Si te doy todo lo que poseo
y pido nada a cambio
¿Harías lo mismo por mi como
yo lo haría por ti?
O llévame en una cabalgata,
y despójame de todo incluyendo mi orgullo
Pero el espíritu es algo que
nadie destruye
Y el sonido que estoy
escuchando es solo el sonido
La chispa callada de los
muchachos con botas tacones altos. Winwood,
Steve / Capaldi, Jim
APARTHEID CITY Y LAS
GRANDES
CONTRADICCIONES DE UN PAÍS MISERABLE
Por Delmar Manuel
Mientras que la pobrería se las ve muy negras hasta para conseguir las
tortillas porque el precio del maíz se ha disparado por los cielos a causa del
apetito desaforado de la industria de los “biofuels que le está arrebatando
tierra y alimentos al pobre guatemalteco, los señores y señoras de la “hig
society” chapina queriéndose apartar de la chusma y todas sus desgracias se han
recetado como regalo, solo para ellos, algo similar a esas villas Potemkin
diseñadas para engañar y pretender que la realidad es mucho mejor de lo que en
verdad es. Son 14 hectáreas construidas con apartamentos de lujo al mejor estilo
colonial español con todas las comodidades y extravagancias propias de las
sociedades consumistas del primer mundo y, que lógicamente, solo la clase más
rica, racista y excluyente del país se puede permitir, porque, ¿qué pobre
guatemalteco con un salario de hambre puede permitirse comprar un apartamento de
entre 260,000 y 800,000 mil dólares?
El llamado paseo Cayalá, palabra de origen
maya que puede interpretarse como podredumbre de agua, además de ser, un
proyecto que segrega a las clases bien acomodadas de las pobres de la ciudad de
Guatemala, es un insulto a toda la nación que se destaca por ocupar a nivel
mundial records en pobreza, desnutrición infantil, analfabetismo y violencia.
En palabras de un arquitecto guatemalteco, “Cayalá
es un lugar que trata de imitar al centro histórico, la manera como la gente se
moviliza en los alrededores de una metrópoli urbana pero que, sin embargo,
falla, porque no es una ciudad. … Cayalá crea un mundo para aquellos a quienes
les es accesible. Cayalá vende una ilusión de que todo está bien, pero no está
abierta a toda la gente”.
El paseo o ciudad fortificada llamado Cayalá que además de semejarse
a las Green Zones que la fuerzas invasoras norteamericanas han levantado en
Iraq y Afganistán -apartadas y completamente prohibidas a los nativos de esas
tierras- en el fondo no es más que la expresión contundente de la arrogancia de
las elites adineradas y del desprecio que estas sienten por las clases
marginadas y explotadas que son la mayoría del país. Argumentar que se trata de
un santuario de seguridad accesible a gentes con diferentes niveles de ingresos
económicos es un argumento que inmediatamente se cae por su propio peso ante
los ojos de cualquier ciudadano común y corriente. Protegerse o evadirse de un pueblo
consumido por los altos niveles de desempleo, violencia, es al mismo tiempo
tratar obscurecer el hecho histórico de que son precisamente estas elites y el
Estado que les sirve, los originadores de todos los problemas económicos y
sociales que agobian a Guatemala.
Cayalá con toda su lustrosa apariencia es un proyecto de la burguesía nacional a
tono con las políticas económicas neoliberales empeñadas en privatizar todo,
como está sucediendo en El Salvador y Honduras donde los gobiernos de esos países
fieles sirvientes a los intereses de Washington y de las grandes corporaciones
internacionales están privatizando todas
la propiedades públicas y los recursos naturales de esas naciones. Crecimiento
sostenido y competitividad son las frases que la propaganda neoliberal utiliza
para esconder el real propósito de estas nefastas políticas que no son más que
tomar control del destino económico de esos pueblos enriqueciendo más a los dueños
del gran capital y empobreciendo cada vez más a las clases trabajadoras.
No importa que hayan quienes no puedan evitar hacer un alto y observar atónitos
cuán grande y blanco luce o que este alejado del bullicio de la música de banda
que emana de las esquinas de los guetos donde solo los antisociales y marginados
viven, la realidad, con todos sus guardias de seguridad, puertas de acero “capuccinos,
lattes y sombrillas rojas, es que, es otra Guatemala, un apartheid, construido
por la fantasía, la megalomanía, la ambición y el racismo burgués que le gusta
vivir en burbujas que como casi siempre sucede estallan cuando el monstro que
ellos han creado se vuelve contra ellos y los devana en su propio rio de aguas
podridas.
Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.
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