Hablar de campesinos o indígenas en Perú bajo este régimen dictatorial de terror equivale a ser considerado terrorista. Todos los organismos gubernamentales están coludidos y no tenemos a nadie que nos proteja o garantice nuestros derechos.
"NUESTRAS REIVINDICACIONES
SON AHORA POLÍTICAS":
ENTREVISTA SOBRE PERÚ CON
LOURDES HUANCA ATENCIO
Elisa Fuenzalida
Counterpunch
El levantamiento campesino en Perú ha logrado
lo que parecía imposible: que la izquierda y la academia se hayan quedado
mudas. O al menos eso parece, ya que sus análisis han sido silenciados por el
clamor popular indígena, que ha organizado delegaciones de los cuatro
"suyos" (1) de Perú en "La Toma de Lima", como
se ha denominado la marcha hacia la capital.
Pocos sospechaban que la destitución de Pedro
Castillo era algo más que una crisis política en términos partidarios. Más bien, era el comienzo de un cataclismo
simbólico e histórico, que amenazaba los cimientos mismos del pacto colonial
aún vigente en el país que es visto en el extranjero como la tierra de la
cumbia electrónica, los pueblos mágicos y los retiros de Ayahuasca.
La historia comienza con una campaña
electoral fuertemente marcada por la violencia racista dirigida en contra de
Castillo, campesino y maestro rural originario de los Andes del Norte. Insultos
como "burro", "bruto", "analfabeto" y
"bestia", entre otros, tienen una genealogía claramente situada en la
tradición de las haciendas, auténticos feudos bajo el control de una oligarquía
blanca hasta su expropiación durante la Reforma Agraria de 1969. Desde
entonces, los intereses coloniales-racistas se han ocupado de mantener la
narrativa del indígena tonto, en el mejor de los casos ingenuo, que desperdicia
el potencial capitalista de la tierra y no sabe qué hacer con la libertad.
Lourdes Huanca Atencio, presidenta de la
Federación de Mujeres Campesinas, Artesanas, Indígenas, Originarias y
Asalariadas del Perú (FENMUCARINAP), se encuentra actualmente en Europa,
solicitando el apoyo y la solidaridad de la comunidad internacional.
E.F.: ¿Qué motiva esta gira?
L.H.A.: He venido a denunciar la
militarización de nuestro país, porque nos están matando uno por uno. Nuestro
derecho a la protesta está siendo brutalmente violado. Se ha llegado a un punto
en el que ya ni siquiera podemos caminar libremente. Hablar
de campesinos o indígenas en Perú bajo este régimen dictatorial de terror
equivale a ser considerado terrorista. Todos los organismos gubernamentales
están coludidos y no tenemos a nadie que nos proteja o garantice nuestros
derechos. La policía y el ejército nos disparan a quemarropa; el
legislativo y el ejecutivo dan órdenes juntos. Los pronunciamientos de la
Iglesia son tibios.
¿Cuál es la situación de los derechos
humanos?
Esto empezó antes de que el presidente fuera
elegido, cuando, durante la campaña, la prensa le dedicó todo tipo de insultos
racistas. Nosotros, hombres y mujeres del campo, sentimos esos insultos como si
fueran también para nosotros, ¡porque lo eran! Desde la destitución de
Castillo, la respuesta a nuestra protesta pacífica ha sido sanguinaria. Sesenta
muertos y en aumento, más de mil heridos, detenciones arbitrarias,
desaparecidos, violencia sexual y tortura. Además, tenemos pruebas de que el
ejército infiltra agentes en las manifestaciones para generar todo tipo de
disturbios y, así, criminalizarnos. Tenemos congresistas exigiendo:
"Fusilen a los terroristas". La policía nos grita: "¡Cállate,
indio!" Estamos en manos de un gobierno genocida y racista. No hay garantías
para la vida de los indígenas.
¿Qué intereses hay detrás de estas acciones?
Los de las grandes corporaciones
transnacionales, las mineras, los oligopolios. Este año es crucial para ellos
en cuanto a la renovación de los contratos de concesión sobre la explotación
extractiva de nuestros territorios. En la región de Puno hay litio, lo que
llaman oro blanco. Antes de que se produjera esta masacre, el embajador de
Estados Unidos habló con el Ejecutivo y con Dina Boluarte. Inmediatamente
después de esta reunión, se declaró el estado de emergencia.
Pensaron que como Pedro Castillo era de
origen campesino, no sería difícil quitarlo de en medio. Creen que la
paupérrima educación que nos han reservado nos ha hecho sumisos, pero se han
equivocado. No vamos a retroceder. Lo único que les queda es matarnos.
¿Cuáles son las demandas?
Son claras: destitución de Dina Boluarte,
libertad para Pedro Castillo, justicia para los más de 60 manifestantes
asesinados, cierre del Congreso e instalación de la Asamblea Constituyente
Plurinacional y Paritaria. Los gobiernos anteriores han intentado acallar
nuestras demandas de justicia con escuelas y carreteras. No es suficiente.
Ahora nuestras demandas son políticas.
¿Qué significa una Asamblea Paritaria
Plurinacional?
Hay una diferencia abismal entre lo que
nosotros consideramos "buen vivir" y lo que se considera desarrollo
en la capital. Para nosotros, lo más importante es la tierra, las semillas y el
agua. La Asamblea Plurinacional es respeto, es participar en los procesos de
deliberación política desde el pleno reconocimiento de nuestro valor y legitimidad
política. En cuanto al aspecto de la paridad, queremos que las mujeres sean
consideradas agentes dentro de esta construcción.
¿Cuál es el estado del proceso de
articulación entre las diferentes comunidades, sindicatos, asociaciones y
colectivos campesinos e indígenas?
Entablamos este diálogo hace año y medio
-desde que el presidente Castillo asumió el poder- siempre con el objetivo de
trabajar en una nueva Constitución. La articulación es un proceso y un
proyecto. No es fácil, pero cada vez estamos más cerca de alcanzar un consenso.
Pero no sólo con ellos: también necesitamos el apoyo de la academia; de los
intelectuales.
Muchos en estas comunidades, tanto académicos
como activistas de izquierda, podrían tener la tentación de querer intervenir
en los procesos de deliberación campesina. Algunos, a día de hoy, siguen
pensando que su papel es guiarlos. Ya ha ocurrido antes...
Defenderemos nuestros derechos y exigiremos
respeto. Hay momentos en los que seremos abiertos y receptivos y momentos en
los que alzaremos la voz, como lo estamos haciendo ahora. Respeto a los
intelectuales si ellos me respetan a mí, pero muchos tienen que deshacerse de
la necesidad de protagonismo. No tienen las respuestas a todo. Pero no perdemos
la esperanza. Tenemos grandes aliados como Héctor Bejar y dentro de algunos
sectores del feminismo.
¿Qué tareas surgen de todo esto?
Cuando hay un terremoto, las paredes se caen.
Se cae el tejado. Pero luego viene la calma, y a partir de ahí, la oportunidad
de construir algo mejor; de poner unos cimientos muy fuertes para que la nueva
casa sea resistente. Lo más difícil será abandonar el legado de la derecha
neoliberal, que siempre antepone lo individual a todo. Tenemos que corregir
mucho y volver la mirada hacia lo colectivo.
¿Estamos al principio de una revolución
anticolonial?
Absolutamente. El miedo se acabó.
Notas.
1. Los suyos (en quechua: suyu, "nación,
parcialidad, región") eran las cuatro grandes divisiones territoriales del
Imperio Inca, en las que se agrupaban sus diversas provincias o huamanis (en
quechua: wamani). El conjunto de los cuatro suyos era conocido como
Tahuantinsuyo (Tawantinsuyu), que significa los cuatro suyos juntos, o las
cuatro Naciones. Actualmente, los migrantes son considerados el quinto suyo.
Esta entrevista se publicó originalmente en Arts of the
Working Class.
Elisa Fuenzalida es investigadora y
trabajadora cultural.
Publicado por La Cuna del Sol
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