues bien, la solicitud llegó a manos del sacerdote Vian quien lo leyó una
y otra vez con contenida ira. Al otro día citó a los maestros firmantes para
que comparecieran a primera hora a su despacho. Ingenuamente los maestros
creyeron que este hombre de Dios (mejor sería del Demonio) iba a acceder a los
requerimientos del solicitado aumento salarial. ¡Mamolas! El desgraciado los
destituyó inmediatamente y de paso violó la ley: se negó rotundamente a pagarle
a los maestros destituidos sus prestaciones salariales de ley. Por ello no es
de extrañar sus buenas migas con el sector empresarial, principalmente con el
azucarero, a quien le hizo buen servicio publicitario afirmando, de hecho con
su aquiescencia, que ellos son “buenas personas” y “nobles empresarios”.
Hay una duda al respecto de su cargo
de arzobispo. En su elección o designación de obispo qué mano estuvo presente:
¿la de Dios o la del Diablo? ¡Vaya a saber usted querido lector! Pero que algo
chueco pasó, eso es evidente.
Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.
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