El capitalismo sigue teniendo ideas poderosas porque no necesita adoctrinar a nadie de manera directa, todo es difuso y efectivo.
LA ENSEÑANZA DIFUSA
Y DIRECTA DEL
CAPITALISMO
ENTRE LOS POBRES
Las ideas capitalistas, su ideología, no
necesita de mentores, de facilitadores, como se estila decir hoy en la
pedagogía neoliberal. De adoctrinadores, dice el discurso fascista del
capitalismo, en la creencia que los pobres, por ser tan pobres, no tienen
discernimiento y solo se trata, así de sencillo, de instalarles al instante,
una memoria de USB en la cabeza y sonarán como perfecta caja de resonancia,
repitiendo los dictum sobados y desacreditados del capitalismo que le dan oxígeno
a un sistema con déficit de respiración agudo y que ha necesitado en ocasiones
la terapia respiratoria del flujo abierto al máximo.
El capitalismo es una especie de paciente del
que no se tiene muchas esperanzas de recuperación porque, sencillamente, no
atiende las recomendaciones. Hay por todas partes del mundo esforzados y
testarudos caballeros que no renuncian a la idea de que este mundo sigue siendo
“bueno” para todos. Que “el sueño americano” sigue estando vigente, solo se
trata de fijarse en las trampas, para no ser presa del desencanto. Hay mucha
gente ilusa en ese sentido. Muchas personas que imaginan a los Estados Unidos y
a Europa Occidental como el lugar donde todavía se pueden construir sueños. Y
quizá lo sean, en proporción a la miseria extrema que viven los pueblos de
África o América Latina.
El tener un techo básico y comer los tres
tiempos de comida podría parecer gran logro en países donde se duerme bajo los
árboles y se come un frugal bocado de
avena mojada cada cuarenta y ocho horas. A cualquiera le podrá parecer
estupendo ir a los tachos de basura de los Mac Donalds a recoger piezas de
pollo con una mordida y mendrugos con chispas de chocolate. Pero eso no es la
vida digna para ningún ser humano. No es el proyecto social de dignidad para
ningún ser humano. No es el progreso, ni mucho menos la prosperidad.
Pero estos despojos muchas veces son
reconfortantes y nada humillantes para muchas personas ideologizada por el
capitalismo. Es decir, sin necesidad de adoctrinadores sobre esas ideas marginales
-las del capitalismo- es de reconocer, sí, algo. Su enorme y poderosa fuerza
instrumental capaz de hacerse sentir como exitosos a los miserables. Capaz la
ideología difusa del capitalismo de crear ilusiones y credibilidades, en base a
la amplia oferta de mercancías, la ilusión que algún día los va a
alcanzar esa prosperidad, ese confort, esa manera tan bonita de vivir;
consumiendo, adquiriendo, gastando hasta lo que no se tiene para sentirse
realizado. “Comprar, es existir” y no comprar es no existir. El cogito ergo sum (Yo pienso, luego existo)
del filósofo René Descartes ya importa muy poco en el consumismo occidental.
El capitalismo es una formación económicosocial
que ha creado seres humanos enfermos: demócratas que no lo son, cristianos que
son anticristianos, banqueros en obras de caridad, políticos inverosímiles,
pero sobre todo, seres humanos que admiran y aman a los que los desprecian.
¿Podría el mundo estar peor? No lo creo.
El capitalismo sigue teniendo ideas poderosas porque no necesita
adoctrinar a nadie de manera directa, todo es difuso y efectivo. Porque los
pobres se adoctrinan solos, se creen sus mentiras solos, se idiotizan solos,
pero sobre todo, nadie los desprecia, SE DESPRECIAN SOLOS. Ellos mismos, sin
adoctrinadores…
Publicado por La Cuna del Sol
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