viernes, 9 de agosto de 2019

Donald Trump y su crimen contra Guatemala

Se le impone a Guatemala una responsabilidad que no le compete y que además no puede asumirla porque ocupamos el último lugar, ahora detrás de Haití, en desarrollo social en América Latina.


DONALD TRUMP Y SU CRIMEN CONTRA GUATEMALA


Por Luciano Castro Barillas

De manera inequívoca, Baby Trump, es exactamente eso. Un globo inflado por la vanidad del dinero, con una cabeza hueca llena de gas, pero de gas metano, del que se extrae de las heces fecales en descomposición. No puede haber ni una sola sílaba, palabra, frase u oración amable para este hombre, ahíto de maldad y perversión contra todo ser humano que no tiene su blancura de mandril. Su manera primitiva de pensar no hace sino retrotraernos a los tiempos de Adolf Hitler, el más grande criminal que envió a millones de personas de todo el mundo a la muerte durante la Segunda Guerra Mundial y quien escondido como una rata en su bunker, no tuvo los cojones para morir peleando al frente de sus tropas.

Así son todos los cobardes. Así son todos los reaccionarios: prepotentes, abusivos, desconsiderados y malvados cuando están empoderados por el poder político o por el dinero. Al verse solitos, en desventaja, suelen orinarse en los pantalones, no es nada extraño. Lo de hombrecito solo lo tienen en manada, en pandilla; “en vaca”, como se estila decir en Guatemala. Hoy, tomando del cuello la dignidad de nuestro país, de todos los guatemaltecos, de nuestra Patria, nos obliga con palabras eufemísticas, a suscribir un acuerdo para comprometernos, por ser sus socios, con ser el Tercer País Seguro. Acuerdo que a todas luces jamás puede nacer a la vida jurídica al tenor del artículo 52 de la Convención de Viena que dice que ningún convenio es válido entre dos Estados cuando media la amenaza y la coacción.

El derecho internacional público hace valer los términos de relacionamiento entre Estados. Para este granuja de pelo artificiosamente rubio y superficialidad indesmentible todo le viene flojo. Pero al parecer él solo, solito, con sus muladas, ha tallado fina estaca de madera, donde, inevitablemente, se tendrá que sentar en las elecciones ya cercanas de los Estados Unidos.

Las muertes de Dayton y El Paso han marcado ya su destino político porque aún a las personas de pensamiento conservador -muchas-  no les parece que este hombrecillo no asuma las responsabilidad de sus actos pero sobre todo de sus palabras. No se quiere hacerse cargo de sus errores y cacarea, co, co, co; clueco, La Gallina Trump. Este hombre irrespetuoso merece igualmente todo el irrespeto del mundo, porque atropella, por aquí, por allá, por acullá.

Se le impone a Guatemala una responsabilidad que no le compete y que además no puede asumirla porque ocupamos el último lugar, ahora detrás de Haití, en desarrollo social en América Latina. Solo personas como las del CACIF y sujetos despreciables  como Dionisio Gutiérrez pueden apañar semejantes actos que vulneran la dignidad nacional. No hay recursos para que coman nuestros connacionales muchos menos para darles a miles de hermanos centroamericanos que errando su camino vienen al lugar menos indicado en su ruta hacia los Estados Unidos.

De ese otro hombrecillo que dice ser presidente de Guatemala, pues, sencillamente, no vale la pena mencionarlo. El monigote perfecto de los oligarcas y los militares. Perfectamente ajustado a sus medidas. ¿Qué nos espera a futuro después de las elecciones del domingo? El desastre. Y solo esta gente tendrá que responder ante lo ominoso que se avecina. Llegarán oligarcas y militares, lo tantas veces anunciado y que ustedes no le creen: la Gran Explosión Social. Espero que ustedes, hombres de la derecha, ante la gravedad de lo que viene; no vayan a terminar orinándose en los pantalones.






Publicado por La Cuna del Sol

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