domingo, 15 de abril de 2012

VI CUMBRE DE LAS AMÉRICAS: ENTRE REZONGOS Y DESACUERDOS…



INTRODUCCIÓN


Al buen morenazo de Obama  ¡quien se imaginaba!- sería nuevamente recibido como toda una “estrella de rock” en la recién finalizada Cumbre de la Américas (Cumbre Empresarial para los Estados Unidos). Nunca se le ocurrió pensar, como tampoco a sus asesores, que las cosas han cambiado mucho y los países latinoamericanos; otrora fieles y sumisos sirvientes de los intereses norteamericanos en la región, ahora, cada día; se van desmarcando del poder avasallante de Washington, exigiendo respeto mutuo y trato igualitario en todas las relaciones tanto bilaterales como multilaterales. No lograba comprender Obama, la rebelión latinoamericana que demandaba la integración de Cuba en ese foro de la Américas, aunque a decir verdad y como lo expresara el ex presidente colombiano Cesar Gaviria, parece ser que esta será la última Cumbre de la Américas. Tan atolondrado estaba el mandatario norteamericano que ni siquiera pudo pronunciar correctamente el nombre de las Islas Malvinas, confundiéndolas con las Islas Maldivas. Error o ignorancia, lo cierto de todo esto es que refleja la verdadera actitud de Washington para con todos sus vecinos al sur de la frontera. Negando lo obvio, ante la falta de una declaración como punto culminante de la cumbre, el presidente colombiano Juan Manuel Santos, visiblemente irritado, negó que la cumbre haya sido un fracaso. Pero fue compensado por Obama por su lealtad: todos los colombianos a partir de mayo, cuando entre en vigencia el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, tendrán visas por 10 años.

En una de sus acostumbradas reflexiones, Fidel Castro observaba lo siguiente a cerca de la Cumbre de las Américas y de Obama en particular: "Cualquiera diría que, por obvias razones políticas, la figura que peor impresión me causaría sería Obama. Sin embargo no fue así. Lo observé pensativo y a veces bastante ausente. Era como si durmiera con los ojos abiertos. No se conoce cuánto descansó antes de llegar a Cartagena, con qué generales habló, qué problemas ocupaban su mente. Si estaría pensando en Siria, Afganistán, Irak, Corea del Norte o Irán. Con seguridad, desde luego, en las elecciones, las jugadas del Tea Party y los planes tenebrosos de Mitt Romney. A última hora, poco antes de la Cumbre, decidió que las contribuciones de los más ricos deben alcanzar por lo menos el 30% de sus ingresos, como ocurría antes de Bush hijo. Desde luego que eso le permite presentarse frente a la derecha republicana con una imagen más diáfana de su sentido de justicia. Pero el problema es otro: la enorme deuda acumulada por el gobierno Federal que rebasa los 15 millones de millones de dólares, lo cual demanda recursos que suman no menos de 5 millones de millones de dólares. El impuesto a los más ricos aportará alrededor de 50 000 millones de dólares en diez años, mientras la necesidad de dinero se eleva a 5 millones de millones. Recibiría por tanto un dólar por cada 100 de los que necesita. El cálculo está al alcance de un alumno con 8 grados de escolaridad. Obama, acostumbrado a decir la última palabra, sabe que la economía de Brasil surge con impresionante fuerza, que asociada a las economías como las de Venezuela, Argentina, China, Rusia, Sudáfrica y otras de América Latina y el mundo, trazarían el futuro del desarrollo mundial.

Veo que las reuniones en Cartagena se prolongan y las realidades edulcoradas se alejan. De las guayaberas obsequiadas a Obama no se habló. Alguien tendrá que encargarse de indemnizar al diseñador de Cartagena, Edgar Gómez. Marvin Najarro






VI CUMBRE DE LAS AMÉRICAS:
ENTRE REZONGOS Y DESACUERDOS


Por Valentín Zamora


La Declaración de Cartagena, como actividad de culminación del evento,  para ser tal tenía que pasar por el consenso, pero como son tantos los desencuentros y las desavenencias entre los países del cónclave, que se hizo imposible redactar el documento protocolar. Era totalmente previsible el resultado de la cumbre de presidentes de la América anglosajona (los ricos) y la América Latina (los pobres), cuyo rimbombante nombre no coincide con los magros resultados, que algunos presidentes como Felipe Caldlerón de México y Juan Manuel Santos ven como “un gran logro”. ¿Cuál es ese gran logro? Pues ni más ni menos que lograr que los Estados Unidos acepte discutir otras alternativas para solucionar el problema del crimen transnacional  mas acuciante (el narcotráfico) y que reconozca de manera oficial por boca del presidente Obama que Estados Unidos es parte copartícipe del problema por el alto consumo de estupefacientes y la venta sin controles rigurosos de todo tipo de armas, que viajan inexorables hacia el sur. Es algo que se admite a estas alturas históricas porque es tan visible y apabullante que decir otra cosa sería la negación de lo tangible. El desvirtuar lo evidente. El admitir con ira contenida el grado de sometimiento a que ha estado sometido América Latina durante de decenios por los Estados Unidos que hasta hoy se ha dignado siquiera a discutir un asunto que afecta sus intereses, dado la gran ayuda que significa para su economía la circulación de dinero negro.


Estados Unidos llegó a lo que quería realmente, a promover sus Tratados de Libre Comercio que en la cumbre adquirió el elusivo eufemismo de “cumbre empresarial” y a la que se aplicó con amor y convicción Felipe Calderón y Juan Manuel Santos, cuyos planteamientos desarrollistas pasan por alto soluciones estructurales, que sería una adecuada propuesta de desarrollo. El tema de la exclusión de Cuba fue abordado tangencialmente y el litigio de soberanía de las islas Malvinas todavía peor, asuntos muy sensibles para los latinoamericanos y sobre los cuales tampoco se llegó a ningún acuerdo. Lo que sí queda para la historia es lo dicho por el morenazo Obama, que conmovió las entrañas de las personas democráticas del mundo y medianamente informadas. Dijo: “Lo que impide que Cuba sea un miembro completo de la comunidad internacional no es Estados Unidos, es su propia política, que es contraria a los principios universales”. O sea que para Obama, la democracia socialista cubana para ser buena o efectiva tiene que ser democracia estadounidense, porque según su peregrina opinión, la mejor democracia es la “americana”. De muchas maneras el gran perdedor de esta cumbre fue Obama pues haber admitido gran parte de responsabilidad del problema del narcotráfico será para la Asociación Nacional del Rifle un signo imperdonable de debilidad y pone en riesgo el negocio del tráfico ilegal de armas que fluyen con facilidad hacia el sur del continente. Tampoco fue el mejor resultado en tiempos de campaña electoral, pues los sectores ultraconservadores de la derecha estadounidense no estarán contentos que los primos hayan puestos contra las cuerdas al Tío Sam, acostumbrado a ser caprichoso y hacer lo que se le ha dado la gana. Es decir, se ha llevado a los Estados Unidos a hacer, precisamente lo que no le gusta: dialogar. Ellos están acostumbrados a los monólogos y a las imposiciones, no obstante, el imperio está débil, y cuando esto ocurre, como en la antigua Roma; empezaron a ser emperadores personajes nacidos en las provincias conquistadas, o sea patricios de segunda categoría. El gran ganador de todos fue Felipe Calderón quien oportunistamente y dando su brazo a torcer ante la sociedad civil mexicana, ha admitido discutir una vía alternativa en la lucha contra el narcotráfico, pues ya admitido que La Guerra de Calderón, como le llaman en México a su estrategia confrontativa, no tiene viabilidad. Es un total fracaso con un costo de 60,000 personas muertas en los seis años de su gobierno. Marcar un punto de inflexión en este momento electoral significa atraer puntos a favor con una posición más liberal y menos engarrotada. Y no faltó la nota cómica en esta cumbre, el gesto histriónico de Mauricio Funes, quien para no quedarse atrás, como todo guanaco, anunció en plena cumbre que el 14 de abril es el primer día que en El Salvador no ocurre ni un solo asesinato. Asunto por averiguar, pues tiene características de patraña, y es probable que lo haya dicho para recomponerse y recuperar imagen por lo que le dijera el presidente guatemalteco: que había sido utilizado por los Estados Unidos para boicotear la reunión de Guatemala. O sea   -ejemplo a seguir por los países del mundo-  hay que pactar con los delincuentes que están en las cárceles para llevar la paz a la ciudadanía. Menuda ocurrencia ¿no cree?


En fin, la cumbre sí cumplió sus expectativas: ser más de lo mismo.








Publicado por Marvin Najarro
CT., USA.

viernes, 13 de abril de 2012

“OBAMA NO VA INNOVAR”, OTTO PÉREZ MOLINA DIXIT…



INTRODUCCIÓN


No lo imaginó Obama, ni los presidentes centroamericanos que boicotearon la reunión de Antigua Guatemala para abrir el debate sobre la legalización y despenalización de las drogas, de la madera de que estaba hecho el general guatemalteco, cuya proverbial tozudez es un abierto desafío a los Estados Unidos. Poco a poco su propuesta fue ganando espacios regionales e internacionales, ante el demoledor argumento de que 51 años de lucha armada contra los carteles del narcotráfico no han dado ningún resultado positivo para la seguridad hemisférica y mundial. La producción y el consumo van en aumento y de manera exponencial la violencia generalizada asuela a los tres países centroamericanos (Guatemala, El Salvador y Honduras) afectados por el fenómeno criminal. Sin embargo, la política exterior en ese sentido no corre paralela a la situación interna en Guatemala donde el día de hoy los jefes de todos los partidos políticos  -con la excepción de los partidos URNG, LIDER y UNE-  no cumplieron el compromiso con los indígenas y campesinos participantes en la marcha de hace unos quince días para impulsar el proyecto de ley de Desarrollo Rural Integral, por la obvia presión de la oligarquía agroexportadora que quiere sesgar la ley a favor de sus intereses empresariales y no a favor de los sectores populares. Quiere vaciar al instrumento jurídico de su alto contenido social.  Se ha activado, pues,  un nuevo frente de lucha ante la falta de seriedad de los diputados que están llevando con sus acciones irresponsables a un verdadero cataclismo social en el país porque, guste o no a los sectores dominantes, la solución de la crisis en el campo es impostergable y ya no se puede manejar con triquiñuelas intrapartidarias. Asusta sí, la clase de personas que son los diputados del congreso guatemalteco que pese a los compromisos por escrito firmado, así, desenfadadamente y con harto cinismo, dejan de lado lo acordado. En lo externo, decirle a los Estados Unidos que su política contra las drogas es un fracaso y espetárselo al moreno Obama en su propia cara en plena campaña electoral, posiblemente podría traerle al presidente Pérez Molina consecuencias desastrosas por el atrevimiento de insubordinársele  al amo. ¿Temeridad o dignidad? Vaya usted a saber… Valentín Zamora.






Pérez Molina: "Obama no va innovar"

Guatemalteco cuestiona guerra antidrogas de los Estados Unidos.

AFP

El presidente guatemalteco Otto Pérez Molina está resuelto a continuar su combate por una nueva estrategia hacia las drogas, a pesar de la cerrada oposición de Estados Unidos y del boicot de algunos de sus vecinos centroamericanos, convencido de que la guerra contra el narcotráfico ha fracasado.

Recuerda que cuando accedió a la presidencia de Guatemala en enero pasado, muchos pensaron que un general retirado como él, de derecha, iba a conducir a su país hacia "una guerra frontal contra el narcotráfico, que habría un baño de sangre".

Basado en su experiencia de combate a las drogas como director de inteligencia de Guatemala 18 años atrás, Pérez sorprendió a todo el mundo, y a Estados Unidos en primer lugar, cuando declaró que se había perdido la guerra contra el narcotráfico y que había que buscar vías alternativas.

La "guerra que hemos llevado durante los últimos 40 años no ha dado resultados, es una guerra que para decirlo con franqueza la estamos perdiendo", declaró a la AFP en una entrevista en Cartagena, Colombia, al margen de la cumbre de las Américas.

"Mientras el mercado negro siga existiendo y los dólares y las armas sigan viniendo de Estados Unidos como lo han estado haciendo esta guerra es imposible de ganar", dijo.

Impertérrito ante los golpes recibidos, Pérez, de 61 años, trajo a la cumbre de las Américas su propuesta de iniciar un diálogo entre Jefes de Estado a nivel continental pero también a nivel mundial, para buscar nuevas estrategias contra la droga, que en su opinión deberían conducir a una despenalización del consumo y a la regulación del mercado de narcóticos.

El antiguo general, que participó en la lucha contra las guerrillas en los años 80 y también en las negociaciones que en 1996 pusieron fin a 36 años de guerra civil, no se dejó amilanar por el terminante rechazo del presidente estadounidense Barack Obama, esperado esta tarde en Cartagena.

Obama declaró en una entrevista publicada este viernes en varios diarios latinoamericanos que "Estados Unidos no va a legalizar ni a despenalizar las drogas ya que hacerlo tendría graves consecuencias negativas en todos nuestros países en cuanto a la salud y a la seguridad pública".

Pérez le quitó dramatismo a la declaración del presidente estadounidense y dijo que en el contexto de un año electoral "Obama no va a innovar".

"El tema del combate a las drogas es muy sensible en Estados Unidos", destacó y relató cómo la embajada de Washington en su país intentó, 24 horas después de su propuesta, frenarla sin éxito, y el desfile de funcionarios estadounidenses que se sucedió en Guatemala.

Sin embargo, confió que "cada vez hay más conciencia entre funcionarios (estadounidenses), que no lo han expresado pero que nosotros sabemos que lo han discutido en grupos de pensamiento, ONGs, grupos académicos, que es necesario buscar otras alternativas" a la guerra contra las drogas.

Pérez estimó que si bien ésta es una lucha a largo plazo, ya se han registrado progresos.

"En estos dos meses, despues de rechazar contundentemente esto, empezamos a ver que (EEUU) está dispuesto a dialogar, aunque no a la despenalizacion" del consumo de drogas, señaló.

También logró fijar para este sábado una reunión con sus homólogos centroamericanos, al margen de la cumbre de las Américas, en esta ciudad 1.000 km al norte de Bogotá, tres de los cuales -los presidentes de El Salvador, Nicaragua y Honduras- boicotearon en marzo pasado, a instancias de Washington según denunció entonces, una cumbre por él convocada en Antigua Guatemala para discutir su propuesta.

"Soy propositivo. Lo que pasó ya pasó, no vamos a seguir discutiendo sobre esos temas, por qué no llegaron, quién influyó... Ojalá podamos abrir ese diálogo conjuntamente".

Añadió que el hecho de que se esté discutiendo su propuesta al margen de la cumbre también es un paso adelante.

Pérez dijo que "en Centroamérica la situación es muy delicada, especialmente en el triángulo Norte (Honduras, Guatemala y El Salvador), la tasa de homicidios de Honduras es de las más altas a nivel mundial, igual que la de El Salvador", de 60 asesinatos por cada 100.000 habitantes en el primer país y más de 50 cada 100.000 en el segundo, dijo

En Guatemala "estamos haciendo un esfuerzo muy grande para ir reduciendo esto" y la tasa es de entre 38 y 40 cada 100.000 habitantes, dijo.

Debido a la guerra lanzada por el presidente de México Felipe Calderón contra los traficantes de droga en su país, que en cinco años provocaron más de 50.000 muertos, los cárteles mexicanos se instalaron en el triángulo Norte, desatando una violencia feroz, junto a pandillas locales.

"Debemos entender como centroamericanos que no es tampoco pidiendo más recursos que van a llegar", dijo Pérez.

Estados Unidos redujo su ayuda de 100 millones de dólares a 86,2 para el año fiscal 2013. Y "hace 9 meses hubo una cumbre en Guatemala para ver esto (la ayuda para la lucha aninarcóticos), se comprometieron 3.000 millones de dólares y 9 meses después no se ha llegado al 10% que se ha concretado", indicó.

El mayor éxito de Pérez hasta ahora fue el respaldo entusiasta que le brindaron tres ex presidentes latinoamericanos: Fernando Henrique Cardoso de Brasil, Ernesto Zedillo de México y César Gaviria de Colombia, que hace un tiempo propugnan rever la guerra antidrogas.

En un artículo de opinión publicado en varios diarios afirmaron que "en los últimos cuatro meses la discusión avanzó más que en 40 años", gracias en parte a la iniciativa de Otto Pérez y al apoyo de los presidentes de Colombia, Juan Manuel Santos, y de Costa Rica, Laura Chinchilla.









Publicado por Marvin Najarro
CT., USA.

jueves, 12 de abril de 2012

MEDICAMENTOS EXPLOSIVOS…



INTRODUCCIÓN

La Espada de Damocles se blande amenazante sobre el cuello de la credibilidad pública del presidente Otto Pérez Molina, adalid, por el momento, de la transparencia en el manejo de los fondos del Estado. Y no es para menos, pues autorizar un negocio de medicamentos lesivo para los intereses del Estado y el pueblo de Guatemala es un hecho altamente proditorio, además de corrupto, que exhibe una fuerte incongruencia con su propuesta de transparencia y necesidad de renovar los viejos estilos de la administración públicas caracterizadas por el latrocinio y la desvergüenza. Si acaso puede corregir tendrá que hacerlo pronto, porque tal como se columbran las cosas, está al borde del abismo. Valentín Zamora.






MEDICAMENTOS EXPLOSIVOS



Por Haroldo Shetemul


La dimisión de Francisco Arredondo como Ministro de Salud Pública representa el primer golpe a la credibilidad del presidente Otto Pérez Molina en cuanto a su supuesta lucha contra la corrupción. Aunque el ahora exfuncionario afirmó que se iba por problemas de enfermedad, se sabe que goza de buena salud y que su retiro tiene que ver con las repercusiones que veía venir por las compras turbias de medicamentos hechas a sus espaldas y por las cuales tendría que dar la cara. El negocio fraudulento de las medicinas amenaza con traer abajo la imagen de transparencia y cambio que había ofrecido el Partido Patriota.


Después de que se defina cómo quedará la interpelación contra el Ministro de Finanzas Pável Centeno, la cual fue abortada en forma ilegal por los patriotistas, el siguiente en la lista sería Arredondo, quien hubiera tenido que explicar en el Congreso cómo ocurrió un negocio del cual aparentemente estuvo desligado. Los tres aspectos básicos de este entuerto son por qué se dijo que para evitar el desabastecimiento se compró medicina en forma directa, si en realidad nunca hubo tal carencia. Por qué se adquirió a los oferentes que daban los productos más caros, lo cual significó un sobrecosto de 447 millones de quetzales. Por qué la empresa farmacéutica J.I. Cohen fue el oferente único, por 193 millones de quetzales en el paquete número 1 del 2011 de la lista de productos del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, IGSS.


En el primer caso, nunca ha habido desabastecimiento en el IGSS porque los productos que no fueron adjudicados en los concursos del 2005 y 2008 se compraron en forma directa. Además, están vigentes las prórrogas del contrato abierto del 2005 hasta julio de 2012 y el del 2008 hasta diciembre de este año. Entonces este gobierno no dijo la verdad cuando argumentó que iba a comprar medicinas para evitar que el IGSS quedara desabastecido. Además, el concurso estuvo viciado porque las bases pedían requisitos que solo un oferente podía cumplir, se negó el ingreso de muestras de otros oferentes y se descalificaron productos genéricos para favorecer a transnacionales.


Según datos de Guatecompras, J.I. Cohen se embolsó 823 millones de quetzales que representó el 43% de las compras del 2011, que incluía las prórrogas del 2005 y del 2008. Solo con esta empresa el Estado derrochó 207 millones de quetzales de sobreprecio. Al laboratorio Lanquetin le tocaron 189 millones de quetzales, que representó 117 millones de quetzales sobreprecio. La farmacéutica Agefinsa se llevó 167 millones, que significó 55 millones de quetzales de sobreprecio.


Con qué argumentos alguien podría justificar estas compras que son lesivas para el Estado sin tener que decir que Pérez Molina las autorizó porque beneficiaban a los financistas de su campaña electoral. El mejor consejo que se le puede dar al presidente es que nombre a Roberto Alejos, directivo de J. I. Cohen, como Ministro de Salud, ya que él si tendría argumentos para decir por qué se benefició a su empresa en tales negocios. Dicho diputado también tendría respuestas de por qué el presidente Pérez vive en una casa propiedad de la familia Alejos y por qué tiene como asesor en el Congreso a Rolando del Cid, ex ministro de finanzas y ex gerente del IGSS.









Publicado por Marvin Najarro
CT., USA.

miércoles, 11 de abril de 2012

LOS RÉGULOS Y EL TESTAFERRO



INTRODUCCIÓN


Como lo habíamos manifestado anteriormente en este espacio (30 de marzo 2012) un diario norteamericano informaba a cerca de la cumbre de presidentes centroamericanos en Guatemala, reunidos  para discutir la propuesta de despenalización de la droga del presidente Otto Pérez Molina, puntualizaban también que el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, en una movida sin precedentes; ha puesto en la agenda de discusiones para la próxima Cumbre de las Américas, la legalización y despenalización de la droga, sugiriendo dicho diario (Los Angeles Times) que de alguna manera, Santos le había comido el mandado al presidente guatemalteco. Efectivamente, eso es lo que ha sucedido y ahora Santos que, como su antecesor Uribe, ambos fieles sirvientes de los intereses de Washington, se encargará de diluir la propuesta de la despenalización y presentarla como una opción menor ya que él claramente favorece la opción militar -Plan Colombia- a la cual atribuye "éxitos" en la erradicación de los carteles de la droga colombianos. Convenientemente, Santos, obvia mencionar los estragos que el Plan Colombia ha causado a su país, que ahora se ha convertido en una cabeza de playa para el intervencionismo militar norteamericano en Suramérica. A pesar de manifestar nuestro apoyo a la propuesta del presidente Perez Molina, pues la consideramos muy digna y nacionalista, y porque no decir, la más realista; no dejamos de percibirla con cierto escepticismo. No porque fuera, como se ha dicho hasta el hartazgo; una cortina de humo o que no hubo una bien concertada campaña diplomática de parte del gobierno guatemalteco. No, nuestras dudas tienen bases históricas, pues sabido es que los Estados Unidos no acepta ni ha aceptado propuestas que atenten contra sus intereses hegemónicos, vengan estas de donde vengan. En su reciente periplo por Latino America, el vicepresidente Joe Biden, dijo que: (...) no existía ninguna posibilidad de que el gobierno de los EEUU apoye propuesta alguna encaminada hacia la legalización de las drogas. Otro oficial antinarcóticos estadounidense dijo: (...) le hemos dado una mirada a la descriminalización y legalización y, simplemente, eso no trabaja para nosotros.” Más claro no canta un gallo. Y para aquellos que ingenuamente creen que la diplomacia es un buen recurso para negociar con nuestro buen vecino del norte, lo anterior es una muestra de que el imperio no negocia, impone; que la única diplomacia que ha practicado desde siempre es el de las  cañoneras (gun boat diplomacy). Finalmente y como una triste realidad patente en toda la región latinoamericana, este debate de la despenalización de la droga, no ha hecho más que poner de relieve la desunión que priva en muchos de los actores políticos de la región, como ha quedado evidenciado en el boicot  de tres de los presidentes centroamericanos  a la propuesta de su hermano presidente guatemalteco. Razón tuvo Simón Bolívar al escribir (antes de morir desilusionado ante la desintegración de la Gran Colombia) que: “América Latina es ingobernable…he arado en el mar.” Marvin Najarro







LOS RÉGULOS Y EL TESTAFERRO



Por Luciano Castro Barillas


La historia de América, pero principalmente la de Centro América, está signada, desde siempre, por la disgregación, el sectarismo, el personalismo, el hegemonismo y los dislates recurrentes. Es algo ancestral, ya que los señoríos indígenas, a despecho de sus epatentes descubrimientos en las ciencias y las artes, nunca dejaron el pleito entre ellos; al punto que los kakchiqueles no vacilaron en aliarse con los españoles para destruir a los quichés. O los tlaxcaltecas contra los aztecas.  Esas naciones prehispánicas mayenses bastante chicas fueron la precuela de lo que serían, en actitud, las cinco provincias centroamericanas (Chiapas incluida, como parte del territorio de Guatemala) durante la época independiente, gobernadas por auténticos régulos o reyezuelos, de origen peninsular algunos y  criollos otros, cuyas disputas no eran por definiciones o celos de nacionalidad sino por  visibles y pocos disimulados intereses económicos. A nadie le importó Centro América como patria, país o nación; importaron sí sus cosas y asuntos propios, como hasta la fecha. De allí que el “centroamericanismo”, esa instancia de integración en todos los órdenes de la vida social y económica nunca ha pasado de lo que es: una chata declaración de principios sobre propósitos y voluntades que nunca han existido. El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica siempre rivalizaron con Guatemala. Guatemala no. Rivalizaron, claro está,  sus élites dominantes y en su personalismo y sectarismo arrastraron a la naciones enteras hacia la debilidad, el localismo y la falta de identidad. Los ricos guatemaltecos siempre fueron más poderosos que los de las otras provincias pues por trescientos años centralizaron el poder y la riqueza, de allí la explicación del porqué la oligarquía guatemalteca es la más despiadada y conservadora de América Central, es decir, por la reificación del dinero. Esas rivalidades afloran de cuando en cuando y lo del boicot con la iniciativa de Pérez Molina es lo más reciente. Guatemala indudablemente está urgida de encontrarle una solución a la espiral de violencia porque no es la misma presión social y política un país que cuenta con 14 millones de habitantes, contra los 4 millones de Costa Rica, los 5 millones  de Nicaragua o   los 7 millones de Honduras. Independiente de la tasa de homicidios por cada cien mil habitantes, Guatemala tiene una alta acumulación de variados ilícitos como corresponde a esa “enorme” cantidad de personas para su realidad fiscal, que es la más baja de Centro América. La presión social guatemalteca es al 250% más que la de Costa Rica, por ejemplo. ¿A qué país puede interesarle más encontrar salidas alternativas al problema del narcotráfico? Es, indudablemente, la política exterior emblemática de un gobierno de derecha que de tener éxito les redituará políticamente en prestigio y la posibilidad de hacer un segundo gobierno. Pero la verdad es que no hay salida para la crisis de ingobernabilidad e inseguridad con la confrontación armada. ¿Quiénes mejor que los guatemaltecos para entender que los 36 años de guerra interna fueron un desastre? La solución armada tampoco la encontrado Colombia con mas de 40 años de guerra, virtualmente ocupada por el ejército norteamericano disfrazado de asesores. Ni México con los seis años de confrontación contra los poderosos carteles de la droga que han arrojado miles de personas asesinadas y desplazadas. Los costos económicos y sociales son altísimos y no hay indicios de debilitamiento de los narcotraficantes que han aprendido de la manera debida técnicas militares, como rehuir el posicionamiento bélico por la movilización geográfica. Guatemala es la plaza ganada y la que se debe retener, a costa de todo, pues la vecindad mexicana con los Estados Unidos da a las fuerzas de seguridad de ambos países facilidades operativas. Tenemos que entender esto para comprender la posición de Pérez Molina, preocupado o asustado posiblemente por la magnitud del problema, De allí que los guatemaltecos no debemos esperar nada  -una iniciativa regional, digamos-  porque a los demás países centroamericanos les importa muy poco, ya que no sufren de igual manera. O harán, para no malquistar, lo que ordene los Estados Unidos, tal como lo hizo  como fiel lacayo Funes u Ortega con su acomodaticio antiimperialismo. La iniciativa guatemalteca sobre la despenalización de la droga la pudo hacer un gobierno de URNG, de LIDER o del Partido Patriota, que la misma actitud imperial habría encontrado. Regularizar la producción, tránsito y consumo de la droga significa afectar seriamente el sistema financiero, la economía total de los Estados Unidos. El dinero negro tiene una senda de desfogue que, precisamente, está al interior de los Estados Unidos. ¿Cuáles son los nombres de los carteles gringos? ¿Cuáles el ritmo y magnitud de los decomisos de la policía mejor dotada y entrenada del mundo? La iniciativa de la despenalización de la droga propuesta y divulgada en el mundo entero por el presidente guatemalteco con su sentido nacionalista y candoroso de independencia, no encontrará respaldo. La encontrará el presidente Santos de Colombia, porque el cumple mejor el papel de testaferro, subordinado e incondicional. ¿Acaso no es el procónsul de los yanquis en tierra sudamericana? Santos rebalsaba de contento en tiempos de Uribe  -su mentor-  y con sonrisa de oreja a oreja, como El Guasón, con la muerte del dirigente histórico de las Fuerzas Armadas de Colombia, FARC, el señor Marulanda. No lo disimulaba ante los medios noticiosos internacionales, sin el mínimo asomo de humanidad. Luego de Briceño y por último de Reyes. ¿Ese es el rostro de la democracia? Santos es la caja de resonancia, el muñeco de ventrílocuo del imperialismo y quiere construirse un liderazgo inexistente en la Cumbre de las  Américas que se celebra en los actuales momentos en la ciudad de Cartagena de Indias. La política represiva de Uribe y ejecutada por Santos durante sus dos períodos de gobierno ha hecho que Colombia ocupe el segundo lugar mundial en ciudadanos colombianos desplazados. Hay en marcha una política de aniquilamiento contra las fuerzas revolucionarias colombianas y no es Santos el que podría proponer métodos alternativos a los problemas del narcotráfico, ya que su política es y será de confrontación, desde el momento que la política contrainsurgente colombiana se tipifica como narcoterrorismo, término por cierto acuñado por los gringos y replicado a la perfección por El Ñato, que es el apodo de Santos. Él no decide nada, lo hace los Estados Unidos, país que no tiene ni nunca ha tenido diplomacia. Sus embajadores son procónsules en todo el mundo donde tienen, digamos, sedes diplomáticas. Allí van a pedir permiso los gobiernos serviles. La única diplomacia conocen los Estados Unidos son la de las cañoneras, el gran garrote o el dólar. Ya lo dijo Fuster Dulles, al ser apabullado retóricamente por el Canciller de la Dignidad, Toriello Garrido, en Caracas en 1954: “Los Estados Unidos no tiene amigos, sólo intereses”. Y todo  es igual hasta la fecha. Mientras la crisis financiera siga haciendo estragos en los Estados Unidos y la economía no salga del marasmo productivo, el dinero sucio o negro de la droga es la mejor captación de inversiones. Ahora bien, la Sexta Cumbre de las Américas es más de lo mismo, con la sola dignidad del presidente Correa de Ecuador quien, por razones de principios  -tal como él lo afirmara-  no quiso asistir a esos cónclaves improductivos, eso sí, de amplia exposición mediática de las transnacionales reaccionarias de la noticia.

Guatemala, pues, está siendo aniquilada por el narcotráfico y urge encontrar soluciones por el debilitamiento de sus instituciones públicas, cooptación de los poderes legales por los subrepticios, muertes constantes y cada vez más sanguinarias, alta corrupción política donde los procesos electorales, que financiados por la droga y, pérdida casi absoluta de la seguridad y la tranquilidad. Guatemala es el más presionado y el más indicado a buscar sin tardanza soluciones, dado que sus indicadores de desarrollo humano son de los peores del mundo. ¿Qué lo haga la derecha? ¿Qué es una cortina de humo? ¿Qué no aborda los problemas de fondo de la sociedad guatemalteca que son estructurales? En todo lo dicho hay verdades relativas, pero algo se tiene que hacer y no es precisamente la izquierda y los revolucionarios los que lo podemos hacer por el momento. La sartén la tienen por el mango otros y si bien la lucha popular se debe impulsar, la correlación de fuerzas es desproporcionada, desfavorable. No obstante, el porvenir, el futuro es y será del pueblo y aunque por el momento las fuerzas democráticas guatemaltecas no tengan éxitos políticos, el no tener éxito no quiere decir que no tengan la razón, que son históricas y eso es lo que vale. “Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo, no en el resultado.  -decía Gandi- Un esfuerzo total es una victoria completa”.









Publicado por Marvin Najarro
CT., USA.

martes, 10 de abril de 2012

¡CÓMO MENTIMOS! …


 INTRODUCCIÓN


Manuel José Arce nos lleva con su tintineante y cintilante palabra, ajena a las poses doctorales o intelectuales, más allá de los indicadores sociológicos propios del mundo académico. Nos desvela por medio de la lírica ternura de su palabra, de su hablar poético, el mundo de las desigualdades sociales, de los contrastes, de las exclusiones; de todo un universo de falaces justificaciones de aquellas personas que niegan la mano, la solidaridad a los seres humanos que sufren o que están en desventaja ante ellos. Unos lo hacen con desdén, que es un paso delante de la displicencia o la indiferencia. Otros (como muchos “intelectuales” de derecha formados en antihumanidad en el ámbito de la educación superior privada y también estatal) leyendo la realidad como mejor les conviene y otros  -los más-  repitiendo las viejas ignorancias  “del pobre por huevón y sin iniciativa”. En fin, son los pensamientos mediocres de la postmodernidad, del neoliberalismo; sólo que con ropajes diferentes. Tal como lo descubriera Aristóteles hace ya muchos años: “Las cosas se diferencian en lo que se parecen”. Y no parecen darse cuenta, en su locura de acumulación monetaria e insensibilidad, que están desde ya hace ratos sentados en un volátil barril de pólvora o acomodándose en la punta de una escurridiza bayoneta. Luciano Castro Barillas.







¡CÓMO MENTIMOS!


Por Manuel José Arce



¡La de maneras que hay de ver la vida! Y no sé por qué, casi siempre escogemos la manera menos apegada a la realidad. Mejor dicho, sí sé por qué: porque la realidad no nos gusta y nos da pereza tratar de cambiarla. Pereza e impaciencia. Porque para modificar la realidad no basta sólo nuestro esfuerzo personal de un momento: es una tarea colectiva a largo plazo.


Pero volviendo al punto inicial, para no ver la realidad tal cual es adoptamos una serie de visiones “literarias” que nos lo simplifican todo, que nos resultan muy cómodas para no pensar más ni asumir responsabilidades. Como la gente que, para justificarse, dice: “Es que yo soy así”. Y para poner un ejemplo, cuántas maneras hay de ver a un mendigo.


-Son gente haragana que no sirve para nada: no quieren trabajar, quieren que la sociedad los mantenga.  –Es una de las cómodas versiones de esa realidad.

-Ellos viven felices así; son verdaderos filósofos, descendientes de Diógenes El Cínico. Han renunciado a las complicaciones que padecemos todos los demás. Han encontrado “la verdad” en la “renunciación”…


-Tal, otro punto de vista sumamente “intelectual” acerca del mismo personaje.


Y qué lejos están ambas versiones de lo que es la realidad: el mendigo es una víctima de nuestra sociedad. Es un ser humano con hambre, sin techo, sin salud, sin esperanza, sin preparación para esta competencia a muerte en que hemos convertido la vida. Es un ser derrotado por sus semejantes. La verdad es que muchas de las gentes que lo ven como un filósofo o como un haragán empedernido, no han dejado de estar conscientes de que, con lo que ellos mismos se gastan en la menor de sus vanidades, muchos mendigos podrían comer y que si esto ocurre es señal de que la sociedad está enferma y funciona mal. Pero qué incómodo resulta pensar en eso.


Qué incómodo. Cuanto más fácil es ver las cosas de otro modo, decir las cosas de otro modo, inventarse una versión menos real y más sofisticada de la realidad. “Pobrecitos: algo están pagando”, resulta una mentira muy piadosa para quien la pronuncia.










Publicado por Marvin Najarro
CT., USA.

domingo, 8 de abril de 2012

LAS DROGAS SON UN NEGOCIO, COMO CUALQUIER OTRO


Entrevista de docu-ficción tomada del libro “El narcotráfico: un arma del imperio”, de Marcelo Colussi. La entrevista es ficticia, pero rescata y reconstruye diálogos mantenidos con narcotraficantes verídicos. Tiene, por tanto, un valor testimonial tan vívido como si las declaraciones fueran reales.



Entrevista a P., narcotraficante mexicano


Marcelo Colussi
Rebelión   


P., 35 años, originario de México D.F., desde hace varios años está vinculado al cartel de Tijuana. De niño y de joven pasó grandes penurias económicas proviniendo de una familia de extracción humilde. A los 19 años cayó preso por primera vez, por robo a mano armada. Hace 7 años ingresó al mundo del narcotráfico y fue escalando posiciones. Ahora dirige el departamento de logística del cartel. Tiene tres arrestos y cuatro asesinatos en su historial policial. Se mueve siempre con dos guardaespaldas y una pistola Mágnum 3.57 en la cintura. Al sonreír se le ven los dientes de oro.

Pregunta: ¿Qué piensa del negocio del narcotráfico?

Respuesta de P.: Que es un negocio como cualquier otro, así de simple. Lo que pasa es que está mal visto. Negocios son negocios, y en el mundo en que vivimos todo se maneja comercialmente. ¿O acaso alguien te regala algo? En todo caso, si alguien te regala, serán las monjitas cuando hacen obras de caridad. Pero ni siquiera es así, porque luego te hacen ir a misa. Algún precio hay que pagar por todo. Bueno, las drogas son una mercadería más que se vende y yo me ocupo de venderlas. ¿Qué más podría decir de eso? Lo que pasa es que son ilegales, y ahí viene el problema. ¿Qué me cuentan si el petróleo fuera ilegal? Sí, es medio loco pensarlo así, pero imaginémoslo por un momento: si la gente lo necesita, los gobiernos, las industrias lo necesitan, harían cualquier cosa por tenerlo, pagarían lo que sea, habría guerras, más de las que ya hay por el petróleo. Bueno, sería un caos, ¿verdad? Con las drogas pasa lo mismo, mi hermano. La gente las quiere; nosotros no obligamos a nadie a consumir. El que las quiere lo decide en su sano juicio, las paga con su dinero. Yo lo único que hago es limitarme a vender esa mercadería, igual que el tipo que vende leche, o ropa.

P: ¿Pero hay alguna diferencia entre vender ropa y vender drogas?

Respuesta de P.: Básicamente la diferencia es que una cosa es legal y otra no. Porque si se mira como negocio, todo, absolutamente todo lo que se fabrica, lo que se produce en algún lugar, se hace para vender. Aunque sean estupideces que no sirven para nada; aunque, incluso, sean cosas dañinas. ¿Ustedes podrían decirme por qué se vende tabaco con alquitrán y nicotina? Todos sabemos que eso da cáncer –y les aclaro que yo fumo–, pero se vende. ¡Y mucho! ¿Y qué me dicen del alcohol? Todos sabemos que es uno de los grandes negocios del mundo. ¿Para qué se vende el alcohol: cerveza, whisky, vino, tequila, champagne, y las mil bebidas que existen por ahí? Todas hacen mal, lo sabemos –les aclaro que yo también bebo, no me voy a hacer el puritano–. Pero se venden y nadie dice una palabra. Y los gobiernos no persiguen a los que las venden, ni a los que las fabrican, ni tampoco a los que las consumen. El mundo es puro negocio, mi hermano, y todo lo que se produce es para vender, no importa si es leche, ropa, drogas o sexo. El sexo también se vende. ¿Ustedes saben cuáles son las páginas más consultadas en internet? ¡Las páginas porno! Y las películas pornográficas son uno de los negocios que más están creciendo. Así que no nos vengamos a hacer los moralistas, las monjitas inocentes. Que las drogas que nosotros vendemos, la cocaína y la marihuana, sean ilegales, eso es otro asunto. ¿Por qué no ilegalizan la venta de armas? ¿Ustedes saben cuál es el negocio más grande del mundo, no? ¡Las armas, compadre! ¡Las armas! ¿Y para qué diablos sirven las armas? Reconozco que la ropa o la leche sirven para algo bueno. Pero… ¿las armas? Bueno, como sea, es lo que más se vende en este mundo. ¡Y eso sí que mueve dólares! Ya no hablemos de una escuadrita como esta que cargo aquí. Tampoco me voy a hacer el puritano con esto: ya me despaché a cuatro yo directamente, además de todos los que mandé a matar con mis muchachos. Pero díganme: ¿cuánto cuesta un avión bombardero super moderno de los gringos? ¿Y un submarino nuclear? Eso sí que es negocio. Y nadie lo prohíbe. Y a nadie se le va a ocurrir ir a perseguir y meter presos a los de la Boeing, o de la Lockheed Martin, o los de la Microsoft, o IBM, o los que hacen computadoras, esos de la Hewlett-Packard, o empresas como Raytheon y Sun Microsystems, toda gente muy respetable, blancos y de saco y corbata. Porque son ellos los que fabrican todas esas armas complicadísimas, de super avanzada: misiles, armas químicas y no sé cuántas cosas más. Hay una bomba que cuando la tiran vuelve maricones a los soldados enemigos y hacen que se mueran por los gringos, que dejen sus armas y se vayan tras ellos. ¿Qué me cuentan? Esas armas cuestan fortunas. Y nunca persiguen a los que las venden. ¡Son legales! Pero a nosotros, los inditos patapolvosa de cuarta que vendemos las drogas que ellos se hartan, a nosotros sí nos persiguen. Entonces: ¿qué diferencia hay entre una mercadería y otra?

P: Es que las drogas estas que ustedes trafican son productos muy dañinos... ¿cuánta gente muere por día por consumirlas?

Respuesta de P.: ¡Por favor! ¿Acaso esas armas de las que estamos hablando son para tirar flores, para curar enfermos? ¿Quién mata más? Lo que pasa es que si hacen legal nuestro negocio, perdemos muchos. Yo no voy a negar que sea un delincuente, por supuesto. Nací y me crié entre ladrones y putas; por suerte no caí preso nunca de menor, nunca estuve en un reformatorio. A duras penas llegué a segundo año de escuela media; me crié en la calle, entre malandrines, entre lo peor de lo peor del D.F. Y por supuesto que soy un delincuente. ¿Por qué iba a negarlo? Un delincuente y con rasgos indígenas. Claro que vivo del crimen, por supuesto. No me voy a venir a hacer la ovejita con tres ingresos a la policía. Con todo lo que hice ya a mis 35 años tengo para ir varias veces al infierno. No me arrepiento: soy lo que soy, y punto. Y el narcotráfico es un negocio para puros machos, se hace a los plomazos. Pero que no me vengan a decir que es un negocio peor que otros. Si lo hicieran legal, sería como con el licor o los cigarrillos. Antes eso era lo peor del mundo, acuérdense de Al Capone. Pero cuando lo legalizaron, los industriales que se dedican al asunto pasaron a ser unos respetables señores, igual que los que venden las armas. Seguro que esos tipos van a la iglesia, y hasta se confesarán. ¿Cuántos niños mata una bomba de racimo cuando explota? ¿Y a cuánta gente que anda por el monte trabajando, o jugando en el caso de los niños, una mina no le vuela una pata? ¿Quién va preso por eso? ¿Quién debería ir preso en todo caso: el militar que da la orden, el fabricante de esos artefactos, los gobiernos que las permiten, o el soldado que la puso? Lo cierto es que nadie va preso; y en el peor de los casos, seguro que iría el soldadito. Y lo peor: nadie va a tratar de “despreciable asesino” a los que fabrican las minas, o a quienes las venden. Pero sí nos tratan de lo peor a los que vendemos las drogas. ¿Por qué? Miren, muchachos, no seamos hipócritas: ahí hay una doble moral asquerosa. Son los gringos, o los europeos, esos países llenos de dólares, los que más consumen drogas. En los Estados Unidos cada día entra una tonelada de droga: ¡Una to-ne-la-da! No estamos hablando de medio kilo, o de 20 kilos. Eso, por último, hasta en una maleta pasa. Pero una tonelada no es poco. Alguien tendrá que hacerse el distraído y mirar para otro lado para que todo eso pueda pasar. Nos corren, nos persiguen; o, al menos, dicen que nos corren. Y por allí decomisan algo. Pero necesitan hacer todo ese show. Si fuera legal y se pudiera comercializar igual que el maíz o el café, se termina el negocio. ¡Por supuesto que muchos mueren por culpa de las drogas! Pero ese no es un problema mío. Si quieren consumir, que consuman. Nadie los obliga. Es como el que quiere matarse conduciendo un carro a 200 kilómetros por hora: nadie lo obliga. En nuestros países se consume un poco, pero ese no es el problema. Aquí la gente no tiene ni para la comida, así que el asunto de las drogas es secundario. Los que consumen de verdad son los gringos, los del norte: ahí se va el 95 % de la producción. Si quieren droga, que después no jodan. Hacen el show diciendo que somos unos delincuentes, ponen leyes de extradición para los narcos, nos persiguen… Pero gracias a nosotros es que muchos allá viven bien.

P: Aclárenos un poquito. Usted dice que gracias al narcotráfico hay muchos que se benefician en el norte, en Estados Unidos. ¿Quiénes y de qué manera se benefician?


Respuesta de P.: ¿Ustedes creen que si realmente quisieran perseguir el tráfico ilegal de drogas no lo harían? Dicen que fumigan en las montañas de Colombia, pero cada día hay más hectáreas sembradas con coca, o con marihuana. Esto de la droga ilegal es un gran negocio para muchos. Para mí, por supuesto. Yo fui un marginal todo mi vida, un delincuentillo muerto de hambre, y recién ahora, hace unos años, desde que me hice cargo de parte de las operaciones del cartel, estoy bien económicamente. Nunca le había podido comprar una casa a mi viejecita, que hasta hace poco tenía que lavar ropa ajena para sobrevivir. Recién ahora pude hacerlo: le compré una hermosa casa en un barrio respetable en la ciudad de México. Y hasta dos sirvientas le pago. Yo me beneficio con el negocio, por supuesto. Pero no se crean que es tan fácil: vivimos siempre al borde. ¿Para qué creen que llevo siempre dos guardaespaldas? ¿Para hacerme ver? No, es por seguridad, realmente por eso. La vida de un narco no es cosa fácil; como les dije, es cosa de machos. Los que más nos joden son los de la policía, por supuesto. Pero ellos son tan muertos de hambre como nosotros. ¡O peores! No sé quiénes son más delincuentes, si ellos o nosotros. Ellos cumplen órdenes y tienen que venir tras los narcos, a veces, simplemente para negociar cuánto van a dejar pasar. El negocio, el verdadero y gran negocio lo hacen los peces gordos. ¿Dónde va a parar tanto dinero? A los bancos gringos. En los Estados Unidos viven diciendo que somos el cáncer que les manda la droga, pero sucede ahí como con los indocumentados: viven diciendo que no nos quieren, despreciándonos, ahorita construyendo ese muro en el desierto para que no nos pasemos, pero en definitiva nos necesitan. ¿Quién haría el trabajo sucio allá si no fueran los inmigrantes ilegales? Acaso un trabajador rubiecito, un gringo, ¿está dispuesto a ir de basurero, de albañil, de sirvienta? ¡Por supuesto que no! Por eso necesitan los “espaldas mojadas”, los indiecitos ilegales que les caemos por miles. Y lo mismo pasa con la droga. Allá consume hasta el perro. Todos, ricos y pobres, hombres y mujeres, blancos y negros. Necesitan droga, quieren droga, nos la piden a gritos. Nosotros simplemente se las hacemos llegar. Pero los muy cabrones, el gobierno me refiero, nos pone trabas: en vez de dejar comerciar libremente –el Tratado de “Libre” Comercio es una mentira, es cualquier cosa menos libre–; en vez de permitirnos el comercio, nos hace ilegales. Así, por supuesto, pueden subir los precios. Y de esa forma muchos se benefician: la policía, la DEA, el ejército. Necesitan tener estos “criminales” delante de ellos para justificarse. Si no hubiera estas bandas de monstruos como nos quieren hacernos ver, muchos se quedarían sin trabajo en Estados Unidos. Además –y esto es lo más importante, créanme– con tanto control que ponen por ahí, en realidad no buscan detener el negocio de la droga. Es puro montaje. Yo sé positivamente que de toda la droga que se decomisa –que en verdad es muy poca, prácticamente nada- es la que se destruye. Eso se recicla y se vuelve a vender. Todos hacen lo mismo, la DEA, la Federal en Estados Unidos o la policía mexicana. Me acuerdo una caricatura que vi una vez y me pareció muy explicativa: en un operativo detienen un camión cargado de cocaína. Entonces se ve al comandante del grupo pasando la información a un subalterno: “Sargento, fue un muy buen golpe. Incautamos dos mil kilos de cocaína de buena calidad. Informe a la base que recuperamos mil quinientos kilos”. Viene el sargento y llama al radio-operador: “Soldado, informe a la base que hemos detenido mil kilos”. Y el soldado agarra el radio y transmite: “Cuartel general, ¿me copia? Les informamos que el operativo fue todo un éxito. Decomisamos quinientos kilos”. Bueno, así es todo el circuito.

P: Entonces
¿no tiene solución esto del narcotráfico?

Respuesta de P.: Para ser franco, yo no lo sé. Pero como van las cosas, me atrevo a decir que no. O no por ahora. Esto es un negocio demasiado grande y hay demasiados, pero demasiadísimos intereses en juego como para esperar que se vaya a terminar. Nosotros, los narcos, pasamos rápido. Cada uno de nosotros está unos pocos años en el negocio. Esto, como les dije, no es cosa fácil; es cosa de aprovechar el poco tiempo que a uno le toca. Yo sé que en cualquier momento me voy para el otro lado: la policía u otra banda, alguien me puede cocer a balazos, ya lo sé. Son los riesgos del oficio... Pero aunque nosotros somos pasajeros, los dólares ahí siguen estando, y corriendo. Y la gente no va a dejar de consumir. ¡Al contrario! Cada día se consume más. Yo no sé si algún día va a terminar todo esto, pero por ahora, estoy seguro que no.

P: ¿No tiene miedo a que lo maten entonces?

Respuesta de P.: ¿Miedo? ¿Y por qué iba a tener miedo? Mi vida siempre estuvo al borde. Tuve suerte de llegar a los 35, así que no tengo de qué quejarme. Sé que en cualquier momento puedo ya no estar. Pero lo que sí les puedo asegurar es que si me muero, de sobredosis no va a ser. ¡No soy tan imbécil!


Tomado de Rebelión que ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creatives Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.









Publicado por Marvin Najarro

CT., USA.

sábado, 7 de abril de 2012

FÚTBOL GLOBAL: EL IRRESISTIBLE ...


 INTRODUCCIÓN

"Pasión de multitudes". "El deporte más bello del mundo", así, de esta manera, suelen los comentaristas y narradores deportivos referirse al espectáculo de masas que es el fútbol. Hay excesos e irracionalidades extremas, al punto que algunos escritores de prestigio y por supuesto fanáticos de ese deporte, que comparan de manera irreverente al futbol o algunas ejecuciones de gran vistosidad técnica con un poema, lo cual no es para tanto. Sin embargo, para el ya fallecido gran escritor y poeta argentino, Jorge Luis Borges, el fútbol era feo estéticamente: (…) once jugadores contra otros once corriendo detrás de una pelota no son especialmente hermosos. Además dijo que el futbol es fundamentalmente agresivo, desagradable y comercial. Pero parece que nada de lo dicho por Borges les interesa a las grandes masas de aficionados que desde sus hogares o aglomerados en los estadios a cada rato asisten a uno de los espectáculos de masas mas comercializados del mundo. Hubo un tiempo en que el fútbol como espectáculo o actividad deportiva cumplía su cometido, como lo era brindar un sano esparcimiento a todos los participantes. Presenciar la experticia de Pelé en el trato del balón, las embriagantes gambetas del legendario Garrincha o la mágica zurda del más grande de todos los tiempos, Maradona; era todo un deleite. No más. El futbol que se practica hoy en día, aparte de ser uno de los ejemplos más claros de la globalización económica, es un espectáculo feo, mediocre, violento, racista; con jugadores  -con la sola excepción de Messi- que se parecen más a payasos narcisistas en busca de publicidad, dinero y bellas chicas de toda profesión y alcurnia, que a futbolistas en el sentido estricto de la palabra. ¿Y qué decir de Doña FIFA, la mafia que maneja los hilos del fútbol mundial? Un ajeno al mundillo futbolero, el asesinado líder Muamar Qadaffi, se dió el lujo de decir en cierta ocasión que la FIFA transformó el deporte más popular del orbe en “un mercado de esclavos, que permite el reciclaje de dinero sucio". Es importante mencionar que uno de los hijos del difunto líder libio, Al Saadi, fue dirigente de la FIFA y uno supone que a través de él su padre se enteró de los turbios negocios de esa organización; punta de lanza del capitalismo global. Lo cierto del caso es que mientras el Barcelona y el Real Madrid se encargan de enajenar a la masa y gamberros, ultras y barras bravas se desangran a garrotazos, balazos y puñaladas, los Padrinos de la FIFA en compañía de altos dignatarios mundiales cínicamente se dan palmaditas en la espalda y celebran con burlonas sonrisas  el descerebramiento global de los cientos de millones de personas o aficionados que son el mejor negocio del mundo, que la apasionada y embrutecida afición genera en todo el planeta. Por algo Borges dijo que; (...) el fútbol es popular porque la estupidez es popular. Marvin Najarro






FÚTBOL GLOBAL: EL IRRESISTIBLE ENCANTO DE
LA IDIOTEZ TOTAL

 Por Luciano Castro Barillas


Es difícil ir en contra de la corriente, en contra del común de lo que piensan, sienten y creen las personas. El fútbol -hay que reconocerlo- gusta y moviliza multitudes en los cinco continentes. Todos lo hemos practicado y en determinados momentos de la vida caímos en su fascinación. Extraña seducción por un balón cuya racionalidad se localiza en los pies. De allí que no creo aquella expresión de mi madre que en muchas ocasiones, en sus admoniciones, me reprochaba que (…) tenía un hijo con la cabeza en las patas. Hay tres condiciones en la naturaleza del fútbol en la actualidad, bastante diferenciadas, como una sociedad dividida en clases: el fútbol profesional, el aficionado y el del equipo nacional. Me inclino por el segundo y el tercero, porque el primero, el profesional, es el de los grandes negocios y la enajenación. No es más que un instrumento diversionista costoso y que beneficia a los propietarios, a los técnicos y entrenadores y a los jugadores que tienen excepcionalidad en el manejo del balón. Los clubes emblemáticos del fútbol comercial como el Real Madrid y el Barcelona en España siempre fueron conocidos. Por medio de la prensa escrita y uno que otra revista de deportes se sabía por los años 50 a 60 de la habilidad incomparable de Alfredo Di Stéfano, un argentino transferido de un club colombiano al club español y que marcaría el rumbo definitivo del equipo merengue, como es su apodo.


Hoy las ligas del fútbol profesional están en todo el mundo, en grandes y pequeñas ciudades  y hasta en las aldeas. Todos saben que el club Ajax es de Holanda, el Bayer-Munich de Alemania, el Liverpool de Inglaterra, la Juventud de Italia y en fin, una lista interminable que pasa a América. Esta popularidad exponencial del fútbol profesional fue resultado de la globalización de las comunicaciones y el inagotable venero de esas tecnologías que hacen obsoletos en 12 meses los últimos artilugios del mercado. Y todo estaría bien, en el sentido que los jóvenes asumieran que el fútbol sólo es un juego. Que las emociones son para los 90 minutos o los 30 adicionales en caso de empate y no ir más allá de esa realidad. Que existe y se disfruta en su tiempo y mundo real. Que se puede ver o dejar de ver un partido sin que afecte nuestras vidas, de tal modo que podríamos sentirnos satisfechos también con enterarnos de los resultados y quiénes fueron los anotadores de los goles. Pero cuando la afición por el fútbol de las grandes ligas se vuelve una adicción, una práctica enfermiza y se dejan las cosas más importantes por hacer para estar sentados durante 90 o 120 minutos, entonces, las cosas están mal. Peor aún cuando se llevan los resultados del encuentro al ámbito de las quinielas, donde se apuestan cantidades ingentes de dinero, en ese punto ha perdido  -creo yo-  todo espíritu deportivo para quien todavía puede verlo como tal y no un simple espectáculo circense, con lo poco que queda, claro está, en los clubes de fútbol profesional. Los futbolistas de las grandes ligas son los nuevos gladiadores de la antigüedad y los estadios la arena del circo. Muchos tontos de capirote  (esos que visten, calzan, sueñan, hipotecan y venderían hasta la madre porque ganara su club favorito) se han llegado a matar o han matado, como los descerebrados ingleses hooligan, gamberros que nada tienen que envidiarle a los mafiosos de la camorra napolitana, a los cholos de Los Angeles o a los mareros salvatruchas de El Salvador.  El dinero queda en los propietarios del club y las pérdidas económicas, sociales y a la integridad física la capitalizan ese tipo de memos que pululan en los estadios o que, arrellanados en la más cómoda poltrona (silla para pasar la flojera) durante el fin de semana matan el tiempo del partido tomando cerveza, comiendo frituras, subiendo de peso y gritando como condenados; posiblemente desfogando el stress, las presiones del trabajo, de la manera menos constructiva del mundo. Cuidadito si un niño  (porque allí van incluidos los padres de familia)  llega en ese momento a hacerle una consulta, porque es tocar al diablo. Ese idiota frente a la televisión en ese momento no existe como persona, es un gamberro más, solo que en su casa. Es sólo una masa de carne o de grasa con los ojos desorbitados, ensuciando el sofá con los pozoles de las galletas, tirándose pedos por la bárbara ingestión de porquerías, pero sobre todo, exhibiendo las patotas de uñas sucias con sus sandalias de presidiario. Todo por el deletéreo deleite de partidos como el del Barcelona con Valencia totalmente arreglados, que no se necesita sutileza para darse cuenta de lo burdo y parcializado del arbitraje. Los nuevos enclaves neocolonialistas ideológicos son las ligas profesionales de fútbol, con España a la cabeza. No por gusto el país ibérico es uno de los países más atrasados de Europa y con un déficit permanente de democracia real, si no hay que remitirse el enjuiciamiento que fuera objeto uno de sus más integros e lúcidos letrados por las hordas franquistas en hibernación, pero prestas con agilidad ferina para defender con rasguño y garra todo lo que signifique memoria, justicia y resarcimiento.


Es el mundo del fútbol profesional. Cosa muy diferente es fútbol aficionado. Él todavía conserva su candor. Se juega como un sano entretenimiento los fines de semana en cualquier cancha para intercambiar saludos y fortalecer la amistad y luego se comparte una frugal refacción y refrescos. O los equipos nacionales que nos proveen de identidad, de civilidad, de patriotismo. Esas dos expresiones del fútbol serían las recomendadas para una sociedad en crisis, violenta, que todo, como el fútbol profesional, lo han echado a perder. ¿Por qué razón? Por el amor al dinero. Causa de todos los males de la humanidad y suprema enajenación, pues lo que realmente sirve al ser humano es la riqueza, no el dinero, que son simples papeles o metales. En fin, si usted es del Barcelona o del Real Madrid, medite un poco y vea si no está siendo manipulado mentalmente por los grandes consorcios de las comunicaciones y el fútbol. Resulta increíble pero un estudio sociológico de 2007 arrojó que el 32% de los aficionados al fútbol de todo el mundo, ese porcentaje corresponde al Real Madrid. Si supieran los hermanos Juan y Carlos Padrós, de origen catalán, el negocio que habían creado en 1902 cuando se fundó el club, resucitarían como Lázaro por estar al frente de tanto dinero. Veamos, pues, al fútbol como lo que es: un negocio más que en ocasiones vale la pena visitar, para comernos un asado, ver una película,  patinar o simplemente bailar. Ese consumo de pelotas y patadas, francamente, ha empezado a caerme mal.









Publicado por Marvin Najarro
CT.,USA.

jueves, 5 de abril de 2012

LA CLAVE PARA ENTENDER LA EJECUCIÓN DE JESUCRISTO


 INTRODUCCIÓN

El Reverendo Howard Bess, es uno de los miembros de un grupo de investigadores (el tercer grupo) encargados de documentar con la mayor veracidad posible la existencia, no del Jesucristo cuya historia está basada en mitos y  especulaciones teológicas, sino del Jesucristo histórico, el activo  proponente y defensor de la justicia para todos; que además entendía que la justicia no debe ser un castigo sino una oportunidad. El Jesucristo histórico que encontró el comportamiento de los ricos despreciable y que miraba al liderazgo religioso con desdén. El Jesucristo histórico, que llego al templo y volteo las mesas en las cuales los especuladores de la época hacían su negocio; incidente que al final le costaría ser acusado de insurrección para luego ser ejecutado en la cruz. Marvin Najarro

El siguiente ensayo es una traducción del original en inglés publicado recientemente por el sitio web de la revista electrónica Consortiumnews.




Por Rev. Howard Bess, ministro bautista retirado



Los cristianos conmemoran de manera especial los eventos claves de la Semana Santa, pero a menudo pasan por alto uno de los más importantes.

El domingo de ramos  se celebra la entrada de Jesús en la ciudad de Jerusalén.  El Jueves Santo se celebra una solemne reedición de su última cena con sus discípulos. El Viernes Santo es una travesía dramática a través del juicio y su horrorífica muerte en la cruz romana. La Pascua es la celebración cristiana de la resurrección de Jesús de entre los muertos. Pero hay una pieza extraviada: Jesús volteando las mesas del dinero en el templo. Es el incidente que le otorga sentido a la semana de climáticos eventos. La tradición dice  que el incidente fue una limpieza ceremonial del templo de sus empresas comerciales, porque aquellos a cargo del templo habían convertido la casa de adoración en una empresa comercial. Jesús al voltear las mesas desbarató  la operación comercial montada por los sirvientes del templo dedicados al venta de animales requeridos para el sacrificio. Sin embargo, estudios avanzados sobre el tema están poniendo énfasis en comprender este histórico incidente en su contexto. La primera pieza del rompecabezas es el templo en sí. Como un ambicioso rey designado por el César de Roma, Herodes El Grande había gobernado Palestina por casi medio siglo, incluido el tiempo del nacimiento de Jesús. Herodes aunque afirmaba ser de sangre judía, era en realidad producto del mestizaje racial, razón que le imposibilitaba ser el Rey de los Judíos, ante la negativa de estos de aceptarlo como tal. Herodes El Grande fue también reconocido como un constructor. Durante su reinado se construyeron edificios civiles y puertos. Pero su gran proyecto fue la reconstrucción, expansión y reacomodamiento del templo judío en Jerusalén, que llegó a ser conocido como el templo de Herodes o el  Tercer Templo, como algunas veces se hacía referencia. A causa de esa historia, el reino de Herodes y la operación del templo estaban fuertemente interconectados. Fue la casi inseparable unión de gobierno y religión. Ofender al uno u otra (gobierno o religión) significaba ofender a ambos. Herodes El Grande murió en el año 4  a.d.c. cuando Jesús era todavía un niño. Durante el ministerio de Jesús, el hijo de Herodes, conocido como Herodes Antipas, fue quien se  desempeño como gobernante. La unión del reinado y el templo  continuaron.

Jesús creció y enseñó en una área rural 70 millas al norte de Jerusalén. Su fe fue moldeada, no por Jerusalén y el templo, sino por las reuniones semanales de los ancianos de la comunidad en la cuales ellos leían la ley judía (Torah) y discutían su significado. Jesús y sus seguidores tenían un contacto muy limitado con el liderazgo político, religioso y social de Jerusalén. La relación era a través de los delegados del gobierno romano de Herodes que también representaba el templo de Jerusalén. Los delegados o agentes del gobierno de Herodes hacían viajes regulares al norte rural de Jerusalén para recolectar ofrendas e impuestos.  Para entender a Jesús uno tiene que darse cuenta del profundo desprecio que él sentía  por el gobierno de Herodes y de los líderes religiosos que manejaban el templo. Hay una manera didáctica o técnica para entender mejor a Jesús y la última semana de su vida, llamada la tradición menorLa tradición mayor es la definición de sociedad establecida por quienes gobiernan y ejecutada por sus agentes o delegados. La tradición mayor se centra en ciudades en donde las instituciones encargadas de ejercer el control están localizadas. Para Jesús, ese lugar era Jerusalén. No existe evidencia de que en su edad adulta Jesús  haya alguna vez visitado Jerusalén previo a la última semana de su vida. La tradición menor es una crítica y conflictiva interpretación de la vida que surge mayormente en aquellos creyentes devotos, que han escapado la carga de la tradición mayor y de sus demandas por obediencia. El norte de Palestina, ubicada a 70 millas de Jerusalén, era el nido de la tradición menor. Los líderes de la tradición menor tenían como héroes a Isaías, Amos, Miqueas y otros profetas del Antiguo Testamento. Casi todos los profetas del Antiguo Testamento eran críticos de aquellos que controlaban el templo de Jerusalén. Juan El Bautista fue el primero de los profetas de la tradición menor presentado en las narrativas del evangelio. Sus agudas críticas contra los gobernantes le llevó a la muerte. Jesús  asumió el liderazgo.

Al haber reconstruido el contexto en el cual Jesús vivió y predicó, los investigadores modernos del Nuevo Testamento se han dado cuenta de que Jesús no fue una simple figura religiosa. El fue un crítico severo de aquellos que controlaban el templo, de aquellos que controlaban el imperio y de aquellos que controlaban el sistema económico que mataba de hambre y robaba a los pobres dejando a los huérfanos y viudas totalmente desamparados. Para Jesús todas estas cuestiones estaban íntimamente ligadas. Jesús en tanto el permaneció confinado en el norte rural fue mayormente un desconocido e inocuo crítico. Claramente el era un predicador apocalíptico. El proponía la eliminación del sistema corrupto. El creía que los días de los opresores estaban contados. Pero él creía que el derrocamiento del sistema podría lograrse por medio del amor, la misericordia y la bondad. Jesús llevo su apocalíptico mensaje a Jerusalén. Sin embargo, llamar su arribo una entrada triunfal es desenfocarse completamente del punto. El escogió entrar en Jerusalén montado en un burro como una mofa al gobernante montado en su caballo. Era una forma antigua de teatro callejero que Jesús y sus seguidores utilizaron para realzar su argumento. La tradición mayor que era la aceptada por las masas de Jerusalén estaba siendo ridiculizada por una figura de la tradición menor.  

Pero el punto crítico de la visita de Jesús a Jerusalén, se dio cuando el visitó el templo. En ningún sentido el vino para adorar y hacer sacrificios. El vino para interrumpir y hacer pronunciamientos a cerca del juicio de Dios sobre toda la operación. Jesús no fue al templo a limpiar o purificar. El vino al templo para anunciar la destrucción de toda una forma de vivir. Aquellos que operaban el templo no tenían el poder para silenciar a Jesús y ocasionar su muerte. Esos poderes estaban en las manos de los agentes o delegados romanos. Los cargos hechos en su contra pueden resumirse como insurrección. Hubo tres cargos específicos: alentar a no pagar impuestos, amenazar con destruir la propiedad (el templo) y decir que era un reyFue el incidente en el templo que llevó a Jesús de ser un irritante e inocuo rebelde del norte rural, a convertirse en una amenaza en una ciudad que controlaba la tradición mayor. Los agentes de Roma lo mataron en la cruz. El significado teológico de toda esa serie de eventos permanece en nuestras propias manos. Sin embargo, la clave para entender la semana de la crucifixión de Jesús, es el incidente en el templo.









Publicado por Marvin Najarro
CT., USA. 

miércoles, 4 de abril de 2012

RAZONES PARA ODIAR EN SEMANA SANTA...



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INTRODUCCIÓN


La Semana Santa, que de santa no tiene nada, por las prácticas irreverentes de la mayoría de personas que se identifican como católicas. Realmente debería ser una época en que todos aquellos que nos denominamos seres humanos sacáramos a relucir algo de esa humanidad de la que tanto hablamos pero que casi nunca practicamos. Debería ser una época en la cual deberíamos repensarnos y actuar aunque sea por un instante con los mejores atributos propios de nuestra condición de seres humanos; tal sería ser amantes de la vida en todas sus expresiones, como lo predicó y lo puso en práctica el humilde carpintero de Galilea que luego de ser enjuiciado, fue horrendamente torturado y ejecutado por aquellos, que al igual que hoy (los acumuladores de  riquezas) no soportaron sus criticas ni denuncias, mucho menos su mensaje de amor y misericordia hacia el otro; el prójimo. Ayer como hoy, los usureros, los lobos rapaces, los especuladores del gran capital financiero; los grandes banqueros, siguen actuando como enormes cruentos vampiros hincando sus colmillos en el cuello de la humanidad, sin dilación ni piedad, succionando todo aquello que huela a dinero. Para estos desalmados practicantes de la religión del dinero en su forma más extrema; el capitalismo cruel y salvaje, no existen días ni Semanas Santas. Religión y dinero se funden en un abrazo diabólico explotador e inmisericorde que acaba aniquilando la escasa esperanza de madres y niños inocentes. Ahora entiendo a mi amigo, quien se auto denomina socialista y dice nunca haber tenido cuenta bancaria, tarjetas de crédito, ni nada que tenga que ver con bancos; pues según él, los bancos  son unos auténticos estafadores, unos ladrones que se enriquecen con el sudor ajeno de tanto pobre trabajador explotado que ciegamente cree que los bancos son instituciones honradas que cuidan de sus ahorros. Mi amigo quizás no sea un gran teórico del socialismo pero si posee la suficiente experiencia práctica como para odiar el sistema y no ser despreciado por inconsciente y cómplice  de tanta barbarie.





Por Luciano Castro Barillas


Hay un tiempo para todo, se consigna en la Biblia. Tiempo para amar y tiempo para odiar. Pero ese último sentimientos catódico, negativo,  poco amable, debe desaparecer al caer la tarde, porque si no la legítima y justa ira, se transforma en una corrosiva emoción insoportable y dañina para todos: para el que odia y el odiado. Pienso, lector amigo, que no hay seres más nefandos y despreciables  que los banqueros, peor aún cuando sus fechorías las ejecutan en plena Semana Santa, olvidando deliberadamente el principio evangélico de amor al prójimo. Ellos, los propietarios de la masa monetaria,  que instalan en el cerebro de sus empleados el software de que la “empresa es de ellos” y terminan pensando como capitalistas, solo que sin dinero; representan en carne y hueso el viejo apotegma del filósofo y pensador político inglés Thomas Hobbes de que “el hombre es el lobo del hombre”. Esas instituciones fueron concebidas para causar destrozos en la vida de los seres humanos, a despecho de que usted invierta bien lo prestado  -tal como los prestamistas lo recomiendan- pues el rédito devengado será siempre una expoliación, un despojo, un aprovechamiento de un ser humano de otro que está en desventaja, vulnerabilidad e impotencia. ¿La etiología, la explicación filosófica del crimen acaso no está en la pobreza?  ¿Cómo no va a ser el crimen exponencial en países como Guatemala donde la gente no tiene que comer y vaga desesperada y sombría con el estómago vacío? En la Guatemala profunda, en la Guatemala rural, no hay problemas de sobrepeso de niños glotones ni de señoritas haciendo dietas para disminuir las líneas voluptuosas de su cuerpo. En esa Guatemala todas las semanas son malditas y no santas y si los ecos de la celebración católica llegan acaso en los montes ya escasos de pinos, será para recordarles a nuestros hermanos olvidados de la tierra que nada tienen que celebrar. Arzobispos, obispos y sacerdotes gorditos contrastan con los cuerpos famélicos de las personas adultas y niños de Huehuetenango o Comapa, Jutiapa; donde la piel se pega a los huesos de cuerpos que caminan. ¿Qué sólo se ve en África? No, Guatemala ocupa el primer lugar en desnutrición en América Latina y cuarto lugar a nivel mundial? Déjeme contarle que el Viernes de Dolores había empezado mi carrera bancaria y ya para el lunes no quería saber nada de ella. Me dieron mi Día de Entrenamiento (como la película del policía corrupto protagonizada por Denzel Washington) yendo a recoger las pocas cosas de una madre soltera y sus tres pequeños hijos. Sin piedad, sin ninguna consideración, sin ningún gesto de humanidad; el gerente bancario hizo gala de su prepotencia y humilló a personas indefensas e impotentes. Créame, si hubiese tenido el dinero necesario yo hubiese pagado la deuda de esa pobre familia. Yo quise disimular mi aflicción y mi dolor, pero el obeso gerente me dijo para tranquilizarme: “Ya se acostumbrará, esto lo hacemos seguido”. No señor, yo no puedo acostumbrarme a esa infamia y prefiero como la señora que le decomisaron sus pocos enseres pasar las peores penas pero, de veras, no quiero, no aspiro y detesto ser ahora y para siempre, un engolado, presumido y pobretón empleado bancario. No es asunto de legalidad para mí, es asunto de justicia. Lloré, pues, ya a solas, con un dolor y una ira insoportable y la convicción más pura y acendrada ahora que el capitalismo merece, sin ninguna duda, ser destruido.

Por esto que le cuento, pienso yo, el odio y la ira es legítima, porque ver los ojos redondos y claros de los niños que no comprendían lo que pasaba y una madre angustiada arrinconada –literalmente arrinconada en la esquina del pequeño cuarto, para colmo arrendado- con un oscuro porvenir, de veras, es para odiar este sistema y despreciar profundamente a los pobres que lo defienden. Permítame también estas 12 horas ese sentimiento de desprecio. Y repetir, de manera puntual, lo que dijo el oficial romano Acacio a un cristiano que intentaba convertirlo a la nueva fe: “Mientras los hombres no seamos mejores, hay que mantener desenvainada la espada”.








Publicado por Marvin Najarro
CT., USA.