¿Por qué si el Estado
guatemalteco tiene dos hombres expertos en inteligencia como Otto Pérez Molina
y Mauricio López Bonilla que afirman saber dónde operan y cuáles son las bandas
de narcotraficantes no los toman presos? ¿O acaso hay entre esas bandas narcomilitares,
narcoempresarios, narcoalcaldes y narcodiputados? …Sin embargo los servicios de
inteligencia funcionan a la perfección, debidamente aceitados sus engranajes y
cadenas de transmisión, cuando de arremeter contra el movimiento social se
trata,…
LA INTELIGENCIA DEL
ESTADO GUATEMALTECO
¿ES TAN INTELIGENTE?
Por Luciano Castro Barillas
El último acontecimiento que abrió colosal
agujero, como un misil Exocet francés, que vulneró absolutamente toda
credibilidad de los ciudadanos sobre la publicitada política de seguridad del
presidente Otto Pérez Molina, ha sido la
ejecución por sicarios, presuntamente del narcotráfico, de ocho agentes de la
Policía Nacional Civil en el municipio de Salcajá, Quetzaltenango que, extremo
por averiguar, jefe y subalternos dormían a pierna suelta como si estuvieran en
un país y en una zona donde priva la tranquilidad y el sosiego. No hubo, al
parecer, ni la mínima oposición armada de parte de los policías al grupo de
asesinos que impunemente pusieron fin a sus vidas y de paso quebrantaron en lo
profundo la vida familiar. El máximo jefe de la PNC, comisario Gerson Oliva, no
da las explicaciones del por qué murieron de esa manera ocho desprevenidos
policías, posiblemente desequipados en sus horas de descanso y que horas antes
habían realizado un delicado operativo de captura y decomiso de droga a un supuesto
narcotraficante -Marconi Marroquín- y que sea eso una típica represalia y un
lamentable mensaje que el crimen organizado hace lo que quiere y cuando quiere
sin que ejército ni policías puedan hacer nada al respecto.
Pero y la garantía mínima de un puesto de
guardia mientras los policías descansaban ¿qué pasó? ¿Cuáles son los protocolos
de seguridad para los agentes cuando se dan estas acciones delicadas de
decomiso de drogas y poder prevenir estos hechos? ¿Por qué si el Estado
guatemalteco tiene dos hombres expertos en inteligencia como Otto Pérez Molina
y Mauricio López Bonilla que afirman saber dónde operan y cuáles son las bandas
de narcotraficantes no los toman presos? ¿O acaso hay entre esas bandas
narcomilitares, narcoempresarios, narcoalcaldes y narcodiputados? La
inseguridad anda tan mal en este país que los ciudadanos no sienten apoyo al
encontrarse con un policía en algún punto del país sino que éstos les inspiran
aprensión y desconfianza. ¿Y el ciudadano común y corriente que no vive
fortificado y sin guardaespaldas qué puede esperar?
Es todo un bofetón a la publicitada política de
seguridad, ofrecimiento que fuera la piedra angular de la campaña presidencial
de Otto Pérez Molina y por donde se vea es un total fracaso, por supuesto en el
enfrentamiento contra el crimen organizado, contra el narcotráfico y contra las
prácticas corruptas de muchos funcionarios de su gobierno. Sin embargo los
servicios de inteligencia funcionan a la perfección, debidamente aceitados sus
engranajes y cadenas de transmisión, cuando de arremeter contra el movimiento
social se trata, contra los valientes ambientalistas, contra los no menos
valerosos luchadores, en este medio tan hostil y reaccionario, luchadores de
los derechos humanos y contra toda persona que reclama justicia, sea individual
o colectiva. Está inteligencia está al tanto de todo. Dispuestos y a tiro para
reprimir las acciones reivindicativas postergadas desde siempre y que las sigue
asumiendo, sin variar un ápice, como asuntos de seguridad pública y no como
asuntos de interés social. Así son ellos, desafortunadamente.
El Estado guatemalteco sigue volteando la cara
a las necesidades de la ciudadanía cada día que pasa más depauperada, con una
inflación que hace vivir angustias diarias a las amas de casa a quienes ningún
dinero les alcanza para llevar comida a sus familias. Así es el libre mercado,
afirman los empresarios. Nada de control en los precios para que el mercado sea
idílico y paradisíaco, claro, para los ricos codiciosos.
Ah, pero los grandes negocios de entrega de la
soberanía nacional disfrazada de inversiones siguen viento en popa… entonces,
como dijera hace 35 años el poeta Manuel José Arce y pareciera que su artículo
lo escribió ayer sobre los oligarcas guatemaltecos: (…) quién sabe qué va a pasar en
este país, pero lo que sí sé que los responsables de esta catástrofe social se
están labrando su estaca.
Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario