Nunca honraron los
ingleses su palabra y en el momento menos pensado daban el zarpazo artero
apropiándose de lo ajeno. Inglaterra ha sido, pues, un país de ladrones.
LA PÉRFIDA ALBIÓN Y
LOS ESTADOS UNIDOS
COLUDIDOS CONTRA LA
REVOLUCIÓN VENEZOLANA
Por Luciano Castro Barillas
Escritor y analista político
Esta expresión peyorativa y anglófoba, contra
Inglaterra, fue acuñada por el poeta francés de origen español Agustin Louis
Marie Ximénes a finales del siglo XVIII (1793) en una de sus poesías, L´ere des Francais y se popularizó
durante el período de las Guerras Napoleónicas. Lo de Albión viene de una
palabra de origen celta y fue muy usada por los conquistadores romanos cuando
miraban los blancos acantilados (albus o albo) de Dover, en el sur de
Inglaterra. Ahora el adjetivo de pérfido
viene de perfidia cuyos sinónimos son traición o deslealtad. Pero esta
frase nunca fue tan bien aplicada a un país cuyos gobernantes se caracterizaron
por nunca respetar sus compromisos, es decir, llegar a acuerdos con Inglaterra
fue desde siempre escribir sobre papel mojado.
Nunca honraron los ingleses su palabra y en el
momento menos pensado daban el zarpazo artero apropiándose de lo ajeno.
Inglaterra ha sido, pues, un país de ladrones. Viene este escrito relacionado
con las raterías porque actualmente el Banco de Inglaterra quiere robarse el
oro venezolano requerido por Nicolás Maduro, presidente legítimo de Venezuela,
quien piensa utilizarlo en la adquisición de medicinas y alimentos.
Para garantizar el buen uso de esos recursos el
gobierno venezolano suscribió un acuerdo con las Naciones Unidas para que ellos
supervisen el debido uso del oro. Los directivos del Banco de Inglaterra,
llenos de candor, respondieron al presidente Maduro que ellos no saben
realmente qué hacer con eso del oro porque están metidos en menudo trance en
cuanto si dárselo a Juan Guaidó o a Maduro. No son poca cosa 31 toneladas de
oro de 18 kilates con un equivalente de 2 mil millones de dólares.
Chávez con gran visión viendo lo que había
pasado con el oro de Libia, puso parte del oro venezolano a buen recaudo en las
bóvedas del Banco Central de Venezuela. Pero la tarea la hizo a medias,
heredando sin querer el actual problema. Dejó cuidando los chorizos a unos
perros muy hambrientos que ya se habían robado el oro libio y que en el período
colonial de América Hispana no vacilaron en organizar a los ladrones de los
mares, ingleses y holandeses, los bucaneros, para asaltar a los galeones
españoles ahítos de plata y oro que navegaban hacia España sin escolta. Los
bucaneros gozaban de la protección del Estado inglés y luego de matar y asaltar
por las rutas marítimas se iban de vacaciones al territorio de Inglaterra.
Los ingleses han robado de todo, lo que sea
valioso y esté a su alcance. Hasta los frisos del Partenón esculpidos por
Pericles fueron a parar al Museo Británico donde nada tienen que estar
haciendo. No ha podido ningún gobierno griego de izquierda o derecha lograr la
repatriación de esa obra de arte de más de dos mil años de antigüedad. Robaron
tierras en todo el globo terráqueo a nombre de sus honrados reyes y reinas y
las cuberterías de oro y plata de los aristócratas ingleses y holandeses se
confeccionaron con metales robados. En este afán de saqueo no se libró
Guatemala, cuyo mejor litoral y exuberantes bosques de caoba y cedro tomaron
camino de la Pérfida Albión. De una pequeña extensión concedida en usufructo
para explotación maderera se pasaron a apropiar de 22 dos mil kilómetros
cuadrados, un territorio del tamaño de El Salvador. Le robaron a Argentina las
islas Malvinas, que ellos las disfrazaron con el nombre de Falkland, para
extinguir su historia y desdibujar su ratería. A Venezuela le robaron las
Guyanas y, en fin, es tanta la vergonzosa historia de estos señores estirados
dado a vestir con fines casimires, camisas y corbatas de seda, que son los que
pusieron en el mundo de moda también la expresión de los ladrones de cuello blanco.
Fingen ser hombres decentes enfundados en sus
trajes de diseñador, pero son iguales de rateros a los pillos de la Reserva
Federal de Estados Unidos y Wall Street, quienes le robaron más del 50% del
territorio a México y robaron recientemente, en pleno siglo XXI, miles de
millones de dólares a Venezuela, incluida su empresa CITGO, que operaba en los
Estados Unidos. Es la historia del capital y sus procesos de acumulación de
capital: robo tras robo. Por eso dijo tan acertadamente Marx: (…) la propiedad privada es un robo. ¿Y
por qué guardar el oro o efectivo en casa de los ladrones? Muy sencillo. Esas
instituciones financieras dado su “prestigio”
como S & Global, Moody´s o Fitch Ratings son los que califican y facilitan
la certeza de transar estos recursos. O sea, los ladrones garantizando la
honradez de una transacción. De veras, ya días este mundo está de cabeza.
Publicado por La Cuna del Sol
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