miércoles, 19 de diciembre de 2012

LA CRISIS LABORAL…



Desde que la crisis se desató en el 2007, enviando a más de 8 millones de norteamericanos a las filas del ejército desocupados, las ganancias de los negocios no solamente han repuntado, sino que han alcanzado niveles más altos. De hecho, en el tercer cuarto del 2012 se observó como las ganancias de los negocios asumían, como nunca antes, un mayor porcentaje del PBI. A la inversa, como es de esperar, los salarios de los trabajadores han descendido a niveles históricos.  Esos son los esplendores de la “sociedad de las oportunidades” proferidas por nuestro “sistema de la libre empresa”.



LA CRISIS LABORAL EN ESTADOS UNIDOS Y
EL EJERCITO DE DESOCUPADOS


Por Ben Schreiner

La situación del desempleo en Estados Unidos-a pesar de la indiferencia de Washington-permanece más bien abismal. La última evidencia la ofrece el reporte de noviembre. Aunque la tasa de desempleo bajó a 7.7 por ciento en noviembre, esto fue debido a una declinación de 350,000 puestos en el mercado del trabajo. En otras palabras, la caída en la tasa oficial de desempleo fue debido al hecho de que un cuarto de millón de norteamericanos simplemente dejaron de buscar trabajo. De hecho, el más reciente reporte encontró que aproximadamente 7 millones de estadounidenses que no fueron contados como parte de la fuerza de trabajo (y de esta manera no cuentan oficialmente como desempleados) desean trabajar, pero simplemente están desalentados como para buscar empleo.

Mientras tanto, la tragedia en curso de los desempleados a largo termino no muestra señales de querer llegar a su fin, con el número de norteamericanos si haber trabajado por más de 27 semanas aproximándose a 5 millones. Al ritmo actual en el crecimiento del empleo tomará toda una década para lograr una recuperación total en la tasa de ocupación. (Esto, por supuesto, excluyendo un retorno a la recesión en los próximos diez años)

El desperdicio del potencial humano, sin mencionar el sufrimiento humano detrás de tales números es, demás está decir, verdaderamente inmenso.

En Washington, sin embargo, la crisis del empleo está fuera de la agenda. El fetiche bipartidista de la reducción de la deuda, habiendo sido estimulado por la orquestada crisis del llamado “abismo fiscal”, sobrepasa en estos momentos cualquier preocupación sobre el torbellino del desempleo. Y así, a cambio de un serio programa de trabajos, la elite política se ocupa en preparar una áspera dosis del elixir de la austeridad para ser administrado en el nombre del “sacrificio compartido”.

Uno podría con toda razón preguntarse, sin embargo, por que Washington permanece desinteresado en la crisis del empleo. Después de todo, una clara mayoría de estadounidenses están en favor de que el congreso actué más en la creación de empleos que en la reducción del déficit.

Como argumenta Paul Krugman, el silencio sobre el asunto de los empleos no puede ser atribuido a ideología o falta de recursos, pero en cambio se reduce a una cuestión de clase. “Gentes influyentes en Washington no están preocupados de perder sus trabajos”, escribe Krugman, por lo general ellos ni siquiera saben quién está desempleado.

Sin duda esto tiene algún mérito, porque, las oficinas en Capitol Hill no solamente están dominadas por aquellos dispuestos a hacer la voluntad de la elite financiera, sino que, cada vez más están siendo ocupadas por la elite misma. Dicho esto, la indiferencia a la crisis de empleos no es simplemente un asunto de una clase política fuera de la realidad. No odien a los jugadores, podríamos decir, odien el juego.

Por cierto, lo que Krugman (juntamente con la mayoría de comentaristas liberales) omite al no tomarlo en cuenta es, el papel funcional del desempleo masivo; concretamente, su capacidad para suprimir los salarios y asegurar la continuidad de las ganancias. Después de todo, sin un ejército de desocupados en reserva para disminuir la demanda laboral e intimidar a la fuerza de trabajo activa para que caiga en un estado de sumisión, se pone en riesgo la rentabilidad por la amenaza de un mayor poder del trabajador y la consiguiente demanda por salarios más altos. Este es un proceso que uno claramente puede ver en el desarrollo de la presente crisis.

Desde que la crisis se desató en el 2007, enviando a más de 8 millones de norteamericanos a las filas del ejército desocupados, las ganancias de los negocios no solamente han repuntado, sino que han alcanzado niveles más altos. De hecho, en el tercer cuarto del 2012 se observó como las ganancias de los negocios asumían, como nunca antes, un mayor porcentaje del PBI. A la inversa, como es de esperar, los salarios de los trabajadores han descendido a niveles históricos.  Esos son los esplendores de la “sociedad de las oportunidades” proferidas por nuestro “sistema de la libre empresa”.

Por su puesto, el rol del desempleo masivo en suprimir los salarios y en asegurar una continua rentabilidad necesariamente se extiende a todo el sistema capitalista global en general. Y como argumentan John Bellamy Foster y Robert McChesney en su más reciente libro, The Endless Crisis (La  Crisis Interminable), un masivo ejército en reserva de desempleados a nivel global permanece como la característica que define a la economía mundial. En el 2011, por ejemplo, Foster y McChesney reportan que el ejército global de desocupados permaneció en 2.4 billones de personas en contraste al 1.4 billones que se encontraban en la fuerza activa en el mercado laboral. Eso quiere decir, que el ejército global de desempleados permaneció un 70 por ciento superior a la fuerza activa en el mercado laboral global.

“La existencia de un enorme ejercito de reserva laboral a nivel global presiona para que caigan los ingresos de los trabajadores del mundo”, explican  Foster and MacChesney, “empezando en el Sur global, pero también afectando a los trabajadores del Norte global, quienes constantemente están sujetos a la propuesta neoliberal de la “flexibilidad del mercado laboral”…el sector laboral está a la defensiva en todas partes. Y en donde está a la defensiva, el capital está a la ofensiva. De ahí que, en medio de un incremento en las ganancias de los negocios vemos un despiadado y variado ataque sobre el sector laboral-extendiéndose desde la legislatura estatal en Lansing, Michigan hasta las fábricas textiles en Bangladesh y más allá.

Un serio esfuerzo para obtener un empleo completo y digno en un mundo como este, requiere en realidad y sin excepciones de una lucha internacional contra las fuerzas del capitalismo. Dicha batalla tiene que ser internacional ya que al fracasar al no hacerlo así, lo expondría a uno en definitiva a las perversas fuerzas de la competitividad laboral del ejército global de desocupados.

Ausente dicha lucha, la crisis del empleo en Estados Unidos y en todo el mundo continuará. El potencial creativo y productivo de billones de personas a todo lo ancho del planeta languidecerá en el ejército de reserva.




Traducido del inglés por Marvin Najarro




Ben Schreiner es un escritor freelance radicado en Wisconsin. Él puede ser contactado en bnschreiner@gmail.com o vía su website.









Publicado por LaQnadlSol
CT., USA. 

No hay comentarios.: