La población palestina de Gaza parece dispuesta a aceptar las pérdidas sufridas en esta batalla y en las futuras, un precio que los palestinos consideran digno por defender lo que queda de Palestina.
ISRAEL ENSEÑA A ODIAR, Y LA
“ESPADA DE JERUSALÉN” SE ACABÓ
CONVIRTIENDO EN LA
“GUARDIANA DE PALESTINA”
Elijah J Magnier
Middle East Politics
Traducción por Eli C. Casas
La batalla de Gaza ha terminado, por el momento, tras un alto el fuego
incondicional declarado unilateralmente por Israel y aprobado por la
resistencia del grupo palestino. A las 02:00 AM hora local de esta madrugada
del viernes 21 de mayo, y tras una intensa negociación en la que participaron
Estados Unidos, Egipto y Qatar, el ejército israelí puso fin a la matanza
indiscriminada por la que se “eliminaron familias palestinas enteras a
propósito” y que destruyó infraestructuras y viviendas de Gaza. Además, Israel
aceptó dejar de expulsar a los habitantes de Sheikh Jarrah, en Jerusalén. Los
grupos de resistencia palestinos aceptaron el alto el fuego, pero prometieron
mantener los misiles preparados por si Israel rompía el acuerdo. El resultado
más importante de esta batalla procede de Siria, resultando en que el
presidente Bashar al-Assad reabrió sus puertas a Hamás, quien contribuyó a la
matanza de ciudadanos y del ejército sirio cuando muchos de sus miembros
tomaron partido junto a los takfiríes durante los últimos diez años de guerra.
Los bombardeos israelíes sobre la población civil y las infraestructuras de
Gaza han alcanzado un nivel de crimen de guerra que el mundo no ha condenado
hasta ahora. No es la primera vez que Israel lleva a cabo guerras y batallas
contra Líbano, Siria y Gaza. Odiar y matar a árabes forma parte de su doctrina
política.El mundo expresó su ira contra la organización terrorista takfirí
“Estado Islámico” (ISIS-Daesh) y Arabia Saudí por sus enseñanzas radicales.
Esta enseñanza sigue la doctrina radical del sheikh Ibyn Taymiyyeh y del sheikh
Mohamad Abdel’ Wahhab y promueve la muerte o la esclavización de otras sectas
musulmanas y de las religiones no musulmanas en su conjunto. Occidente
considera que los programas de enseñanza islámica extremista son un lenguaje de
odio, una incitación a matar a otros seres humanos, y deben ser eliminados o
modificados fundamentalmente. Pero, ¿qué enseña Israel a sus hijos? No es
mejor. El mundo debe conocer el programa escolar israelí y su contenido tóxico.
Para ilustrar su radicalidad se mostró una cinta israelí en la que se
produjo el siguiente diálogo:
Profesor: ¿Dónde se encuentra el templo de Salomón?
Alumnos: en la mezquita de Al-Aqsa, y allí lo construiremos en los próximos
años.
Profesor: ¿Qué pasará con la mezquita de Al-Aqsa?
Alumnos: Se derrumbará, explotará y desaparecerá.
Profesor: Si conocieras a un niño árabe, ¿qué sentirías?
Alumnos: Deseos de matarlo.
Profesor: ¿Qué crees que pasará en Jerusalén dentro de diez años?
Alumnos: Toda la población será de religión judía.
El profesor: ¿Y cuál será el destino de los árabes allí?
Alumnos: se convertirán en nuestros esclavos, o habrá una batalla en la que
todos los árabes serán asesinados.
Esto es lo que se enseña en las clases de primaria en Israel. Es una
educación para el asesinato, el odio, la esclavización de los árabes y la destrucción
de la sagrada mezquita de Al-Aqsa, que se encuentra ahora en el ojo del
huracán. Las excavaciones bajo Al-Aqsa comenzaron después de la guerra de 1967,
cuando Harat Al-Maghariba (el barrio marroquí de 770 años de antigüedad),
adyacente al Muro de Al-Buraq, fue demolido desde el lado occidental de la
mezquita para que sirviera de entrada a los soldados y colonos sionistas a sus
plazas. Desde entonces, Israel no ha dejado de buscar un “Templo de Salomón”,
una excusa para apoderarse de uno de los lugares religiosos más importantes
para los musulmanes. Israel ha conseguido socavar los cimientos de la mezquita
de Al-Aqsa. Se han producido importantes grietas en el muro sur de Al-Aqsa
debido a las continuas excavaciones bajo el muro de Al-Buraq. Se acusa a Israel
de inyectar sustancias químicas en los muros de la mezquita para provocar su
corrosión. Los daños en Al-Aqsa comenzaron tras la apertura en 2006 de una
nueva sala para los fieles judíos en la plaza de Al-Buraq, bajo el edificio de
los tribunales islámicos, para conectar la carretera herodiana que se extiende
desde la parte inferior del muro de Al-Buraq hasta el suburbio de Silwan, al
sur de la mezquita de Al-Aqsa.
La guerra de Gaza que ha estallado recientemente se debe a que los
militantes palestinos son conscientes de la intención de los funcionarios
sionistas de judaizar Jerusalén y de expulsar a todos los residentes árabes de
la ciudad. Israel comenzó su campaña en el barrio de Sheikh Jarrah, en
Jerusalén, para desplazar por la fuerza a los árabes de sus tierras y asentar
en su lugar una población sionista. Los grupos de resistencia palestinos
(principalmente Hamás y la Yihad Islámica) de Gaza decidieron dar un ultimátum
a Israel para evitar que deportara a los árabes y musulmanes de Jerusalén. El
ex presidente estadounidense Donald Trump ofreció ilegalmente la ciudad como
regalo a su amigo Netanyahu. Por lo tanto, el objetivo de Israel era (y sigue
siendo) apoderarse de Jerusalén, dirigiéndose en años posteriores hacia
Cisjordania.
Israel no cesará en sus objetivos, sino que deberá aplazar sus planes de
ocupación de Jerusalén una legislatura más. Por consiguiente, la decisión de
Gaza de vincular el acuerdo de alto el fuego -a pesar de las cuantiosas
pérdidas humanas y materiales- con la protección de los habitantes palestinos
de Jerusalén es una decisión que surge de la voluntad de defender la ciudad
santa y a la población árabe.
A Israel le gustaría aislar la ciudad de Gaza y dejársela a los palestinos
porque está desbordada de población (1,7 millones de habitantes en 368 km2).
Israel no quiere cargar con el peso de controlar Gaza y ocuparse de sus
residentes, un plan que puede llevar decenas de años y causar enormes pérdidas.
La guerra de Gaza, que estalló hace unos diez días, es la primera de una
serie de futuros conflictos en los que todas las ciudades israelíes estarán
bajo la lluvia de misiles palestinos. Israel está desarrollando su capacidad
militar. También lo está haciendo así la resistencia, que tiene como objetivo
el extremo norte y el sur, que obliga a los residentes israelíes y a sus
dirigentes políticos y militares a ir a refugios antibombas.
Gaza ha logrado sus objetivos y, en consecuencia, la “Espada de Jerusalén”
seguirá imponiéndose a Israel tras el final de esta guerra, hasta que llegue el
momento de la próxima batalla.
Publicado por La Cuna del Sol
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