sábado, 5 de octubre de 2013

El privilegio blanco

(…) Pero no importa lo mucho que trate de "corregirme" a mí mismo, hay algo que nunca cambia -camino por el mundo con el privilegio blanco.
¿Qué significa eso? Tal vez lo más importante, cuando busco la admisión a una universidad, solicito un trabajo o busco un apartamento, yo no me veo como una amenaza. Casi todas las personas que me evalúan se parecen a mí, ellos son blancos. Ellos ven en mí el reflejo de sí mismos -y en un mundo racista, eso es una ventaja. Sonrío. Soy blanco. Yo soy uno de ellos. No soy peligroso. Incluso cuando expreso opiniones críticas, son tolerantes con migo. Después de todo, yo soy blanco.


PRIVILEGIO BLANCO
MOLDEA LOS EEUU


Por Robert Jensen, Baltimore Sun, 1998

Así es como funciona aquí el privilegio blanco: Me encuentro sentado en mi oficina de la Universidad de Texas, conversando con un estudiante muy brillante y muy conservador a cerca de la acción afirmativa en la admisión en universidades, la cual yo apoyo y él se opone. El estudiante dice que él quiere que exista un ambiente en donde todos compitan en igualdad de condiciones sin previas e inmerecidas ventajas para nadie. Le pregunto si él piensa que ser blanco en los Estados Unidos tiene ventajas. En seguida le pregunto ¿Se ha beneficiado alguno de nosotros por ser blanco en un mundo dirigido mayormente por gente blanca? Si, admite, hay algo real y tangible que podríamos llamar privilegio blanco.

Entonces, si vivimos en un mundo de privilegio blanco –inmerecido privilegio blanco- ¿Cómo afecta eso tu noción de competir en igualdad de condiciones?, le pregunté. Luego de una breve pausa, dijo, “eso realmente no importa”. Le sugerí que esa declaración, revelaba lo esencial del privilegio blanco; el privilegio para reconocer que tienes un privilegio inmerecido, pero ignoras lo que significa. Ese intercambio me llevó a repensar la manera en que hablo sobre raza y racismo con mis estudiantes. La necesidad de enfatizar la importancia de confrontar nuestro desagradable secreto que, nosotros la gente blanca, acarreamos por todas partes, todos los días; en un mundo de privilegio blanco, algo de lo que tenemos es inmerecido. Pienso que mucho del temor y la cólera que sale a relucir en las discusiones sobre la acción afirmativa, tiene sus raíces, en ese secreto. Por lo tanto, estos días mi objetivo es hablar abierta y honestamente a cerca de la supremacía blanca y del privilegio blanco.

El privilegio blanco, como cualquier otro fenómeno social, es complejo. En una cultura blanca supremacista, toda la gente blanca tiene privilegios, sin tomar en cuenta si ellos son abiertamente racistas o no. Existen patrones generales, pero dicho privilegio se evidencia de diversas formas y depende del contexto y de otros aspectos de la identidad de uno (en mi caso, el ser del sexo masculino me trae otros tipos de privilegios). En lugar de tratar de hablarles a los otros como el privilegio blanco se ha materializado en sus vidas, les hablo sobre cómo me ha afectado.

En este país, soy tan blanco como no se puede ser. Provengo de herencia norte europea y fui criado en Dakota del Norte, uno de los estados más blancos en el país. Crecí prácticamente en un mundo blanco rodeado de racismo, tanto personal como institucional. Dado a que no vivía en las proximidades de una reservación, ni siquiera tuve contacto con los indios americanos, la única población numéricamente significativa no blanca del estado.
He luchado para resistir esa formación racista y el racismo de mi cultura. Me gusta pensar que he cambiado, a pesar de que habitualmente tropiezo con los efectos persistentes del racismo internalizado y del racismo institucional a mí alrededor. Pero no importa lo mucho que trate de "corregirme" a mí mismo, hay algo que nunca cambia -camino por el mundo con el privilegio blanco.

¿Qué significa eso? Tal vez lo más importante, cuando busco la admisión a una universidad, solicito un trabajo o busco un apartamento, yo no me veo como una amenaza. Casi todas las personas que me evalúan se parecen a mí, ellos son blancos. Ellos ven en mí el reflejo de sí mismos -y en un mundo racista, eso es una ventaja. Sonrío. Soy blanco. Yo soy uno de ellos. No soy peligroso. Incluso cuando expreso opiniones críticas, son tolerantes con migo. Después de todo, yo soy blanco.

Mis defectos son también más fácilmente perdonados porque soy blanco. Algunos se quejan de que la acción afirmativa ha significado que las universidades estén cargadas  con profesores mediocres de las minorías. No tengo ninguna duda de que hay profesores de las minorías que son mediocres, aunque no sean muchos. Como alguna vez lo señaló, Henry Louis Gates Jr., si las políticas de acción afirmativa se mantuvieran por los próximos cien años, es posible que al final de ese periodo las universidades pudieran tener tantos profesores minoritarios mediocres, como profesores mediocres blancos. Eso no debe entenderse como un insulto a alguien, sino como una simple observación de que el privilegio blanco ha provocado que decenas de profesores blancos de segunda categoría, se hayan colado a través del sistema, porque sus defectos fueron pasados ​​por alto por solidaridad basada en la raza, así como en el género, clase e ideología.

Algunas personas se resisten a las afirmaciones de que Estados Unidos sigue siendo una sociedad profundamente racista y que el racismo tiene efectos reales sobre personas reales. Pero los blancos han tolerado por mucho tiempo a otros blancos. Lo sé, porque yo soy uno de ellos. Yo no soy un genio - como me gusta decir, no soy el cuchillo más afilado en el cajón. He estado enseñando a tiempo completo durante seis años y he publicado una cantidad razonable de estudios académicos. Parte de ellos es el material ordinario que uno produce en serie para obtener el cargo de profesor titular, y parte de esos estudios, yo diría, vale la pena leerlos. He trabajado duro, y me gusta pensar que soy un profesor bastante decente. De vez en cuando, cuando me voy de mi oficina al final del día, tengo la sensación como si realmente he logrado algo. Cuando cobro mi cheque de pago, no me siento culpable. Pero, dicho todo esto, sé que no llegué a donde estoy por mis propios méritos. Me beneficié, de entre otras cosas, del privilegio blanco. Eso no quiere decir que no merezco mi trabajo, o que si no fuera blanco nunca habría conseguido el trabajo. Significa, simplemente, que durante toda mi vida, he absorbido los beneficios de ser blanco.

Toda mi vida he sido contratado para puestos de trabajo por gente blanca. Fui aceptado para estudios de posgrado por los blancos. Y fui contratado para un puesto de profesor en la Universidad predominantemente blanca de Texas, dirigida por un presidente blanco, en una universidad dirigida por un decano blanco y en un departamento con un presidente blanco, que tenía en ese entonces un profesor titular que no era blanco. He trabajado duro para llegar a donde estoy y voy a trabajar duro para mantenerse allí. Sin embargo, para sentirme bien conmigo mismo y mi trabajo, no tengo que creer que el "mérito", según la definición de los blancos en un país blanco, es lo que me tiene aquí. Puedo reconocer que, además de todo el trabajo duro, el privilegio blanco me dio un impulso significativo. En algún momento en mi vida, yo no habría sido capaz de decir eso, porque necesitaba creer que mi éxito en la vida se debía únicamente a mi talento y esfuerzo individual. Me vi a mí mismo como el americano heroico, el individualista resoluto. Estaba tan profundamente seducido por la mitología de la cultura que no podía ver el miedo que me estaba atando a los mitos.

Al igual que todos los estadounidenses blancos, yo vivía con el temor de que tal vez realmente no merecía mi éxito, que tal vez la suerte y el privilegio tenían más que ver con eso, que el cerebro y el trabajo duro. Tenía miedo de que no fuera heroico o resistente, que no fuera especial o resoluto. Me libere un poco de ese miedo cuando me di cuenta de que, efectivamente, no era especial, pero que seguía siendo yo. Todavía puedo sentirme orgulloso de lo que hago bien, incluso cuando sé que las reglas bajo las que trabajo se aplican para mi beneficio. Hasta que no dejemos de lado la ficción de que la gente tiene el control completo sobre su destino -que podemos nosotros mismos ser cualquier cosa que elijamos –vamos a continuar viviendo con ese miedo.

El privilegio blanco no es algo que tengo que decidir si quiero seguir manteniendo. Cada vez que entro en una tienda, al mismo tiempo que un hombre negro y el guardia de seguridad lo sigue y me deja solo para ir de compras, me estoy beneficiando del privilegio blanco. Aquí no hay espacio para enumerar todas las formas en las que el privilegio blanco se manifiesta en nuestra vida cotidiana, pero está claro que voy a llevar este privilegio conmigo hasta el día que la supremacía blanca sea borrada de esta sociedad.



Traducido del inglés por Marvin Najarro







Publicado por La Cuna del Sol

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