"Lula" da Silva
trató de mantener un cierto equilibrio con EEUU y al mismo tiempo con los
países del grupo ALBA, China y Rusia. Fue uno de los promotores del grupo BRICS
que se está convirtiendo, aunque a paso lento, en una potencia con aspiraciones
de liderazgo entre los países en desarrollo y que abiertamente muestras
posiciones distintas a las de Washington y Bruselas. Brasil ya es parte
sustancial de este grupo lo que produce una permanente irritación en Estados
Unidos que busca formas de alejar este país del BRICS.
EEUU PERSIGUE A LULA Y DILMA
POR DEFENDER EL BRICS
Por Vicky Peláez
"Las grandes masas sucumbirán más fácilmente a una gran mentira que a
una pequeña"
— Adolf Hitler, 1889-1945
Los países sudamericanos Venezuela, Ecuador, Bolivia, Argentina y Brasil
que se atrevieron a socavar la hegemonía norteamericana en la región, se han
sumergido de repente, como por magia, en una crisis caracterizada por el caos
sistémico de diferente intensidad en cada uno de estos países, y que por
supuesto está promovida por los medios de comunicación, banqueros, latifundistas,
empresarios, tecnócratas, narcotraficantes y sectas religiosas.
En el Brasil, apenas fue reelegida Dilma Rousseff empezó la campaña para
destituirla por una supuesta participación en la corrupción, después por el
encubrimiento del gigante petrolero nacional Petrobras. Pero la acusación
contra Dilma no era suficiente para la oposición consciente de que destruir el
actual gobierno sería imposible sin socavar el prestigio del ex presidente de
Brasil, Luiz Inácio "Lula" da Silva, el único mandatario nacional que
terminó su presidencia (2003-2010) con un 80 por ciento de la aprobación de su
gestión por la opinión pública nacional.
La derecha brasileña orientada tradicionalmente hacia Norteamérica y que
apoyó la dictadura militar (1964-1985), promovió el neoliberalismo y envuelta
históricamente en la corrupción soltó su poder mediático representado
especialmente por las revistas O Globo y Veja para acusar a "Lula" da
Silva de tráfico de influencias para favorecer a la constructora Odebrecht que
es parte sustancial del complejo militar-industrial del Brasil. La revista Veja
que se proclamó desde su creación como la "brújula ética" de Brasil,
publicó recientemente un artículo "revelador" sobre los viajes que
realizó "Lula" en el 2011 después de dejar la presidencia a
Venezuela, República Dominicana, Panamá y Ghana costeados por Odebrecht. Por
supuesto, en la acusación se veía la mano de Washington, pues se basaba en un
cruce de informes del Departamento de Estado.
El título del artículo fue "Es su Turno", aunque desde 1989 el
ascenso del Partido de Trabajadores (PT) de Lula no dejaba en paz a la junta
directiva de Veja, en especial su líder Luiz Inácio "Lula" da Silva a
quien calificaban de "barbón", "sindicalista", "sin
ningún grado universitario que proponía un programa de unidad popular". En
2002 en vísperas de las elecciones que llevaron a Lula al poder, la revista
publicó una caricatura, como lo recuerda la periodista de Le Monde
Diplomatique, Luciana Silva Carla, que mostraba al candidato del PT sujetando
con correa a un perro con tres cabezas: las de Vladimir Lenin, Karl Marx y León
Trotsky que lo jalaban de un lado a otro.
En aquel entonces, "Lula" para calmar a su electorado de la clase
media publicó "Carta a los Brasileños". En la misiva el candidato del
PT se comprometió a llevar adelante una política de "responsabilidad
fiscal", mantener el vínculo con el Fondo Monetario Internacional (FMI),
honrar los compromisos financieros y no declarar la moratoria de la deuda
externa. Como compañero de fórmula postuló al empresario José de Alencar. Así
logró convencer al electorado moderado. "Lula" continuó la política
económica neoliberal pero logró convencer a los ricos y poderosos que era
conveniente para sus intereses en la época del auge del sector extractivo
aportar algo para el desarrollo social.
Su gobierno hizo énfasis en una política del rescate social y de una
moderada redistribución de la riqueza. Promovió, siguiendo consejos del Premio
Nobel de Economía Joseph Stiglitz, una fuerte política de inversiones, de
crédito al desarrollo, fomento a la exportación llevados a cabo por el Banco de
Desarrollo de Brasil, Petrobras, Electrobras, Banco de Brasil, Caixa Económica.
El gobierno creó varias obras de infraestructura, como financiamiento a la
industria, a la investigación y el desarrollo científico, la construcción de
nuevos gaseoductos y de líneas de transmisión de energía.
En los ocho años de su gobierno "Lula" logró bajar la pobreza
relativa de 36,4 por ciento a 18,6 por ciento y la pobreza extrema se disminuyó
del 15 a 5,29 por ciento sacando a unos 40 millones de brasileños de la
pobreza. Para el teólogo de la liberación, Leonardo Boff, tanto el gobierno de
"Lula" como el de Dilma Rousseff promovieron un proyecto que "a
pesar de ser capitalista encontró la forma de aplicar políticas públicas con
inclusión social. Mientras en la zona euro la crisis neoliberal dejaba 102 millones
en la calle y los salarios a la baja, aquí, en Brasil, los salarios aumentaron
el 70 por ciento más que la inflación desde 2005".
En la política internacional, "Lula" da Silva trató de mantener
un cierto equilibrio con EEUU y al mismo tiempo con los países del grupo ALBA,
China y Rusia. Fue uno de los promotores del grupo BRICS que se está
convirtiendo, aunque a paso lento, en una potencia con aspiraciones de
liderazgo entre los países en desarrollo y que abiertamente muestras posiciones
distintas a las de Washington y Bruselas. Brasil ya es parte sustancial de este
grupo lo que produce una permanente irritación en Estados Unidos que busca
formas de alejar este país del BRICS.
Norteamérica no puede asimilar que el país que prácticamente era su socio
incondicional e intermediario, cuyo destino en los 1960 iba a ser un portavoz
norteamericano en la región, se haya alejado de su agenda clamando su derecho a
cierta independencia. Precisamente, Luiz Inácio da Silva fue la figura
principal de este proceso que consiguió una relativa paz social en el país, una
tregua entre pueblo y la burguesía nacional, una solidificación y crecimiento
de la clase media y a nivel internacional, un prestigio indiscutible por el
apoyo al proceso de integración de América Latina.
Sin embargo, con el comienzo de la crisis en EEUU y la Unión Europea que
también afectó a uno de los principales socios comerciales y mayor
inversionista en el país, China. Aquella paz social creada por "Lula"
empezó a resquebrajarse debido al fin de la bonanza extractiva precisamente
cuando otro miembro del PT, Dilma Rousseff fue elegida como presidenta del país
en 2010. El sector financiero, la derecha y la iglesia evangélica ansiosos de
regresar a los brazos de EEUU decidieron que llegó su momento. Los medios de
comunicación que están en manos de seis familias lograron a convencer a la
clase media, que estaba descontenta con el estado deficiente de transporte
público, de servicios de educación y de salud sobrepasados y un incremento de
delincuencia, de sumarse a la oposición.
Los destapes de corrupción en Petrobras y Odebrecht que fueron descubiertos
con la "ayuda" de EEUU fueron utilizados hábilmente por la oposición
para convencer a la opinión pública que primero, Dilma Rousseff y finalmente,
el ex presidente Luiz Inácio "Lula" da Silva eran responsables por
estos hechos. Si tomamos en cuenta las revelaciones de Edward Snowden sobre la
base de espionaje de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) y de la CIA en
Brasilia que están operando conjuntamente bajo el nombre clave "F6"
conocido como "Special Collection Service", llegaremos a la
conclusión que estas revelaciones de corrupción fueron creadas y facilitadas
por Norteamérica para desestabilizar la situación política en el país.
De acuerdo a la información divulgada por Snowden, Brasil fue espiado por
la NSA y la CIA desde los años 1990 con la misma intensidad que China y Rusia
por ser considerado un país clave en América Latina. El ascenso de Brasil al
grupo BRICS gracias a "Lula" alarmó no solamente a la NSA y la CIA
sino al Pentágono que trató de instalar infructuosamente su base militar en
Brasil o Argentina. Lo logró en Guayana, Colombia, Perú y Paraguay, países que
tienen frontera con Brasil. Conociendo la táctica de EEUU de utilizar los
servicios de inteligencia locales como lo estaban haciendo en Bolivia, Ecuador,
Argentina o lo están haciendo en Alemania no es de extrañar que los miembros de
la Oficina de Seguridad Institucional (GSI) sean partícipes del espionaje y de
la actual agresiva campaña de desestabilización del país.
La oposición nacional ha camuflado su agenda de poner fin al gobierno del
Partido de Trabajadores a través de las supuestas "movilizaciones
apolíticas". Para incentivarlas usan los procedimientos, como lo expresó
el Instituto Lula, "absolutamente irregulares, intempestivos e injustificados".
Primero fue Dilma Rousseff y actualmente, según el Instituto, el ex presidente
"Lula" es blanco de un conjunto de manipulaciones y arbitrariedades
con el propósito evidente de crear constreñimiento y manchar bajo pretextos
falsos la imagen del mayor líder popular en Brasil y en el exterior".
Los medios de comunicación como la Radio Porto Alegre están inculpando
permanentemente a Dilma y Lula de todos los problemas del país. Cada hora Porto
Alegre da noticias sobre el crecimiento del precio de gasolina, reducción de
programas sociales, corrupción en Petrobras y Odebrecht implantando
permanentemente información negativa en la mente de la gente tratando de
convencerla en la culpabilidad exclusiva de Dilma y "Lula". Como
decía el filósofo Voltaire, "calumniad, calumniad que algo quedará".
Recientemente el ex presidente "Lula" denunció la campaña
orquestada por la derecha contra el Partido de Trabajadores declarando que
"estoy cansado del tipo de persecución y la criminalización que intentan
hacer con la izquierda de este país. Parecen los nazis criminalizando al pueblo
judío y los romanos criminalizando a los cristianos".
La queja de "Lula" tiene su sustento pero le falta a la vez una
autocrítica. En sus ocho años de gobierno nunca prestó la atención a lo que
dijo alguna vez Simón Bolívar: "Una imprenta es tan útil como los
pertrechos". Jamás se le ocurrió al gobierno del PT crear sus medios de
comunicación alternativos como lo hizo Rafael Correa en Ecuador y no buscar
apoyo en los medios privados, todos buscando dádivas de su admirado Gran Patrón-Estados
Unidos. Tampoco se atrevieron tanto "Lula" como Dilma a poner
distancia con el neoliberalismo creyendo en la posibilidad de encontrar su
expresión o gestos humanos. Se olvidaron también que el "Hermano
Mayor", "El gran Patrón": Estados Unidos de Norteamérica que
"lo ve todo" y que actúa bajo la consigna "si no estás conmigo
estás contra mí", jamás les perdonará su acercamiento a China y Rusia o su
participación en el BRICS.
Se necesita una urgente movilización de la clase popular para no permitir a
la derecha el retorno de Brasil al pasado y la destrucción del MERCOSUR, la
UNASUR, la CELAC y la relativa unión e integración que se ha logrado en
Latinoamérica en la última década.
Publicado por La Cuna del Sol
USA.
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