Tal y como explica Lawrence
Davidson. Los mercados libres sin restricciones destruyen la clase media,
empujan al fondo de la escala económica a la clase trabajadora y concentran la
riqueza en la parte superior. Pero los promotores de este híper capitalismo que
dominan el debate en los medios de los EEUU., simplemente culpan a los pobres
de la pobreza.
CULPANDO A LOS POBRES
POR LA POBREZA
Por Lawrence
Davidson
La mayor parte de la pobreza en los Estados Unidos es artificialmente fabricada.
Es la pobreza creada en la búsqueda de los "ideales de libre mercado",
expresada en los últimos tiempos por la imposición de políticas económicas
neoliberales -el tipo de políticas que reducen los impuestos a los ricos, acaba
con las regulaciones fiscales y de otros negocios, destruye la seguridad
social, y erosiona la estabilidad de la clase media- al mismo tiempo que canta
alabanzas a la autonomía y a la responsabilidad individual.
Como resultado,
hemos hecho muy bien en hacer a los ricos más ricos y a los pobres, tanto más
pobres y más numerosos.
¿Cuántos pobres hay en los Estados Unidos? Según la Encuesta de Población
Actual (CPS, por sus siglas en inglés), que publica las cifras oficiales del
gobierno, a partir del 2012 aproximadamente el 15 por ciento de la población, o
sea unas 46.500.000 personas vivían en la pobreza. La tasa para los niños
menores de 18 años es más alta, en torno al 21,8 por ciento.
El gobierno de EEUU mide la pobreza en términos monetarios. En el año 2012
la pobreza se definía por el ingreso total anual equivalente a 23,050 dólares o
menos para una familia de cuatro. La cifra es ajustada para las personas
individuales o según el tamaño de las familias. Luego está el hecho deprimente
de que "la mayoría de los estadounidenses, entre las edades de 25 y 75
(58,5 por ciento) pasarán al menos un año por debajo del umbral de la pobreza
en algún momento".
Sucede que hay más de un nivel de esta versión económica del infierno, por
lo que deberíamos tomar nota de la categoría de "pobreza extrema". La pobreza extrema se define como tener un
ingreso que esta 50 por ciento por debajo del nivel oficial de pobreza. Esta
parte de la población está creciendo.
En mi área, que corresponde al sureste de Pensilvania y el sur de Nueva
Jersey, el porcentaje de personas en la pobreza extrema va del 5 al 19 por
ciento, dependiendo del condado. Estas son personas que, según trabajadores de
la caridad y del servicio social, “han perdido la esperanza" y
"renunciado a encontrar puestos de trabajo”.
Considere lo que realmente significa todo esto. Nuestro sistema económico
está condenando al menos a 48.5 millones de personas a altas tasas de desempleo
o subempleo, malos resultados en la escuela y en el trabajo (cuando está
disponible), la mala alimentación y malos hábitos alimentarios, las altas tasas
del abuso de drogas, los altos índices de criminalidad, falta de vivienda, las
altas tasas de enfermedades prevenibles, cortos periodos de vida, y todas las
demás vicisitudes típicamente asociados a una vida de pobreza.
Sin embargo, los neoliberales y sus aliados dirán que nada de esto es culpa
o responsabilidad de la sociedad, y que más bien es culpa de la persona que,
viviendo en un entorno económico "libre", hace sus propias decisiones
y por lo tanto tiene que vivir con las consecuencias.
Bueno, esa es una forma particularmente inhumana de ver la situación. Sin
embargo, tenemos la prueba de la relativamente reciente historia de EEUU de que,
la pobreza puede ser aliviada a través de la acción gubernamental, sin
perturbar seriamente "la elección de mercado."
A mediados de los de 1960, millones de ciudadanos marcharon en Washington
por “trabajo y libertad”, y el presidente Lyndon Johnson respondió con sus
programas de Guerra contra la Pobreza.
Esos programas redujeron la pobreza de manera significativa y lo hicieron sin
transformar a los EEUU en una república socialista. Por desgracia, este impulso
no iba a durar.
Dos cosas dieron al traste con el programa: una guerra asesina en Vietnam y
las equivocadas y trágicas políticas económicas neoliberales antes mencionadas.
Y todavía continuamos atrapados en esta rutina. Todavía estamos en guerra (aunque
ahora es en el Medio Oriente) y nuestras políticas económicas continúan siendo
autodestructivas.
Disfunción Cognitiva
La perspectiva neoliberal es manifiestamente errónea de una manera
significativa. La idea de que los pobres pueden hacer "elecciones libres y
racionales" y por lo tanto pueden ser considerados responsables de su
situación es incorrecta. Existe
evidencia acumulada de que la pobreza, literalmente "se mete con tu
mente", de una manera que obstaculiza las decisiones responsables.
De hecho, el "libre mercado" contribuye a un ambiente que hace a
los pobres decididamente no libres: confundidos, preocupados, y sintiéndose
abrumados y desesperados. En otras palabras, ser pobre te hace cognitivamente
disfuncional.
Las investigaciones más recientes que muestran esto fueron publicadas en
agosto de 2013 en la revista Science y se titula, "La pobreza impide la función
cognitiva." La esencia del argumento es: "La pobreza capta la
atención, provoca pensamientos intrusivos, y reduce los recursos cognitivos".
En otras palabras, entre más preocupado esta uno con los problemas, menos capaz
es de hacer acopio de los "recursos cognitivos" necesarios para
racionalmente "guiar la elección y la acción".
De vez en cuando la mayoría de las personas se encuentran abrumadas con
problemas, pero no constantemente. Vivir en la pobreza hace que una persona sea
golpeada día a día con un cóctel tóxico de problemas abrumadores: los problemas
financieros, problemas de salud, problemas de crianza, la victimización por los
delincuentes y otros, y el problema de simplemente encontrar y mantener un
trabajo.
Los autores también señalan que la diferencia del IQ entre los que viven en
la pobreza y los que viven por encima del umbral de la pobreza puede ser de
hasta 13 puntos. Esta diferencia no es una función genética o de raza. Es creada por el entorno
de la propia pobreza.
Este estudio es dinamita política. Le presta apoyo a la afirmación de que,
mientras la economía neoliberal reclama nuestra lealtad, vamos a seguir
condenando a decenas de millones de nuestros ciudadanos a una vida no sólo de
miseria, sino también, de mucha ansiedad y pobre capacidad cognitiva. Esto
desmiente el mito popular de que los pobres están en desventaja porque la
mayoría de ellos son congénitamente perezosos.
De igual manera, cuestiona las conclusiones de obras como The Bell Curve de
Richard Herrnstein y Charles Murray, que atribuye a la genética, al menos en
parte, la diferencia estadística en el rendimiento intelectual entre negros y
blancos estadounidenses. En realidad, lo que haya de diferencia estadística no
refleja la inherente capacidad intelectual, tanto como los altos niveles de
estrés a largo plazo, que reduce la capacidad de una persona para desarrollar y
aplicar sus fortalezas cognitivas.
Es muy interesante ver cómo los autores del artículo de Science concluyen
su pieza. Resulta que han optado por dejar de lado las implicaciones reales de
sus propios datos. Por lo tanto, nos dicen "esta perspectiva tiene importantes
implicaciones políticas. En primer lugar, los responsables políticos deben
tener cuidado con la imposición de impuestos cognitivos sobre los pobres”.
¿Qué significa eso? Significa que
los responsables políticos deberían tratar de reducir el número de formularios
que los pobres tienen que llenar, el número de "largas entrevistas"
que tienen que experimentar, el número de "nuevas reglas" que tienen
que "descifrar", todo lo cual "consume recursos cognitivos"
que ahora sabemos los pobres tienen menos, que los que están en mejor situación
económica.
Además, los responsables políticos deberían programar sus exigencias a los
pobres durante períodos específicos cuando son más capaces de manejarlos, como
cuando reciben sus ingresos periódicos y sienten momentáneamente menos estrés monetario.
Estas conclusiones constituyen más bien una ¡decepcionante y espantosa
desilusión!
Los autores nos han ayudado a ver el enorme daño que provoca la pobreza.
En respuesta, la sociedad tiene la
obligación moral de hacerle frente a algo más que formularios y largas
entrevistas. La historia nos dice lo que podemos hacer, y de hecho lo hemos
hecho mucho mejor.
A falta de cambios radicales en nuestro pensamiento económico, lo que los
pobres necesitan en EEUU es otra
"guerra contra la pobreza." En efecto, la obligación no es sólo moral.
Hay un interés económico colectivo para reducir al mínimo la pobreza, pues al hacerlo
así, disminuiría la desigualdad en los ingresos, mejoraría la salud en general,
promovería la estabilidad social y disminuiría la delincuencia. Asimismo, promovería
el consumo, lo que debería hacer felices
a los capitalistas que existen
entre nosotros.
¿Entienden algo de esto nuestros políticos? Parece que no. Esta misma
semana la Cámara de Representantes votó a favor de cortar el programa de
cupones para alimentos en unos US $ 40 mil millones. Esa es la economía
neoliberal en acción y la prueba positiva de que la ideología y los prejuicios
son más fuertes que la investigación científica en lo que respecta a la
formulación de políticas.
¿Existe una manera de revertir esta estupidez? Sí, pero va a demandar una
acción en masa. Es el momento de considerar la repetición de lo acontecido en
los años 1960 y obligar a los políticos a actuar con responsabilidad a pesar de
sí mismos.
Traducido del inglés por Marvin
Najarro
Lawrence Davidson es profesor de historia en la Universidad
West Chester de Pennsylvania. Él es el autor de Foreign Policy Inc.:
Privatizing America’s National Interest; America’s Palestine: Popular and
Official Perceptions from Balfour to Israeli Statehood; and Islamic
Fundamentalism.
Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.
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