En América Latina, en especial en los
empobrecidos/cristianizados países centroamericanos, quién se presente como
comunista es satanizado y censurado como el mismo anti Cristo. Y, quién se proclame
anticomunista es adulado y reverenciado como el máximo Apóstol de Jesucristo.
AMÉRICA LATINA TAN CRISTIANA
COMO NINGUNA,
Y TAN ANTICOMUNISTA SIN
IGUAL
Ollantay Itzamná Rebelión
De los más de 7.5 mil millones de habitantes del planeta, cerca de 2 mil
millones son cristianos (casi mil millones de católicos, y el resto entre
evangélicos y otras iglesias).
Del total de cristianos del mundo, actualmente más de la mitad viven en el
Continente de América (más de mil millones). Es decir, no hay región alguna en
el mundo demográfica y culturalmente más cristiana que América, y
Latinoamérica, en particular.
Durante la invasión y la Colonia europea, la cruz y la Biblia (en manos de
los curas doctrineros) fueron las herramientas más eficientes para la
dominación de los pueblos y la implantación de la cristiandad.
En América Latina, durante el primer siglo de la era republicana (siglo
XIX), los liberales para mantenerse en el poder, abrieron las puertas de sus
países a los cristianos protestantes para intentar deshacerse de la hegemonía
católica conservadora vigente.
En las últimas décadas del pasado siglo, ante el fantasma del posible
contagio del comunismo cubano en la región, y ante proliferación de la
“enfermedad” de las teologías de liberación, los gobiernos de los EEUU.
promovieron e infestaron a toda América Latina de eficientes sectas
pentecostales y neopentecostales, y así perpetuar la dominación y saqueo actual
de los pueblos.
Los primeros comunistas
fueron los primeros cristianos
En la teología oficial católica o evangélica, el mensaje cristiano se
condensa en la convivencia fraterna, producto de la obediencia y cumplimiento
de la voluntad divina resumida en el amor a Dios y al prójimo.
El libro de los Hechos de los Apósteles (historia de las primeras
comunidades cristianas) narra con detalles expresivos, no sólo la comunidad de
bienes (“lo ponían todo en común”) en la que convivían aquellos, sino también
el amor mutuo que unos y otros sentían por su comunidad, incluso hasta la
inmolación (“No hay amor más grande que el dar la vida por los demás”, dirá
Jesús de Nazareth).
En ese esfuerzo de la construcción de la comunidad de bienes, fundada y
orientada en el amor, se narra el caso de Ananías y Safira, ambos castigados
con pena de muerte por resistirse a entregar la totalidad de sus bienes a la
comunidad. (Hch.5).
La comunidad de bienes, fundada y orientada en el amor por los demás, no
era una doctrina utópica para los primeros cristianos, sino una práctica
cotidiana, cuyo incumplimiento se castigaba con pena de muerte.
Si asumimos el comunismo (en su sentido genuino) como la convivencia
humana, con comunidad de bienes materiales y simbólicas, entonces, la primeras
comunidades cristianas legaron a la humanidad una de las vivencias comunistas
más nítidas de la historia. Jesús de Nazareth llevó la propuesta comunista a su
máxima expresión al inmolarse en el calvario para que “todos tengan vida, y
vida en abundancia”, dice la Biblia.
Si para los cristianos,
antes, el comunismo fue sagrado, ¿por qué, ahora, es diabólico?
América, y en particular, América Latina (siglo XVI), conoció y bebió de un
cristianismo ya prostituido.
La auténtica fe cristiana, promotora del comunismo de bienes, fue
traicionada allá a finales del siglo IV, cuando el cristianismos fue
estratégicamente asumido, por el Imperio Romano, como la cohesionadora religión
oficial. Desde entonces, progresivamente el cristianismo se escribe ya no con
la c de comunismo, sino con la c de capitalismo.
Al grado que, ahora, casi ninguno de esos cerca dos mil millones de
cristianos en el mundo sospecha de lo comunista que fue (y debería ser) la fe
religiosa que profesan.
La manipulación (consciente e inconsciente) de la fe cristina, por parte de
las cúpulas religiosa-política-económicas, fue tan honda que no sólo
sirvió/legitimó para el histórico y actual saqueo de las grandes mayorías
cristianas, y para la inmoral opulencia de un reducido grupo de predilectos,
sino que la gran mayoría de cristianos empobrecidos (de ayer y hoy), con sus
indiferencias y espiritualismos, se constituyen en guardianes/misioneros
defensores de los intereses de los promotores del criminal sistema
económico-político hegemónico.
Latinoamérica de ayer y hoy es una fotografía elocuente de las
consecuencias nefastas de la práctica de un cristianismo prostituido.
En América Latina, en especial en los empobrecidos/cristianizados países
centroamericanos, quién se presente como comunista es satanizado y censurado
como el mismo anti Cristo. Y, quién se proclame anticomunista es adulado y
reverenciado como el máximo Apóstol de Jesucristo.
Esta es una de las mayores evidencias del rol colonizador de la hegemónica
fe religiosa en la región. Aunque bajo las cenizas de la cristiandad
capitalista hegemónica siempre quedan las brazas del comunismo cristiano
originario, sea como nostalgia o como utopía.
Publicado por La Cuna del Sol
USA.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario