Las ambiciones de Estados
Unidos por la supremacía mundial cada vez abarcan partes más grandes del mundo.
En el curso de la lucha por la presidencia de Ucrania, los intereses
estadounidenses y rusos han chocado de
una manera y nitidez que recuerdan vívidamente el período de la Guerra Fría.
Tras el sangriento conflicto en los Balcanes y el sometimiento forzoso de Irak,
Ucrania y la propia Rusia amenazan con convertirse en el escenario de luchas
violentas.
HISTORIA: LA LUCHA POR EL
PODER EN UCRANIA Y LA
ESTRATEGIA DE EE.UU POR LA
SUPREMACÍA GLOBAL
Por Peter Schwarz
Originalmente publicado en Global Research el 26 de diciembre del 2004
En 1997, el ex asesor de seguridad de EE.UU Zbigniew Brzezinski publicó un
libro titulado El Gran Tablero de Ajedrez, que atrajo mucha atención y que trataba
de la estrategia de Estados Unidos por la supremacía mundial. Por tablero de
ajedrez, Brzezinski daba a entender Eurasia, la enorme masa de tierra que
comprende dos continentes y que contiene la mayor parte de la población
mundial.
De acuerdo con la tesis central del libro, "la capacidad de Estados
Unidos para ejercer la primacía global" depende de si Estados Unidos puede
impedir" el surgimiento de una potencia euroasiática dominante y
antagónica". Brzezinski luego
concluyó que: "Eurasia es este el tablero de ajedrez en el que la lucha
por la primacía global continúa disputandose".
Uno debe recordar estas líneas en el curso del estudio de los
acontecimientos de las últimas semanas en Ucrania. Si Viktor Yushchenko -un
hombre de orientación occidental atado a los EE.UU por un sinfín de lazos
políticos y económicos- tiene éxito en llegar a la presidencia, entonces los
EE.UU ocuparía un lugar de importancia estratégica, posiblemente una posición
decisiva en el tablero mundial de Brzezinski.
Si uno considera la política exterior de Estados Unidos hacia Rusia en su
totalidad en los últimos 15 años, entonces uno encuentra una constante notable.
Independiente de los altibajos de las relaciones bilaterales -en algunos
momentos cercanos, en otras ocasiones tensos- los EE.UU han trabajado
sistemáticamente para controlar la colección de estados surgidos de la
desintegración de la Unión Soviética. Durante más de cuatro décadas, la Unión
Soviética se había constituido en el obstáculo más importante a la dominación
del mundo sin restricciones por parte del imperialismo estadounidense- ahora
los EE.UU se esfuerzan en asegurar que bajo ninguna circunstancia pueda Rusia
alguna vez jugar un papel remotamente comparable.
La primera guerra de Irak en 1991 ha socavado ya en gran medida la
influencia de Moscú en el Medio Oriente. El mismo proceso tuvo lugar en los
Balcanes tras la guerra contra Serbia en 1999. En el 2001, en el contexto de la
invasión de Afganistán, los EE.UU estableció bases militares por primera vez en
las antiguas repúblicas soviéticas y surgió como una presencia en Asia Central.
Desde entonces, Uzbekistán, Tayikistán, Kirguistán y en cierta medida Azerbaiyán
se han aliado a los EE.UU. Hace un año, ayudaron a elevar al poder a un régimen
rabiosamente pro-occidental en Georgia. En Europa, la mayoría de los miembros
del antiguo Pacto de Varsovia, incluyendo las antiguas repúblicas soviéticas
del Báltico, se han unido a la OTAN y la Unión Europea. En caso de que Ucrania
decida ahora mudarse al campo occidental, Rusia sería en gran parte aislada.
En su libro de hace siete años, Brzezinski ya se había referido en este
respecto a la relevancia de Ucrania. Su secesión, escribió, reduciría
drásticamente las opciones geopolíticas de Rusia. "Incluso sin los Estados
bálticos y Polonia, una Rusia que mantenga el control sobre Ucrania podría
todavía tratar de ser el líder de un asertivo imperio euroasiático.... Pero sin
Ucrania y sus 52 millones de eslavos, cualquier intento por parte de Moscú para
reconstruir el imperio euroasiático era probable que dejara a Rusia enredada en
conflictos prolongados con los no eslavos, motivados religiosa y
nacionalisticamente, la guerra con Chechenia quizás simplemente sea el primer
ejemplo".
El sitio web de noticias de Stratfor, que tiene estrechos vínculos con el
aparato de inteligencia estadounidense, revivió este análisis tras la reciente
lucha por el poder en Ucrania. En un análisis de los últimos acontecimientos,
Stratfor concluye que la secesión de Ucrania no sólo debilita a Moscú con
respecto a la política exterior, sino también, "sin Ucrania, la
supervivencia política, económica y militar de Rusia se pone en cuestión".
El informe de Stratfor continúa: "decir que Rusia está en un punto de
inflexión es una gran subestimación. Sin Ucrania, Rusia está condenada a un
deslizamiento doloroso en la obsolescencia geopolítica y en última instancia,
tal vez incluso la no-existencia”.
Con casi 50 millones de habitantes, Ucrania es con mucho, después de Rusia,
el más grande de los Estados sucesores de la Unión Soviética. Rusia tiene cerca
de tres veces más habitantes. Ucrania está conectada a Rusia no sólo por una
larga historia común, que se remonta al Rus de Kiev en el siglo noveno, pero
también por estrechas relaciones económicas. Rusia es, con mucho, su principal
socio comercial. Durante los últimos 300 años, la mayor parte de la actual
Ucrania fue territorio nacional ruso o soviético, o ambas cosas. Durante este
período un intercambio considerable de
la población se llevó a cabo. Diecisiete por ciento de la población de Ucrania
es de ascendencia rusa y casi la mitad de la población habla ruso. La industria
pesada de la Ucrania oriental que se desarrolló bajo el régimen
soviético, está estrechamente relacionada con su equivalente ruso. La disolución
de estos vínculos tendría consecuencias negativas para ambos países.
Un factor adicional es la importancia estratégica de Ucrania. El ochenta
por ciento de las exportaciones de gas y petróleo ruso a Europa -su principal
fuente de divisas- fluye a través de las tuberías ucranianas. La base principal
de la flota rusa del Mar Negro, Sebastopol, también se encuentra en el
territorio nacional ucraniano.
"No haría falta una guerra para dañar significativamente los intereses
rusos, simplemente un cambio en la orientación geopolítica de Ucrania. Según
Stratfor, una Ucrania occidentalizada no sería tanto una daga apuntando al
corazón de Rusia, sería como un martillo neumático en funcionamiento
constante". Una consecuencia posible, según el servicio de noticias, es
una política exterior más agresiva por parte de Rusia, así como también poderosas
perturbaciones internas en el curso de la cual "millones de personas
podrían morir."
Los paralelos con los Balcanes son evidentes aquí. La desintegración de
Yugoslavia dejó al país en ruinas, sacudido por las continuas tensiones y odios
étnicos que estallan regularmente en violencia. Los regímenes corruptos con
conexiones con el crimen organizado predominan, y la pobreza severa y el
desempleo son generalizados. Alemania y los EE.UU hicieron considerables
esfuerzos para promover la caída de Yugoslavia, mediante el apoyo a la
independencia de Eslovenia, Croacia y Bosnia. Los mini-estados, que resultaron
de la desintegración de Yugoslavia, son incapaces de existir económica o
políticamente independientes, pero pueden, sin embargo, ser manipulados y
controlados a su antojo por las grandes potencias.
La guerra contra lo que quedaba de Yugoslavia sirvió para aplastar
finalmente la última estructura política que quedaba en la región que conservaba
una cierta independencia -a pesar del carácter reaccionario político del
régimen de Milosevic. Es característico que el movimiento, que eventualmente la
Unión Europea y el régimen de los EE.UU llevó al poder en Belgrado,
ahora sirve como un modelo para la oposición en Kiev.
Afirmando su influencia
sobre Ucrania
Durante mucho tiempo, el objetivo de la política exterior de Estados Unidos
ha sido la de introducir una cuña entre Rusia y Ucrania y llevar a este último dentro
la OTAN. (No voy a tratar aquí el papel de las potencias europeas; eso requiere
su propio artículo). En 1997, Brzezinski se refirió en su libro a "la
creciente inclinación de América, especialmente en 1994, en asignar una alta
prioridad en ayudar a Ucrania a mantener su nueva libertad nacional”.
En enero del 2003, el embajador de EE.UU en Kiev, Carlos Pascual, dio una
conferencia en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales en
Washington sobre las relaciones ucraniano-estadounidenses. Ahí el planteó la
pregunta: "¿Debe Ucrania pertenecer a la comunidad euroatlántica?" Y
sin reservas respondió afirmativamente.
John Herbst, quien reemplazó a Pascual como embajador en septiembre de
2004, hizo la misma observación en su audiencia de confirmación ante un comité
del Senado de los EE.UU. El manifestó que “garantizar la integración de Ucrania
en la comunidad euroatlántica" era un objetivo fundamental de la política
exterior.
Herbst prometió: "Si soy confirmado, voy a dar prioridad en hacer lo
que pueda para asegurar que las autoridades de Ucrania permitan la igualdad de
condiciones para los candidatos a la presidencia y que los preparativos para
las elecciones y los comicios mismos se lleven a cabo de una manera libre y
justa . Tener un proceso electoral que reúna los requerimientos de la OSCE
[Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa] y un resultado que
refleje la voluntad del pueblo es vital para el éxito de la ambición de Ucrania
de unirse a la OTAN y de un mayor acercamiento a la Unión Europea".
La ironía de estas observaciones apenas puede habérsele escapado a los
senadores reunidos. En el momento de la audiencia, Herbst representaba los
EE.UU como embajador en Uzbekistán, cuyo presidente, el autocrático y dominante,
Islam Karimov, un ex secretario del Partido Comunista, mantiene relaciones de
amistad con Washington. A pesar del hecho de que las elecciones de Uzbekistán
no se corresponden en lo más mínimo con las normas de la OSCE y de los partidos
de la oposición han sido prohibidos durante 10 años, Karimov recibe varios
cientos de millones de dólares anuales de los Estados Unidos. A cambio, él puso
una base militar a disposición de los EE.UU para su guerra contra el vecino
Afganistán. Cuando Herbst poco después de la audiencia del Senado dejó su
puesto en Tashkent, Karimov le concedió la "Orden de la Amistad", mientras
que el embajador saliente elogió al presidente como "una persona con mucha
fortaleza y sabiduría".
Si bien las referencias de Herbst a elecciones "libres y justas"
no eran más que una retórica vacía, su promesa de interferir con todas sus
fuerzas en las elecciones de Ucrania fue pronunciada con total seriedad. En los
últimos dos años, el gobierno estadounidense ha gastado más de 65 millones de
dólares para ayudar a que la oposición ucraniana llegue al poder. Esto se ha
confirmado en los últimos días por representantes gubernamentales. Millones
adicionales llegaron de donantes privados como la Fundación Soros, y los
gobiernos europeos.
Naturalmente, estos fondos fluyeron directamente a los partidos políticos.
Como insiste el gobierno de EE.UU, los fondos se pusieron a disposición para
servir, en general, a la "promoción de la democracia". Es un secreto
a voces que estos fondos beneficiaron casi exclusivamente a la oposición. El
dinero fue a los institutos y organizaciones no gubernamentales que asesoran a
la oposición a la que asisten con los instrumentos técnicos más modernos y
tambien en técnicas de publicidad y entrenan a colaboradores electorales. Las
visitas pagadas por el líder opositor Yushchenko a los políticos estadounidenses
también fueron financiadas con estos fondos. También financiadas de la misma
manera fueron las encuestas de opinión de los votantes, que luego se utilizaron
como prueba de fraude electoral por el bando gobiernista.
Además de ejercer una influencia amplia en las elecciones, estos fondos
también sirven para profundizar la corrupción. Incluso si se excluye el soborno
directo, tales sumas de dinero en un país donde el salario mensual promedio es
entre $30 y $100 deben tener un efecto corruptor. Cualquiera que tenga acceso a
los medios financieros disponibles para la oposición es capaz de ascender
socialmente. Yushchenko fue capaz de beneficiarse personalmente de este
proceso. Él ocupa un puesto en el consejo de supervisión del Centro
Internacional de Estudios de Política, un think tank financiado por fondos del
gobierno estadounidense.
Como se preparó el cambio de poder en Ucrania
Mientras que los EE.UU han buscado durante mucho tiempo remover a Ucrania de la esfera de influencia rusa, su
apoyo a la oposición en torno a Viktor Yushchenko y Yulia Tymoshenko tiene un origen
más reciente. Más precisamente, esta oposición sólo se desarrolló cuando surgieron
graves tensiones entre el gobierno de los EE.UU y el presidente por mucho tiempo de Ucrania, Leonid
Kuchma.
Kuchma, quien reemplazó a Leonid Kravchuk en 1994 como presidente, estaba
muy dispuesto a trabajar en estrecha colaboración con los EE.UU y la Unión
Europea. Él cooperó plenamente con el Fondo Monetario Internacional, se expresó
a favor de la adhesión a la Unión Europea e incluso presentó una solicitud
formal en mayo 2002 para el ingreso en la OTAN. Ucrania también envió sus
propias tropas a Irak para apoyar la ocupación estadounidense del país.
Kuchma, sin embargo, se vio siempre obligado a mantener un difícil acto de
equilibrio. Por una parte, trabajó en contra de la desintegración de Ucrania en
una región del este orientada hacia Rusia y la parte occidental del país que se
inclinaba a Occidente -una amenaza que flotaba en el aire de forma continua
después de que Ucrania se estableció como país independiente. Por otro parte, él
tenía que tener en cuenta la fuerte dependencia económica del país con respecto
a Rusia. En particular, el suministro de energía de Ucrania que depende casi
por completo del petróleo y el gas rusos.
Kuchma dejó absolutamente en claro, sin embargo, que estaba
decidido a mantener la independencia de Ucrania, que es el garante de la
riqueza de la élite nacional. La disolución de la Unión Soviética, que había
sido sellada por el predecesor de Kuchma, Kravchuk, junto con el presidente ruso Boris
Yeltsin y del bielorruso Stanislav Shushkevich a finales de 1991, creó las
condiciones para la concentración de la riqueza social en manos de unos pocos
clanes de oligarcas. Esta política de "privatización desenfrenada" se
extendió por toda Ucrania y Rusia durante la década de 1990 y fue apoyada sin
reservas por las grandes potencias.
Kuchma está estrechamente relacionado con el clan oligarca de su ciudad
natal, Dnipropetrovsk, la cual es liderada por su yerno Viktor Pinchuk. Pinchuk
es considerado como el jefe de los clanes oligarcas de Donetsk y es el segundo
hombre más rico del país después de Rinat Akhmetov.
El líder de la oposición, Viktor Yushchenko, permaneció fielmente al lado
de Kuchma durante el período de la privatización. En 1993, asumió el cargo de
presidente del banco central de Ucrania y actuó como el contacto en el país
para las finanzas internacionales. En 1999, fue nombrado primer ministro por
Kuchma. La segunda figura destacada de la oposición, Yulia Tymoshenko, sería la
siguiente en ocupar un alto cargo en el gobierno del clan Dnipropetrovsk de
Kuchma. Ella fue miembro del gobierno de Yushchenko y se hizo de millones de
dólares a través del negocio del gas natural.
Kuchma despidió a Yushchenko en abril de 2001. Su política de apertura del
país al capital internacional mediante la reforma del sector energético se
encontró con la resistencia de los clanes oligarcas en el este del país.
Después de una solución temporal, Kuchma finalmente nombró al heredero del clan de
Donetsk, Viktor Yanukovich, como primer ministro.
Sin embargo, los EE.UU continúo con su política de cooperación a todos los
niveles con Kuchma y Yanukovich. En el otoño de 2003, los dos hombres visitaron
los EE.UU. Kuchma se reunió con el presidente George W. Bush, mientras que
Yanukovich fue recibido por el vicepresidente Dick Cheney y otros altos
funcionarios. Un año antes, una reunión de ministros en Praga había acordado un
calendario para la admisión de Ucrania en la OTAN.
Sin embargo, aparecieron las tensiones que finalmente empujaron a Kuchma más
cercanamente en la dirección de Moscú y fueron cruciales en la decisión de los
EE.UU de brindar un apoyo sustancial al candidato de la oposición.
En primer lugar, estaba el llamado caso Kolchuga. Hace dos años Washington
acusó a Kuchma de certificar personalmente las ventas del sistema de alerta
temprana Kolchuga a Irak.
En contraste con los sistemas de radar convencionales, el sistema de alerta
temprana de Ucrania trabaja de manera pasiva y no puede ser localizado por los
aviones que ha detectado. Con un alcance de 800 kilómetros, se considera como
el más eficaz de su tipo. Las baterías de defensa iraquíes habrían sido capaces
de detectar los aviones estadounidenses que se aproximaban sin dar a conocer su
propia ubicación.
Apoyándose en las acusaciones de Estados Unidos, un juez de Kiev inició una
investigación sobre las actividades de Kuchma, bajo sospecha de corrupción,
abuso de poder y tráfico de armas a Irak. El juez recibió el apoyo de la
oposición ucraniana. Sin embargo, la Corte Suprema intervino para detener el
procedimiento.
Kuchma siempre rechazó las acusaciones hechas por el gobierno de EE.UU, y no
se ha encontrado prueba alguna de que el sistema Kolchuga fue suministrado a
Irak. Sin embargo, las relaciones entre Ucrania y los EE.UU se deterioraron en
2002, como resultado del affaire. Durante el año siguiente Kuchma intentó una
vez más mejorar las relaciones enviando tropas ucranianas a Irak -una decisión
que enfrentó una amplia oposición popular.
Petróleo y gas
Un segundo punto en disputa es el control y uso de los oleoductos y
gasoductos de Ucrania. Para Rusia, Ucrania es el país de tránsito más
importante para sus exportaciones de petróleo y gas. Las grandes tuberías,
construidas desde la década de 1970, que une los yacimientos de petróleo y gas
soviéticos y Europa occidental, se
desplazan a través de territorio ucraniano. Por su parte, los EE.UU y la Unión
Europea han buscado desde hace algún tiempo establecer una ruta de transporte
de petróleo de la región del Caspio que no pase por Rusia, utilizando a Ucrania
para este propósito.
Una tubería se ha construido que se extiende desde Odessa a Brody, conectando
el Mar Negro con la frontera de Polonia. El petróleo del mar Caspio ahora se
puede bombear a través de Georgia hasta el Mar Negro, y después de un breve
tránsito por mar directamente a las refinerías polacas, y de allí a Europa.
Tanto Rusia como el cuello de botella que representa el estrecho del Bósforo se
pasan por alto en el camino.
El oleoducto de 674 kilómetros de longitud se completó en mayo de 2002, con
el apoyo de la filial de Halliburton, Kellogg Brown, y desde entonces ha
permanecido vacío. El oleoducto está a la espera del petróleo de la región del
Caspio, así como del oleoducto que conecta en Polonia, que todavía tiene que
ser construido.
Finalmente, el gobierno ucraniano negoció con las compañías petroleras
rusas sobre el uso del oleoducto en la dirección inversa. El petróleo ruso por
lo tanto podría ser enviado de Odessa a
través del Mar Negro y ser exportado al mercado mundial. Durante un período de
cinco meses, una sección del oleoducto se utilizó realmente para este
propósito. Entonces las campanas de alarma comenzaron a sonar en Washington.
Cheney presionó personalmente a Yanukovich durante su visita a Washington para
negarse a aceptar el uso de la tubería en la dirección opuesta. En febrero de
este año, el gabinete en Kiev finalmente aprobó una resolución apropiada. Desde
entonces, el oleoducto ha sido inoperante.
La influencia de las compañías energéticas rusas en Ucrania también es
vista con preocupación por parte de Washington. Hace dos años, el embajador
Carlos Pascual criticó duramente a la compañía Gazprom (que tiene
vínculos con el Estado ruso) en una reunión del Centro de Estudios Estratégicos
e Internacionales. Uno tiene la impresión, dijo, que las empresas rusas
obtuvieron posibilidades de inversión "sin tener que pagar la totalidad
del valor de los activos en los que están invirtiendo, lo cual no es bueno para
Ucrania."
Herbst continuó: "Hay un par de ejemplos recientes que, en mi opinión,
son una desventaja estratégica para Ucrania, sobre todo en el sector del gas y
el petróleo. En el reciente acuerdo firmado entre Gazprom y Naftogaz [compañía
de gas y petróleo nacional de Ucrania] sobre el desarrollo de un consorcio
internacional, ese acuerdo... establece específicamente que ambas empresas
conjuntamente, deben decidir sobre las propuestas de gestión para un consorcio
internacional para el control del sistema internacional del tránsito de gas de
Ucrania. En otras palabras, Gazprom tiene un veto sobre lo que Ucrania quiere
hacer en la gestión de su sistema de transporte de gas. Gazprom no puede estar
más feliz: Esta ha sido una de las cosas que han estado tratando de conseguir
desde 1992".
No puede haber ninguna duda de que los intereses de Washington estarán
mejor protegidos por Yushchenko que por Yanukovich, que es apoyado por Moscú.
Además, Yushchenko ha hecho hincapié en su apego a los valores de "el imperio
de la ley" y la economía de libre mercado -abreviatura de seguridad y
garantías para los fondos de inversión extranjeros.
Los conflictos entre las
grandes potencias
Las ambiciones de Estados Unidos por la supremacía mundial cada vez abarcan
partes más grandes del mundo. En el curso de la lucha por la presidencia de
Ucrania, los intereses estadounidenses y rusos
han chocado de una manera y nitidez que recuerdan vívidamente el período
de la Guerra Fría. Tras el sangriento conflicto en los Balcanes y el
sometimiento forzoso de Irak, Ucrania y la propia Rusia amenazan con convertirse
en el escenario de luchas violentas.
Los intereses europeos, pero sobre todo los alemanes, también se ven
directamente afectados por el cambio de poder en Ucrania, y, a largo plazo, los
dos grandes poderes asiáticos en ascenso, China e India, también están
involucrados. Además de los criterios puramente geoestratégicos, otra cuestión
tan importante para la economía mundial del siglo XXI se encuentra en el
corazón de este conflicto –el control de las fuentes de suministro mundial de
petróleo y gas. En este sentido, la importancia de las disputas libradas en
Ucrania recuerdan los conflictos que estallaron en Europa a principios del
siglo XX por el control de los recursos minerales.
Si se tiene en cuenta el hecho de que la Unión Europea recibe casi el 20
por ciento de su petróleo y el 44 por ciento de sus importaciones de gas de
Rusia, con el 80 por ciento de estos productos que pasan a través de gasoductos
ucranianos, entonces, la importancia del equilibrio de poder en Ucrania para el
desarrollo económico futuro de Europa se hace evidente.
Como es bien sabido, los conflictos por las reservas de minerales en bruto
de Lorraine y el carbón de la cuenca del Ruhr contribuyeron en gran medida al
estallido de la Primera Guerra Mundial. La situación con respecto a la energía
internacional y las rutas de transporte es igualmente explosivo en la
actualidad. Por el momento, los conflictos siguen llevándose a cabo en el plano
político, caracterizado por las maniobras y cambios tácticos. Pero todas las
condiciones para una nueva escalada están presentes. La estrategia de Estados
Unidos por la supremacía amenaza con sumir a la humanidad en una vorágine que
hará que la actual guerra en Irak parezca relativamente benigna.
Traducido del inglés por Marvin
Najarro
Fuente original:
Publicado por LaQQnadlSol
CT., USA.
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