Al final,
todo retorna a la cuestión original sobre el propósito de la educación. Para
Friedman y Rose, su propósito es producir trabajadores que profundizaran aún más
un orden económico injusto que originó el problema en primer lugar. El gran
objetivo es convencernos de que el remedio para nuestro problema actual es,
para ser exactos, la mismísima píldora que causo la enfermedad. Para Freire, el
propósito de la educación es posibilitar que los estudiantes crezcan de una
manera que les permita analizar críticamente como es que hemos arribado a esta
desalentadora situación y cómo podemos empezar a transformarla.
¿FREIRE O FRIEDMAN? EN
DEFENSA DE
LA EDUCACIÓN CRÍTICA
Por Sajjad Ali Malik
La privatización acelerada
de la educación global
Thomas Friedman puede encomiar el potencial emancipatorio de los cursos
universitarios online (en línea), pero ¿tienen ellos realmente el potencial de
producir más que dóciles trabajadores?
La educación es un concepto que en alguna manera, estado o forma, directa o
indirectamente confrontamos todos los días. Por mucho tiempo se le ha
considerado como la “bala de plata” necesaria para buscarle una solución a las
grandes injusticias omnipresentes en la sociedad; pobreza, crimen, racismo,
patriarcado y la desigualdad socioeconómica. Nuestra interacción con la educación
está influenciada por y varía basada
en los tentáculos de las relaciones de poder; clase, etnicidad, género, geografía
y las experiencias de la vida. Para algunos, esta interacción se manifiesta
ella misma en cuestiones relacionadas con las mejores prácticas y de filosofía educacional.
Para otros, gira más alrededor del acceso al conocimiento y de cuestiones
de representación. Consecuentemente, nuestra interacción conceptual con la educación
no está libre de preferencias o de calculaciones ideológicas. ¿Para quién y
para que propósito(s) sirve la educación? ¿Actualmente, como luce la educación?
¿Lo reconoceremos cuando lo veamos? O, ¿podríamos
confundirlo con algo mas? Como
lo explicó el influyente teorista de la pedagogía critica, Paulo Freire :
La educación, o funciona como un instrumento usado para facilitar la integración
de la generación más joven dentro de la lógica del conformismo del actual
sistema o, se transforma en la práctica de la libertad, el medio a través del
cual hombres y mujeres lidian crítica y creativamente con la realidad y
descubren como participar en la transformación de su mundo.
Recientemente el afamado columnista del New York Times, Thomas Friedman, escribió
sobre la expansión gratis de cursos online por instituciones, tales como,
Stanford y el MIT, al igual que por compañías como Coursera y Udacity. Al
tiempo que Friedman reverencia este fenómeno como una “revolución”, él
declara, que “nada tiene más potencial para sacar a la gente de la pobreza –al proveerles
una educación asequible para conseguir un trabajo o mejorar en el trabajo que
tienen.
Ninguna cosa tiene más potencial para liberar a un millón más de cerebros
para resolver los grandes problemas del mundo”. El salpica su columna con anécdotas
de individuos que se han beneficiado de
los cursos universitarios gratuitos online.
Friedman ve esta innovación tecnológica y educacional como la que permitirá
que los trabajadores foráneos obtengan las habilidades requeridas para competir
con los trabajadores del primer mundo. Aquí el modo de razonamiento es que,
esto en última instancia será de beneficio para las corporaciones
multinacionales, quienes tendrán una inmensa reserva de trabajadores con
habilidades técnicas de los cuales echar mano. Estos actores privados,
equipados con un gran número de trabajadores bien capacitados (y relativamente
baratos), ofrecerán empleos bien remunerados y generaran más ingresos aliviando
en última instancia la pobreza en el tercer mundo.
En similares líneas escribió recientemente un editorial Pauline Rose,
Directora del Global Monitoring Report on Education publicado por la ONU. En su
escrito, Rose hace un llamado para que emerja una figura como la de un Bill
Gates para que sea la chispa en la formación de un fondo global para la educación
entre las compañías privadas y fundaciones. La filantropía empresarial es
considerada como la solución para mejorar el acceso global a la educación.
Siguiendo la lógica de Friedman, Rose declara:
A primera vista, habría poca necesidad de hablar del caso de los negocios y
la educación. Esta intrínsecamente atado a todos los resultados positivos del
desarrollo. Crecimiento económico, salud, nutrición y democracia son todos
estimulados por la calidad de la educación. Si todos los niños en los países de
bajos ingresos salen de la escuela con las habilidades básicas de lectura, la pobreza
se reduciría un 12 por ciento –y eso es bueno para los negocios. El sector
privado se beneficia directamente, de una fuerza de trabajo educada y
capacitada
Friedman y Rose están esencialmente haciendo un llamado por la privatización
acelerada de la educación global. Esta es una tendencia que ya ha empezado en
los Estados Unidos, donde hemos sido testigos del crecimiento de escuelas
manejadas por las corporaciones privadas, un énfasis inquebrantable en las
puntuaciones de las pruebas, y la destrucción de los sindicatos de maestros
emparejada con la errónea noción de que son los maestros los únicos responsables
por los paupérrimos resultados
educacionales.
Lo que esta privatización posibilita, y que es promovida por los escritos de
Friedman y Rose es, la negación de tener que considerar cuestiones socioeconómicas
mayores relacionadas con el capitalismo global y el neoliberalismo, cuestiones
que están intrínsecamente unidas a la educación. El peligro no es el avance tecnológico
que posibilite un mayor acceso a la educación en el tercer mundo, sino más
bien, las implicaciones que continuamente fracasamos en escudriñar críticamente.
En vez de alabar la introducción de los cursos gratis online como una revolución
en la educación global que aliviará la pobreza y sufrimiento ¿Por qué no,
para empezar, cuestionar el sistema global que ha permitido, si no activamente
alentado, la desolada situación existente? Escritos como los de Friedman y Rose activamente
asisten en paralizarnos y dejar de pensar a cerca de cómo hemos arribado a una situación
en donde, como Rose declara, “hay 61 millones de niños fuera de la escuela”.
Ellos parecen convenientemente olvidar el hecho de los programas de ajuste
estructural del FMI ha reducido severamente el gasto en educación pública por
los gobiernos, y que la privatización de la educación ha conducido a un aumento
de la segregación social, como se está viendo en Chile. Cuando se confía en el marco
usado por Friedman y Rose, nosotros efectivamente nos impedimos de preguntar qué
clase de sistema económico global existe para permitir una situación donde la privatización
y la filantropía empresarial se vuelven las soluciones para encarar las ya existentes radicales desigualdades.
Al final, todo retorna a la cuestión
original sobre el propósito de la educación. Para Friedman y Rose, su propósito
es producir trabajadores que profundizaran aún más un orden económico injusto que
originó el problema en primer lugar. El gran objetivo es convencernos de que el
remedio para nuestro problema actual es, para ser exactos, la mismísima píldora
que causo la enfermedad. Para Freire, el propósito de la educación es
posibilitar que los estudiantes crezcan de una manera que les permita analizar críticamente
como es que hemos arribado a esta desalentadora situación y cómo podemos
empezar a transformarla.
¿Freire o Friedman? A nosotros nos corresponde elegir.
Traducido del inglés por Marvin
Najarro
Publicado por LaQnadelSol
CT., USA.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario