Israel entiende que su
estrecha relación con Estados Unidos y el compartir el mismo desprecio por los
palestinos, y lo más importante, ser el puesto de avanzada de las políticas
imperialistas de Washington en el Oriente Medio, le garantiza inmunidad total
en cualquier instancia donde se intente actuar en su contra. De ahí que las
interminables resoluciones de la ONU, no pasen de ser solo eso; resoluciones.
¿QUIÉN PARARÁ A ISRAEL?
Atento el mundo a los enredijos del
Russiagate y el caso Skripal, ambas dementes pero peligrosas
conspiraciones occidentales (EE.UU-Inglaterra) tramadas para llevar al máximo
las tensiones con Rusia y que inevitablemente conducirán a la guerra, nadie se
ocupa de las atrocidades del régimen sionista de Israel en contra de los
palestinos que, con pocos recursos para oponerse, a no ser su propia sangre, a
la sanguinaria opresión israelí, contemplan como sus derechos humanos no están
a la altura de los del llamado pueblo judío, quienes olvidando su pasado de sufrimiento
atroz, poco a poco los van borrando de la faz de la tierra. Lo sucedido en las últimas
semanas en la Franja de Gaza, la matanza de unos 30 palestinos y más de mil
heridos por franco tiradores del ejército israelí, “el más moral del mundo”, es
un claro de testimonio de algo que ha sido una constante del régimen sionista
durante los 70 años de ocupación de los territorios palestinos.
Para el infortunio de los propios palestinos, las criminales acciones de la
“única democracia en el Medio Oriente”, como suele autodenominarse, son
respaldadas por el silencio y la hipocresía de la también autodenominada
“comunidad internacional” que simple y llanamente se lava las manos al
concederle a Israel el legítimo derecho a defenderse de las agresiones de
aquellos -los palestinos- que buscan su destrucción, olvidando que el llamado
Estado judío se ha constituido sobre la expropiación, la expulsión en masa, el
encarcelamiento y la eliminación física de miles de palestinos que ahora viven
confinados en verdaderas prisiones al aire libre o en guetos, sin ninguna
esperanza de poder tener algún día su propio estado, pues ya poco es lo que
queda de sus antiguos territorios.
Nada, ni nadie, parece interponerse en los planes israelíes de acabar con
la cuestión palestina, pues en una región plagada de conflictos, como las
actuales guerras en Siria y en Iraq o las coyunturas que se derivan de los
mismos, estos son aprovechados por el régimen sionista, ya sea para desviar la
atención de las atrocidades que a diario comenten contra los palestinos o para
justificarlas ante el mundo con el convencimiento de la ominosa amenaza de la
extinción del pueblo judío. En este
sentido, es común escuchar a los funcionarios israelíes referirse a la amenaza
existencial que representa Hamas, la presencia de Irán en Siria o el rearme de
Hezbolá en el Líbano, mientras ellos avanzan, con el tácito consentimiento de
la comunidad internacional, en sus planes por imponer su propia solución al
conflicto con los palestinos; estén estos ultimo de acuerdo o no. Un proceder a
todas luces ilegal y violatorio de las normas internacionales que gobiernan la
conducta de Israel en relación a los territorios ocupados.
¿Pero quién hará retroceder al régimen sionista en Tel Aviv, que paso a
paso, con hechos en el terreno, completa la captura de todos los territorios
palestinos?
Ni la ONU, ni la UE con sus tibias y superficiales condenas sobre el uso
desproporcionado de la fuerza que luego terminan diluyéndose en llamados a la mesura, y al derecho de Israel a proteger
sus fronteras son capaces de interponerse en el camino de Israel, ya sea por temor
a ser calificados de anti-semitas o porque de una u otra manera se alinean con
las políticas anti-palestinas de Israel. En cuanto a Estados Unidos y su papel
en este asunto, lo más sobresaliente es que con la llegada de Donald Trump al
poder se han caído las máscaras y se muestra con toda claridad cuál ha sido,
desde siempre, la verdadera posición de los EE.UU con respecto al conflicto
palestino-israelí. El liderazgo sionista sabe perfectamente que este
posicionamiento decididamente pro-israelí de Estados Unidos, es su carta más poderosa, y
mientras no ocurran cambios profundos en la correlación de fuerzas, que debiliten
sustancialmente el poder de Estados Unidos en la región, Israel, consiente que
siempre contará con el incondicional apoyo de su mayor y poderoso aliado, continuará
actuando con toda la impunidad del caso, sabedor que nadie se atreverá
realmente a obligarlo a aceptar las resoluciones internacionales sobre la
ocupación, el trato a los palestinos y el derecho de estos a un estado
independiente.
Israel entiende que su estrecha relación con Estados Unidos y el compartir
el mismo desprecio por los palestinos, y lo más importante, ser el puesto de
avanzada de las políticas imperialistas de Washington en el Oriente Medio, le
garantiza inmunidad total en cualquier instancia donde se intente actuar en su
contra. De ahí que las interminables resoluciones de la ONU, no pasen de ser
solo eso; resoluciones. Al fin y al cabo Israel procede de la misma y criminal manera
que las democracias occidentales en el Medio Oriente; con total impunidad,
arrogancia, e irrespeto por derecho internacional y la soberanía de los
pueblos, por eso mismo se hace llamar, “la única democracia en el Medio
Oriente”.
Publicado por La Cuna del Sol
USA.
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