Considero que todo
guatemalteco consciente de la desastrosa realidad nacional, en lo político,
económico y social, tiene que sentirse frustrado y a la vez impotente ante la
magnitud de la problemática nacional. Y digo impotente porque parece que a
estas alturas y después de más de medio siglo de inoperancia gubernamental, de
corrupción, de impunidad y de todos los males que afectan a una sociedad
colapsada o al borde del colapso, como la guatemalteca, es poco o nada lo que
se puede hacer por rescatar al país. Es tal el grado de deterioro, de
resquebrajamiento, que por donde se le mire, más se asemeja a la figura en forma de huevo de la
canción infantil inglesa, Humpty Dumpty, que al caer desde lo alto de una pared
y romperse en pedazos todos los
esfuerzos en restaurarlo resultaron infructuosos. Así esta Guatemala hecha
pedazos, una realidad visible para todo
aquel que quiera verla y apreciarla en toda su cruda dimensión. LaQnadlSol.
Por Manuel R Villacorta O.
Guatemala no tiene futuro. Al menos mientras persista el actual sistema
político y el régimen de gobierno imperante. Los tres organismos del Estado son
infuncionales, están carcomidos por la corrupción, están succionando los
escuálidos recursos públicos, para preservar un modelo enfermo que sólo
garantiza la reproducción de una mafia poderosa y perversa que se ha enquistado
en todas las instituciones.
El organismo ejecutivo ha demostrado desde 1954 a la fecha, su incapacidad
para formular, gestionar y ejecutar políticas públicas de largo plazo. El
modelo educativo es un fracaso pleno, en donde se pretende reformar la carrera
magisterial sin solucionar antes la aberrante situación de la infraestructura
escolar, sin haber solucionado el hecho de que el 80% de los niños acuden a sus
aulas con hambre y desnutrición, sin haber resuelto antes esta lacerante
estadística: el 75% de los niños que ingresan a primer grado no llegan a
concluir el sexto grado en la educación primaria. Que arrogancia, que
ignorancia, que prepotencia. En iguales y dramáticas condiciones se encuentra
la salud pública, la infraestructura vial y la inoperancia de las fuerzas de
seguridad. Ministros ineptos y corruptos van y vienen, amparados por el manto
blindado de la impunidad.
El organismo judicial ampara a la peor de las mafias: una estructura de
abogados que se ha esparcido como el cáncer, copando todas las posiciones,
desde oficiales y notificadores de juzgados hasta las codiciadas sillas
magistrales de la corte de constitucionalidad. Mafia que “legaliza” la
corrupción, la impunidad, la desvergüenza nacional. Es harto sabido que muchos
de los presos llevan años en las prisiones sin haber sido condenados, es harto
sabido además que muchos de estos presos son inocentes. Como contrasentido, los
verdaderos criminales, amparados en sus títulos y sus cargos judiciales,
disfrutan de la más infame impunidad. Mafia que se cubre y autoprotege, mafia
que ha funcionado así desde hace décadas, legalizando el fraude electoral y
bendiciendo el robo público. Responsable directa de la enajenación de la
justicia en Guatemala.
Menciono finalmente al congreso de la república, trágico recinto en donde
se concentran las más aberrantes muestras de cinismo, corrupción e
irresponsabilidad plena. Instancia a la cual ha llegado la peor escoria política
de Guatemala, representantes de los más obscuros intereses sectoriales. Es
imposible comparar el material humano de la granja penal de Pavón con los
integrantes de ese organismo del Estado, comparación que no procede por la
similitud entre sus miembros.
Sí, es triste y doloroso tener que expresarse así, como lo hago yo. Pero
cuando la patria se debate entre la vida y la muerte, cuando a nuestro pueblo
le han sido secuestrados sus derechos y su futuro, la realidad y la dignidad
nos exige expresarnos sin reparos, sin temores, sin miedo alguno.
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