En un contexto regional
geopolítico diverso, en el que se agudiza el asedio contra Venezuela, el
secretario de Defensa estadounidense, James Mattis, intenta reforzar sus
anclajes militares en todo el continente con el objetivo de actualizar a
nuestros tiempos la manida Doctrina Monroe.
UN RETORNO A LA DOCTRINA
MONROE EN LA
GIRA DE JAMES MATTIS POR
AMÉRICA LATINA
James Mattis, secretario de Defensa de Estados Unidos, está de gira por
América Latina. Ha dicho, entrevistado por corresponsales que acompañan a la
comitiva, que "el objetivo es ser socios de otros militares en la
región". O lo que es lo mismo: reforzar su influencia militar en la zona,
de la mano de sus ya conocidos "socios". De ahí que la agenda tenga
cuatro puntos marcados en el mapa: Brasil, Argentina, Chile y Colombia, con la
mirada puesta, entre otros asuntos, en Venezuela.
Los cuatro países, junto a Perú, Paraguay y Ecuador (más reciente adición a
sus sociedades al sur del continente) participaron en 2017 en ejercicios
militares conjuntos con las fuerzas estadounidenses, bajo las figuras de
"ayuda humanitaria", "resguardo" ante escenarios de
desastres naturales o, más directamente, afianzar la cooperación militar entre
naciones.
En el mes de junio, mediante el auspicio del Comando Sur, realizaron
"una maniobra multinacional de seguridad marítima y respuesta a
desastres" que involucraba a países del Caribe, entre los que destacan
Guyana, Grenada y Trinidad y Tobago por su cercanía con Venezuela.
En julio, Chile, Brasil y Argentina se unieron a unos 20 países en Perú,
durante el ejercicio Unitas (Unidad) 2017 (lo hacen cada año desde 1960).
También estuvieron Paraguay y Ecuador, en eso que desde Estados Unidos
califican como "operaciones de estabilidad, asistencia humanitaria y misiones
de socorro en la región", y que también incluyó escenarios como guerra
electrónica o "guerra antisubversiva".
Para agosto, efectivos de las fuerzas aéreas colombianas y brasileras
formaron parte de los 25 países en el International Mobility Guardian (Guardián
de Movilidad Internacional). Ejecutado a través del Comando de Movilidad Aérea
(AMC, por sus siglas en inglés), tuvo como principal objetivo la preparación de
las tropas aéreas estadounidenses para desplazarse a "cualquier locación",
un aspecto considerado "clave para la seguridad nacional".
Esa tendencia no se ha detenido este 2018. De hecho, este lunes 13 de
agosto las fuerzas aéreas de Colombia participaron en un ejercicio conjunto en
el que "por primera vez en su historia", según la embajada
estadounidense en Bogotá, reabastecieron combustible en un avión del país
noteamericano.
También en agosto, un ejercicio de "asistencia humanitaria" fue
realizado entre El Salvador y Panamá. "Más allá del horizonte"
(Beyond the Horizon) se enfocó en temas como la acción ante eventos con
enfermedades infecciosas, que "son un gran problema para el Comando Sur
cuando piensa en reforzar la protección de la salud en esta región", dijo
el teniente coronel Brian Neese, comandante del 346º Escuadrón de Operaciones
Médicas Expedicionarias.
Nueva reinterpretación de la
Doctrina Monroe
La premisa de que la seguridad nacional estadounidense es primordial y,
sobre todo, extensiva al resto del continente, ha sido la principal consejera
de la política exterior desde la aparición en escena de la Doctrina Monroe, que
en apenas 5 años cumplirá su segundo centenario.
En su momento, presentarse como una posición "anti-colonialista"
con respecto a Europa le valió ganarse la aceptación a algo que a la postre se
convertiría en la herramienta teórica para el pretendido dominio de toda la
región a través de su presencia militar y adoptar esa actitud de policía
internacional que tanto han aplicado durante los siglos XX y XXI.
De ella partió la intervención en Nicaragua, donde apoyaron logística y
armamentísticamente a "los Contras" para derrocar al sandinismo
(cerca de 40 mil muertes costó la iniciativa) con el tema de fondo de la jugada
antisoviética. La defensa de Estados Unidos ante las acusaciones de Nicaragua
se amparó en la supuesta llegada de armamento proveniente de la Unión
Soviética.
Luego, antes de entrar en el nuevo siglo, otra etapa había comenzado. La
idea de no inmiscuirse en asuntos europeos salvo en casos donde los intereses
propios se vieran "seriamente" amenazados parecía menos atendida,
particularmente luego de la incursión en Kosovo. Así, el ala más peligrosa de
la política y la intelectualidad norteamericana clamaba por una
reinterpretación de la Doctrina Monroe y su aplicación, considerando además
como peligrosos los acercamientos económicos de China para la época.
Ahora, la decadencia interna y externa estadounidense, social y
políticamente hablando, pero en especial económicamente, además de la merma de
su influencia y control sobre el comportamiento global, han llevado a las altas
esferas del establishment a reinterpretar nuevamente la Doctrina Monroe para
ponerla al servicio de sus renovados intereses.
Primero, el riesgo que representaban Rusia y China se ha vuelto cada vez
mayor en términos económicos, embarcadas ambas potencias en una cruzada para
doblegar al dólar en el mercado internacional y así equilibrar la balanza de
poderes. Y ahí entra precisamente la justificación, al considerarse como activa
una "amenaza a la seguridad nacional".
Por otra parte, el tema Venezuela sigue como deuda pendiente, toda vez que
no solo el presidente Nicolás Maduro fue reelecto sino que ha planteado las
bases para un proyecto de recuperación de una economía que acusa los ataques
externos duramente.
Además, la visita de Mattis ocurre precisamente después del fallido
atentado que pretendía acabar con la vida del jefe de Estado y parte del tren
ejecutivo y Alto Mando Militar. Del mismo, las investigaciones llevan a dos
lugares en particular como ejes de la planificación: Estados Unidos y Colombia,
donde culmina la gira del Secretario de Defensa.
Intereses manifiestos,
intereses reales y contexto mínimo
Ya en marzo de este año, cuando Rex Tillerson se paseó por territorio
suramericano como el entonces representante de la política exterior de la Casa
Blanca, quedaban claras las intenciones de revitalizar la Doctrina Monroe (lo
expresó de manera textual). Especialmente, para el Secretario de Estado, la
presencia comercial de China resulta una preocupación clara ante el declive de
la hegemonía unilateral estadounidense.
Entonces, su visita buscaba sumar voluntades a la causa antichavista, bajo
el esquema de respuesta ante la "crisis humanitaria" que han venido
construyendo discursivamente desde 2016. Porque Venezuela es también una traba
territorial y económica muy importante. Sus negocios con China, Rusia y, luego
de que la CIA promoviera un golpe de Estado contra Recep Tayyip Erdogan,
Turquía se ha acercado también.
Ahora, la llegada de Mattis refuerza ya desde el ámbito militar esos
esfuerzos. En parte, su paso por el territorio es también un mensaje: se
dispuso a verificar de primera mano la disposición de cooperación y servilismo
de los gobiernos recientemente instalados que les son ampliamente favorables a
los intereses del complejo industrial-militar.
En Argentina, reiteró que una de las actividades conjuntas a reforzar es la
de la actuación ante "desastres", mientras que el ministro de Defensa
argentino, Oscar Aguad, recordó la actuación estadounidense en el caso del
submarino ARA San Juan como un precedente que demuestra el valor de su socio
militar.
Pero, además, aprovechó para lanzar un dardo dirigido a los gobiernos de
Néstor Kirchner y Cristina Fernández, citado por el Ministerio de Defensa en su
cuenta Twitter: "Si bien la Argentina se había apartado durante varios
años de sus leales socios y amigos, hemos regresado al camino del que no
debimos alejarnos".
Ese retorno de las viejas relaciones con el aparato militar burocrático de
los Estados Unidos se ha traducido en luz verde para Mauricio Macri a la
instalación de bases militares estadounidenses en territorio argentino, algo ya
consolidado, por ejemplo, en Colombia: las siete bases entre los mandatos de
Uribe y Santos son más que gráficas. En todos los casos, la premisa es simple:
el Pentágono manda una línea de acción política, el país servil negocia su
propia soberanía a cambio de sacar algún provecho económico y la garantía de
apoyo militar estadounidense.
No en vano una de las primeras evaluaciones que dio tras pisar Brasil fue
la necesidad de tener "cuidado" al escoger sus socios, mientras veló
un esfuerzo por redireccionar las relaciones brasileñas en sentido opuesto a
China, socio del BRICS: aseguró que su país y Brasil, como el resto de naciones
del continente, "tienen intereses basados en una historia compartida en
términos geográficos, democráticos", mientras que otros (caso chino
extensivo a los otros anteriormente mencionados) "no pueden decir lo mismo
con credibilidad".
En el mapa de asedio contra Venezuela, en el que se maneja de manera cada
vez más entronizada la etiqueta de "desastre humanitario", la gira de
Mattis podría significar que los esfuerzos operativos con relación a una
eventual intervención en nuestro país se aceitan, sin caer tampoco en la alarma
innecesaria, junto a la adherencia de otros gobernantes (con el Grupo de Lima a
la cabeza) que estarían dispuestos a apoyar medidas de mayor peso para
presionar al gobierno del presidente Nicolás Maduro.
Además, recordemos que en septiembre del año pasado el Congreso
estadounidense pidió al Pentágono estar preparado ante una eventual agresión
militar, de carácter "humanitario", que tendría como objetivo
Venezuela. En todo caso, los preparativos del Secretario de Defensa no dejan de
desestimarse en tanto amenaza sobre el país con las reservas de petróleo, junto
a algunos minerales, más grandes del mundo.
No en balde el ahora presidente colombiano Iván Duque prometió acabar con
Unasur, institución de integración regional que obliga, en caso de que un país
miembro fuera atacado militarmente por actores externos, a responder la
beligerancia de manera proporcional. Un escenario que parece improbable, pero
del que todos debemos tener conocimiento, pues guerra avisada no mata soldado.
Publicado por La Cuna del Sol
USA.
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