Lo cierto es que este hombre de inteligencia retraída, que nada tiene que ver con Diógenes, se imagina que nada ha pasado y que la orden de captura es un atropello muy desconsiderado a su alta investidura de juzgador.
MYNOR MOTO, “EL CÍNICO”
Luciano Castro Barillas
Escritor y analista político
La Cuna del Sol
Disculpen, estimados lectores, por la aposición
que luce hoy como intitulación de este ensayo, pues el segundo nombre, el
cínico, no cumple realmente una función gramaticalmente explicativa, dado que a
quien se menciona en primer lugar, Mynor Moto, está muy lejos de pertenecer a
esa histórica escuela filosófica de Diógenes de Sinope, popularmente conocido
como Diógenes, El Cínico, quien
según cuenta la tradición oral Diógenes nunca escribió nada y sus ideas fueron
reproducidas por filósofos posteriores a lo largo del siglo IV y III antes de
Cristo. Este hombre enalteció la pobreza, la austeridad, el desprendimiento de
los bienes materiales e hizo de este desapego, que tiene activos a tantos locos
actualmente el mundo, una virtud.
Por toda posesión tenía su saber y su
satisfacción de vivir sin bienes materiales, siendo poseedor nada más de su
manto, de su zurrón, de su báculo y su cuenco. De este último utensilio se
deshizo cuando vio a un niño tomando agua con sus manos. Se lo regaló y tuvo
menos cosas a partir de entonces. Sin olvidar su “casa”; una tinaja de arcilla
donde pasaba la noche o reposaba. Se dice también que durante el día caminaba
por las calles con una lámpara encendida buscando a un hombre honesto, que muy seguro no era el juez guatemalteco Mynor
Moto. Este juez, gran caradura nacional o quizá cara de siete suelas, después
de todo lo hecho a lo larga de su corta carrera como juez amante de la
prevaricación, ahora, así, linda y frescamente, solicita este pillo ser
devuelto o restituido a su judicatura para seguir mejor impartiendo “justicia”.
¿De qué lugar surgió esta basura? ¿Quién fue la
puta madre que lo parió? ¿O quién fue el padre que lo engendró cuando tenía
gonorrea? Lo cierto es que este hombre, este ser de inteligencia retraída, se
imagina que nada ha pasado y que la orden de captura es un atropello muy
desconsiderado a su alta investidura de juzgador. No se humilla, al contrario,
contraataca y endereza sus acciones en contra de la honorable jueza Erick
Aifán, cuya independencia y honradez, la ha hecho merecedora del aprecio y
respeto de todos los guatemaltecos democráticos.
En su locura desesperada, pues no puede ser
otra cosa, este señor desclasado pide la cabeza del Procurador de Derechos
Humanos, licenciado Jordán Rodas, cuya honorabilidad y valentía ha sido
demostrada a lo largo de los tortuosos y fragosos caminos que le ha tocado
caminar, en contra de oposiciones absurdas como la de la Sagrada Vulva y la
nunca desmentida maldad en contra de él por su inclinación sexual, asunto, por
supuesto, muy suyo y que no lo demerita como hombre y como ser humano de una
altísima calidad, solo mal visto por el bestiario nacional que se concentra el
Congreso de la República y los reaccionarios ultramontanos como el inefable
Alvaro Arzú, un hombre bastante joven, pero con un pensamiento social muy
anciano. Trasnochado. Desfasado en la historia.
¿Quién podrá atender semejantes pretensiones de
una persona como Moto? Nunca faltan, claro, pero ahora la coyuntura
internacional, principalmente de Estados Unidos no les favorece. No se da
cuenta este señorito que ahora ya no es el pleito con los humildes
guatemaltecos a los que ha ofendido de mil maneras. No se da cuenta que es el
rehén privilegiado de la nueva política exterior de los Estados Unidos contra
la que nada puede hacer, ni sus compinches diputados, ni los oligarcas
insolentes de este país. Su caso está perdido y debiera, si no quiere ir a
sufrir humillaciones a la cárcel, tomar algo efectivo (la Pastilla del Amor,
por ejemplo) o colgarse un árbol de rocío agudo, como dijera el poeta
guerrillero Otto René Castillo, en su lujoso apartamento en el edificio Vivaldi
de la zona 14. ¿Y tanto dinero acumuló este genio del derecho? Mmmm, vaya usted
a saber.
Publicado por La Cuna del Sol
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