Es un patrón de conducta criminal determinado por
el Estado policial que trata con guantes de seda a los criminales de las
corporaciones de la elite billonaria, intensificando, en cambio, la represión
política de ciudadanos y de inmigrantes que no han cometido crimen alguno
contra la seguridad pública y el orden. Millones han sido encarcelados,
golpeados y deportados. Cientos de vecindarios latinos y negros han sido el
blanco de incursiones, balaceras y muertes ocasionadas por la policía que opera
con total impunidad. Se calcula que unos 40 millones de habitantes participando
en actividades políticas legales están bajo constante vigilancia y son
rutinariamente acosados por los agentes del Estado policial.
USA: LA BRUTALIDAD DEL
ESTADO POLICIAL
Por Delmar Manuel
Agosto 7, 2012
Tan solo unos días antes de perpetrarse la masacre de Denver, Colorado,
cometida por el desquiciado neurocientífico (según los medios desinformativos
de prensa y reportes oficiales), un hombre de San Francisco que había sido
capturado y engrilletado por la policía fue fatalmente herido de dos balazos en
el pecho por los mismos oficiales de policía. Dos días después del incidente en
Colorado, otra persona quien según el reporte policial era un “documentado
miembro de una pandilla” fue mortalmente baleado en Anaheim, California,
mientras huía de la policía. En los días posteriores un joven latino fue
salvajemente vapuleado, sin razón aparente alguna, por un descomunal policía en
una de las estaciones del subterráneo de la ciudad de Nueva York (ver aquí) en donde los agentes policiacos acompañados muchas veces de sus pastores
alemanes K-9, rutinariamente y haciendo uso del perfil racial detienen y
registran a todo aquel, especialmente jóvenes, que se ajuste a dicho perfil. Lo
anterior no constituye, de ninguna manera incidentes aislados de buenos
policías a la caza de salvajes criminales, todo lo contrario, es un patrón
de conducta; la manifestación contundente del abuso y consecuente impunidad con
la que obran los agentes del “orden” del Estado policial en los Estados Unidos.
Hoy en día es un gran peligro el tener que ser confrontado por la policía,
sobre todo si uno pertenece a grupo minoritario alguno, pues se corre el riesgo
de ser tratado salvajemente y en el peor de los casos abatido a balazos por
cualquier motivo, real o imaginario, que justifique la agresión policial.
Los niveles de brutalidad policial en ciudades como los Ángeles, Chicago y
Nueva York han llegado a niveles máximos siendo las victimas predilectas los
miembros de las eufemísticamente llamadas comunidades minoritarias, negras y latinas, que viven en los guetos
urbanos completamente segregados de la civilización blanca de las gated comunities suburbanas.
Lamentablemente estos actos de brutalidad policial pasan desapercibidos o son
ignorados por grandes sectores de la población norteamericana que víctima de la
desinformación propalada por los medios de prensa, brazo propagandístico del
Estado policial, con su actitud justifican y en muchos casos glorifican la
acciones violentas de los agentes policiacos. Pues negros y latinos de acuerdo
a los prejuicios dominantes enquistados en la psique del ciudadano americano
promedio y en consonancia con las campañas racistas denigrantes, unas
veces sutiles otras abiertas de los medios de comunicación, no son vistos más
que como delincuentes, salvajes y criminarles a quienes hay que aplicarles toda
la dureza de la ley ya que representan una amenaza a la seguridad de la comunidad
civilizada.
El salvajismo en el comportamiento de la policía quedo ampliamente expuesto
a toda lo opinión pública en los eventos subsecuentes a la ejecución en
Anaheim, del joven Manuel Díaz de 25 años de edad. Cuando el joven Díaz cayó
herido de los primeros disparos, prácticamente rendido, este fue literalmente
ejecutado por la policía de un disparo en la parte trasera de la cabeza. Acto
seguido y según versiones de testigos presenciales, la policía procedió a
esposar el cuerpo postrado del joven Díaz y enviarlo al hospital, no sin antes
registrar sus bolsillos, en donde murió en un lapso de tres horas. Al enterarse
los vecinos de lo sucedido salieron a las calles del vecindario a
protestar pacíficamente por la indebida conducta exhibida por la policía siendo
reprimidos sin consideración alguna y de manera indiscriminada con balas de
goma, gas pimienta y perros policías (ver aquí). Como se menciona arriba, estos no son incidentes aislados, como la
mayoría de las veces los reportes oficiales y los medios desinformativos
quieren hacerlo creer. Es un patrón de conducta criminal determinado por el
Estado policial que trata con guantes de seda los crimines de las corporaciones
de la elite billonaria, intensificando, en cambio, la represión política de
ciudadanos y de inmigrantes que no han cometido crimen alguno contra la
seguridad pública y el orden. Millones han sido encarcelados, golpeados y
deportados. Cientos de vecindarios latinos y negros han sido el blanco de
incursiones, balaceras y muertes ocasionadas por la policía que opera con total
impunidad. Se calcula que unos 40 millones de habitantes participando en actividades
políticas legales están bajo constante vigilancia y son rutinariamente acosados
por los agentes del Estado policial.
¿Pero por qué la pasividad de un gran sector de la
población norteamericana ante tanto abuso de poder?
Según el análisis de James Petras y Robin Eastman Abaya, aunque es muy
difícil de explicar la verdadera razón de la pasividad y consentimiento de gran
parte de la población a la omnipotencia del Estado policial, existen tres
posibles causas. Primera, el poder y la omnipresencia del
estado policial ha creado un temor profundo, especialmente entre la gente con
obligaciones familiares, empleos en peligro y con moderados compromisos a las
libertades democráticas. Este grupo esta consiente de casos en donde el poder
policial ha afectado a otros ciudadanos… y no están dispuestos a sacrificar su
seguridad y bienestar de sus familias por lo que ellos creen es una causa
perdida… Segunda,… ellos tienden a apoyar el Estado policial,
basados en la aceptación de la ideología antiterrorista y su virulento racismo
anti musulmán y anti árabe… la crisis económica inducida por Wall Street,
pérdida de empleos y el fallo de las políticas del gobierno provocaron una
merma en el apoyo al Estado policial…. Sin embargo, al menos un tercio del
electorado todavía apoya al Estado policial, “correcto o equivocado” en su
accionar…. Ellos creen firmemente que el Estado policial les garantiza su
seguridad, que los sospechosos, los detenidos y los que están siendo vigilados
"deben haber hecho algo ilegal"....Los más ardientes partidarios del
Estado policial se encuentran entre los furibundos grupos antiinmigrantes que
apoyan las redadas arbitrarias, deportaciones masivas y la expansión de los
poderes policiacos a expensas de las garantías constitucionales. Tercera,
el posible motivo para el consentimiento del Estado policial es la ignorancia:
esos millones de ciudadanos estadounidenses que no están conscientes del
tamaño, alcance y de las actividades del Estado policial. Su comportamiento
practico habla de la noción de que, “ya que no soy directamente afectado, no
debe de existir”. Preocupado en los quehaceres de la vida diaria, ganarse la
vida, disfrutar del tiempo de ocio, entretenimiento; deportes, familia,
vecindarios y preocupado únicamente a cerca del presupuesto del hogar…. Esta masa
esta tan preocupada en su “micro mundo” personal, que considera las cuestiones
macroeconómicas y políticas planteadas por el Estado policial, como “distantes”,
fuera de sus intereses o de su sentir: “no tengo tiempo”, “no se lo suficiente”,
es todo política”…. El extendido apoliticismo del público de los Estados Unidos
juega un papel lamentable en su ignorancia del monstro que ha crecido su
interior.
Ideológicamente, el Estado policial fundamenta su existencia en identificar
la expansión de los poderes policiales con la “seguridad nacional” de la
mayoría “silenciosa”, aun si crea profunda inseguridad para una activa y
fundamental minoría.
Por último es pertinente mencionar el papel fundamental que juegan los
medios masivos de comunicación al presentar a los salvajes policías como héroes
y sus acciones y las del Estado policial, aun en violación de los más
fundamentales derechos democráticos, como normales y necesarios para mantener
el orden y la seguridad ante la arremetida de extraños (aliens) criminales.
Publicado por LaQnadl Sol
CT., USA.
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