Hasta antes de
ser laureado con el Nobel de Literatura, casi nadie a excepción de su
país natal Suecia, sabía del poeta Tomas Transtromer,
inclusive el mismo Vargas Llosa quien fuera galardonado el año anterior dijo, que hasta la fecha él no había
leído nada de Transtromer . Una no muy discreta manera de decir que no sabía nada de él. Imagínense ustedes,
si esa deidad de las letras no sabía nada, que se podía esperar de el resto de nosotros simples mortales? Y es que ser poeta conlleva sus riesgos,
porque como explicar entonces el trato que se les da? El abandono y el olvido. Un par de casos ilustran esta ignonímia: El de la poeta guatemalteca Isabel de Los A̒ngeles Ruano, galardonada
con el Premio Nacional de Literatura Miguel Angel Asturias en el 2002, y el de
Manuel José Arce sin duda el más grande poeta nacional de todos los tiempos.
Lo anterior quizás obedezca al hecho de que el
arte de estos sublimadores de las cosas naturales y de la realidad; la poesía,
sea considerada por muchos como algo estéril que no
sirve para nada, un desperdicio del intelecto, una entelequia espiritual mal
retribuida. Que podrían pensar o decir los legos cuando el poeta exclama;
“llora el leño al ser devorado por las llamas” ó “la roca lamenta el golpe” ó el reclamo de la ordenadora de
escritorio a su dueña, “ingrata me cambiaste por una portátil.” Para ilustrar más lo anterior transcribo las siguientes líneas del poema de Transtromer, Tormenta: “De pronto el caminante halla
aquí el viejo/ roble gigante, como un alce convertido en piedra/ con su ancha
copa ante la fortaleza verde negra/ del mar de septiembre./ Tormenta del norte.
Es el tiempo cuando las serbas/ maduran. Despierto oye en la oscuridad/ las
constelaciones estampadas/ en lo más alto del roble.” Un amigo poeta me
comentaba que la poesía es altamente emocional y por lo tanto irracional, que
el poeta con relación al escritor es un Dios, mientras que este último es como Jesucristo. Por medio de la poesía el poeta hace hablar
las flores, voltea el cielo de cabeza, cambia la tarde de lugar.
El también Laureado con el Nobel de Literatura,
el mexicano Octavio Paz, afirmaba que la poesía no es una actividad mágica ni religiosa, no obstante el espíritu que la expresa, los medios de
los que se vale, su origen y su fin, muy bien puede ser mágicos o religiosos. Mientras que en la religión lo sagrado cristaliza en
el ruego, en la oración, en el éxtasis místico, en un
dialogo o relación amorosa con el creador, el poeta lirico entabla un dialogo
con el mundo; en ese diálogo hay dos situaciones extremas:
una de soledad y otra de comunión.
Que pretende el poeta cuando expresa su
experiencia? Paz contesta: “La poesía ha dicho Rimbaud, quiere cambiar la vida. No
piensa embellecerla como piensan los estetas y los literatos, ni hacerla más justa o buena, como sueñan los moralistas. Mediante
la palabra, mediante la
expresión de su experiencia, procura hacer sagrado al mundo; con la palabra
consagra la experiencia de los hombres y las relaciones entre el hombre y el
mundo, entre el hombre y la mujer , entre el hombre y su propia conciencia. No
pretende hermosear, santificar o idealizar lo que toca, sino volverlo sagrado.
Por eso no es moral o inmoral; justa o injusta; falsa o verdadera, hermosa o
fea. Es simplemente poesía de soledad o de comunión. Porque la poesía que es un
testimonio del éxtasis, del amor dichoso, también lo
es de la desesperación. Y tanto como un ruego puede ser una blasfemia.”
El poeta agregaba Paz, tiende a participar en
lo absoluto, como el místico y tiende a expresarlo, como la
liturgia o la fiesta religiosa. Esta pretensión lo convierte en un ser
peligroso pues su actividad no beneficia
a la sociedad; verdadero parásito, en lugar de atraer para ellas
las fuerzas desconocidas que la religión organiza y reparte, las dispersa en
una empresa estéril y antisocial. En la comunión el
poeta descubre la fuerza secreta del mundo, esa fuerza que la religión intenta
canalizar y utilizar, a través de la
burocracia eclesiástica. Y el poeta no sólo la descubre
y se hunde en ella: la muestra en toda su aterradora y violenta desnudez al
resto de los hombres, latiendo en su palabra viva en ese extraño mecanismo de encantamiento que es la poesía.
Los poetas son esos seres que tienen la
capacidad de aproximarse, ver y revelar lo que nuestros muy humanos sentidos no
pueden, son profetas que nos develan que la eternidad, el amor infinito no están
más allá de nuestro espacio físico, están dentro del límite de
nuestros sentidos en su espacio y tiempo. En un mundo de alta tecnología la poesía
aunque no alivia sirve de mucho, depura no corrompe. La poesía está desprovista de ideología, es contestataria, confrontacional,
su alma y su espíritu en pugna con todo aquello que le rodea. El periodista
Braulio Peralta, en el prólogo a una larga y de las últimas entrevistas a Octavio Paz sentencia: “Heraldos de sí mismos, los poetas viven un mundo aparte: mensajeros del destino, en
los tiempos modernos, pocos, muy pocos los escuchan, los leen y atienden.
Vivimos con los ojos abiertos pero ciegos ante las premoniciones que nos anuncian.
De qué sirve pensar y sentir si todo ello no nos ayuda a vivir más mejor? El ser y la nada nos arrojan al vértigo de
la ignorancia. Tendrá el poeta que gritar sus versos por teléfono, enviarlos
por fax, a través de Internet, o leerlos por televisión? Hasta eso en los
tiempos actuales les está vedado; nadie quiere oír verdades a fin de siglo.
A continuación y para finalizar
les dejo con el siguiente enlace a través del cual podrán acceder al blog
Comapense de Pura Cepa, en el cual podrán leer una excelente pieza literaria escrita por la poeta y escritora jutiapaneca Ilka Oliva Corado. http://ilkaoliva.blogspot.com/2011/07/mi-ordenadora-de-escritorio.html
Marvin Najarro
Publicado por Marvin Najarro
CT, USA.
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