Cuando decidimos nombrar este espacio de opinión La Cuna del Sol, no nos impulso ningún ánimo localista. Simple y sencillamente
lo hicimos con el ánimo o con el deseo de rendirle un homenaje a ese mítico
pedazo de tierra incrustado en el Oriente guatemalteco, Jutiapa. Nos impulso el
deseo de rendirle homenaje a esa cálida y acogedora tierra, a su gente, sus
tradiciones culturales, su historia, sus bellezas naturales, en fin a todo
aquello que hace de Jutiapa un lugar muy especial dentro de la diversidad
nacional guatemalteca. Sabido es que los embates de la Madre Naturaleza han
asolado todo el territorio nacional y que hoy por primera vez y después de 11
diluviales días el refulgente sol hizo presencia con todo su esplendor sobre las
áridas, hoy empapadas, tierras jutiapanecas. Por todo eso y como un
agradecimiento supremo nos permitimos publicar y con dedicatoria especial a
todo el pueblo jutiapaneco, la siguiente crónica literaria: La Cuna del Sol. Extraída del libro Crónicas y Tradiciones Orales de Jutiapa,
escrito y publicado por el Profesor y Cronista Oficial de La Ciudad de Jutiapa,
Luciano Castro Barillas. Tan esplendida crónica es el relato de los eventos que
rodearon el origen de tan singular como bella metáfora. Marvin Najarro.
LA CUNA DEL SOL
C
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orría el año de 1959 cuando tres
jóvenes, Dagoberto Samayoa, Leonel Oliveros y Carlos Barillas se reunieron a
tomar unas copas en la cantina Los Tres Sietes de don Pedro Ortiz, negocio que
se ubicaba donde hoy está el sanatorio del doctor Mendoza, frente a la casa de
doña Elena Chicas. En animada charla se encontraban los alegres parroquianos
cuando llegó el cartero, entregándole a Leonel Oliveros una carta que provenía
de Antigua Guatemala, y remitida por un condiscípulo del Instituto Normal
Antonio Larrazábal, quien la encabezaba con un peculiar saludo: “Desde aquí, de esta tierra de las perpetuas
rosas, te escribo”. Entusiasmados por la redacción de la carta y
reflexionando que la ciudad de Jutiapa no tenía nombre poético, Leonel Oliveros
puntualizó en su respuesta: “Aquí, desde
esta tierra donde nace el sol y jamás se oculta, te escribo”.
Animados
por los tragos tomaron rumbo al Barrio Arriba, a la cantina Mañanitas de Xelajú
de don Tono Puac, para seguir conversando sobre el tema. Al calor de las
abundantes copas la inspiración se instaló entre ellos e hizo entrar en estado
de gracia al joven Dagoberto Samayoa, quien secundando la expresión de Leonel
la recompuso y agregó: “Jutiapa, la cuna
de los hombres valientes y del sol”.
Lo dicho fue festejado y siguieron los aportes de los concurrentes. Unos eran
aceptados, otros rechazados por asuntos de forma o contenido, pero lo esencial
de los conceptos de sol y cuna era hasta ese momento el descubrimiento o
creación más importante e incontrovertible. Alrededor de estos conceptos
giraban los esfuerzos por construir la frase literaria más adecuada.
En
un momento de raptus creador Carlos Barillas propuso un brindis, anunciando que
era presa de la revelación o que posiblemente los tragos ya le habían pegado.
Afirmó que ya tenía el nombre y pidiendo un brindis a los presentes chocaron
los vasos de una manera descomedida que por poco las rajan. Orondo y solemne
dijo: “Jutiapa, la cuna del sol”. De
esa manera, con el aporte de tres personas, nacía la frase poética de Jutiapa,
metáfora con que sería conocida la cabecera departamental a la vuelta de los
años. Todo fue producto de las circunstancias, sin que nadie estuviera en la
búsqueda de la trascendencia. Leonel Oliveros por su lado empezó a escribir en
los remitentes de sus cartas la frase poética. Carlos Barillas hizo lo propio y
asumieron un acuerdo epistolar con su amigo Aníbal Pato: toda la
correspondencia que se cruzara entre ellos debería llevar ese remitente.
Pasó
el tiempo y los autores de la frase, aparentemente desconocidos, reclamaron su
autoría ante la falsa acreditación que de dicha metáfora le hicieran a Adolfo
Soto Juárez, cuya única participación en dicho proceso fue el de la difusión de
la metáfora, pues su familia era la propietaria de Radio Nuevo Mundo. De allí el equívoco. Esa autoría
nunca la admitió públicamente dicho hombre de radio, aunque tampoco la negó. Lo
que aconteció realmente fue que Adolfo Soto Juárez en sus visitas a Jutiapa
solía relacionarse con las personas mencionadas por asuntos de inmediata
vecindad. Carlos Barillas, Dagoberto Samayoa y Adolfo Soto Juárez vivían en la misma
manzana y Leonel Oliveros en la manzana de enfrente. La frase, indudablemente,
fue del agrado de Adolfo Soto Juárez y empezó a difundirla a través de la
emisora de su propiedad. Repito: el jamás afirmó ser el autor de la metáfora.
La autoría se la dieron otras personas, hecho del cual no tenía ninguna
responsabilidad. También las cartas portadoras de saludos que enviaban los
jóvenes a la emisora iban siempre remitidas con la frase poética. Adolfo Soto
Juárez se enteró, probablemente, por dos vías de la existencia de la frase: por
la relación asidua que los vecinos de Jutiapa tenían con Radio Nuevo Mundo o
porque en algún momento haya sido objeto de comentario de amigos en sus visitas
a Jutiapa. Otro detalle. Adolfo Soto Juárez solía mencionar la metáfora La Cuna del Sol cuando se
difundía la música de los compositores jutiapanecos Dagoberto Samayoa y José
Manuel Grijalva a través del concierto en marimba de don Gabriel Mencos, un
popular programa de música nacional que tenía gran audiencia en todo el país.
Queda, pues, en esta crónica,
constancia de quienes son los verdaderos autores de la metáfora La Cuna del Sol, los pormenores
de su gestación, esperando para el verdadero sentido de la justicia dar a cada
cual lo que le pertenece y saldar la controversia de muchos años sobre su
autoría. Quizá ésta crónica sea un sencillo reconocimiento a esta muestra de
creación colectiva a cincuenta y cuatro años de distancia.
Publicado por Marvin Najarro
CT, USA.
5 comentarios:
Interesante!!!!
Don Pedro Sandoval Godoy, uno de los jutiapanecos mas lúcidos agrego que: Jutiapa donde el sol es de oro, la luna es de plata y la cultura es una peste
Don Pedro Sandoval Godoy fue un poquito más lejos cuando afirmo que Jutiapa era el lugar donde el sol es de oro, la luna es de plata y la cultura una peste. Algo verdadero en este arranque apasionado de don Pedro. Salud!
Adolfo Soto Juarez;:era mi padre, al que recordamos con mucho amor. Agradecemos esta publicacion; ya que es un recuerdos de el.
Y aún vive Don Pedro?? Me gustaría platicar con él... Soy de Jerez. Saludos.
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