(…) ¡Un solo golpe al
caite, un solo golpe al caite! El mismo
término fue usado en las maniobras de campo de infantería, cuando al ordenarle
a la tropa ¡alto! o ¡firmes! el exigente oficial requería un solo golpe al
caite.
Pues exactamente lo
mismo sucede hoy con los caciques industriales de Guatemala representados en el
CACIF, su organización empresarial y herederos a su vez de los criollos
coloniales. Manipulando masas de desinformados, contingentes de ignorantes…
están dolidos en su arrogancia oligárquica porque a su icono, a su factotun, a
su capitoste; lo han condenado a 80 años de prisión o lo que equivale decir a prisión
perpetua. Claro, para ellos es poco significativo los miles de muertos de su
régimen de terror en todo el territorio nacional, incluidos los ixiles, los más
afectados.
LOS CACIQUES
INDUSTRIALES DE GUATEMALA:
¡ UN SOLO GOLPE AL
CAITE !
Por Luciano Castro Barillas
Los ejércitos de las emergentes “repúblicas” de
América Latina durante todo el siglo XIX estaban dirigidos, los pocos, por
auténticos patriotas, pero en la gran mayoría eran caciques criollos que no
querían otra cosa que hacer prosperar su hacienda personal, habida cuenta que
los peninsulares, los españoles nacidos en España, era los verdaderos
detentadores del poder político y económico. Esa competencia entre fracciones
de clase hizo que el pleito se desencadenara entre ellos y armaran cada cual
por su lado ejércitos de desarrapados, de soldados descalzos y oficiales
rústicos y analfabetos, enarbolando la bandera de la independencia. De allí que
esos ejércitos de campesinos que luchaban sin saber por qué, extraídos a la
fuerza de las plantaciones donde eran “colonos” o semiesclavos, eran conducidos
por los montes y poblados a un ritmo frenético, trotando sincrónicamente con la
voz cantante de un cerril “oficial”, que más bien era mayoral del señor
hacendado, quien agregaba con voz estentórea, quizá como único requisito, para
dirigir una escuadra de soldados o un escuadrón al grito de: ¡ Un
solo golpe al caite[1],
un solo golpe al caite! El mismo
término fue usado en las maniobras de campo de infantería, cuando al ordenarle
a la tropa ¡alto! o ¡firmes! el exigente oficial requería un solo golpe al caite.
Pues exactamente lo mismo sucede hoy con los
caciques industriales de Guatemala representados en el CACIF, su organización
empresarial y herederos a su vez de los criollos coloniales. Manipulando masas
de desinformados, contingentes de ignorantes (pues Guatemala es el país de
Latinoamérica con la más alto porcentaje de analfabetos, con la menor cantidad
de estudiantes universitarios, con la más alta tasa de desnutrición infantil ,
ocupa también el cuarto lugar en el mundo y es proveedor mundialista de niños
con cerebro subdesarrollado, con el mayor asesinato de mujeres, con el 82 % de
su población en la pobreza y otros
indicadores socio-económicos escalofriantes); están dolidos en su arrogancia
oligárquica porque a su icono, a su factotun, a su capitoste; lo han condenado
a 80 años de prisión o lo que equivale decir a prisión perpetua. Claro, para
ellos es poco significativo los miles de muertos de su régimen de terror en
todo el territorio nacional, incluidos los ixiles, los más afectados. No es una
prueba suficiente para este tipo de personas, definitivamente incivilizadas,
aunque luzcan y tengan todos los artefactos más novedosos de la civilización,
porque ellos, como dijera Bergson, “tienen su cultura”. Y su
irracionalidad llega al punto de desafiar algo que se ve venir por parte de la
izquierda o los liberales norteamericanos encabezados en esta ocasión y ya
sugerido al moreno Obama: la movilización de la O.E .A. u otros medios para pedir la renuncia al
presidente Otto Pérez Molina. Por una intolerancia hipócrita -tan propia de los politiqueros gringos- que ahora, en tiempos de recuperación de
espacios perdidos en América Latina y con el afán de maquillajes democráticos y
de derechos humanos; nada, absolutamente nada, quieren ver con genocidas, medio
genocidas o genocidas enteros, principalmente si usted aparece como jefe
militar con los cadáveres de los ejecutados extrajudicialmente a sus pies. Eso
es escandaloso para la hipocresía engolada de los norteamericanos, tratándose de
América Latina, porque en Siria actúan con otra despiadada moral. Ese es el
temor de la ultraderecha guatemalteca, principalmente la militarista. Y la
estrategia norteamericana va por ese rumbo. Es una manera de mantener “democracias no avanzadas” o no radicalizadas
y revertir a las que medio han avanzado, como las de América del Sur, cuyo
vulnerabilidad de reversión de esos procesos históricos está a la vuelta de la
esquina, si no se aplican los dirigentes populares a proveer a los ciudadanos de
realidades materiales y no solo discursos inflamatorios de izquierda, que están
bien, pero no bastan o son insuficientes cuando los satisfactores materiales no
llegan de la manera debida a las grandes mayorías depauperadas. Lo sucedido en
Venezuela con las últimas elecciones es ejemplarizante. Ya lo dijo el Che, lo
que debe ser propio de toda Revolución exitosa: los incentivos materiales van
de la mano con los incentivos espirituales o morales. Las Revoluciones se hacen
para vivir mejor, para ser mejor, para crear un mundo diferente al margen de
las ignominias.
Y si esos procesos de reversión democrática los
situamos en Guatemala, con su democracia peculiar, son muy factibles, bastante
probables, si solo se contara con la presencia de las fuerzas políticas y sociales
nacionales. La comunidad internacional ha sido el baluarte de la democracia
guatemalteca, sin ella, haría mucho tiempo que estuviera entronizada otra
dictadura militar. Los mitos del eterno retorno nitzcheanos también se cumplen
en política. Ese peligro fue ya percibido por los amos del norte, quienes
harán, no cabe la menor duda, lo debido; para que sean las cosas como ellos
dicen. O como le conviene a la actual coyuntura norteamericana en pérdida
ineluctable de su hegemonía.
¡Un solo golpe al caite! dicen sin disimularlo
todos los medios de comunicación de Guatemala aliados con el CACIF y el militarismo.
Es una pena, realmente, porque visión tan obliterada y obtusa como la de los
oligarcas nacionales es única e inimitable.
Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.
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