Hay una única opción
para el imperialismo en los tiempos que corren para saltar el profundo hoyo de
la crisis: la guerra y la apropiación abusiva de recursos en todo el mundo que
tanta falta le hacen, pero ahora no es tan fácil que las naciones se dejen
quitar, sin más, sus riquezas.
EL CAPITALISMO EN EL
2013
SIGUE DANDO PALOS DE
CIEGO
Por Luciano Castro Barillas
El planteamiento seudointelectual sobre el fin
de la historia, tan celebrado entre las elites reaccionarias del mundo dentro o
fuera del cotilleo académico pues, sencillamente, se les revirtió. El
socialismo resurge con mucha vitalidad y mucha perspectiva histórica como la
mejor forma de organización social, a despecho de sus imperfecciones, es decir
de los yerros propios de su práctica, de su edificación científica. El abismo
fiscal no solo de los Estados Unidos sino de todo el mundo capitalista
occidental conduce a una remezón social, económica y política tan trascendente
y de resultados imprevisibles en cuanto a las dimensiones de catástrofe, con
una única y palmaria certeza: no podrá hoy ni nunca salir de su atolladero
histórico, pues antes ese sistema inicuo no tenía la presión social que se
tiene hoy con una población mundial creciente en cuanto a personas y en cuanto
insatisfacciones sociales, además del deterioro natural del planeta ya que todo
se acaba. El sepulturero de esa formación económica social es su propia contradicción
irresoluble, pues hoy más que antes las contradicciones antagónicas de clase se
encuentran a un nivel de crispación, en un estado catatónico. La decadencia de
los imperios, desde siempre estuvieron precedidos de dos cosas: por el
incremento de las tasas impositivas y por la ampliación de los impuestos. A ese
despropósito se la suma algo absolutamente desgastante para la economía de
cualquier nación: el excesivo gasto militar. Llega un momento para todo imperio
en que las guerras de conquista y saqueo se vuelven improductivas, por lo
buscado como rapiña se torna poco redituable. Eso pasó en Roma, en la Francia
de los Luises o en la Rusia zarista. Toda carga tributaria excesiva para
compensar el despilfarro de un Estado permisivo conduce inevitablemente al
fracaso, y no es porque el mal augurio surja de los insondables arcanos. No.
Las leyes invisibles, las fuerzas metafísicas del mercado resulta que ahora se
están volviendo muy objetivas y concretas -casi se pueden tocar- cuando los
ciudadanos ven a cada paso disminuidos los servicios sociales y poco tomadas en
cuenta sus contribuciones, sus taxes, como dicen en los Estados Unidos. Ese
tipo de ultramonetarismo ya no es una especulación deliberada, es un hecho
histórico totalmente fuera de control, que encuentra como el mejor camino para
reducir la brecha fiscal gravando aún más a la clase trabajadora a través de
los impuestos directos, no así, claro está, a los grandes ricos, que en su
absoluta mezquindad y falta de discernimiento no reparan que el papel moneda o
el oro, al final, no se puede comer.
Parece una perogrullada el afirmar que la movilidad y la existencia real
del dinero es tal por la existencia del hombre. Pero la alienación es tanta que
un razonamiento tan sencillo no está al alcance de las elites financieras. Es
un resultado humano que se puede cambiar o se puede caer en cualquier momento.
Esa perfecto sinérgico -arrogancia y
codicia- transforma en imbécil a cualquiera. Estados Unidos y Alemania también
ya empezó la cuenta regresiva, pues algo nunca visto en el siglo XXI se está
dando en sus ciudades: miles de personas indigentes que tienen ahora por hogar
las calles. Hay una única opción para el imperialismo en los tiempos que corren
para saltar el profundo hoyo de la crisis: la guerra y la apropiación abusiva
de recursos en todo el mundo que tanta falta le hacen, pero ahora no es tan
fácil que las naciones se dejen quitar, sin más, sus riquezas. Habrá pleito y
al parecer los jinetes apocalípticos cabalgan por los meridianos y latitudes
del mundo. Esto sí podría ser el fin del mundo.
Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.
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