No hay nada malo con el acto
de protesta, pero si hay algo de dañino cuando un golpe militar es iniciado por
una fuerza militar corrupta que trabaja al servicio de Washington y Tel Aviv.
Las cosas en el Cairo han retornado a su estatus original. El control militar
sobre el gobierno en Cairo es exactamente lo que los corruptos líderes del
ejercito de Egipto han querido desde las elecciones del 2012 que llevaron al
poder al Partido Justicia y Libertad de la Hermandad Musulmana. Desde entonces
ha existido una pugna por el poder entre el ejército egipcio y la Hermandad
Musulmana.
EL PLAN “B” DE EEUU EN
EGIPTO:
DE REGRESO AL ANTIGUO
RÉGIMEN
Mahdi Darius Nazemroaya
La ruta que se ha tomado en Egipto es peligrosa. Un golpe militar ha tenido
lugar ahí mientras que millones de egipcios lo celebran con júbilo sin considerar
que es lo que reemplazará a la Hermandad Musulmana y las ramificaciones que
tendrá para su sociedad. Multitudes entusiasmadas han tratado el golpe militar
en Egipto como una suerte de acto democrático. Erran en recordar para quienes
trabajan los militares egipcios golpistas. Aquellos que se oponen
ideológicamente a la Hermandad Musulmana también han celebrado la toma del
poder por los militares sin darse cuenta que esa acción sirve en ultima
instancia a los intereses imperialistas. El entusiasmo no les permite a las
multitudes considerar el precedente negativo que ha sentado.
Egipto nunca fue saneado de las figuras corruptas por la Hermandad
Musulmana, en su lugar se hicieron parte de ellas. Figuras claves en Egipto,
como Al-Azhar’s Grand Mufti Ahmed Al-Tayeb (quien fuera nombrado por Mubarak),
criticaba a la Hermandad Musulmana cuando Mubarak estaba en el poder, luego
denunció a Mubarak y apoyó a la Hermandad Musulmana cuando había llegado al
poder y, luego denuncio a la Hermandad Musulmana cuando los militares la habían
removido del poder. La Hermandad Musulmana ahora caída en desgracia ha sido
reemplazada por un ensamblaje mucho más peor. Estas figuras, no importa cómo se
hagan llamar, únicamente le han servido al poder y nunca a la democracia. Los
militares que substituyen a la Hermandad Musulmana –ya sea el nuevo presidente
interino o los líderes de la junta militar- o estuvieron trabajando con la
Hermandad Musulmana o sirviéndole a ella, y aun antes de ella, lo hicieron para
el régimen de Hosni Mubarak.
El círculo completo de la antidemocracia egipcia
Al contrario de las protestas, el golpe militar en Egipto es un golpe a la
democracia. A pesar de la incompetencia e hipocresía del liderazgo de la rama
egipcia de la Hermandad Musulmana, habían sido democráticamente elegidos al poder.
Mientras que el derecho de todos los ciudadanos para protestar y demostrarse
debe de ser protegido, y deben implementarse mecanismos bien estructurados y seguros
en todos los sistemas políticos de Estado para remover a un gobierno impopular,
gobiernos democráticamente elegidos no deben ser depuestos por medio de golpes
militares. A no ser que un gobierno democráticamente elegido este
arbitrariamente asesinando a su propio pueblo y actuando fuera de la ley, no existe
excusas para removerlo del poder por medio de la fuerza militar. No hay nada
malo con el acto de protesta, pero si hay algo de dañino cuando un golpe
militar es iniciado por una fuerza militar corrupta que trabaja al servicio de
Washington y Tel Aviv. Las cosas en el Cairo han retornado a su estatus
original. El control militar sobre el gobierno en Cairo es exactamente lo que
los corruptos líderes del ejercito de Egipto han querido desde las elecciones
del 2012 que llevaron al poder al Partido Justicia y Libertad de la Hermandad
Musulmana. Desde entonces ha existido una pugna por el poder entre el ejército
egipcio y la Hermandad Musulmana.
Esperando ganar las elecciones del 2012, el ejército presentó como
candidato a la presidencia de Egipto a uno de sus generales y ex miembro del
gabinete de ministros de Mubarak, Ahmed Shafik, quien además había servido como
el último primer ministro bajo las órdenes de Mubarak. Si no un leal per se de
Mubarak, Shafik fue un colaborador del antiguo establishment político del
régimen que le otorgó a él y a los militares poderes privilegiados. Cuando Ahmed
Shafik resultó perdedor hubo tardanza en reconocer a Morsi como
presidente electo, pues los militares estaban considerando rechazar los
resultados de la elección y en su lugar anunciar un golpe militar.
El Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, que dirigía al ejercito de
Egipto, se dio cuenta que un golpe militar después de las elecciones del 2012
no sería bien recibido por el pueblo egipcio y podría conducir a una rebelión
total contra el liderazgo militar egipcio. Era improbable que muchos de los
soldados de bajo rango y oficiales encargados siguieran las órdenes de los
militares egipcios corruptos de la cúpula si el golpe se llevaba a cabo. De
este modo los planes para un golpe militar fueron abortados. En su lugar los líderes
militares egipcios decidieron intentar subordinar al gobierno civil de Egipto
disolviendo el parlamento e imponiendo una constitución que ellos mismo habían
redactado para garantizar el control militar. Su constitución militar
subordinaba la presidencia y el gobierno civil de Egipto a la gestión militar.
Morsi esperaría y luego reinstalaría al parlamento egipcio en julio del 2012
procediendo después a nulificar la constitución militar que limitaba los
poderes de la presidencia y del gobierno civil, después colaboró con
los EEUU y Qatar para pacificar a Hamas. Acto seguido, Morsi ordenó la
renuncia del mariscal Tantawi, jefe del ejército egipcio y del general Anan, el segundo general más
poderoso en el ejército egipcio, ni el uno ni el otro eran amigos de la
democracia o la justicia.
¿Fue la administración de
Morsi realmente un gobierno de la Hermandad Musulmana?
Antes de que fuera sacada del poder la Hermandad Musulmana enfrentó
serias limitaciones estructurales en Egipto y tomó muchas decisiones
equivocadas. Desde su victoria electoral
hubo una continua pugna por el poder en Egipto y su Partido Libertad y Justicia
intentó torpemente consolidar su control político sobre Egipto. Los intentos de la
Hermandad Musulmana por consolidar el poder significaba que tenía que
convivir y trabajar con una vasta variedad de instituciones y organismos del
Estado que estaban ocupadas por sus oponentes, figuras corruptas y viejos
leales del régimen. El Partido Libertad y Justicia lentamente trató de
purgar el Estado egipcio de los partidarios de Mubarak y de la viejas figuras
del régimen, pero Morsi fue forzado también a trabajar con ellos
simultáneamente. Esto hizo que los cimientos de su gobierno se debilitaran aún
más.
La situación de la Hermandad Musulmana en el 2012 era en realidad similar a
la que Hamas enfrentó en el 2006 después de su victoria en las
elecciones de Palestina. De la misma manera que Hamas fue forzado por los EEUU
y sus aliados a aceptar ministros de Fatah en posiciones claves en el gobierno
palestino que formó, la Hermandad Musulmana fue forzada a hacer lo
mismo si no quería que colapsara el Estado y ser aislada internacionalmente. La
principal diferencia entre las dos situaciones es que la Hermandad Musulmana
parecía muy entusiasmada en cumplir con los EEUU y trabajar con viejos
segmentos del antiguo régimen que no la desafiarían. Quizás esto sucedió porque
la Hermandad Musulmana temía un golpe militar. Independientemente de las
razones, la Hermandad Musulmana a sabiendas compartió la mesa de gobierno con contrarrevolucionarios
y criminales.
En parte, el gabinete de Morsi se ofrecía como vehículo al continuismo del
antiguo régimen. El Ministro de
Relaciones Exteriores, Mohammed Kamel Amr, el diplomático de mayor rango
de Morsi, fue ministro de gabinete bajo el mariscal Tantawi y sirvió en
posiciones claves como embajador de Mubarak en los Estados Unidos y Arabia
Saudita. El gabinete de Morsi únicamente tendría unos pocos miembros del
Partido Libertad y Justicia de la Hermadad Musulmana, mientras que el
portafolio ministerial para las posiciones claves del Ministerio del Interior,
Ministerio de Defensa, y de la Autoridad del Canal de Suez serian otorgadas a
los designados de Mubarak del ejército y del aparato policial de Egipto. Abdul-Fatah
Al-Sisi, el jefe de la inteligencia militar de Mubarak y quien había trabajado
estrechamente con los EEUU e Israel, sería promovido por Morsi como jefe del
ejército egipcio y como nuevo Ministro de Defensa de Egipto. Sería Al-Sisi,
irónicamente, pero no sorprendente, quien ordenaría el arresto y salida de
Morsi después de extensas consultas con su contraparte estadounidense, Chuck
Hagel, en julio 3,2013.
La Hermandad Musulmana y la
administración de Obama: ¿Una alianza de conveniencia?
Como resultado de la colaboración de la Hermandad Musulmana con los EEUU e
Israel, un gran componente de las protestas en Egipto resultó ser
el estrepitoso sentimiento anti norteamericano e anti israelí. Esto tiene que
ver con el papel que la administración de Obama ha jugado en Egipto y con la
alianza regional que ha formado con la Hermandad Musulmana. En parte, también
tiene que ver con el hecho de que los oponentes de Morsi -inclusive los que
están colaborando con los EEUU e Israel- han capitalizado sobre el sentimiento
anti norteamericano e anti israelí haciendo ver a Morsi como un títere de EEUU
y de Israel. En realidad, ambos los
Estados Unidos y la Hermandad Musulmana han tratado de manipularse uno al otro
para su propio beneficio. La hermandad Musulmana ha tratado de usar a la
administración de Obama para ascender al poder, mientras que la administración
de Obama ha usado a la Hermandad Musulmana en la guerra de EEUU contra Siria y lentamente
empujar al gobierno de Hamas en Gaza fuera de la órbita de Irán y sus aliados
en el Bloque de Resistencia. Consciente e inconscientemente, la Hermandad
Musulmana en términos más amplios ha ayudado, como una organización, a los EEUU
e Israel y a los reinos petroleros árabes para tratar de alinear regionalmente
el tablero del ajedrez en un proyecto sectario que busca que Sunitas y Chiitas
se peleen unos con otros.
A causa de la lucha por el poder del Partido Libertad y Justicia contra el ejército egipcio y los remanentes
del antiguo régimen, la Hermandad Musulmana viró hacia los Estados
Unidos por apoyo y rompió todas sus promesas. Algunos describen esto como hacer
un trato con el “Demonio”. En el plano de la política foránea, la Hermandad
Musulmana no hizo lo que dijo que haría. No terminó con el sitio de Israel
sobre el pueblo de Gaza, no cortó sus vínculos con Israel, y no restableció
relaciones con los iraníes. Su cooperación con los EEUU le permitió a
Washington jugar con los diferentes bandos dentro de Egipto poniéndolos unos
contra otros y minimizar los riesgos de la administración de Obama.
La Hermandad Musulmana erró en su cálculo político. Morsi demostró no
solo no ser digno de confianza, sino que además insensato. Washington siempre
ha favorecido al ejército egipcio por sobre la Hermandad Musulmana. Como la
mayoría de los ejércitos árabes, el ejército egipcio ha sido utilizado como una
fuerza policial interna que ha oprimido y suprimido a su propio pueblo. A
diferencia de la Hermandad Musulmana, el ejército egipcio le facilita mayores
garantías a los EEUU para la protección de sus intereses en Egipto, la
seguridad de Israel, e influencia sobre el estratégico y comercialmente
importante Canal de Suez. Más aun, la Hermandad Musulmana tenía su propia
agenda y parecía improbable que continuara jugando el papel de subordinado a
los Estados Unidos y Washington estaba consciente de esto.
¿Revolución o
Contrarrevolución?
De hecho se ha sentado un precedente muy peligroso. Los eventos en Egipto
pueden ser usados de conformidad con el mismo tipo de estándar que le permitió
al ejército turco subordinar la democracia en Turquía por décadas interviniendo
cada vez que no les gustaba un gobierno civil. El ejército egipcio ha tomado la
oportunidad para suspender la constitución. Ahora puede monitorear todo el
proceso político en Egipto, esencialmente con los poderes del veto de facto. El
golpe militar no solamente va en contra los principios de la democracia y es
anti democrático, sino que además marca el retorno al poder del antiguo
régimen. El antiguo régimen de Egipto, y esto tiene que ser señalado, siempre
ha sido fundamentalmente un régimen militar controlado por un círculo de
generales y admírales que operan en colaboración con un puñado de civiles en
sectores claves.
Las cosas en Egipto están retornando a su punto de partida. La judicatura
está siendo de nuevo alineada con el ejército o con el antiguo régimen. El
fiscal general de Mubarak, Abdel Meguid Mahmoud, quien fue removido del poder
en noviembre del 2012, ha sido reincorporado. El parlamento egipcio ha sido disuelto
por los líderes del Consejo Supremo de
las Fuerzas Armadas. El presidente Morsi y muchos miembros de la Hermandad
Musulmana han sido apresados por el ejército y la policía, como enemigos de la paz.
Adli (Adly) Al-Mansour, el juez nombrado por Mubarak y a quien el
presidente Morsi fue legalmente forzado a nombrar como el jefe de la Corte
Suprema Constitucional, ha sido nombrado presidente interino por el Consejo
Supremo de las Fuerzas Armadas. Al-Mansour es sencillamente un figurón civil de
una junta militar. Vale la pena mencionar además que la Corte Suprema
Constitucional, como muchos de los nombrados de Mubarak en la judicatura
egipcia, ha colaborado con el ejército egipcio en contra de la Hermandad Musulmana
y trataron de disolver el parlamento egipcio.
A Mohammed Al-Baradei (El-Baradei / El Baradei), un ex diplomático egipcio
y también ex director general de la políticamente manipulada Agencia
Internacional de Energía Atómica (IAEA en inglés), los militares le han ofrecido
el puesto interino de primer ministro de Egipto. Él había retornado a Egipto
durante el comienzo de la llamada Primavera Árabe para postularse a un cargo público
con el apoyo del International Crisis Group, que es una organización ligada a
los intereses de la política foránea de los EEUU y vinculada a la Carnegie Foundation,
the Ford Foundation, y el Open Society Institute de George Soros. Al-Baradei se
ha deleitado cada vez que los militares egipcios han anunciado un golpe; el apoyó la toma del poder por
los militares en el 2011 y, para su beneficio, lo ha apoyado en el 2013. Donde él
no pudo asegurar una posición para el mismo a través del voto, ahora en el 2013
le ha sido ofrecida antidemocráticamente una posición en el gobierno a través
de los militares.
Muchos de los partidarios de la Hermandad Musulmana están enfatizando que
hubo una guerra injusta de los medios de prensa en su contra. La rama egipcia
de la cadena Qatarí Al Jazeera, Al Jazeera Mubasher Misr que había funcionado como
vocero de la Hermandad Musulmana, ha sido sacada del aire por los militares
egipcios. Parece que Arabia Saudita, que inmediatamente felicitó a Adli
Al-Mansour, está encantada, lo que explica el por qué el Partido Nour apoyado
por Arabia Saudita traicionó a la Hermandad Musulmana. Otros medios
vinculados a la Hermandad Musulmana o partidarios de ella también han sido
censurados y atacados. Gran parte de los medios de prensa privados en Egipto ya
eran anti hermandad Musulmana. Como el Grand Mufti Ahmed Al-Tayeb, muchos de
estos medios de prensa eran partidarios de la dictadura de Mubarak cuando
estaba en el poder, y solo cambiaron su tono cuando estaba fuera del poder. El
punto que, sin embargo, no debe ser extraviado es que, la censura contra los
medios de prensa favorables a la Hermandad Musulmana no equivale a la práctica
democrática en lo absoluto.
Las figuras que han apoyado el golpe militar, en el nombre de la
democracia, no son tampoco amigos de la democracia. Muchos de estos
oportunistas fueron lacayos de Mubarack. Por ejemplo, el llamado líder de la
oposición egipcia Amr Moussa fue muy favorecido por Hosni Mubarack y sirvió
como su ministro de relaciones exteriores por muchos años. Nunca, Moussa alguna vez se preocupó o se atrevió a
cuestionar a Mubarak o su dictadura, inclusive cuando Moussa se convirtió en el
secretario general de la inútil y en bancarrota moral, Liga Árabe.
La crisis egipcia repercutirá gravemente
en el imperio estadounidense
A pesar de los reportes y comentarios de los medios de prensa, la Hermandad
Musulmana nunca estuvo completamente a cargo de Egipto o de su gobierno.
Siempre tuvo que compartir el poder con segmentos del viejo régimen o con los
hombres de “Washington y Tel Aviv”. Actores claves en diferentes ramas del
gobierno y órganos del Estado del antiguo régimen se mantuvieron en sus
puestos. Inclusive el gabinete del presidente Morsi tenía hombres del viejo
régimen. Las discusiones sobre la ley Sharia fueron manipuladas por los
oponentes de la Hermandad Musulmana para el consumo exterior principalmente de
aquellos países no musulmanes y para incitar
a los cristianos de Egipto y las
corrientes socialistas en contra de Morsi. En cuanto a los problemas económicos
que Egipto enfrentó, estos
fueron el resultado de una mezcla del legado del antiguo régimen, la ambición
de las elites egipcias y de los líderes militares, la crisis económica global,
y el capitalismo predatorio con el cual los Estados Unidos y la Unión Europea
han discapacitado a Egipto. Aquellos que culparon a Morsi por los problemas
económicos de Egipto lo hicieron equivocada u
oportunistamente. La incompetencia de su administración no ayudó la
situación, pero ellos tampoco la crearon. Morsi estaba a cargo de una
embarcación que se estaba hundiendo, que había sido devastada económicamente en
el 2011 por estados foráneos y por prestamistas locales y extranjeros,
especuladores, inversionistas y corporaciones.
Hubo un innegable y constante esfuerzo para sabotear el gobierno de la
Hermandad Musulmana, pero esto no excusa su incompetencia y corrupción. Sus
intentos por ganar respetabilidad internacional asistiendo a eventos tales como la Clinton Global
Initiative patrocinado por la Clinton
Foundation han servido unicamte en su declinamiento. Su titubeo en restaurar
relaciones con Irán y su antagonismo hacia Siria, Hezbolá y sus aliados
palestinos solo resultó en una lista reducida de amigos y partidarios.
Pareció que de muy buena gana la Hermandad Musulmana se permitió ser usada
por los EEUU, Israel, Arabia Saudita y Qatar para pacificar a Hamas en un
intento por desvincular a los palestinos en Gaza del Bloque Resistencia. Continúo
con el sitio contra Gaza y con la destrucción de los túneles usados por los
palestinos para contrabandear provisiones diarias. Quizás estaba temerosa o tenía
muy poco que decir en el asunto, pero permitió que la seguridad y los aparatos
de inteligencia del ejército de Egipto continuaran colaborando con Israel. Bajo
la vigilancia de la Hermandad Musulmana los palestinos desparecían en Egipto y
luego aprecian en las prisiones de Israel. El gobierno de Morsi también abandonó la
amnistía que les había dado a los
partidarios de la Jamahiriya que llegaron de Libia para refugiarse en Egipto.
Los Estados Unidos e Israel siempre han querido que Egipto se vea
internamente en un patético estado de parálisis. Washigton siempre ha tratado
de mantener a Egipto como un Estado dependiente que se desmoronaría política y
económicamente sin la asistencia de los EEUU. Ha permitido que la situación en
Egipto degenere como un medio para neutralizar a los egipcios manteniéndolos
divididos y exhaustos. Los Estados Unidos, sin embargo, serán perseguidos por
los fantasmas del golpe contra Morsi.
Washington lamentará mucho las repercusiones de lo que ha
pasado en Egipto. La caída de Morsi
envía un mensaje negativo a todos los aliados de los Estados Unidos. Todos en
el Mundo Árabe, corruptos y justos por igual, están más consciente que nunca
que una alianza con Washigton o con Tel Aviv no los protegerá. En su lugar
se están dando cuenta que aquellos que están alineados con los iraníes y los
rusos son quienes están de pie.
Un imperio que no puede garantizar la seguridad de sus sátrapas es uno que
eventualmente encontrará muchos de sus compinches volviéndole la espalda o
traicionándolo. De la misma manera que el proyecto estadounidense de cambio de
régimen en Siria está fracasando, su tiempo en el Medio Oriente esta llegando a
su fin. Aquellos que han apostado al éxito de Washington, como la realeza
Saudí, La Hermandad Musulmana y el Primer Ministro de Turquía Recep Erdogan, se
encontrarán en el bando perdedor de la ecuación regional del Medio Oriente.
Traducido del inglés por Marvin Najarro
Fuente original: Strategic Culture
Foundation
Publocado por laQnadlSol
CT., USA.
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