(…) La fragmentación y la
marginalización de sus elementos radicales, el pragmatismo sin principios, la
desmoralización y desmovilización de su base popular, y la eventual disolución
han demostrado ser el resultado inevitable de muchos movimientos populares.
Desde el movimiento por los derechos civiles y de las mujeres pasando por el
movimiento ambientalista y ahora el movimiento por los derechos de los
inmigrantes, esta ha sido la historia, después de que ellos mismos permitieron
ser secuestrados y sangrados de todas las posibilidades de radicalización por
establishment liberal.
El 1º. DE MAYO Y EL FRACASO
DEL
MOVIMIENTO POR LOS DERECHOS DE LOS INMIGRANTES
Por Ajamu Baraka
¿Cómo pudo el
movimiento que fue capaz de hacer que millones de personas desfilaran por las
calles en el 2006, permitir el desarrollo de algo llamado “acta de reforma
migratoria integral”, que está siendo debatida en el congreso de los Estados
Unidos, la cual amplía el programa de trabajadores invitados, dedica millones
al fortalecimiento del control migratorio y fronterizo, les deniega a los
inmigrantes el acceso a servicios públicos y en general no reconoce los
derechos de los migrantes e inmigrantes como plenos seres humanos con derechos humanos? Esta legislación de
ninguna manera refleja el poder y el éxito del movimiento por los derechos de
los inmigrantes –en su lugar, pone de manifiesto su pérdida de autonomía y
visión. Lo que está siendo vendido como reforma migratoria no es más que una
inescrupulosa capitulación a la fuerzas del nativismo, supremacía blanca y
oportunismo liberal.
¿Cómo paso esto?
Desafortunadamente, el fracaso del movimiento por los derechos de los
inmigrantes en los EEUU, es una historia que no es única. Como una constante
pesadilla que ha perseguido en los últimos cuarenta años a los progresistas/activistas radicales y a
otros movimientos en los EEUU, la historia del movimiento por los derechos de
los inmigrantes, es la historia del movimiento cuyo capítulo final fue
predeterminado tan pronto como el mismo permitió ser influenciado por el
paternalismo y las políticas conservadoras del complejo industrial liberal sin
fines de lucro y del partido Demócrata. La fragmentación y la marginalización
de sus elementos radicales, el pragmatismo sin principios, la desmoralización y
desmovilización de su base popular, y la eventual disolución han demostrado ser
el resultado inevitable de muchos movimientos populares. Desde el movimiento
por los derechos civiles y de las mujeres pasando por el movimiento
ambientalista y ahora el movimiento por los derechos de los inmigrantes, esta
ha sido la historia, después de que ellos mismos permitieron ser secuestrados y
sangrados de todas las posibilidades de radicalización por establishment
liberal.
Pese a que han
habido muchas oportunidades pérdidas y extraños desarrollos dentro del
movimiento por los derechos de los inmigrantes, uno de los acontecimientos
políticamente de mayor retroceso fue el haber abrazado la narrativa
colonialista relacionada al origen y el carácter de los Estados Unidos. Al
impulsar la frase “todos somos inmigrantes”, una posición fomentada por los
políticos marrulleros del partido Demócrata que secuestró al movimiento, el mismo
movimiento colaboró con la narrativa supremacista que borró la presencia de los
indígenas en el territorio que se convirtió en los Estados Unidos y la realidad
de este como un Estado colonialista de colonizadores blancos.
Esta estrategia
de comunicación de ganar “aceptación” de parte de la mayoría blanca es siempre
el objetivo de los trapaceros de los medios de prensa contratados para asesorar
a los movimientos y campañas emergentes. Sin embargo, esta estrategia de
comunicación resultó en que, en vez de ganar
el apoyo del público de raza blanca, esta inconscientemente reforzó la
narrativa de los nativistas y de los supremacistas blancos quienes se ven a ellos
mismos como, los primeros y los únicos inmigrantes legítimos en un territorio
otorgado a ellos por Dios como una “nación blanca”, legitimando el fortalecimiento
del control fronterizo y la represión y los componentes necesarios para
cualquier acuerdo de reforma migratoria.
Los colonos no
son inmigrantes –ellos son invasores. Pero esto por supuesto es un hecho
inconveniente, no forma parte de la fantasía colonial que pasa como la historia
de los Estados Unidos, ni tampoco es considerada por los proponentes de la
“ruta a la ciudadanía”.
Conjuntamente con
la brutal conquista colonial y la tentativa de genocidio de los indígenas de
esta tierra, los cimientos racistas que justificaron las políticas genocidas y
la institución de la esclavitud, así como los cien años de terror racista que
siguieron a la declaración oficial del fin de la esclavitud, son temas que
asiduamente evitan mencionar los voceros del movimiento por los derechos de los
inmigrantes. La excepción al silencio generalizado del movimiento sobre el tema
de la raza y el racismo, aun a la luz del pogromo racista dirigido a los
migrantes indocumentados de América Latina desde el 2006 -fueron referencias al
Dr. King- pero únicamente, y siempre y cuando esas referencias fueran la
versión distorsionada y derradicalizada del Dr. King y del movimiento del cual
él era el producto.
No todo el mundo
dentro del movimiento por los derechos de los inmigrantes ha abrazado esta
tontería pequeñoburguesa. Un buen número de organizaciones han estado
involucradas en un trabajo ejemplar en torno a los derechos de los trabajadores
migrantes, victimizados por las contradicciones de la globalización, que ha
resultado en que la inmigración sea la única opción para sobrevivir de muchos
trabajadores y agricultores desplazados. Pero para los individuos y organizaciones
que no han acatado la directriz liberal “pro ciudadanía” del partido Demócrata,
en contraposición a la legalización, había un precio que pagar. A Esas organizaciones se les disminuyeron, o
se les eliminaron los fondos financieros
relegándolas a la última fila del movimiento.
En el futuro
cercano la reforma migratoria, en alguna forma, será aprobada, sin embargo,
millones de personas se encontraran conque la totalidad de sus derechos humanos
han sido denegados, y es nuestro deber continuar batallando por esos derechos.
Los valores humanos que tenemos en común y nuestro compromiso con la justicia
social pueden servir de fundamento para erigir un movimiento popular,
independiente, multinacional y anti opresión, que enfatice los derechos humanos de las personas, autodeterminación,
autentica descolonización, y una politizada perspectiva global que entienda las
contradicciones del capitalismo global e imperialismo, que empuja y atrae a las
personas a cruzar las fronteras nacionales. En los Estados Unidos existe la
base para un nuevo y progresista bloque social, si tan solo pudiéramos ver su
potencial forma y luego tener el coraje de batallar con nuestras diferencias y
contradicciones para arrebatarle la victoria a la derrota. Esta es la lección clave
que podemos aprovechar de los esfuerzos
por una reforma migratoria integral.
Traducido del inglés por Marvin Najarro
Ajamu Baraka es un activista por los derechos humanos y veterano de los Movimientos
Black Liberation, contra la guerra, anti apartheid y solidaridad con Centro América en los Estados
Unidos. Actualmente es miembro en el Institute for Policy Studies. Baraka vive
actualmente en Cali, Colombia.
Publicado por LaQnadlSol
CT., USA. Auff!
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