No hay en toda la región
ninguna persona o grupo que ejerza liderazgo en el progreso de la unificación
de los siete países que conforman la Secretaría de Integración Centroamericana,
en la que se encuentran República Dominicana, Panamá, Belice, Guatemala, Costa
Rica, Honduras, El Salvador y Nicaragua.
CENTROAMÉRICA, SIN
LIDERAZGOS,
SE MILITARIZA Y RETRASA
SUEÑOS DE INTEGRACIÓN
Felipe V. Ortiz
Pudiera ser objeto de burla, pero un islote deshabitado de menos de un
kilómetro cuadrado llamado El Conejo, es la excusa de una guerra verbal entre
los presidentes de Honduras, Pepe Lobo y el de El Salvador, Mauricio Funes. El
islote se encuentra en el pequeño Golfo de Fonseca, compartido por ambos países
y Nicaragua.
Sin embargo, en medio de enfermizas expresiones de nacionalismo en sectores
de las redes sociales, el Ministro de Defensa salvadoreño dio la alarma de que
la fuerza aérea hondureña podría despedazar la infraestructura de El Salvador
en minutos. Por supuesto que la siguiente jugada, el jueves pasado, fue hacer
pública la compra a Chile de 12 de aviones A-37 (iguales a los usados en las
guerras de Vietnam y contra la insurgencia salvadoreña durante la guerra
civil).
La explicación del mandatario salvadoreño es que busca un “balance de
fuerzas” en la región y planea gastar un poco más de $8 millones, incluidos el
transporte y repuestos. La entrega no será sino hasta febrero o marzo del año
que viene. Sin embargo, la fuerza aérea hondureña está equipada con F5
(superiores a los A-37 ). La de Guatemala, este mismo octubre, aprobó la compra
de un sistema aéreo (comprendidos radares y 6 Súper Tucanos) por $170 millones
de dólares, de acuerdo con la prensa nacional. El gobierno guatemalteco que
enfrenta la oposición de la empresa privada por el gasto militar, aduce que los
nuevos aviones servirán para luchar contra el narcotráfico y la defensa de los
recursos naturales. No hay duda que los guerreristas están celebrando, aunque
han de lamentar que Panamá y Costa Rica sean Estados sin ejércitos.
En la agenda de la prensa centroamericana, y por supuesto en mayor escala
en Honduras y El Salvador, se están creando escenarios de guerra. Los menos
sensatos de las viejas generaciones, recuerdan con orgullo la invasión a
Honduras en 1969, provocada por la intervención de intereses comerciales de una
empresa estadounidense, que llevó a la expulsión de miles de salvadoreños de
territorio hondureño. Pocos les dicen que la invasión fue un fracaso por fallas
de logística. Además de los cientos de muertos salvadoreños y hondureños, la
miniguerra de cuatro días acabó con el Mercado Común Centroamericano. Los
medios hondureños, actualmente, juegan similar rol nacionalista extremo. Lo
positivo es que los tambores de guerra probablemente se queden estancados, una
vez hecha la compra de armamento en El Salvador.
La integración de la región de ya está recibiendo golpes por la disputa
territorial entre Costa Rica y Nicaragua, a la que ahora se suma la de El
Salvador-Honduras. El peor daño ya está hecho. El tejido centroamericano de la
población ha quedado dañado. De llamarse hermanos, grupos de la región han
pasado al uso de calificativos ofensivos. Se salvan los grandes capitales
centroamericanos que navegan felizmente en CA con la ayuda de las nuevas
tecnologías.
El espíritu centroamericano está en muy bajo nivel y no se refleja el
ejemplo de la voluntad regional de las naciones sudamericanas. Panamá está
ampliando su canal, Nicaragua está por iniciar un segundo más grande, Guatemala
y Honduras hablan de canales secos. Todos esos proyectos impulsarán las
economías locales. Al contrario, por lo menos de lo que está a la vista de la
población, no existen proyectos conjuntos de infraestructura como un tren de
alta velocidad, una carretera que modernice la Panamericana y que conecte las
seis capitales, mucho menos un corredor logístico ágil y verdaderas
instituciones regionales de educación, salud, parlamentarias, justicia (las que
existen son inefectivas) o descalificadas como lo ha hecho la Corte
Constitucional salvadoreña.
Falta de liderazgo
No hay en toda la región ninguna persona o grupo que ejerza liderazgo en el
progreso de la unificación de los siete países que conforman la Secretaría de
Integración Centroamericana, en la que se encuentran República Dominicana,
Panamá, Belice, Guatemala, Costa Rica, Honduras, El Salvador y Nicaragua.
En la historia poscolonial sólo se recuerda el liderazgo de Francisco
Morazán, durante la existencia de la República Federal Centroamericana, la cual
tuvo una tormentosa existencia durante menos de dos décadas desde 1824, tres
años después de haberse declarado independientes de España.
Los gobiernos, la sociedades civiles y los intelectuales de la región están
enfrascados en los graves problemas nacionales que son comunes, mucho más en el
triángulo norte Guatemala-Honduras-El Salvador. En años recientes, los dos
últimos paises se han disputado la calificación de estar entre los países más
violentos de América Latina y el Mundo. El Salvador realizó la compra de
aviones que bien pudieran tener 40 años, a pocos días que el Ejecutivo tuviera
que enfrentar cierre de hospitales y marchas de los empleados públicos para con
mala cara aceptar que las demandas laborales fueran incluidos en el presupuesto
nacional, pese a que son leyes de la República.
El papel de la izquierda, que llevó a Funes a la presidencia, es la de
equilibrista entre sus obligaciones hacia los trabajadores, que incluye la
históricamente maltratada Universidad Nacional, y la defensa del gobierno en un
contexto de la campaña electoral presidencial. La ex guerrilla del FMLN, adelante
cerradamente en las encuestas, se concentra en recordar el legado de las
mejoras sociales para los pobres, especialmente el paquete escolar y pensiones
para los adultos mayores que se encuentran fuera del sistema formal.
Honduras está tratando de salir del impacto violento del golpe de Estado
sin haberlo logrado. Bajo la presidencia de Pepe Lobo, se ha producido el
asesinato de líderes campesinos y de decenas de periodistas, ocupaciones de
tierra, así como el fortalecimiento de las maras (pandillas). Esta tragedia no
ha dejado espacios para ver más allá de las fronteras, a menos que sea para
distraer a la población de sus problemas actuales.
También en campaña electoral, liderada por Xiomara Castro (esposa del
depuesto ex Presidente Zelaya), se espera un giro constitucional que
democratice a Honduras y elimine las escaramuzas por el islote.
Aun así, no se encuentran liderazgos fuertes y visionarios que hagan
entender a los centroamericanos que integrados podrán encontrar la ruta del
crecimiento (equitativo), crear el ambiente de paz que atraiga inversiones y
desarrollo social.
Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.
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