El sistema es el criminal, y hay que cambiarlo.
Organicémonos para recobrar lo que nos pertenece a todos sin excepción: el
agua, los ríos, la tierra, los bosques, la vida. ¡Luchemos contra la corrupción
del sistema!
EL SISTEMA, NO LOS POLÍTICOS
PorMario Roberto Morales
El agua, la corrupción y sus distractores.
Mediante una
exigua cobertura, los medios de comunicación oligárquicos buscaron reducir la
colosal dimensión política de la Marcha por el Agua del viernes pasado. No
podía ser de otra manera. La reivindicación del agua toca el corazón de un
sistema económico que basa la prosperidad de unos cuantos en el despojo de los
recursos naturales de todos, legalizando el robo y criminalizando la protesta
contra el mismo. Los medios de comunicación que forman parte de este sistema no
podían darle una cobertura adecuada a la marcha que ocupó las calles de la
capital, y mucho menos al crecimiento paulatino de sus caudales, que arrancaron
de varios puntos del país y transcurrieron buena parte de su geografía.
Pero el impacto
que la marcha tuvo en la conciencia de los más despolitizados capitalinos fue
decisivo para que entendieran que la desviación, canalización y embalse de los
naturales cursos fluviales para mover hidroeléctricas privadas e irrigar campos
de cultivo privados de palma africana, es corrupto y criminal. Y también, que
el hecho de que nuestros ríos ya no lleguen al mar equivale a la perpetración
de un etnocidio en nombre de la libertad de empresa. La toma de conciencia
sobre que el agua no es sólo una mercancía, sino que es básicamente un recurso
vital, implica establecer un límite entre el agua como valor de cambio y como
valor de uso. Y en darle a su valor de uso una importancia mayor que al de
cambio. El mismo criterio se aplica al aire y a la tierra.
Se ha repetido
hasta la saciedad que la lucha por el agua es una lucha por la vida. Hay que
puntualizar que se lucha por el agua porque ésta se ha privatizado al
privatizar los ríos, al desviarlos y usar su caudal para producir riqueza
privada, al provocar la desertificación de la tierra allí donde ésta era fértil
y al obligar a la gente a migrar lejos de sus viviendas por falta de agua. En
otras palabras, se lucha por la vida porque las condiciones materiales para que
ésta exista se están privatizando gracias a un sistema suicida. Pues es suicida
secar los ríos para venderles electricidad a quienes se priva del agua. Un
sistema tal es una fábrica incesante de pobres y miserables sobre cuyas
espaldas se erige la opulencia de unos pocos, que dejan tras de sí una pestífera
estela de contaminación, de escasez de recursos, de enfermedad y de muerte.
Para amortiguar y
virar el impacto de esta formidable marcha, los servicios de inteligencia y los
medios oligárquicos lanzaron el distractor (o “caja china”) del manido conflicto
con Belice, y también el de que los diputados proponen declarar el 25 de abril
como “día de la ciudadanía contra la corrupción”. Es necesario entender que la
“lucha contra la corrupción” es un distractor de los problemas nacionales más
apremiantes y que los políticos corruptos no son la causa sino el efecto de la
verdadera razón de nuestros problemas económicos. Que el corrupto es el sistema
y que la pudrición de los políticos es una necesidad para que el sistema
funcione. Que quitando corruptos del Estado no se soluciona nada, pues vienen
otros, y eso sólo sirve como un distractor para hacer que el pueblo se crea
actor de “revoluciones” que no son sino alegres simulacros manipulados.
El sistema es el
criminal, y hay que cambiarlo. Organicémonos para recobrar lo que nos pertenece
a todos sin excepción: el agua, los ríos, la tierra, los bosques, la vida. ¡Luchemos
contra la corrupción del sistema!
Publicado por La Cuna del Sol
USA.
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