Hoy se sepulta a Donald Trump, ya lo verá usted. Pero brincará, hará pleitos, movilizará a sus descerebrados; pero su suerte de politicastro infame está echada.
LA SIMPLEZA DE LOS
PROCESOS
ELECTORALES DE LOS
ESTADOS UNIDOS
Y LA SEGURA DERROTA DE
DONALD TRUMP
Por Luciano Castro Barillas
Escritor y analista político
La Cuna del Sol
El sistema electoral de los Estados Unidos es
tan simple como todos. Con la diferencia que está diseñado para que ganen los
que en la coyuntura eleccionaria respaldan el sistema yanqui, es decir, lo que
los grandes centros financieros, militares e industriales quieren que gane. Las
meándricos, crípticos y cifrados manejos electorales (los colegios, por
ejemplo) están hechos para robar
elecciones pero, con todo, hay o habrá momentos muy especiales, peculiares,
donde el robo de elecciones no es posible. Donde el peso político real determina a los usurpadores del poder que deben
o no deben hacer. El peso, el lastre del voto popular puede ser tan arrollador
que, como un cañón que apunta al pueblo, no se puede disparar. Es el caso del
acero de los tanques que se doblega ante la enormidad de la acción política. Yo
creo que eso pasará hoy en los Estados Unidos.
Confío en parte en las encuestas, siempre
falentes, no obstante, me parecen más determinantes los desaciertos políticos a
la hora de perder un candidato, sea cual fuere, un cargo por elección popular,
pues sencillamente hace falta algo fundamental: la pérdida del entusiasmo, la
ilusión y la pérdida de la expectativa
ciudadana. Y cuando de eso carece se hace agua el dinero de los
inversionistas en política. La nave del robo electoral hace aguas por todos y
nadie se anima a saltar primero del bote que se hunde o quedarse allí para ver
la posibilidad de salvar el buque al garete.
En política nadie actúa de buen corazón, me
refiero a la política reaccionaria, capitalista, burguesa. Nadie quiere el
poder para proyectar su ejercicio en beneficio de los desfavorecidos, sino que
quiere el poder para estar al servicio de sus financistas y del grupo de
lacayos políticos que son la cara visible de ese poder corrupto y corruptor.
Los Estados Unidos más que quiebra económica está viviendo la quiebra de las
ideas y la moral. La bancarrota de la civilización norteamericana. Tocaron
fondo, por tanto esa quiebra moral
tocó fondo con Donald Trump. Se esperaba más de él. Pero no dio la talla al
final, y todo se quedó en baladronadas, insultos, descalificaciones, racismo y
desprecio a las minorías. No hay prosperidad económica en los Estados Unidos.
Su sistema bancario, cambiario y crediticio está roto. Cada día los dólares
valen menos y hay países donde ya no los utilizan, ya prescinden de ellos.
Deben mucho en el exterior. Deben aún peor con la deuda interna. ¿Y el déficit
de cuatro billones? Eso es sencillamente espantoso.
Los Estados Unidos debe renunciar a sus
pretensiones imperialistas, por una sencilla razón, los escombros en que deja
Trump a los Estados Unidos tras cuatro años de estupideces, necesitarán una política seria de reconstrucción nacional
de muchos años. Trump no puede ganar por sus acciones políticas externas,
pero sobre todas las internas, que son antilógicas. ¿Se ha mejorado el consumo,
el bien más preciado de los estadounidenses? No. Por supuesto que no. Sin el
consumo masivo, una economía como la de Estados Unidos ha perdido literalmente
el corazón. Nadie compra, nadie vende. El mercado, ese trasiego de bienes y
servicios, se queda sin sentido.
Donald Trump ha hecho eso y más. Y el gran
capital, los grandes centros financieros, no funcionan sin los pequeños compradores que, en los
Estados Unidos, son cientos de millones. Donald Trump perdió la batalla contra
China, porque China crece y vende. Y los Estados Unidos no crecen ni venden. En
cifras arregladas por sus economistas su economía está fuerte y sólida. Hoy se
sepulta a Donald Trump, ya lo verá usted. Pero brincará, hará pleitos,
movilizará a sus descerebrados; pero su suerte de politicastro infame está
echada.
Publicado por La Cuna del Sol
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