El esfuerzo clandestino de
la Casa Blanca ilustra como cualquier acuerdo para limitar el programa nuclear
iraní siempre dependía de las negociaciones directas entre los EEUU e Irán.
Además demuestra cuanto capital político Obama ha puesto en juego desde el
inicio de su presidencia para lograr el éxito del pacto nuclear con los
iraníes. Pero este esfuerzo de cinco años que culminó con la firma del acuerdo
temporal enfrenta, desde el mismo momento en que se dio a conocer, serias
dificultades que con el trascurso de los días se harán difíciles de sortear y
seran un serio obstáculo para alcanzar un acuerdo final de largo termino que
solucione de manera pacífica el impase nuclear, evite una guerra y normalice
las relaciones entre Estados Unidos e Irán.
OBAMA Y EL ACUERDO
NUCLEAR CON IRÁN
Finalmente y después de tantos intentos fallidos Irán y el grupo 5P+1
lograron en Ginebra, afinar todos los detalles para la firma del acuerdo
interino que por un periodo de seis meses le permitirá a los iraníes un leve
alivio, producto de las sanciones económicas de occidente, a cambio de la
suspensión temporal de varios aspectos claves de su programa nuclear, el cual
como lo han repetido incesantemente los iraníes es con fines pacíficos y nada
tiene que ver con el desarrollo de armas nucleares como afirman sus detractores.
Sobre todo en el gobierno de Israel y sus aliados occidentales, principalmente
en el Congreso de los Estados Unidos.
La firma del acuerdo temporal se logró después de un largo proceso de
negociaciones. Según reporta el Wall Street, el gobierno de Obama desarrolló durante
cinco años una estrategia de dos vías, una secreta y otra pública. Según informa el citado
periódico, las negociaciones secretas fueron supervisadas personalmente por el
propio presidente Obama y se mantuvieron fuera del conocimiento de los aliados
más cercanos de Washington y de algunos de los funcionarios de más alto rango
del gobierno de los EEUU. Las negociaciones secretas crearon los fundamentos
para alcanzar el acuerdo temporal, pero a ratos también pusieron en riesgo el
esfuerzo, particularmente en noviembre 7, cuando en las rondas preliminares de
las negociaciones los franceses fueron tomados por sorpresa por la profundidad
de las conversaciones paralelas.
El esfuerzo clandestino de la Casa Blanca ilustra como cualquier acuerdo para
limitar el programa nuclear iraní siempre dependía de las negociaciones
directas entre los EEUU e Irán. Además demuestra cuanto capital político Obama
ha puesto en juego desde el inicio de su presidencia para lograr el éxito del
pacto nuclear con los iraníes. Pero este esfuerzo de cinco años que culminó con
la firma del acuerdo temporal enfrenta, desde el mismo momento en que se dio a
conocer, serias dificultades que con el trascurso de los días se harán difíciles
de sortear y seran un serio obstáculo para alcanzar un acuerdo final de largo
termino que solucione de manera pacífica el impase nuclear, evite una guerra y
normalice las relaciones entre Estados Unidos e Irán.
A pesar del optimismo manifestado por el presidente Obama sobre el éxito de
las negociaciones, las fuerzas que se oponen a cualquier acuerdo con Irán no
han desaprovechado un solo momento para atacarlo de ingenuo, apaciguador y de concederles
todo a los iraníes a cambio de mínimas concesiones. Estas fuerzas
obstruccionistas lideradas por el energúmeno primer ministro israelí, Benjamín
Netanyahu, el poderoso lobby judío en Washington y sus compinches neoconservadores en los medio
de prensa y en el congreso estadounidense están dispuestos con todo su arsenal
no solo a interrumpir el acuerdo temporal, sino, restarle cualquier chance a
Obama de que pueda lograr un acuerdo final de larga duración con los iraníes.
Nethanyahu no ha parado en denunciar el acuerdo de Ginebra con los iraníes,
como un “error histórico” que deja al alcance de Irán la producción de armas
atómicas, y también ha dicho que Israel no estará obligado a respetar el
acuerdo. “El día de hoy el mundo se ha tornado en un lugar más peligroso debido
a que el régimen más peligros en el mundo ha dado un gran paso para la
obtención del arma más peligrosa del mundo”, dijo Netanyahu. La hipocresía de
este hombre no tiene límites, es precisamente Israel quien representa un
peligro para la humanidad con sus centenares de armas nucleares no declaradas y
que rehúsa a ser parte del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares. Irán
no está en posecion de armas atómicas, es parte del NPT y ha suspendido
temporalmente varios aspectos de su
programa nuclear.
De acuerdo al Wall Strett, los líderes del partido Republicano y del
Demócrata están amenazando con romper con la política de Obama hacia Irán y
aprobar nuevas sanciones punitivas contra el país. Argumentan que el acuerdo
alcanzado el domingo en Ginebra concede demasiado al régimen islamista
exigiendo a cambio demasiado poco. La realidad es muy diferente:
Según lo pactado en el acuerdo interino, Irán suspenderá toda actividad de
enriquecimiento de uranio más allá del 5%, no instalará nuevas centrifugas, la
viejas unidades no seran reemplazadas y no podrá aumentar el número de
instalaciones para enriquecimiento en el país. En cuanto a las inspecciones a
los sitios nucleares de Natanz y Fordow estas se llevaran a cabo diariamente. Suspender
los trabajos de construcción en el reactor de agua pesada de Arak . Si Irán
decide reiniciar sus actividades de enriquecimiento, los controles impuestos
harán que le tome más tiempo que sin el acuerdo interino, además las potencias
internacionales con el aumento en el número de inspectores estarán en
condiciones de detectar con mayor rapidez cualquier intento de violación de lo
acordado por parte de Irán.
¿Qué se le ha concedido a Irán?
Irán tendrá acceso a fondos que han sido congelados por valor de entre, 6 y
7 mil millones de dólares durante el tiempo que dure el acuerdo interino, podrá
disponer de sus propios fondos para iniciativas humanitarias, se suspenderán
las sanciones sobre las exportaciones de petroquímicos y podrá reiniciar el
comercio de metales preciosos, se levantan las sanciones a la auto industria, Irán
podrá hacer uso de los fondos restringidos para la compra de equipo médico.
Pero la totalidad del embargo sobre la exportación de petróleo permanecerá
intacto y luego, las potencias occidentales se reservan el derecho de imponer
nuevas sanciones si el acuerdo es violado. En cuanto a la controversia creada a
cerca de si Irán tiene derecho al enriquecimiento nuclear, una de las
provisiones del acuerdo pactado dice: Las potencias internacionales reconocerán
el derecho del pueblo iraní para acceder al uso pacífico de la energía nuclear.
Según el senador demócrata, Charles Schumer, la “la desproporcionalidad” de
este acuerdo hará más posible que Demócratas y Republicanos se unan y aprueben
más sanciones adicionales cuando regresen del receso en diciembre. Si dicha
maniobra política obstruccionista se llegará a materializar
significaría la liquidación del acuerdo pactado, tal y como lo han reconocido
los funcionarios EEUU e Irán, lo que sumaría un nuevo bochorno político a los más recientes que ha
experimentado la Casa Blanca.
La Casa Blanca ha señalado que defenderá el acuerdo apelando directamente a
legisladores y líderes extranjeros. Pero esto no será suficiente si el
presidente Barack Obama no pone en juego toda su capacidad de maniobra en el
campo de las complejas relaciones internacionales y decide actuar con firmeza
contra todos los saboteadores tanto en el frente interno como en el externo.
Sus adversarios tienen mucho poder para descarrilar lo que podría ser el mayor
logro político en el ámbito internacional de su presidencia en una de las
regiones más conflictivas del mundo, pero tendrá que proceder con menos
ambivalencia y beligerancia, y más honestidad y sinceridad hacia los iraníes
quienes hasta acá han manifestado su buena disposición para llegar a un gran
acuerdo siempre y cuando esté basado en el respecto a su soberanía nacional,
libre del injerencismo y de las
ambiciones hegemónicas tanto de EEUU, sus aliados europeos de la OTAN y de
Israel.
Pensamos que este es un momento definitorio, el más crucial de la
presidencia de Obama, el momento en que tiene ser realista y ver el mundo desde
una óptica diferente, no la del poder global dominante, sino desde la
perspectiva de aquellos que buscan un trato justo, sin precondiciones ni
amenazas que vayan en contra de sus intereses particulares y que atenten contra
su dignidad de naciones libres e independientes. Hoy en día los Estados Unidos
enfrenta serias dificultades en el campo interno y externo, su intervencionismo
militar lo ha debilitado enormemente en lo económico y gran parte del pueblo
norteamericano ya no quiere más guerras, quieren que mejore la economía y que
haya empleos. El mundo está cambiando rápidamente, la unipolaridad está dando
paso a una nueva arquitectura de poder global y Estados Unidos no puede seguir infatuado
con la creencia de ser la nación indispensable o de que esta centuria también
será la suya.
Pero según parece, el presidente Obama empieza a manifestar posiciones
contradictorias con respecto a un acuerdo final con Irán. De acuerdo a altos funcionarios
del gobierno de EEUU, la administración de Barack Obama no está totalmente
comprometida con la conclusión de un pacto final, bajo el cual las sanciones
económicas serian levantadas completamente. El gobierno de Obama aparentemente
ha empezado a manifestar reservas a cerca de un acuerdo final (“end state”) a
pesar de las concesiones por parte del gobierno del presidente Hassan Rouhani
que fueron más allá de lo que podría haberse previsto hace unos meses. Similarmente,
los funcionarios que prefirieron el anonimato dijeron que, Irán “debe cumplir
con sus obligaciones bajo el NPT y la Agencia Internacional de Energía Atómica
(IAEA, por sus siglas en inglés)”. Esas declaraciones parecen sugerir que el gobierno
de Obama insistirá en que se termine totalmente con todas las actividades de
enriquecimiento, al menos temporalmente, y que se termine con todos los
trabajos en Arak. Esto está dando lugar a que
los funcionarios del gobierno de EEUU estén actuando como si creyeran
que las sanciones económicas representan una herramienta diplomática más
efectiva que la “opción militar” que se había hecho a un lado.
Algunas noticias sobre el acuerdo interino se han referido a la posibilidad
de que las negociaciones sobre el arreglo definitivo podrían estancarse, y el status
quo podría continuar. Pero las declaraciones de altos funcionarios de los
Estados Unidos sugieren que la administración puede estar esperando precisamente
ese resultado.
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