La guerra contra el Emirato
Islámico va llegando a su fin en Irak y en Siria, parece que se ha logrado
evitar el conflicto armado contra el seudo Kurdistán y varios Estados del Medio
Oriente ampliado comienzan a retomar la iniciativa. Aprovechando la fluidez del
momento, el príncipe heredero de Arabia Saudita ha eliminado abruptamente a
todos los miembros de la familia real que podían representar algún peligro para
su control del poder. La guerra no sólo acaba de modificar la correlación de
fuerzas regional sino que uno de los principales actores acaba de cambiar de
objetivos.
GOLPE PALACIEGO EN RIAD
Por Thierry Meyssan
Al cabo de 7 años de guerra,
ciudades enteras han sido arrasadas en Afganistán, Arabia Saudita, Irak, Libia,
Siria, Turquía y Yemen, pero ninguna frontera ha sufrido cambios.
Nueva etapa en el Medio
Oriente
Dicen que a la naturaleza no le gusta el vacío. El fin del «Emirato
Islámico en Irak y Siria» (Daesh, su acrónimo árabe) –que acaba de perder
sucesivamente las ciudades de Mosul, ante la ofensiva del ejército iraquí;
Raqqa, tomada por el ejército estadounidense; y Deir ez-Zor, liberada por el
ejército sirio– cierra una guerra y abre un nuevo periodo. El fracaso de Massud
Barzani en su empeño por obtener el reconocimiento internacional de la anexión
de Kirkuk por los kurdos del PDK (Partido Democrático del Kurdistán iraquí)
descarta el proyecto de creación de un nuevo Estado colonial, el seudo
Kurdistán, puesto avanzada del ejército israelí contra Irán.
En momentos en que la devastación reina en el Medio Oriente ampliado,
principalmente en Libia, en Siria, en Irak, Yemen y Afganistán, quedan aún en
esa región 4 Estados en condiciones de hacer progresar sus intereses: Israel,
Arabia Saudita, Turquía e Irán. Para lograrlo, cada uno está obligado a tomar
una iniciativa antes del encuentro entre los presidentes Donald Trump y
Vladimir Putin, que debe producirse durante la cumbre de la APEC (el Foro de
Cooperación Económica Asia-Pacífico) a celebrarse en Danang del 8 al 10 de
noviembre.
El 3 de noviembre, Israel se declaró dispuesto a proteger a los drusos del
sur de Siria de los yihadistas que acababan de atacar la localidad siria de
Hader. Desde principios de 2017, Tel Aviv viene tratando de crear en el sur de
Siria un movimiento separatista druso, siguiendo el modelo de lo que logró
hacer con los kurdos en el norte de ese mismo país y en Irak. El Mossad reclutó
al mayor sirio Khaldoun Zeineddine, quien trató de proclamar un “Drusistán”
pero sólo logró sublevar contra Damasco una docena de combatientes.
Ese mismo día, Turquía reagrupaba los diferentes grupos yihadistas de Idlib
para crear un «Gobierno de Salvación Nacional», bajo la presidencia de Muhammad
al-Sheikh y con Riad al-Asaad como viceprimer ministro. Ankara trata así de
aplicar en la gobernación siria de Idlib la idea de su aliado Qatar, que ya en
2012 había fundado un gobierno sirio alternativo bajo la denominación de
«Coalición Nacional Siria».
De Teherán no ha llegado ninguna señal, probablemente porque la República
Islámica de Irán es el único de los 4 Estados anteriormente mencionados que
sale vencedor simultáneamente ante el Emirato Islámico como ante el clan
Barzani, y no tiene por ende interés en modificar la nueva coyuntura.
La sorpresa vino de Riad. La familia real de Arabia Saudita no trató de
imponer un nuevo orden regional, pero el príncipe heredero Mohammed ben Salman
trata de modificar el anquilosado orden de su reino.
La dimisión del primer
ministro libanés Saad Hariri
El 4 de noviembre, hacia las 11 horas TU, el primer ministro libanés
anunció su renuncia, compareciendo en vivo a través del canal saudita de
televisión Al-Arabiya, desde el hotel Ritz de Riad y en presencia del príncipe
heredero de Arabia Saudita.
Al leer, al pie de la letra, el texto que evidentemente le habían
entregado, Saad Hariri se olvidó inesperadamente de que presidía un gobierno
que contaba entre sus ministros varios miembros del Hezbollah. Y se expresó en
los siguientes términos:
«Allí donde Irán está presente, siembra la división y la destrucción.
Prueba de ello es su injerencia en los países árabes, sin mencionar su profundo
rencor contra la nación árabe (…) Irán confisca el destino de los países de la
región (…) El Hezbollah es el brazo de Irán, no sólo en Líbano sino también en
los demás países árabes (…) Desgraciadamente, comprendí que ciertos
compatriotas marchan de la mano con Irán, que trata de sacar al Líbano de su
entorno árabe. Glorioso Pueblo del Líbano, el Hezbollah ha logrado, gracias a
sus armas, imponer una situación de facto (…) Quiero decir a Irán y sus
acólitos que salen perdiendo. Las manos que se levantan contra los Estados
árabes serán cortadas. Y el Mal se volverá contra quienes lo ejercen.»
Ese texto dramático entierra el conflicto religioso entre sunnitas y
chiitas para reactivar el conflicto racista de los árabes contra los persas. A
pesar de las apariencias, eso es una forma de progreso ya que las posibilidades
de guerra se vuelven así más limitadas, dado el hecho que sunnitas y chiitas
habitan territorios donde se hallan mezclados mientras que los árabes y los
persas viven en territorios diferentes. En el caso concreto del Líbano, ese
cambio de lenguaje no modifica gran cosa. Pero ese texto no indica qué motivó
la dimisión del primer ministro.
Saad Hariri agregó que teme por su vida. Al-Arabiya afirmó después que
Hariri escapó hace días a un intento de asesinato. Pero la policía y la
Seguridad General libanesas desmintieron sucesivamente precisando que no han
tenido conocimiento de tal cosa. Al-Arabiya aseguró que el padre de Saad, Rafic
Hariri, fue asesinado en 2005… por Irán, después de haber atribuido ese crimen
durante años al entonces presidente del Líbano Emile Lahoud y al presidente
sirio Bachar al-Assad.
Después de pronunciar su alocución, Saad Hariri telefoneó al presidente
libanés, Michel Aoun, para comunicarle oficialmente su dimisión. La conversión
fue muy breve y tampoco aclaró las causas de la renuncia.
El ministro saudita de Asuntos del Golfo aseguró, contrariamente a lo que
podía pensarse a primera vista, que Arabia Saudita no tiene preso a Saad Hariri
y que el ahora dimitente primer ministro libanés puede volver al Líbano cuando
quiera. Ante la persistencia de los rumores de que Hariri estaba detenido en
Arabia Saudita, se difundió a través de su cuenta de Twitter una foto de este
en ropa casual junto al embajador de Arabia Saudita en Líbano.
Cuando Saad Hariri ni siquiera había terminado su alocución, su rival, el
ex director central la policía libanesa (FSI) y posteriormente ministro de
Justicia Achraf Rifi, regresaba a Beirut de su exilio italiano. No está de más
recordar que Saad Hariri es uno de los individuos más endeudados del mundo
–tiene una deuda personal que ronda los 4 000 millones de dólares con Arabia
Saudita– y no parece por tanto en condiciones de tomar decisiones contrarias a
los intereses de su acreedor.
Hacia las 23 horas y 45 minutos TU, los rebeldes huthis disparaban desde
Yemen un misil balístico hacia el aeropuerto internacional Rey Khaled de Riad,
misil que fue interceptado por los misiles antimisiles Patriot instalados en
Arabia Saudita. Dado el hecho que el armamento moderno de los huthis proviene
de Irán, los observadores vincularon el incidente del misil con la dimisión de
Hariri y concuerdan en ver el disparo de ese artefacto como una respuesta al
discurso anti-iraní de Saad Hariri.
En sólo horas, el príncipe heredero Mohamed Ben Salman eliminó a todo los
demás posibles aspirantes al trono saudita y sus principales aliados.
El príncipe heredero Mohamed
ben Salman toma el poder
Los acontecimientos se aceleran entonces. Minutos más tarde, el rey Salman
firmó dos decretos. El primero pronunciaba la jubilación anticipada del jefe
del estado mayor de la marina de guerra y revocaba al ministro de Economía y al
jefe de la Guardia Real, el poderosísimo príncipe Muteb, hijo del ex rey
Abdallah. El segundo decreto instauraba una Comisión de Lucha Contra la
Corrupción… bajo la presidencia del príncipe Mohamed ben Salman. Mientras
tanto, la prensa anunciaba también la entrada en vigor de la nueva ley
antiterrorista, que incluye disposiciones que permiten pronunciar condenas de 5
a 10 años de cárcel por difamación o por ultraje público a la autoridad del rey
o del príncipe heredero.
En el transcurso de la siguiente hora, la Comisión de Lucha Contra la
Corrupción se reunía y adoptaba una serie de medidas preparadas desde hace
mucho tiempo, acusando de malversación de fondos a 11 príncipes, 4 ministros en
funciones y decenas de ex ministros. Los acusados fueron puestos de inmediato
bajo arresto por el nuevo comandante de la Guardia Real y a varios de ellos
incluso se les abría expedientes en virtud de la nueva ley antiterrorista. En
la carreta de los condenados figuraban 3 personalidades anteriormente
destituidas por el rey, como el ex comandante de la Guardia Real, el príncipe
Muteb. En el transcurso del día se supo que las cuentas bancarias de los
sospechosos fueron confiscadas y que de ser declarados culpables –lo cual es
sólo una formalidad– sus bienes pasarán al Tesoro nacional.
Según la agencia de prensa del reino, los sospechosos malversaron fondos
durante las inundaciones de 2009 y la crisis del coronavirus (el llamado Middle
East Respiratory Syndrome o MERS), acusación posiblemente fundada pero que no
los distingue en nada de los demás caciques de la monarquía saudita.
Aunque no se ha publicado ninguna lista de nombres, se sabe que el príncipe
Walid ben Talal figura entre los sospechosos. Considerado uno de los hombres
más ricos del mundo, el príncipe Walid ben Talal era el embajador secreto del
reino ante Israel. La Kingdom Holding Company, propiedad de este príncipe y
poseedora de acciones en el Citygroup, Apple, Twitter y Euro-Disney, perdió
inmediatamente 10% de su valor al abrirse las operaciones de la Bolsa de Riad,
en la mañana del domingo, y finalmente se decretó la suspensión de cotización.
A pesar de las apariencias, nada indica que las víctimas de la purga hayan
sido seleccionadas debido a sus funciones o sus ideas, lo cual parece
corroborar el discurso oficial sobre la lucha contra la corrupción.
En la tarde del domingo, un helicóptero se estrella cerca de Abha. Se
anuncia entonces que varios dignatarios sauditas murieron en el siniestro,
entre ellos un príncipe llamado Mansur.
El éxito del príncipe heredero, que acaba de derrocar la oligarquía para
instaurar su propia autocracia, nada dice sobre su capacidad para gobernar el
reino. Con 32 años, este hijo de súper rico no ha tenido la oportunidad de
entrar en contacto con su pueblo y comenzó a ocuparse de política hace sólo 2
años. Sus primeras decisiones –la decapitación del jefe de la oposición y el
inicio de la guerra contra Yemen– fueron catastróficas. Después de haber
neutralizado a todos los que podían oponerse a él dentro de la familia real, el
príncipe Mohamed ben Salman tendrá ahora que asegurarse un respaldo popular
para ejercer el poder. Por el momento, ya ha tomado algunas medidas a favor de
los jóvenes (que constituyen el 70% de la población saudita) y de las mujeres
(51% de la población). Por ejemplo, abriendo cines y organizando conciertos
–hasta ahora prohibidos– y autorizando las mujeres a conducir automóviles, a
partir de 2018.
Y próximamente tendría que abolir la siniestra policía religiosa y la
obligación de tutelaje masculino que se impone a las mujeres sauditas. Esta
última medida tendría la ventaja de complacer a las mujeres y de liberar al
mismo tiempo a los hombres de esa carga para poder reactivar la economía. Lo
más importante es que el príncipe heredero ha proclamado no sólo su intención
de modernizar la práctica religiosa sino también de “limpiar” los hadiz –la
leyenda dorada de Mahoma– de pasajes violentos o contradictorios, un proyecto
laico que entra en conflicto con la práctica de toda la comunidad musulmana de
los últimos siglos.
Esta estrategia impide al príncipe Mohamed ben Salman entrar en guerra
contra Irán y el Hezbollah y desmiente el discurso oficial actual. Explicación:
no es posible plantearse una guerra contra Irán sabiendo que, desde que los
Guardianes de la Revolución iraníes acudieron en ayuda de los huthis, Arabia
Saudita ha sufrido una derrota tras otra en Yemen. También resulta imposible
movilizar a los sauditas para enviarlos a la guerra mientras que el príncipe
heredero reforma radicalmente la sociedad.
Retrospectivamente, resulta que este golpe palaciego había sido anunciado
hace días. El príncipe heredero había declarado que había que estar listo para
el cambio que tendría lugar en la noche de sábado a domingo. Es imposible que
la caída del gobierno libanés y la decapitación de la familia real saudita se
hayan organizado sin aprobación de Washington. Se concluyó discretamente con el
príncipe un acuerdo que prevé que la oferta pública de compra en efectivo de
Aramco [1] no será en Riad sino en la Bolsa de Nueva York. Por otra parte, el
discurso anti-iraní de Saad Hariri se produce después de toda una campaña de
Washington en el mismo sentido. Desde el 10 de octubre, la administración Trump
ha prometido recompensas por la captura de dos comandantes de la resistencia
libanesa y presentó un plan contra las actividades financieras de los
Guardianes de la Revolución iraníes, mientras que el Congreso estadounidense ha
votado no menos de 5 leyes contra el Hezbollah.
Hipótesis de interpretación
Saad Hariri, quien ostenta la doble nacionalidad saudita y libanesa, es un
bastardo real y pertenece al clan Abdallah.
Ningún medio de prensa relaciona la dimisión del primer ministro libanés
Saad Hariri con la purga efectuada en la familia real saudita. Los medios se
limitan, además, a tomar nota del golpe palaciego pero sin interrogarse sobre
la identidad de los sospechosos arrestados, olvidando así cómo funcionan las
monarquías absolutas.
Yo propongo una hipótesis diferente para interpretar los hechos. Recordemos,
primero que todo, que cuando muere el rey Abdallah –antecesor del actual rey
Salman– el príncipe heredero era su amigo el príncipe Mukrin. La familia real
estaba dividida en tres clanes: el del hijo de Abdallah, el príncipe Muteb; el
del hijo del ministro del Interior Nayef; y el del hijo del rey Salman, el
príncipe Mohamed ben Salman. Recordemos también otro secreto a voces: Saad
Hariri no es hijo biológico de su padre legal sino un bastardo de la familia
Saud y miembro del clan Abdallah.
En abril de 2015, el príncipe heredero Mukrin fue apartado de sus funciones
y reemplazado por Mohamed ben Nayef mientras que el príncipe Mohamed ben Salman
aparecía en la escena política convirtiéndose inesperadamente en segundo
heredero. Pero en junio de 2017 Mohamed ben Salman lograba destituir a Nayef y
lo ponía bajo detención domiciliaria. Para no ser solamente primer heredero
sino quedar como único candidato al trono, Mohamed ben Salman tenía entonces
que deshacerse del clan Abdallah. Y para eso tenía que destituir al príncipe
Muteb, que controlaba la Guardia Real, pero no podía olvidar a Saad Hariri ya
que, como primer ministro del Líbano, este último tenía posibilidades de ayudar
a los miembros de su clan.
Si Saad Hariri todavía no es arrestado en ese momento es porque, aunque ya
dimitió, sigue provisionalmente en funciones como primer ministro del Líbano
hasta la designación e investidura de un sucesor. Pero Achraf Rifi, que regresó
a Beirut para ocupar ese cargo, necesita un poco de tiempo para ser designado
legalmente, sobre todo porque el presidente libanés Michel Aoun no quiere
precipitarse y desea aclarar primero todo este enredo, lo cual puede llevar
bastante tiempo si se tiene en cuenta que el secretario general del Hezbollah,
Hassan Nasrallah, no dudó en defender a Saad Hariri en un discurso transmitido
en la noche del domingo, donde estima que el primer ministro dimitió obligado
por el príncipe heredero Mohamed ben Salman y que eso constituye una nueva
injerencia saudita en Líbano. Finalmente, como resultado de una intervención de
Francia, el primer ministro libanés es autorizado a salir de Arabia Saudita
hacia los Emiratos Árabes Unidos.
La mayoría de las personalidades arrestadas fueron trasladadas al hotel
Ritz de Riad, donde ya estaba Saad Hariri, para ser mantenidas bajo arresto
“domiciliario”.
Como había que garantizar que nadie pudiese rivalizar con el príncipe
Mohamed ben Salman, también era necesario cortar la rama del ex príncipe
heredero Mukrin. Eso explica el accidente de helicóptero que costó la vida a su
hijo, el príncipe Mansur. En dos días, son arrestadas más de 1 300
personalidades.
Ni el propio Saad Hariri, ni tampoco Irán, habían previsto los
acontecimientos de los días 4 y 5 de noviembre. El Guía de la Revolución iraní,
Alí Khamenei, había enviado al ex ministro de Exteriores Alí Akbar Velayati de
visita en Líbano. Durante su estancia, Velayati se reunió con todos los líderes
libaneses, incluyendo al primer ministro. Todos los encuentros transcurrieron
satisfactoriamente y el que sostuvo con Hariri concluyó con felicitaciones
recíprocas. Pero, minutos después, Hariri fue llamado a presentarse
urgentemente en Riad.
Moscú y Washington, únicos
ganadores del golpe palaciego
Atenta a lo que venía preparándose, Rusia acompañó el movimiento
extendiendo su propia influencia. El rey Salman viajó a Moscú el 5 de octubre.
Aunque es aliado de Estados Unidos, el rey Salman, al igual que el presidente
turco Recep Tayyip Erdogan, compró armamento ruso –incluyendo los ya célebres
sistemas de misiles antiaéreos S-400. Como abandonó el apoyo al terrorismo,
desde el discurso del presidente Trump en Riad, el monarca saudita pudo pactar
con Rusia un plan para el intercambio de información en materia de
antiterrorismo. Lo fundamental es que, después de firmar numerosos contratos,
acordó mantener las limitaciones de la producción de petróleo aún después de
que se haya concretado la oferta pública de compra en efectivo de Aramco, lo
cual debería favorecer la especulación y, por consiguiente, el alza de precios.
Este último acuerdo terminó de negociarse y se firmó en los últimos dias, con
la mayor discreción, en Taskent.
Seguidamente, el presidente Vladimir Putin viajó a Teherán, el 1º de
noviembre. Allí aseguró a su homólogo iraní, el jeque Hassan Rohani, que las
declaraciones del presidente de Estados Unidos que cuestionan el acuerdo 5+1
sobre el programa nuclear iraní no pasarán de ahí. El presidente Putin reiteró
al Guía de la Revolución, Alí Khamenei, la exigencia de los israelíes de que no
haya Guardianes de la Revolución iraníes ni fuerzas del Hezbollah libanés en el
sur de Siria. Lo más relevante es que se acordó con Khamenei un plan para la
futura Siria basado en la idea de que Arabia Saudita renuncia a seguir
desempeñando un papel destructivo.
En definitiva, para el Medio Oriente ampliado sería muy ventajoso que
Arabia Saudita pase de una dictadura oscurantista a un despotismo ilustrado. En
todo caso, el cambio de modo de funcionamiento, de dirigentes y de objetivos en
Riad abre numerosas oportunidades. Cada actor regional va a tratar de adaptarse
lo más rápidamente para promover sus propios intereses antes de que la
situación vuelva a bloquearse.
Publicado por La Cuna del Sol
USA.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario