El general Michael T. Flynn,
próximo consejero estadounidense para la Seguridad Nacional, fue en un tiempo
ensalzado como uno de los oficiales de inteligencia más brillantes de su
generación, pero hoy se le tilda de islamófobo y torturador. Entre el apogeo de
su gloria y esta oleada de críticas, el general Flynn se enfrentó al presidente
Barack Obama y finalmente se unió al candidato Donald Trump.
El general Flynn estuvo, en 2015, entre los
invitados extranjeros al aniversario de la televisión internacional
Russia Today. Su particapación en esa celebración fue violentamente
criticada desde la Casa Blanca, que ve en ese medio de prensa un “órgano
de propaganda de Vladimir Putin” (sic).
Con una enorme dosis de mala fe, la prensa clintonmaníaca describe al
general Michael Flynn, seleccionado por el presidente electo de
Estados Unidos Donald Trump para el cargo de consejero de seguridad
nacional, como un islamófobo y partidario de la tortura. ¿Cuál es la realidad?
Michael T. Flynn es un católico de origen irlandés apegado a la estabilidad
de su familia. Muy deportivo, practica tanto deportes de equipo como deportes
individuales, pero prefiere los deportes de movimiento –como el waterpolo y el
surf– a los de fuerza.
Considerado uno de los oficiales de inteligencia más brillantes de su
generación –dirigió la DIA (Defense Intelligence Agency, o sea la
agencia de inteligencia del Pentágono) desde julio de 2012 hasta agosto
de 2014–, el general Flynn cuestionó les métodos de trabajo del servicio
que dirigía. Para él, el uso sistemático de equipamiento sofisticado en la
labor de espionaje no puede aportar la calidad que garantiza la labor
de inteligencia humana [1] y la tendencia a presentar informes en forma de
ponencia bien ilustrada no permite reflejar correctamente las situaciones
complejas. Estima que más vale un análisis escrito que la exhibición de
lindas presentaciones y fotos. Y, para terminar, la calidad del trabajo de
inteligencia depende de su confrontación con el de otros analistas.
Contrariamente a la práctica habitual en las agencias estadounidenses es
por tanto la cooperación, y el intercambio, con los otros servicios del
país y con los de las naciones aliadas. Se trata, como podemos ver, de
posiciones finalmente muy clásicas, pero que en total contradicción con los
hábitos de su país.
En lo tocante al yihadismo, tema sobre el que se concentra desde hace unos
15 años, Flynn ha llegado a la conclusión de que, aunque utiliza la
terminología religiosa y cita el Corán, el islamismo no tiene
nada que ver con una religión y que es única y exclusivamente
una ideología política. Algo más perturbador, aunque no deja de ser cierto,
es que afirma que el apoyo que los yihadistas encuentran en una parte de
la población musulmana tiene sus raíces en el propio islam. Aunque no ha
tomado posición sobre la religión musulmana, Flynn se las arregló para incluir
al profesor Gabriel Sawma en el equipo de Trump. Este profesor de origen
libanés es autor de un libro sobre los orígenes siriacos del Corán, trabajo que
lo ha llevado a una interpretación muy tolerante del islam.
El enfrentamiento de Michael Flynn con Hillary Clinton y Barack Obama
se produjo en agosto de 2012, al darse a conocer una nota
secreta sobre los yihadistas en el Levante. En la parte desclasificada del
documento, Flynn observaba que los yihadistas estaban en guerra contra la
República Árabe Siria y que contaban con apoyo en las poblaciones tribales que
viven entre Siria e Irak, circunstancia que podía llevarlos a crear un emirato
en el noreste de Siria, lo cual correspondería a los intereses
estratégicos de sus padrinos: Arabia Saudita, Qatar y Turquía. Flynn
explicó que había escrito esa nota –justo después de que Francia reactivara la
guerra contra Siria– para tratar de oponerse al respaldo de la
administración Obama a la creación del Emirato Islámico (Daesh).
En cuanto a la tortura, Flynn ha explicado repetidamente que sus
declaraciones no deben interpretarse como un estímulo a la generalización.
Si combate a los yihadistas porque torturan y matan, es importante
que estos sepan que él no piensa abandonar a sus propios compañeros de
armas que han recurrido a la tortura y que no vacilará en torturar y matar
él también de ser necesario. Pero no es esa su intención y,
de hecho, en Afganistán intervino contra esa práctica.
[1] Se refiere al HUMINT o Human Intelligence, término
utilizado para designar la información de inteligencia recogida y/o
proporcionada por fuentes humanas. Nota del Traductor.
Publicado por La Cuna del Sol
USA.
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