Las conversaciones llevadas a cabo por Lavrov en Riad ponen de manifiesto que, por el contrario, Rusia y Arabia Saudí están señalando que la OPEP+ goza de buena salud. El mensaje no puede pasar desapercibido en Washington.
LOS INFORMES SOBRE LA
MUERTE DE LA OPEP+ SON
MUY EXAGERADOS
M. K. Bhadrakumar
Indian Punchline
El hecho de que en la actual coyuntura de la política mundial, los Estados
miembros del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) hayan celebrado una reunión
ministerial conjunta con su homólogo ruso, Serguéi Lavrov, de por si transmite
un poderoso mensaje.
De forma inequívoca, el ministro de Asuntos Exteriores saudí, el príncipe
Faisal bin Farhan Al Saud, declaró en la rueda de prensa posterior a la reunión
ministerial del miércoles que los países miembros del CCG comparten una postura
común con respecto a la crisis de Ucrania. (La conferencia de prensa fue
transmitida en directo por el canal de televisión Al-Arabiya).
"Los países del Golfo Pérsico comparten una postura común respecto a
la crisis ucraniana y sus consecuencias negativas, especialmente en lo que
respecta a la seguridad alimentaria de otros países", declaró Al Saud.
Por su parte, el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Sergei Lavrov, declaró
a los medios de prensa que, "los países del CCG comprenden la naturaleza
del conflicto entre Rusia y Occidente". Anteriormente, durante una reunión
bilateral con Lavrov, que se encontraba en una visita de dos días, Al Saud dijo
que "la posición del reino con respecto a la crisis en Ucrania se basa en
los principios del derecho internacional y el apoyo a los esfuerzos dirigidos a
lograr una solución política a la crisis."
Tras la reunión, Lavrov afirmó que los países del CCG no se sumarán a
Occidente en la imposición de sanciones a Moscú por el conflicto de Ucrania.
Según sus palabras, "los aspectos de la situación internacional que están
relacionados con las acciones puestas en práctica por Occidente en torno a
Ucrania, son perfectamente comprendidos por nuestros colegas de los Estados del
Consejo de Cooperación del Golfo."
Lavrov añadió: "Apreciamos y reafirmamos hoy una vez más la posición
equilibrada que adoptan con respecto a esta cuestión en los foros
internacionales, y en la práctica, negándose a sumarse a las sanciones
occidentales ilegítimas y unilaterales que se introdujeron contra Rusia."
Lavrov afirmó que Moscú y los países del Golfo tienen la intención de seguir
desarrollando su asociación, en claro contraste con las crecientes tensiones
entre Rusia y Estados Unidos y sus aliados europeos. Tras reunirse en Riad con
los máximos responsables de la diplomacia de los EAU, Kuwait, Qatar, Bahréin y
Omán, Lavrov declaró: "Hemos reafirmado nuestro enfoque en el desarrollo
integral de nuestra asociación, incluso en las nuevas condiciones que están
surgiendo en la economía mundial en el contexto de las políticas de nuestros
colegas occidentales."
De cara al futuro, Lavrov expresó su satisfacción por el hecho de que
"hemos reafirmado nuestro enfoque en el desarrollo integral de nuestra
asociación, incluso en las nuevas condiciones que están surgiendo en la
economía mundial en el contexto de las políticas de nuestros colegas
occidentales".
El momento en que se celebra la reunión ministerial entre el CCG y Rusia, y
la visita de Lavrov a Riad, es muy significativo en una coyuntura en la que la
Administración Biden está haciendo todo lo posible para reparar la fracturada
relación entre Estados Unidos y Arabia Saudí, desde que el candidato Biden
bautizó al Reino como un "Estado paria", y el establishment de
Washington lanzó una campaña concertada para difamar al príncipe heredero
Mohammed bin Salmán por el asesinato del ex consultor de la CIA Jamal
Khashoggi.
Los últimos informes de los medios de comunicación estadounidenses hablan
del interés de Biden por reconciliarse personalmente con el príncipe saudí
visitando Riad y reuniéndose con él. Esto sucede después de que Biden se haya
negado hasta ahora a hablar con el príncipe o a tener cualquier tipo de trato
con éste.
El cambio de actitud de Biden con respecto a Arabia Saudí debe atribuirse a
que en Washington se han dado cuenta de que para aislar y debilitar a Rusia de
forma permanente, es imprescindible hacerse con el control del mercado mundial
del petróleo, lo que a su vez requiere la ruptura del acuerdo ruso-saudí que ha
regulado la producción mundial de petróleo en los últimos años.
En pocas palabras, Arabia Saudí se ha convertido de la noche a la mañana en
un "Estado pendular" en el cálculo estratégico de Estados Unidos,
cuya postura en el conflicto de Ucrania va a tener consecuencias
trascendentales para la agenda de la administración Biden de debilitar a Rusia.
De hecho, el potencial de Arabia Saudí como "Estado pendular" se
viene gestando desde 2006, cuando el difunto rey Abdullah aprovechó su primer
viaje fuera de Oriente Medio, desde que se convirtió en gobernante saudí, para
visitar China e India. Fue la primera visita de un rey saudí a China desde que
ambos países establecieron relaciones diplomáticas en 1990, y la primera visita
de este tipo a India desde 1955. Los observadores más perspicaces consideraron
que la gira del monarca saudí presagiaba una era de menor influencia de Estados
Unidos en Riad y de amistad saudí con un espectro cada vez más amplio de
naciones en Asia.
Ese giro, que emana del deseo de alejarse de una situación monocultural
-tener un gran amigo (Estados Unidos), un gran producto (el petróleo) y basarse
en una gran idea (la islámica)- fue avanzando a ritmo glacial durante la
siguiente década hasta que el príncipe Mohammed bin Salmán fue nombrado
príncipe heredero en junio de 2017, lo que le convirtió en presunto heredero al
trono.
Bajo el liderazgo del príncipe Mohammed, la transformación del Reino
comenzó a acelerarse y adquirió un amarre ideológico en el nacionalismo saudí.
El fortalecimiento de las relaciones con Rusia y la firma de un acuerdo en 2016
para cooperar con Rusia en los mercados mundiales del petróleo en una matriz
que posteriormente se conoció como OPEP+ fue una manifestación temprana de ese
giro.
Coincidió con el lanzamiento del plan Visión 2030 con el imprimátur del
príncipe heredero, que encarna la orientación estratégica del país para los
próximos 15 años. Desde una perspectiva histórica, puede considerarse que
Visión 2030 marca el abandono de la dependencia saudí de una economía rentista.
En el ámbito de la política exterior, su impacto se dejó sentir en una
constante afirmación de la autonomía estratégica del Reino.
En un contexto geopolítico tan tumultuoso, no es de extrañar que el enfrentamiento
entre Estados Unidos y Rusia encuentre a Arabia Saudí en el ojo del huracán. El
viaje de Lavrov a Arabia Saudí hizo sonar las alarmas en Washington. En la
víspera de la llegada de Lavrov a Riad, el secretario de Estado estadounidense,
Antony Blinken, sostuvo una llamada con Al Saud, aparentemente para discutir
sobre Yemen y otros asuntos regionales.
El comunicado del Departamento de Estado decía, entre otras cosas, que
"el Secretario (Blinken) subrayó la importancia del apoyo internacional a
Ucrania mientras defiende su soberanía e integridad territorial y destacó la
necesidad de una respuesta global a la crisis de seguridad alimentaria
resultante de la brutal guerra del Presidente Putin".
En pocas palabras, Blinken solicitó el apoyo de los Estados del Golfo a la
"respuesta global" liderada por Estados Unidos a la crisis
alimentaria temporal, que pretende culpar a Rusia de haber creado la actual
escasez de trigo. Evidentemente, los dirigentes saudíes no han caído en la
trampa. En cualquier caso, bajo los auspicios de la ONU, Rusia y Turquía han
comenzado a trabajar en la organización de corredores humanitarios a través de
las aguas del Mar Negro, que han sido minadas por Ucrania. El Secretario
General de la ONU ha hecho un llamamiento a Estados Unidos para que suavice las
sanciones y permita las exportaciones rusas de cereales al mercado mundial.
Para desviar la atención del exitoso viaje de Lavrov a Riad, la
"guerra de la información" dirigida por Estados Unidos ha inventado
la falsa noticia de que Arabia Saudí está "supuestamente
considerando" la remoción de Rusia de la OPEP+. Las conversaciones
llevadas a cabo por Lavrov en Riad ponen de manifiesto que, por el contrario,
Rusia y Arabia Saudí están señalando que la OPEP+ goza de buena salud. El
mensaje no puede pasar desapercibido en Washington.
Publicado por La Cuna del Sol
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