domingo, 3 de marzo de 2013

REAGAN PROMOVIÓ EL GENOCIDIO



El siguiente artículo es la segunda parte de un reportaje especial sobre un documento recientemente descubierto el cual revela que el presidente Reagan y su equipo de seguridad nacional en 1981 aprobaron el exterminio tanto de las guerrillas izquierdistas como de su “sus mecanismos de apoyo civil” en Guatemala. El reportaje fue publicado en su totalidad el 21-02-2013 en el website de la revista electrónica Consortiumnews.com por el reportero investigativo Robert Parry quien en 1980 dio la primicia sobre muchas de las historias del escándalo Irán-Contras para Prensa Asociada y la revista Newsweek.





CÓMO REAGAN PROMOVIÓ EL GENOCIDIO


Por Robert Parry


                                                                                                                                                        Segunda parte                             Primera parte

…Las cifras de los muertos eran abrumadoras –unos 70,000 asesinatos políticos en El Salvador, posiblemente unos 20,000 asesinados por la guerra de los Contras en Nicaragua, alrededor de 200 “desaparecidos” políticos en Honduras y unas 100,000 personas eliminadas durante el resurgimiento de la violencia política en Guatemala. En todos estos asesinatos fue la racionalización global de la guerra fría el elemento acorde con las políticas que emanaban en mayor parte de la Casa Blanca de Reagan.

A pesar de sus frecuentes declaraciones al contrario, la evidencia es contundente en el sentido de que Reagan y sus consejeros tenían un claro entendimiento del extraordinario  grado de brutalidad que estaba teniendo lugar en Guatemala y en otras partes basados en su propia documentación interna. Al tiempo que ellos se preparaban para el envió de equipo militar a Guatemala, los oficiales de la Casa Blanca sabían que los militares guatemaltecos estaban cometiendo masacres contra la población de origen Maya y otros enemigos percibidos.

De acuerdo a un cable del Departamento de Estado del 5 de octubre de 1981, cuando los líderes guatemaltecos se reunieron de nuevo con Walters, ellos no dejaron duda alguna de sus planes. El cable
decía que el general Lucas “había dejado en claro que su gobierno continuará como antes –que la represión continuará. El reiteró su creencia de que la represión estaba dando resultados y que la amenaza de la guerrilla será exitosamente aniquilada”.

Los grupos de derechos humanos observaron el mismo panorama. La Comisión Inter Americana de derechos Humanos hizo público un reporte el 15 de octubre de 1981, culpando al gobierno de Guatemala por las “miles de ejecuciones ilegales”. [Washington Post, oct. 16, 1981]

Pero la administración de Reagan estaba empeñada en encubrir las atrocidades. Un documento del Departamento de Estado (“White paper”), hecho público en diciembre de 1981, culpaba de la violencia a los “grupos extremistas” de izquierda y a sus métodos terroristas motivados y apoyados por Fidel Castro de Cuba.

Lo que ahora dejan en claro los documentos de la biblioteca de Reagan es que la administración no estaba simplemente tratando, sin eficacia, de frenar estas masacres -como lo reportaban los medios de prensa de EEUU- sino que estaba completamente embarcada en la matanza de personas que formaban parte de los “mecanismos de apoyo civil” de la guerrilla.

Más masacres

Las agencias de inteligencia de EEUU continuaron recogiendo evidencia de estas masacres promovidas por el gobierno. Un reporte de la CIA en febrero, 1982, describía una batida del ejército en el llamado Triángulo Ixil en la provincia central del Quiché.

“Los oficiales que comandaban las unidades involucradas habían sido instruidos en destruir todos los pueblos y aldeas que estaban cooperando con el Ejército Guerrillero de los Pobres, Guerrilla Army of the Poor (EGP) y eliminar todos los focos de resistencia”, esto decía el reporte. “Desde que inició la operación, varias aldeas han sido quemadas completamente, y un gran número de guerrilleros y colaboradores han sido muertos”.

El reporte de la CIA explicaba el modus operandi del ejercito: “Cuando una patrulla del ejército encuentra resistencia y recibe fuego desde una aldea o pueblo, es asumido que el pueblo entero es hostil y este es subsecuentemente destruido”. Cuando el ejército encontraba una aldea abandonada, se
asumía que había estado apoyando al EGP, por lo tanto era destruida. Hay cientos, posiblemente miles de refugiados en los cerros sin hogares a los cuales retornar. …

“El alto mando del ejército está muy complacido con los resultados iniciales de la operación de batida, y cree que tendrá éxito en destruir el área de mayor apoyo del EGP y estará en condiciones de expulsarlos fuera del Triángulo Ixil. … La bien documentada creencia por parte del ejército de que toda la población indígena Ixil es pro EGP ha creado una situación en la cual se puede esperar que el ejército no de cuartel a combatientes y no combatientes por igual”.

En febrero 2, 1982, Richard Childress, otro de los asesores de seguridad nacional de Reagan, escribió a “secret” memo , un memorando secreto a sus colegas resumiendo la realidad en el terreno:

“Conforme avanzamos en nuestra estrategia hacia América Latina, nosotros necesitamos muy concienzudamente abordar la singularidad de lo problemas que Guatemala presenta. Poseedora de uno de los peores records en derechos humanos en la región, … esto presenta un dilema político para nosotros. El abismal record en derechos humanos la hace, en su actual forma, inmerecedora, del apoyo  del (USG [U.S government]) gobierno de los Estados Unidos. …

“Asediado por una continua insurgencia por al menos 15 años, el actual liderazgo está completamente comprometido a un inflexible programa de supresión sin piedad. Difícilmente se encuentre un soldado que no haya matado a un ‘miembro de la guerrilla’”

El ascenso de Ríos Montt

Sin embargo, Reagan siguió con su compromiso de dotar con equipo militar al brutal régimen guatemalteco. Por lo que la administración le dio la bienvenida al derrocamiento del profundamente ensangrentado general Lucas por parte del general Efraín Ríos Montt en marzo de 1982.

Ríos Montt, un declarado fundamentalista cristiano impresionó a la oficialidad de Washigton donde la administración de Reagan inmediatamente aceleró la maquinaria propagandística para publicitar con bombos y platillos el estatus de “nacido de nuevo” del dictador como prueba de su profundo respeto por la vida humana. Reagan elogió a Ríos Montt como “un hombre de gran integridad personal”.

Sin embargo, para julio de 1982, Ríos Montt había empezado la puesta en marcha de su nueva campaña de tierra arrasada llamada “fusiles y frijoles”. El eslogan significaba que aquellos indígenas que se sometieran se les darían “frijoles”, mientras que los otros serian el blanco de los “fusiles” del ejército. En octubre, Ríos Montt secretamente le dio carta blanca a los temidos “Archivos” para que expandieran  las operaciones de los “escuadrones de la muerte”. Localizados en el palacio presidencial, los “Archivos” planearon muchos de los más infames asesinatos en Guatemala.

Las informaciones sobre más masacres de indígenas llegaron pronto a la embajada de EEUU. En octubre 21, 1982, un cable describía como tres oficiales de la embajada que trataban de verificar los reportes de las masacres tuvieron que cancelar la inspección a causa del mal tiempo. Sin embargo el cable trató de hacer lo mejor de la situación. Aunque los oficiales de la embajada no pudieron verificar los reportes de las masacres, si manifestaron “llegamos a la conclusión de que el ejército tiene toda la voluntad de permitirnos verificar los lugares de la supuestas masacres y de hablar con cualquiera que nosotros deseemos”.

Al día siguiente la embajada divulgó su análisis de que el gobierno de Guatemala era víctima de una “campaña de desinformación” inspirada por los comunistas. El análisis fechado octubre 22, 1982, concluía “que una concertada campaña de desinformación estaba siendo conducida en los Estados Unidos contra el gobierno de Guatemala por grupos que apoyan a los insurgentes comunistas guatemaltecos”.

El reporte de la administración Reagan insistía en que “organizaciones muy honestas de derechos humanos y de la iglesia”, incluyendo Amnistía Internacional, han sido engañados por los comunistas y “puede que no se den cuenta de que están siendo utilizados. … El objetivo de la campaña es simple: denegarle al ejército de Guatemala las armas y el equipo que necesita de EEUU para derrotar a la guerrilla. …

“Si esos que promueven la desinformación pueden convencer al congreso, a través de los generadores de opinión -la prensa, la iglesia y los grupos de derechos humanos- que el actual GOG [gobierno de Guatemala] es culpable de gruesas violaciones a los derechos humanos ellos saben que el congreso rehusará darle a Guatemala la asistencia militar que necesita. Esos que apoyan a la insurgencia comunista apuestan a la aplicación o más bien el mal uso, de las políticas de derechos humanos para dañar al GOG y asistirse ellos mismos”.

Elogiando al dictador

Reagan personalmente tomo parte de esta campaña de R.P. buscando desacreditar a los investigadores de los derechos humanos y a otros que estaban reportando con exactitud sobre los crímenes contra los derechos humanos que la administración sabía, muy bien, eran verdad. En diciembre 4 de 1982, después de reunirse con Ríos Montt, Reagan elogió al general como alguien “totalmente dedicado a la democracia” y agregó que el gobierno de Ríos Montt estaba siendo “calumniado” sobre asuntos de los derechos humanos. Reagan descontó la enorme cantidad de reportes sobre cientos de aldeas indígenas mayas que estaban siendo erradicadas.

En enero 6 de 1983, Ríos Montt, fue informado que los Estados Unidos reanudaría las ventas militares a Guatemala. El dictador expreso su agradecimiento, de acuerdo a un a cable de la embajada de EEUU, “diciendo que él había estado convencido que el gobierno de USG (gobierno de los Estados Unidos) nunca había abandonado a Guatemala. El comentó que la guerrilla en el país y su maquinaria propagandística en el extranjero lanzaría ataques  concertados contra ambos gobiernos”.

En enero 7, 1983, Reagan formalmente levantó la prohibición sobre ayuda militar a Guatemala y autorizó la venta de $6 millones en equipo militar. El visto bueno abarcaba partes de repuesto para helicópteros UH-1H y aeronaves A-37 usadas en operaciones de contrainsurgencia. Radios, baterías y cargadores estaban incluidos en el paquete.

Mientras tanto, el gobierno de EEUU continuaba encubriendo el baño de sangre en Guatemala. El vocero del Departamento de Estado, John Hughes, dijo que la violencia política en la ciudades guatemaltecas había “declinado dramáticamente” y que también habían mejorado las condiciones en el área rural.

Sin embargo, en febrero 1983, un cable secreto de la CIA hacía notar el aumento de la “violencia que se sospechaba venia de la derecha” con el secuestro de estudiantes y maestros. Los cuerpos de las víctimas estaban apareciendo en cunetas y barrancos. Las fuentes de la CIA determinaron que estos asesinatos políticos se originaban de la orden de Ríos Montt a los “Archivos” en octubre para “aprehender, detener, interrogar y deshacerse de los sospechosos de ser guerrilleros como a ellos les pareciera”.

A pesar de estos concretos y horribles hechos, la evaluación anual del Departamento de Estado sobre derechos humanos encomió la supuesta mejora de la situación de los derechos humanos en Guatemala. “En general para finales de 1982 la conducta de las fuerzas armadas había mejorado”, manifestaba el reporte.

Una imagen diferente -mucho más cercana a la información secreta poseída por el gobierno de EEUU- estaba surgiendo de investigadores independientes de los derechos humanos. En marzo 17, 1983, Americas Watch condenó al gobierno de Guatemala por las atroces violaciones a los derechos humanos en contra de la población indígena.

Stephen L. Kass, fiscal de Nueva York dijo que estos hallazgos incluían pruebas de que el gobierno llevó a cabo “virtualmente asesinatos indiscriminados de hombres, mujeres y niños de cualquier estancia considerados por el ejército como posibles partidarios de los guerrilleros insurgentes”.

Mujeres campesinas sospechosas de simpatizar con la guerrilla eran violadas antes de ser ejecutadas, dijo Kass, agregando que los niños eran “lanzados dentro de las casas en llamas. Ellos son lanzados al aire y ensartados con las bayonetas. Nosotros escuchamos muchas, muchas historias de niños que eran tomados por los tobillos y luego golpeados contra los postes para que se destruyeran sus cabezas”. [AP, marzo17, 1983]…



Traducido del inglés por Marvin Najarro









Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.

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