La fuerza económica, científica y militar de China y Rusia no solo es enorme, sino que también tiene implicaciones inmensas para todo el mundo. Si alguien trata de hacer caso omiso de este hecho y empuja a China y Rusia a unir fuerzas en una lucha desesperada, esa será su pesadilla.
ALIARSE CONTRA CHINA Y
RUSIA,
UN VIAJE DE PESADILLA PARA
EE.UU Y OCCIDENTE
Global Times
Durante la reunión de tres días de los ministros de Relaciones Exteriores
del G7, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, transmitió
un mensaje: No es el propósito de Estados Unidos tratar de contener o suprimir a
China, sino defender "el orden internacional basado en reglas". Y los
problemas sobre la Región Autónoma Uygur de Xinjiang, la Región Administrativa
Especial de Hong Kong y la isla de Taiwán están relacionados con el
cumplimiento de las normas internacionales por parte de China. Como sugirieron
algunos medios de comunicación extranjeros, el tema de esta reunión de
ministros de Relaciones Exteriores del G7 es abordar los desafíos planteados
por China y Rusia.
Blinken rechazó las afirmaciones de una "Guerra Fría" entre
Estados Unidos y China y dejó en claro que Estados Unidos no quiere contener a
China. Si Washington realmente así lo cree, es bienvenido. Pero el mundo ve con
escepticismo las declaraciones de Blinken, de lo contrario, los medios de
comunicación occidentales no seguirían haciéndole la misma pregunta a la
administración Biden.
Blinken probablemente se vio más obligado a aclarar la posición porque
entiende que Washington no puede presionar a Europa y Japón para que realmente
se desacoplen de China. Aunque tienen diferencias con China, esos países ven la
necesidad de cooperar con China en ciertos temas. La llamada nueva Guerra Fría
es mal vista por todos. Para convencer a sus aliados, Estados Unidos debe ser
modesto y dejar de presionar a sus aliados a seguir peligrosamente su política
anti-China.
En los últimos meses, se observa como la nueva administración
estadounidense dice una cosa y hace otra. No escatiman esfuerzos para fomentar
la hostilidad hacia China en la sociedad estadounidense y occidental, y han ido
incluso más lejos que la administración Trump al atacar a China por cuestiones
relativas a Xinjiang y Hong Kong. Por otra parte, están dividiendo el mundo de
manera más sistemática e inventando enfrentamientos estratégicos. Recién han
adecuado su enfoque en un intento de lograrlo paso a paso.
Hay indicios de que las élites políticas estadounidenses han reconocido o
anticipado el envejecimiento y la disminución de la competitividad de la forma
de gobierno estadounidense y occidental, además son muy conscientes de que ya
no son capaces de emprender reformas sustanciales. Esperan crear una oposición
fundamental, con la que puedan forzar la creación de un sistema internacional
dominado por los países occidentales, excluyendo a China y Rusia, y mantener la
hegemonía de los EE.UU con las ventajas económicas y tecnológicas que Occidente
posee. Esperan que este nuevo patrón evolucione a través de sucesivos
conflictos con China y Rusia.
Es necesario advertirle a Washington que está jugando un juego estratégico
con fuego y que nunca tendrá éxito.
El poder combinado de China y Rusia es mucho mayor que el del antiguo
bloque compuesto por la Unión Soviética y Europa del Este. Proporcionalmente, la
fuerza económica, científica y militar de China y Rusia no solo es enorme, sino
que también tiene implicaciones inmensas para todo el mundo. Si alguien trata
de hacer caso omiso de este hecho y empuja a China y Rusia a unir fuerzas en
una lucha desesperada, esa deberá ser su pesadilla.
Tanto China como Rusia son estratégicamente comedidos. Están comprometidos
en mantener el sistema internacional con la Carta de las Naciones Unidas como
su núcleo y el orden internacional basado en el derecho internacional. Tanto
China como Rusia tienen fricciones históricas muy específicas con sus vecinos,
y ambos países han actuado con moderación. Si Estados Unidos y Occidente buscan
alentar a países individuales a enfrentarse a China y Rusia, los conducirán al desastre.
China y Rusia están trabajando pacientemente para resolver el problema.
Esperamos que ningún país o fuerza política sea seducido por Washington para
atacar a China y Rusia intentando algo inútil.
Cualquier país occidental que sea alentado a desvincularse de China estará embarcándose
en un proyecto infructuoso. Su mejor opción es lograr el máximo equilibrio
entre China y EE.UU, sin ofender abiertamente a EE.UU, y al mismo tiempo,
evitar la confrontación con China. También sería de interés para esos países
atenuar la confrontación con Rusia, en lugar de intensificarla.
Washington ha estado persuadiendo a sus aliados para unirse contra China y
Rusia, pero China y Rusia nunca han recurrido a un vínculo similar a una
alianza. Esta se basa en la buena voluntad de Beijing y Moscú. Pero entre más traten
los países occidentales de fortalecer su alianza antagónica contra China y
Rusia, más se inclinarán los dos países a lidiar con ella de manera conjunta.
Esta es la regla básica de la política. Sin lugar a dudas, la unidad
estratégica entre China y Rusia apuntará primero contra la hegemonía
estadounidense. Otras fuerzas no deberían entusiasmarse demasiado creyendo que
Estados Unidos les respalda. No deben instigar proactivamente la disputa y
evitar ser un objetivo de China y Rusia que servirá para advertir a otros
países.
Publicado por La Cuna del Sol
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