(…) Pero no importa lo mucho
que trate de "corregirme" a mí mismo, hay algo que nunca cambia
-camino por el mundo con el privilegio blanco.
¿Qué significa eso? Tal vez
lo más importante, cuando busco la admisión a una universidad, solicito un
trabajo o busco un apartamento, yo no me veo como una amenaza. Casi todas las
personas que me evalúan se parecen a mí, ellos son blancos. Ellos ven en mí el
reflejo de sí mismos -y en un mundo racista, eso es una ventaja. Sonrío. Soy
blanco. Yo soy uno de ellos. No soy peligroso. Incluso cuando expreso opiniones
críticas, son tolerantes con migo. Después de todo, yo soy blanco.
PRIVILEGIO BLANCO
MOLDEA LOS EEUU
Por Robert Jensen, Baltimore Sun, 1998
Así es como funciona aquí el privilegio blanco: Me encuentro sentado en mi
oficina de la Universidad de Texas, conversando con un estudiante muy brillante
y muy conservador a cerca de la acción afirmativa en la admisión en
universidades, la cual yo apoyo y él se opone. El estudiante dice que él quiere
que exista un ambiente en donde todos compitan en igualdad de condiciones sin
previas e inmerecidas ventajas para nadie. Le pregunto si él piensa que ser blanco
en los Estados Unidos tiene ventajas. En seguida le pregunto ¿Se ha beneficiado
alguno de nosotros por ser blanco en un mundo dirigido mayormente por gente
blanca? Si, admite, hay algo real y tangible que podríamos llamar privilegio
blanco.
Entonces, si vivimos en un mundo de privilegio blanco –inmerecido
privilegio blanco- ¿Cómo afecta eso tu noción de competir en igualdad de
condiciones?, le pregunté. Luego de una breve pausa, dijo, “eso realmente
no importa”. Le sugerí que esa declaración, revelaba lo esencial del privilegio
blanco; el privilegio para reconocer que tienes un privilegio inmerecido, pero
ignoras lo que significa. Ese intercambio me llevó a repensar la manera en
que hablo sobre raza y racismo con mis estudiantes. La necesidad de enfatizar la
importancia de confrontar nuestro desagradable secreto que, nosotros la gente
blanca, acarreamos por todas partes, todos los días; en un mundo de privilegio
blanco, algo de lo que tenemos es inmerecido. Pienso que mucho del temor y la
cólera que sale a relucir en las discusiones sobre la acción afirmativa, tiene
sus raíces, en ese secreto. Por lo tanto, estos días mi objetivo es hablar
abierta y honestamente a cerca de la supremacía blanca y del privilegio blanco.
El privilegio blanco, como cualquier otro fenómeno social, es complejo. En
una cultura blanca supremacista, toda la gente blanca tiene privilegios, sin
tomar en cuenta si ellos son abiertamente racistas o no. Existen patrones generales,
pero dicho privilegio se evidencia de diversas formas y depende del contexto y
de otros aspectos de la identidad de uno (en mi caso, el ser del sexo masculino
me trae otros tipos de privilegios). En lugar de tratar de hablarles a los
otros como el privilegio blanco se ha materializado en sus vidas, les hablo
sobre cómo me ha afectado.
En este país, soy tan blanco como no se puede ser. Provengo de herencia
norte europea y fui criado en Dakota del Norte, uno de los estados más blancos
en el país. Crecí prácticamente en un mundo blanco rodeado de racismo, tanto
personal como institucional. Dado a que no vivía en las proximidades de una
reservación, ni siquiera tuve contacto con los indios americanos, la única
población numéricamente significativa no blanca del estado.
He luchado para resistir esa formación racista y el racismo de mi cultura.
Me gusta pensar que he cambiado, a pesar de que habitualmente tropiezo con los
efectos persistentes del racismo internalizado y del racismo institucional a mí
alrededor. Pero no importa lo mucho que trate de "corregirme" a mí
mismo, hay algo que nunca cambia -camino por el mundo con el privilegio blanco.
¿Qué significa eso? Tal vez lo más importante, cuando busco la admisión a
una universidad, solicito un trabajo o busco un apartamento, yo no me veo como una
amenaza. Casi todas las personas que me evalúan se parecen a mí, ellos son
blancos. Ellos ven en mí el reflejo de sí mismos -y en un mundo racista, eso es
una ventaja. Sonrío. Soy blanco. Yo soy uno de ellos. No soy peligroso. Incluso
cuando expreso opiniones críticas, son tolerantes con migo. Después de todo, yo
soy blanco.
Mis defectos son también más fácilmente perdonados porque soy blanco.
Algunos se quejan de que la acción afirmativa ha significado que las
universidades estén cargadas con
profesores mediocres de las minorías. No tengo ninguna duda de que hay
profesores de las minorías que son mediocres, aunque no sean muchos. Como
alguna vez lo señaló, Henry Louis Gates Jr., si las políticas de acción afirmativa
se mantuvieran por los próximos cien años, es posible que al final de ese
periodo las universidades pudieran tener tantos profesores minoritarios
mediocres, como profesores mediocres blancos. Eso no debe entenderse como un
insulto a alguien, sino como una simple observación de que el privilegio blanco
ha provocado que decenas de profesores blancos de segunda categoría, se hayan
colado a través del sistema, porque sus defectos fueron pasados por alto por
solidaridad basada en la raza, así como en el género, clase e ideología.
Algunas personas se resisten a las afirmaciones de que Estados Unidos sigue
siendo una sociedad profundamente racista y que el racismo tiene efectos reales
sobre personas reales. Pero los blancos han tolerado por mucho tiempo a otros
blancos. Lo sé, porque yo soy uno de ellos. Yo no soy un genio - como me gusta decir,
no soy el cuchillo más afilado en el cajón. He estado enseñando a tiempo
completo durante seis años y he publicado una cantidad razonable de estudios académicos.
Parte de ellos es el material ordinario que uno produce en serie para obtener
el cargo de profesor titular, y parte de esos estudios, yo diría, vale la pena
leerlos. He trabajado duro, y me gusta pensar que soy un profesor bastante decente.
De vez en cuando, cuando me voy de mi oficina al final del día, tengo la sensación
como si realmente he logrado algo. Cuando cobro mi cheque de pago, no me siento
culpable. Pero, dicho todo esto, sé que no llegué a donde estoy por mis propios
méritos. Me beneficié, de entre otras cosas, del privilegio blanco. Eso no
quiere decir que no merezco mi trabajo, o que si no fuera blanco nunca habría
conseguido el trabajo. Significa, simplemente, que durante toda mi vida, he
absorbido los beneficios de ser blanco.
Toda mi vida he sido contratado para puestos de trabajo por gente blanca.
Fui aceptado para estudios de posgrado por los blancos. Y fui contratado para
un puesto de profesor en la Universidad predominantemente blanca de Texas,
dirigida por un presidente blanco, en una universidad dirigida por un decano
blanco y en un departamento con un presidente blanco, que tenía en ese entonces
un profesor titular que no era blanco. He trabajado duro para llegar a donde
estoy y voy a trabajar duro para mantenerse allí. Sin embargo, para sentirme bien
conmigo mismo y mi trabajo, no tengo que creer que el "mérito", según
la definición de los blancos en un país blanco, es lo que me tiene aquí. Puedo
reconocer que, además de todo el trabajo duro, el privilegio blanco me dio un
impulso significativo. En algún momento en mi vida, yo no habría sido capaz de
decir eso, porque necesitaba creer que mi éxito en la vida se debía únicamente
a mi talento y esfuerzo individual. Me vi a mí mismo como el americano heroico,
el individualista resoluto. Estaba tan profundamente seducido por la mitología
de la cultura que no podía ver el miedo que me estaba atando a los mitos.
Al igual que todos los estadounidenses blancos, yo vivía con el temor de que
tal vez realmente no merecía mi éxito, que tal vez la suerte y el privilegio
tenían más que ver con eso, que el cerebro y el trabajo duro. Tenía miedo de
que no fuera heroico o resistente, que no fuera especial o resoluto. Me libere un
poco de ese miedo cuando me di cuenta de que, efectivamente, no era especial,
pero que seguía siendo yo. Todavía puedo sentirme orgulloso de lo que hago
bien, incluso cuando sé que las reglas bajo las que trabajo se aplican para mi
beneficio. Hasta que no dejemos de lado la ficción de que la gente tiene el
control completo sobre su destino -que podemos nosotros mismos ser cualquier
cosa que elijamos –vamos a continuar viviendo con ese miedo.
El privilegio blanco no es algo que tengo que decidir si quiero seguir manteniendo.
Cada vez que entro en una tienda, al mismo tiempo que un hombre negro y el
guardia de seguridad lo sigue y me deja solo para ir de compras, me estoy beneficiando
del privilegio blanco. Aquí no hay espacio para enumerar todas las formas en las
que el privilegio blanco se manifiesta en nuestra vida cotidiana, pero está
claro que voy a llevar este privilegio conmigo hasta el día que la supremacía
blanca sea borrada de esta sociedad.
Traducido del inglés por Marvin
Najarro
Publicado por La Cuna del Sol
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