La posible razón para el
reingreso de Qatar después de lo que se había convertido en un rápido y
profundo aislamiento diplomático en la región, es su capacidad como potencia
regional para negociar en nombre de otros poderes, incluyendo los EE.UU, con
grupos militantes. Es bastante sintomático no sólo del creciente poder de los
grupos militantes, sino también de la necesidad de las potencias regionales
para contener esta influencia y usarla contra objetivos específicos, como
Siria. En palabras simples, los EE.UU está tratando de utilizar la influencia
de Qatar para redirigir la energía del Emirato Islámico hacia su verdadero
objetivo: Siria. Que Qatar tiene una política explícitamente diferente hacia
los grupos militantes fue evidente en una entrevista que el Emir dio a CNN.
QATAR GANA UN PREMIO
GEOPOLÍTICO
Por Salman Rafi Sheikh
Después de "sufrir" un período de relativo aislamiento y falta de
acción, Qatar parece haber "ganado" el apoyo necesario de árabes y
estadounidenses para desempeñar el papel de un "verdadero" aliado de
los EE.UU en el "juego" geo-político que dirige en el Medio Oriente. A
pesar de la importancia de la última visita del Emir de Qatar a los EE.UU aún
quedan diferencias por resolver entre los dos Estados. Sin embargo, la última
visita parece haber reducido mucho la temperatura entre Qatar y los EE.UU, por
un lado, y entre Qatar y el mundo árabe, por el otro, allanando el camino para
el reingreso de Qatar en la política regional.
Realidades geopolíticas cambiantes en dos espectros han venido directamente
en auxilio de Qatar para salvarlo de ser descarrilado en el largo y corto plazo
de los trastornos políticos regionales. Para los EE.UU, Qatar se ha vuelto
relevante una vez más, debido a la necesidad de adquirir acceso a grupos militantes
y para mantener la base aérea. (Qatar alberga la Base Aérea Al Udeid desde
donde el Pentágono está lanzando muchos de sus bombardeos contra objetivos del Estado
Islámico en Irak y Siria). Para el mundo árabe, específicamente para el Consejo
de Cooperación del Golfo (GCC), Qatar se ha vuelto relevante debido a la
necesidad de establecer una alianza contra Irán en vista de un posible acuerdo
nuclear entre Irán y Estados Unidos.
Antes de su reunión con el presidente de Estados Unidos, el emir de Qatar,
opinó en el New York Times que las circunstancias imperantes en el Medio
Oriente justifican una estrecha cooperación entre ambos Estados. Esa carta
abierta, el mensaje de Qatar para Obama, escrito elocuentemente describe,
inequívocamente, las grandes ambiciones de Qatar. No sólo tiene por objeto
impugnar la geopolítica en Siria e Irak, sino también en Yemen, Libia "y
más allá". De hecho, tras la decisión de los EE.UU de lanzar ataques
aéreos contra el EIIL, el gobierno de Estados Unidos ha comenzado a tratar a Qatar
de manera diferente. Antes de que se tomara la decisión de lanzar los ataques,
los funcionarios estadounidenses habían estado culpando “públicamente” a Qatar
por perturbar la coalición internacional contra el EIIL. Sin embargo, las cosas
han cambiado ahora, ya que Qatar está proporcionando los medios logísticos
necesarios, en el aspecto de su base aérea, para facilitar esta operación. No
es de extrañar entonces, que Qatar tuviera también que cambiar su propio curso
para "ganar" los favores de los EE.UU para poner fin a su aislamiento.
La posible razón para el reingreso de Qatar después de lo que se había
convertido en un rápido y profundo aislamiento diplomático en la región, es su
capacidad como potencia regional para negociar en nombre de otros poderes,
incluyendo los EE.UU, con grupos militantes. Es bastante sintomático no sólo
del creciente poder de los grupos militantes, sino también de la necesidad de las
potencias regionales para contener esta influencia y usarla contra objetivos
específicos, como Siria. En palabras simples, los EE.UU está tratando de
utilizar la influencia de Qatar para redirigir la energía del Emirato Islámico
hacia su verdadero objetivo: Siria. Que Qatar tiene una política explícitamente
diferente hacia los grupos militantes fue evidente en una entrevista que el
Emir dio a CNN.
Nosotros no financiamos extremistas", dijo en CNN el Emir de Qatar.
Sin embargo, dijo que sería un "gran error" señalar a todos los
movimientos islamistas como extremistas, y defendió el trato con grupos como
Hamas y la Hermandad Musulmana sobre la base de sus éxitos electorales en Gaza
y Egipto. A causa de estos mismos enlaces, la asociación de Qatar con los
Estados Unidos es a veces, aunque irónicamente, complicada pero claramente
beneficios para ambas partes. "Nuestros intereses convergen en muchas más
maneras de las que divergen", dijo un alto funcionario estadounidense. El
papel del emirato como interlocutor con los movimientos militantes a menudo ha
demostrado ser un recurso útil. Junto con Turquía, Qatar fue un importante medio
de comunicación con Hamas durante las conversaciones para poner fin a la guerra
del grupo con Israel en la Franja de Gaza en el verano de 2014. Además, también
ayudó a negociar la liberación de los cinco militantes talibanes encarcelados
en Guantánamo, Cuba -que fijaron su residencia en Doha- a cambio del capturado
soldado estadounidense, Bowe Bergdahl. El emirato también arregló la liberación
el año pasado de un periodista estadounidense, Peter Theo Curtis, que había
sido tomado como rehén en Siria, una excepción al espeluznante desfile de
decapitaciones de los periodistas occidentales por el EIIL el pasado año. Desde
el punto de vista de los Estados Unidos, por lo tanto, la riqueza financiera y
de hidrocarburos de Qatar, su penetración política en casi todos los
principales grupos militantes, e instalaciones militares accesibles lo
convierten en un protagonista importante en el Oriente Medio a pesar de su
pequeño tamaño y a veces exasperante comportamiento, de aquí la necesidad de
volver a incorporarlo en el juego geopolítico.
Dentro del espectro político del Medio Oriente, Qatar parece haber ganado
mucho después de esta mejora con los EE.UU. Qatar ha batallado para congraciarse
con el Consejo de Cooperación del Golfo de seis naciones y hacer las paces con
Egipto, el país más poblado del mundo árabe y su centro intelectual
tradicional. El emirato ha dado pasos simbólicos, como la eyección nunca
formalmente reconocida de siete figuras egipcias de la Hermandad Musulmana, que
partieron en septiembre hacia Turquía. También se ha movilizado para detener el
flujo de fondos de donantes privados ricos a los grupos militantes extremistas,
algunos a través de lo que hasta ahora habían sido las escasamente reguladas
organizaciones benéficas. Los vecinos de Qatar, entre ellos Arabia Saudita, los
Emiratos Árabes Unidos y Bahréin, que en una manifestación pública de fuerte
desagrado habían retirado a sus embajadores, anunciaron hace dos meses que mandarían
a sus enviados de vuelta.
En lo que se refiere a las tensas relaciones de Qatar con Egipto, los EE.UU
parecen haber desempeñado su papel en suavizar la tensión bilateral como parte
de su nuevo enfoque para tratar con el Medio Oriente. Funcionarios egipcios
sugieren que el presidente Abdel Fattah Sisi, que estaba furioso por el apoyo
de Qatar al presidente islamista derrocado Mohamed Morsi, pronto podría estar
listo para reanudar los contactos de alto nivel. La probabilidad de
acercamiento aumentó recientemente después de que Qatar accedió a las demandas
de El Cairo para cancelar la rama egipcia de Al Jazeera, la emisora insignia
del emirato concebida en sí como una proyección del poder y prestigio de Qatar y
que funcionaba como baluarte de la Hermandad.
Sin embargo, a pesar de estos avances cruciales, sus relaciones aún siguen
siendo tensas debido en gran parte a las posiciones extremadamente divergentes
de ambos estados en lo que respecta al EIIS / EIIL. Afirmaciones pasadas que estas
diferencias se habían reparado fueron socavadas la semana pasada cuando Qatar
retiró a su embajador en El Cairo para protestar por los ataques aéreos
egipcios contra los combatientes del "Estado islámico"/EIIS en Libia,
lo que provocó que un funcionario egipcio acusara a Doha de apoyar el terrorismo
–señalamientos que se ganaron la rápida condena de los países del Golfo, que luego
fue rápidamente enmendado.
Este acercamiento entre Qatar y CCG liderado por Arabia Saudita parece
haber tenido lugar en el contexto de un posible acuerdo nuclear entre Irán y
los EE.UU y la consiguiente y creciente influencia de Irán. El CCG parece haber
sido presionado por estas cambiantes realidades geopolíticas para ganar el
apoyo de un importante poder regional, Qatar, para fortalecer el bloque
"Sunita" contra el bloque "Chiita". Es por esta misma razón
que el CCG ha salido en apoyo de Qatar contra las acusaciones de Egipto sobre
que Qatar apoya el terrorismo en la región. Abdul Latif al-Zayani, secretario
general del Consejo de Cooperación del Golfo, dijo en un comunicado que rechazaba
la acusación de Egipto contra Qatar. "Estas acusaciones no ayudan a
consolidar la solidaridad árabe en un momento cuando nuestros países árabes
están sometidos a grandes desafíos a su seguridad, la estabilidad y la
soberanía", añadió.
Que Arabia Saudita este creando un frente unido contra Irán también se
desprende del hecho de que Arabia Saudita ha, una vez más, ofrecido
recientemente a Israel utilizar su
espacio aéreo para atacar a Irán. De hecho, lo que una vez fue una noción
tácita de que los Estados sunitas comparten un interés vital en la oposición de
Israel a la hegemonía chiita iraní, parece ahora estar emergiendo del dominio
de los servicios militares y de seguridad a la esfera del debate público árabe.
El miedo a la violencia y el caos extendiéndose desde Siria, Libia, Yemen,
Irak más el temor de un Irán agresivo se
combinan para poner a Israel en una nueva dimensión; de hecho, como un aliado
contra Irán. Estos acontecimientos han facilitado en gran medida reconfigurar
los roles de Qatar y Arabia Saudita en el nuevo formato de las relaciones
bilaterales, lo que ha conducido al primero incluso a disolver sus relaciones
con la Hermandad, aunque en forma temporal e imprecisa. Muestran además, que
Qatar está listo para dar cabida a las preocupaciones de Arabia Saudita a costa
de convertirse en apenas relevante en los alineamientos geopolíticos para
asegurar los intereses de largo plazo. Arabia Saudita y sus socios quieren
salvaguardar sus monarquías frente al Islam político, y en tanto Qatar mantenga
a sus socios de la Hermandad Musulmana fuera de los Estados del Golfo, no
habría ningún problema entre el CCG y Qatar.
Salman Rafi Sheikh, investigador y analista de relaciones
internacionales y de los asuntos exteriores y nacionales de Pakistán, en
exclusiva para la revista online "New Eastern Outlook".
Publicado por La Cuna del Sol
USA.
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