sábado, 13 de junio de 2015

¿Qué está sucediendo en Guatemala?

Los medios de comunicación occidentales curiosamente están ignorando la revolución guatemalteca de un mes de duración que ya ha obligado a muchos ministros a dimitir y ahora amenaza con acabar con el Presidente.


¿QUÉ ESTÁ SUCEDIENDO EN GUATEMALA?


Por Andrew Korybko

Las protestas a gran escala por lo general atraen una enorme de atención de los medios occidentales, especialmente si se han estado llevando a cabo de manera consistente durante más de un mes, pero Guatemala parece ser una curiosa excepción. Decenas de miles de ciudadanos han salido a las calles para protestar por la corrupción rampante de su gobierno, y la crisis política sólo se ha agudizado con el dominó de renuncias de muchos funcionarios de alto rango. Esta sorpresiva erupción de poder popular, que ya ha dejado muchas víctimas políticas, todavía esta suprimida de la atención internacional, mientras que “sucesos pasajeros” como el intento de revolución de color en Macedonia han cautivado la imaginación occidental. La razón de esto es clara, y es que, Occidente sólo presta atención a las desestabilizaciones políticas que promueven sus intereses, lo que claramente no es lo que está sucediendo en el país centroamericano. Por lo tanto, ¿qué es lo que realmente está pasando en Guatemala?

¿Podrido hasta la coronilla?

Los guatemaltecos están enfurecidos por un cantidad cada vez mayor de escándalos que dicen va directo a lo más alto de su gobierno. Todo comenzó a mediados de abril, cuando las autoridades detuvieron al jefe de la Administración Tributaria de Guatemala y su predecesor por un esquema de fraude aduanero, denominado por la prensa como "La Línea". De una u otra manera la vicepresidente Roxana Baldetti estaba vinculada al fraude, y su renuncia a principios de mayo envalentonó a los manifestantes a continuar su cruzada contra la corrupción y llevarla tan lejos como podían. Lo que sucedió después fue un efecto dominó de revelaciones y renuncias, con ministro tras ministro abruptamente dejando el cargo después de que nuevos escándalos sacudieron su reputación. En menos de un mes, el ministro de Energía y Minas, el ministro del Interior, el ministro de Medio Ambiente, Secretaria de Inteligencia del Estado, el viceministro de Seguridad, ministro de Salud Pública y Asistencia Social, el presidente del Banco Central, y el Secretario de la Presidencia han renunciado o sido arrestados debido a los últimos escándalos, y los manifestantes han dicho que no se detendrán hasta que el presidente Otto Pérez Molina dimita también.

La razón por la que se oponen a Pérez Molina, además de lo que alegan son sus vínculos circunstanciales a todos estos escándalos de corrupción, es que lo acusan de tener sangre en sus manos de las tres décadas de guerra civil en el  país.

Durante ese tiempo, Molina fue un mayor de las fuerzas especiales que participó en un gran número de “operaciones de contrainsurgencia” contra los indígenas rurales, presumiblemente iniciadas porque se pensaba que eran “rebeldes comunistas”. La violencia indiscriminada desatada en ese momento cobró la vida de unas 200, 000 personas, más del 80% de los cuales eran mayas. El ex presidente Efraín Ríos Montt fue declarado culpable de genocidio en 2013 por su papel en ordenar las operaciones genocidas (que alcanzó su punto máximo durante su breve liderazgo en 1982-1983), a pesar de que ahora está frente a un nuevo juicio debido a errores de procedimiento antes de su condena original. Aun así, la sentencia inicial de Ríos Montt dio esperanza a los críticos de Molina quienes alegan que él también estuvo implicado en el genocidio y debe ser llevado ante la justicia, y que la única manera de hacerlo es que él sea removido de la Presidencia que ha ocupado desde el2011, despojado de su inmunidad legal vigente, y llevado a juicio.

Golpeado por el Big Brother

El colapso de la mayor parte del gobierno y las acusaciones de que su recalcitrante y aislado líder participó previamente en el genocidio de un país debe ser noticia lo suficientemente grave como para justificar la atención del mundo, pero esto no es el caso de Guatemala. Los EE.UU están haciendo todo lo posible para desviar la atención internacional lejos de esta crisis y enfocarla hacia aquellas políticamente más 'útiles' como el fantasma de la “agresión rusa” porque quiere salir ileso de las asociaciones que se establezcan entre los EE.UU y el cada vez más deslegitimado Molina, que en realidad es un cercano aliado estadounidense. El objetivo de los EE.UU de ganar los “corazones y las mentes” de la región se cae de bruces cuando está ligado íntimamente con un gobierno tan corrupto como ha resultado ser el de Pérez Molina, y no sólo eso, sino que los EE.UU quiere evitar cualquier escrutinio de sus relaciones históricas con el país que revelará su reiterada e inescrupulosa naturaleza.

Todos los países de América Latina han tenido problemas con los EE.UU en algún momento u otro, pero el sufrimiento de Guatemala es sintomático de todo lo experimentado por la región. Guatemala se convirtió en la primera víctima de la Guerra Fría en la zona cuando la CIA derrocó al Presidente Jacobo Árbenz Guzmán en 1954, marcando su segundo golpe de Estado exitoso después de Irán el año anterior. El único "pecado" del líder guatemalteco fue tratar de implementar políticas de izquierda que amenazaban los intereses de la United Fruit Company, que a su vez lo acusó de ser un "comunista secreto" y agitó por su  derrocamiento inmediato. Con el fin de vender este cuento a Washington, la compañía contrató los servicios de Edward Bernays, el “padre de las relaciones públicas” y autor de fama mundial de la guía de 1928 para, adivínenlo, "Propaganda". Tuvo tanto éxito en su campaña de información que él y sus asociados, incluso publicaron un libro sobre "The Engineering Of Consent" o "La ingeniería del consentimiento" tan sólo un año después del derrocamiento de Árbenz.

En los años siguientes, de 1960-1966, Guatemala se encontraría atrapada en una mortífera guerra civil apoyada por Estados Unidos en donde Washington apoyó firmemente al gobierno que estaba llevando a cabo su genocida purga “anti-comunista”. Incluso se puede argumentar que el “firme respaldo” de los EE.UU a todos los gobiernos latinoamericanos de derecha durante esa sangrienta época de la Guerra Fría, fue un legado duradero de la magníficamente eficaz campaña de propaganda que Bernays más temprano había emprendido con la invención de la inexistente “amenaza comunista”. Cuando la violencia patrocinada por el Estado de Guatemala por fin terminó, el país estaba en una situación mucho peor que antes. Aparte de las insondables pérdidas humanas que infligió, la guerra civil afianzó la posición de la oligarquía dinástica que Árbenz  había tratado de desmantelar. Este coloso imponente de corrupción y los intereses corporativos se entrecruzan en las manos de un pequeño número de familias altamente posicionadas que forman el núcleo de la élite del país, y es este contexto socio-económico que sentó las bases para la crisis actual.

Crece la marea rosa

El establishment de la política exterior de Estados Unidos se ha puesto nervioso por la Revolución guatemalteca debido a sus posibles repercusiones regionales. He aquí por qué el Departamento de Estado está ansioso:

La alternativa izquierdista

El izquierdismo inspirado por Chávez es una fuerza real en la política latinoamericana, y muchos manifestantes creen que representa la única solución realista a los problemas de Guatemala.

El verano latino

Las protestas contra la corrupción ya se han extendido a Honduras, donde miles de personas marcharon la semana pasada contra el Presidente, y potencialmente podría extenderse a El Salvador. Si tienen éxito en sus revoluciones, entonces el llamado "Triángulo del Norte" que sustenta el control de los EE.UU sobre América Central podría verse en dificultades.

La expansión del TLCAN estaría en peligro

La estrategia de Estados Unidos para la participación en Centroamérica (US Strategy For Engagement In Central America) prevé "la vinculación de Centroamérica a una América del Norte integrada" (un eufemismo para la expansión del TLCAN), pero si el "Triángulo del Norte" experimenta una serie de revoluciones populares de izquierda (el “Verano Latino”), entonces sus nuevos gobiernos probablemente rechazarían esta senda del desarrollo unipolar y miren hacia los BRICS en su lugar. Sin embargo, aun así no será fácil para ellos, ya que el primer golpe de Obama fue derrocar al presidente hondureño Manuel Zelaya en 2009, y lo más probable es que va a recurrir a subterfugios similares si es necesario una vez más detener el ascenso de políticos de izquierda en América Central.






Publicado por La Cuna del Sol
USA. 

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