Mientras esperan que los
serbios y los rusos sufran de mala memoria, Merkel y otros políticos alemanes empujan
a Alemania a firmar el Acuerdo Trasatlántico para el Comercio y la Inversión
(TTIP, por sus siglas en inglés) con Estados Unidos. En Davos Merkel llamó a
esta idea estadounidense una «oportunidad única». Más de un millón de alemanes
que ya han firmado una petición para protestar por la medida probablemente
piensan de otra manera. ¿Y si todo es al revés? ¿Qué pasa si la «oportunidad
única» para Alemania está en desarrollar la relación con la Unión Económica
Euroasiática en lugar de la firma del acuerdo esclavizante con Estados Unidos?
HACIA DÓNDE VA ALEMANIA
Natalia Meden
No todos los miembros de la UE creen que las sanciones anti-rusas son un
logro de la diplomacia europea. Hasta cierto punto, el Foro Económico Mundial
que acaba de terminar en Davos sirvió de plataforma para afirmar sus posiciones
sobre el tema. Excluyendo a Alemania. En su intervención en el Foro, los
políticos alemanes demostraron una vez más que no se atreven a desviarse del
camino trazado por Washington. En este sentido ellos se excluyeron a sí mismos
del proceso de encontrar maneras de salir de la crisis o de poner fin a la
guerra en el este de Europa en donde la cifra de muertos alcanza ya varios
miles.
En su intervención en Davos Angela Merkel llamó los acontecimientos en
Ucrania un conflicto entre Rusia y Ucrania (como habitualmente lo hace). (1) En
lugar de decir que hay una guerra civil que asola a Ucrania, que no implica
sólo Rusia, sino a Europa y también a los Estados Unidos, ella utilizó
estereotipos para describir la situación como un enfrentamiento entre Ucrania
que hace esfuerzos por construir una democracia y Rusia, que hace todo lo
posible para contrarrestar la tendencia. Cabe señalar que los periodistas
suizos cubriendo lo más sobresaliente del Foro tienen una visión diferente. Por
ejemplo, Tages-Anzeiger con sede en Zurich escribe: «Kiev sacrifica la
democracia en el Donbass.... El esfuerzo militar agota los recursos económicos
restantes mientras que los acreedores occidentales pronto podrían encontrarse
en una situación incómoda desembolsando fondos para la guerra». (2) En otras
palabras, el rey está desnudo, pero el líder del Estado europeo más influyente
no quiere tomar nota de ello.
A diferencia de Canadá, Alemania no suministra a Ucrania con equipo militar
llamado «no letal», pero en septiembre de 2014 el Ministerio Federal de
Alemania para la Cooperación y el Desarrollo Económico aprobó los suministros
de ayuda y paquetes individuales de protección para los militares de Ucrania. (3)
El Presidente de Ucrania, Petro Poroshenko ni siquiera parpadeó cuando se hizo
llamar «el presidente de la Paz». Él compartió sus puntos de vista sobre lo que
debe ser el armisticio en el contexto de la entrega de nuevas armas para los
militares. Poroshenko ha firmado un decreto sobre 3 oleadas de movilización
militar en 2015. A principios de enero la canciller Angela Merkel y el
Presidente Federal Joachim Gauck recibieron al primer ministro ucraniano,
Arseniy Yatsenyuk en Berlín. Esto nos hace recordar cómo el presidente alemán
Gauck, un ex pastor luterano, dijo en la conferencia de seguridad de Munich del
año pasado que las barreras morales deben ser removidas para allanar el camino
para el uso de la fuerza para resolver los problemas internacionales. Alemania
acordó respaldar 500 millones de euros
en líneas de crédito garantizadas para el gobierno de Arseniy Yatsenyuk. Me
pregunto si Berlín se da cuenta para que será utilizado el dinero. O, tal vez,
la Canciller Federal no está interesada en los detalles.
En Davos Merkel acusó a Rusia de violar «los valores que crearon un orden
pacífico en Europa después de la Segunda Guerra Mundial, es decir, la
aceptación de las fronteras y el respeto de la integridad territorial». Merkel se
hizo de la vista gorda ante el hecho de que Alemania fue el primer país (!) en
apresurarse a reconocer la modificación de las fronteras de la antigua
Yugoslavia que desató un conflicto interno en los Balcanes que duró muchos
años. Ella no se acordó de Alemania burlándose del principio del reconocimiento
de las fronteras y la protección de la integridad territorial de Serbia cuando
era desmembrada, como resultado de la secesión de Kosovo. El día que los
separatistas de Albania proclamaron su
independencia, los kosovares escribieron en las paredes de sus casas en Pristina,
«!Gracias, Alemania!». En consonancia con sus «intereses de larga data»
Alemania no movió un dedo para reconocer la voluntad expresada por los serbios
en Mitrovica del Norte (El enclave de mayoría serbia de Mitrovica, una ciudad
en Kosovo) que hicieron saber su deseo de permanecer en Serbia.
Hoy Merkel y otros políticos alemanes esperan que los serbios y los rusos
sufran de mala memoria. Al mismo tiempo empujan a Alemania a firmar el Acuerdo
Trasatlántico para el Comercio y la Inversión (TTIP, por sus siglas en inglés)
con Estados Unidos. En Davos Merkel llamó a esta idea estadounidense una «oportunidad única». Más de un millón de
alemanes que ya han firmado una petición para protestar por la medida
probablemente piensan de otra manera. ¿Y si todo es al revés? ¿Qué pasa si la
«oportunidad única» para Alemania está en desarrollar la relación con la Unión
Económica Euroasiática en lugar de la firma del acuerdo esclavizante con
Estados Unidos? Merkel parece reflexionar sigilosamente la opción. En Davos no
tocó el tema en su discurso principal, pero mencionó esa oportunidad durante
las discusiones de trabajo con la condición de que, según sus propias palabras,
Rusia tenía que encontrar una solución a la crisis de Ucrania.
Sigmar Gabriel, Ministro Federal de Economía y Energía, mencionó la
posibilidad de desarrollar el comercio entre la Unión Europea y la Unión
Económica Euroasiática en Davos. Pero esta idea fue propuesta por el presidente
ruso Putin hace unos años. «Si Occidente hubiera aceptado estas propuestas hoy
en día no tendríamos ninguna crisis en Ucrania» -se lee en un cometario
publicado en un foro de internet en Austria. (4) No hubo respuesta a esta
propuesta de Putin, así como a sus iniciativas de seguridad. Desde entonces se
ha debilitado la voluntad política de Europa. El discurso de Merkel en Davos
confirma el hecho. Como resultado tenemos la situación descrita por Süddeutscht
Zeitung « ¿Por qué Merkel no dijo antes que sí a la propuesta de Putin? Porque
los Estados Unidos no lo deseaba. Parece que ahora todos empiezan a darse
cuenta que Rusia es todavía a flote y la esperanza de una revolución de color
allí se desvanece....»
Todo esto muestra cuan volátil es la política exterior de los Estados
Unidos. Al principio EE.UU hizo que las relaciones de buena vecindad entre
Rusia y Alemania se deterioran y ahora quiere tomar ventaja de este hecho». (5)
Hay algunas cosas que este juicio no tiene en consideración. Los Estados Unidos
intentó constantemente empeorar (¡y lo hizo!) las relaciones de Rusia con
Alemania y todos los Estados europeos. El acuerdo de libre comercio entre la
Unión Europea y los Estados Unidos sólo fortalecerá el dominio de Estados
Unidos en la parte occidental del viejo continente.
En realidad, la frase sobre la «anexión» de Crimea siendo «no sólo una
anexión» es la única cosa con la que se puede estar de acuerdo después de haber
estudiado el discurso de la Merkel en Davos. Cierto, después del golpe de
Estado organizado en Kiev, Crimea regresó a Rusia de acuerdo con la voluntad de
su gente. Este es el significado histórico del principal evento del 2014.
A la democracia occidental contemporánea, Alemania en particular, no le
gusta la idea de los referendos. Después de la Segunda Guerra Mundial las
autoridades occidentales de ocupación restringieron este medio de expresión de
la voluntad popular en Alemania bajo el pretexto de impedir la restauración de
los sentimientos pro-fascistas. En los últimos años los alemanes han estado manifestándose
con más firmeza en apoyo de la democracia directa, incluida la elección directa
del presidente del país y la celebración de referendos sobre cuestiones
candentes claves de política interna. Los altos mandos ignoran estas llamadas
que hacen que los alemanes acudan a formas extremas de protesta. En la década
de los años 1970 la construcción de las centrales nucleares suscitó protestas
de tal magnitud que la prensa escribió sobre el inicio de una guerra popular.
Hoy en día la incapacidad del gobierno para hacer frente al problema del cambio
de la composición étnica de la población puede dar lugar a la repetición de los
acontecimientos. El hecho de que Lutz Bachmann, el líder del creciente
movimiento anti-musulmán alemán PEGIDA, haya renunciado para mantenerse fuera
de la política, no impide la posibilidad de nuevo enfrentamiento.
Publicado por La Cuna del Sol
USA.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario